El paro arrocero en Colombia completa cuatro días con bloqueos intermitentes en vías principales de Tolima, Huila y Meta, mientras que en Casanare el paso se encuentra completamente cerrado este jueves 6 de marzo. El paro, además, ha generado afectaciones a más de 11.000 transportadores de carga por día.
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Esta coyuntura ha puesto en evidencia los problemas estructurales del sector arrocero, el cual le pide al Gobierno que implemente medidas urgentes para estabilizar los precios, regule la producción, invierta en infraestructura de riego y frene el contrabando, entre otros pedidos que han sido llevados a una mesa de diálogo donde, hasta el cierre de esta edición, no se han producido acuerdos.
¿Qué está pasando con el arroz?
El arroz es fundamental en la dieta de los colombianos. Según manifestó la Federación Nacional de Arroceros de Colombia (Fedearroz), el grano aporta el 14 % de las calorías y el 12 % de la proteína en las alacenas del país.
Su relevancia es aún mayor para las poblaciones de menores recursos, donde con una libra de arroz pueden alimentarse hasta cinco personas.
Desde la visión de la producción, el país cultivó más de 600.000 hectáreas de arroz en 2023. Sin embargo, gremios del sector consideran que una cifra más equilibrada para evitar grandes excedentes debería ser de 550.000 hectáreas.
Según Rafael Hernández Lozano, gerente de Fedearroz, más allá del volumen de producción, es la estacionalidad de la cosecha la que ha desencadenado la crisis que enfrenta hoy el gremio.
En Colombia, cerca del 70 % del arroz se cultiva bajo el sistema de secano, es decir, sin riego artificial. Mientras que el 30 % de los cultivos cuentan con sistemas de riego.
El cultivo de arroz secano, que se da principalmente en los Llanos Orientales, tiene tiempos bien marcados. La mayor parte se siembra entre marzo y abril, y se cosecha en agosto y septiembre, mientras que el resto se produce a lo largo del año. La cosecha de septiembre se almacenó y los inventarios se han mantenido altos.
Desde julio, los precios han ido bajando y en diciembre terminaron de caer, golpeando a los productores. Y a esto se le sumó la salida de una parte de la cosecha de Tolima y Huila, entre febrero y marzo.
“Una situación crítica”: Fedearroz
Los productores aseguran que el desplome en el precio del arroz los está llevando a pérdidas económicas.
“Hasta hace unos días, la carga de arroz se vendía entre $220.000 y $230.000, pero ahora (los industriales) solo pagan $185.000. Con este precio, los agricultores están perdiendo entre $1 y $2 millones por hectárea”, alertó Hernández.
El dirigente gremial explica que esto no sucedía en el pasado porque, hasta hace unos años, se contaba con el incentivo de almacenamiento.
Dicho mecanismo ofrecía un apoyo financiero para guardar el arroz y no tener toda la cosecha en circulación. Sin embargo, este fue eliminado por el Gobierno el año pasado, dándole el mayor golpe al sector, de acuerdo con Fedearroz.
“La filosofía del incentivo de almacenamiento era pagarle al industrial para que guarde el arroz con el compromiso de pagarle determinado precio a los productores (...). Hoy estamos viviendo las consecuencias de que no haya un mecanismo que regulara la oferta y se pudiera guardar arroz”, afirmó el gerente gremial.
Una de las alternativas que se le han propuesto al sector es evaluar la posibilidad de exportar los excedentes de arroz, pero el sector señala que esta no es una salida fácil.
“Las exportaciones de arroz en todos los países o en su gran mayoría son subsidiadas. Estados Unidos la subsidia, así como en Tailandia y en los países asiáticos. Aquí solamente es con el músculo de los productores (...). Tiene que haber también un apoyo del Gobierno para realizarlo y una política clara que establezca cuánto se va a exportar y cuánto se debe producir para el abastecimiento interno”, explicó Hernández.
A esto se suma otro problema: la ausencia de distritos de riego que permitan una siembra más equilibrada a lo largo del año.
La gran mayoría de la producción arrocera en el país depende de las lluvias, lo que concentra la cosecha en unos meses. Hernández señala que la inversión en distritos de riego podría ayudar a mitigar este problema, pero hasta ahora no ha habido avances significativos, en gran parte, por su alto costo.
El dirigente gremial estima que un distrito de riego puede valer billones, mucho más de lo que cuesta mantener el incentivo de almacenamiento. Este último -en su mejor momento- llegó a pagar unos $60.000 millones a los productores en un solo año, pero promediaba pagos por hasta $25.000 millones en sus últimos años en vigor. Aunque invertir en el riego sería una salida definitiva y no una alternativa de cada año.
“(Los industriales) enfáticamente han dicho que no modifican el precio que están pagando ahorita y me parece un poco injusto, pero también tiene que ver la responsabilidad del Gobierno de haber quitado todos estos mecanismos que permitían regular un poco el mercado”, apuntó el directivo de Fedearroz.
Por ello, los arroceros insisten en la necesidad de restablecer este mecanismo para estabilizar el mercado y proteger sus ingresos.
El golpe del contrabando
Además de los problemas generados por la desaparición del incentivo de almacenamiento, el sector enfrenta otra amenaza: el contrabando de arroz proveniente de Ecuador y Perú.
Según Fedearroz, los acuerdos comerciales entre la Comunidad Andina en su momento favorecían a Colombia, pero hoy están afectando a los productores nacionales.
“No hay un control estricto en la frontera que evite esto. Los productores tanto de Perú como de Ecuador se han dedicado a sembrar arroz para mandarlo a Colombia (...)”, advirtió Hernández.
De fondo, el asunto es estructural, pues -como lo aseveran los arroceros en paro- la falta de inversión en infraestructura y distritos de riego los ha dejado en desventaja frente a los productores de los países vecinos.
Las propuestas del gremio
Dentro de las peticiones de los arroceros en paro al Gobierno, el restablecimiento del incentivo al almacenamiento y mayores controles en las fronteras encabezan la lista, pero hay otros pedidos que podrían “aplanar” los picos de oferta que distorsionan al mercado.
Por ejemplo, proponen una mejor planificación de la producción para evitar que haya demasiado arroz en el mercado al mismo tiempo.
Puntualmente, Fedearroz propone que el Gobierno implemente un plan claro que determine cuánta área de arroz debe sembrarse y en qué regiones, con base en la demanda real del país.
Según el dirigente gremial, esto debería ser liderado por el Consejo Nacional del Arroz y contar con la participación del Ministerio de Agricultura. La idea es que haya lineamientos claros sobre qué áreas y en dónde deben destinarse al cultivo de arroz y cuáles no, con el fin de evitar una sobreproducción que perjudique a los mismos agricultores.
“Que el sector sepa hasta dónde puede sembrar y en qué condiciones lo puede hacer”, puntualiza Hernández.
¿En qué van los diálogos con el Gobierno?
El Gobierno, por su parte, ha señalado que el Consejo Nacional del Arroz está analizando estrategias para atender la crisis. Algunas de las medidas que se han planteado incluyen el seguimiento mensual a la evolución del sector, la diferenciación de estrategias por regiones y la promoción del uso de laboratorios de calidad para mejorar la competitividad del arroz colombiano.
Sin embargo, hasta el momento no se ha anunciado ninguna acción concreta que responda a las peticiones de los arroceros.
Aunque han evaluado crear “un instrumento financiero, en el marco del fomento agropecuario, que permita movilizar los inventarios y con ello convocar a la industria a mejorar el precio que le dan a los productores”, dijo la jefa de la cartera, Martha Carvajalino.
Los productores en paro insisten en que no levantarán los bloqueos hasta recibir soluciones concretas por parte del Gobierno. Desde sus camiones atravesados en las vías principales, afirman estar agotados de asistir a reuniones con delegados del Ministerio de Agricultura que terminan en promesas sin resultados tangibles.
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Por Daniel Felipe Rodríguez Rincón
