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Ni en los países con declarado estado de guerra se contabilizan tantos ataques terroristas contra la infraestructura petrolera como los que se registran en Colombia. El año pasado se llegó a la sorprendente cifra de 62, un hecho insólito si se tiene en cuenta que el país adelanta un proceso de paz. Ese número de atentados les restó mayores recursos a las regiones vía regalías para obras sociales.
Este año, una vez se terminó el cese el fuego y de hostilidades temporal y bilateral entre el Gobierno y el grupo subversivo del Eln, comenzaron de nuevo los atentandos dinamiteros contra instalaciones de la industria petrolera. Al finalizar la semana pasada se habían presentado tres atentados al oleoducto Caño Limón-Coveñas (OCC) y otro a la línea de flujo en la troncal que conduce a los pozos Liria YZ y YT, Volcán Blanco, Aguazul (Casanare).
El reporte de Ecopetrol indica que el fin de semana pasado otro atentado afectó el oleoducto Transandino en Nariño, además del secuestro de un empleado de una empresa petrolera ligada a Ecopetrol.
En 2016 se registraron 42 atentados contra el oleoducto Caño Limón-Coveñas (20 menos que en 2017).
“Producto de los atentados, estuvo fuera de operación 186 días, es decir, cerca de seis meses, lo que significó que el país dejara de producir 1,6 millones de barriles. Si tenemos en cuenta que el barril de petróleo en 2017 estuvo en 54 dólares, el valor de la producción diferida es de 260 mil millones de pesos”, señala informe de la petrolera colombiana, que precisa: “Eso es lo que vale la producción que no se pudo extraer por los atentados”.
Sostiene Ecopetrol que en los últimos 30 años el oleoducto Caño Limón-Coveñas (OCC) ha sido víctima de 1.500 atentados. Desde 1986 el tubo ha estado fuera servicio el equivalente a 10 años, por atentados, y entre 1986 y 2017 se han contabilizado 3,7 millones de barriles derramados. En 2017 el costo de las reparaciones del oleoducto fue de $47 mil millones, en 17 incidentes ambientales.
En el actual ambiente de mejores precios internacionales, reaparecieron los insólitos atentados. “Los precios del petróleo impactan los ingresos fiscales del país, principalmente con un efecto rezagado de un año, a través del pago de impuestos provenientes del sector petrolero y mayores dividendos de Ecopetrol. Esto significa que el precio en 2018 tendrá un impacto sobre los ingresos fiscales de 2019, principalmente”, explicó el viceministro técnico de Hacienda, Andrés Mauricio Velasco.
Reitera que el precio del petróleo afecta de forma directa la liquidación de las regalías. “Los precios del petróleo tienen un impacto contemporáneo sobre las exportaciones del país, lo cual tiene efectos directos sobre el balance comercial y de la cuenta corriente”, dice Velasco.
El viceministro de Hacienda explica que el efecto de un mayor precio del petróleo sobre las exportaciones y la inversión extranjera directa, con todo lo demás constante, “podría tener incidencia sobre el mercado del dólar, disminuyendo el nivel de la tasa de cambio”.
Los gremios petroleros advierten que el alza en los precios del crudo es una buena noticia para la industria. “El aumento en los precios del crudo visto en los últimos meses es una buena noticia para la industria y, de mantenerse cerca de los niveles actuales, permitiría a las empresas tener una mejor condición de operación”, dijo la Asociación Colombiana del Petróleo (ACP). Actualmente el Gobierno tiene incluido en los supuestos macroeconómicos un precio Brent de US$55 por barril promedio para este año.
La ACP insiste en que “es fundamental garantizar un entorno competitivo para las operaciones, para evitar la dependencia de los precios, que por naturaleza varían constantemente. Esto es más relevante si se tiene en cuenta que en materia petrolera una de las prioridades del país debe ser aumentar las inversiones en exploración, que este año se calcula que estarán entre US$1.000 y US$1.100 millones”.