Petróleo verá brutal ajuste de cuentas tras fracaso de OPEP+
La reacción del mercado el viernes fue tan cruel como rápida. El crudo Brent, un punto de referencia mundial, bajó 9,4%, su mayor caída desde la crisis financiera mundial.
Jack Farchy y Javier Blas/ Bloomberg
La alianza entre Arabia Saudita y Rusia era lo único que evitaba que el mercado mundial del petróleo cayera al abismo. Ahora su colapso amenaza con hundir a la industria en una caída libre con pocos precedentes en la historia moderna.
Los ministros de la OPEP+ dejaron una reunión frenética en Viena el viernes por la tarde sin un acuerdo para continuar restringiendo la producción, lo que eleva el espectro de una guerra de precios justo cuando el coronavirus desencadena una caída en la demanda que podría terminar en lo más profundo desde la década de 1980.
“Esto va a ponerse desagradable”, afirma Doug King, un inversionista de fondos de cobertura que cofundó Merchant Commodity Fund. “La OPEP+ va a bombear más y el mundo se enfrenta a un shock de demanda. El petróleo a US$30 es una posibilidad”.
El minstro de petróleo Saudi Oil Minister Prince Abdulaziz bin Salman leaving his hotel Friday on his way to OPEC headquarters. Photographer: Nayla Razzouk/Bloomberg.
(Contexto: Crudo anota mayor caída desde 2008 por impase ruso-saudita).
La reacción del mercado el viernes fue tan cruel como rápida. El crudo Brent, un punto de referencia mundial, bajó 9,4%, su mayor caída desde la crisis financiera mundial. La espiral puede no haber terminado. Los colapsos previos en la cooperación entre los países de la OPEP desde 1960 han desencadenado las caídas castigadoras que moldearon la industria durante años.
“Este es un fracaso épico”, dice Bob McNally, fundador de Rapidan Energy Advisers LLC.
El destino de la reunión se selló cuando Arabia Saudita y otros miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo lanzaron una propuesta el jueves de un recorte adicional de producción de 1,5 millones de barriles por día para el resto de este año, pero solo si Rusia se uniera. Moscú, que había estado defendiendo una acción menos drástica, se mantuvo firme.
Desacuerdo fundamental
La reunión expuso un desacuerdo fundamental entre los dos países, anteriormente tan cercanos que su relación se describió recientemente como un matrimonio. Moscú estaba satisfecho de que la caída de la demanda inducida por el coronavirus empujara los precios a la baja, un duro golpe para la industria del shale de EE.UU. Riad, cuya economía es menos adaptable a los precios bajos, no estuvo de acuerdo.
(De interés: La caída del precio del petróleo debilitará las finanzas públicas).
Todavía puede haber tiempo para la reconciliación. Los países de la OPEP dijeron que la puerta estaba abierta a nuevas conversaciones.
“Tenemos que darle más tiempo a Rusia y esperamos que vuelvan”, afirma Suhail Al Mazrouei, ministro de Energía de Emiratos Árabes Unidos.
Pero no parecía haber mucha indicación de eso por parte del ruso Alexander Novak, quien abandonó la reunión diciendo que “no habría obligaciones de recortar la producción” a partir del 1 de abril.
Eso sugiere que Arabia Saudita y Rusia podrían estar a punto de abandonar todas las restricciones de producción, lo que revierte un acuerdo de 2017 entre los dos países.
Cuando se le preguntó cómo respondería Riad, el ministro de Energía, el príncipe Abdulaziz bin Salman, dijo: “no lo sacaré de la duda”. Su país puede, a corto plazo, agregar 2 millones de barriles por día. Otros, como Emiratos Árabes Unidos y Kuwait, pueden bombear unos cientos de miles de barriles más por día.
Algunos precedentes
Luego está Rusia, cuya Rosneft PJSC, de propiedad estatal, ha estado irritada por las limitaciones del acuerdo de 2017 desde que comenzó. Podría aumentar la producción en 300.000 barriles por día en semanas, según los analistas.
La situación tiene algunos precedentes en los 60 años de historia de la OPEP, y ninguno de ellos es bonito.
En 1985, Arabia Saudita, después de años de asumir los recortes de producción de la OPEP casi por sí solo, se rindió y lanzó una guerra de precios. Los precios colapsaron casi 70% entre noviembre de 1985 y mayo de 1986.
El reino volvió a colapsar el mercado en 1997, su paciencia se agotó por el exceso de bombeo de Venezuela. En el siguiente año y medio, los precios cayeron 50%.
Y en 2014, Arabia Saudita lanzó una guerra de precios después de no lograr convencer a los países que no pertenecen a la OPEP, incluido Rusia, de unirse a una reducción de la producción. Los precios disminuyeron 65% en los siguientes seis meses.
Pero ninguno de esos escenarios anteriores tuvo lugar mientras la demanda atravesaba una contracción brutal, y mucho menos una provocada por la propagación mundial de un virus mortal. El viernes, Redburn, una investigadora de mercado boutique, esbozó un escenario en el que la demanda se derrumba este año en 1,5 millones de barriles por día, su mayor caída desde 1982.
Para la OPEP, el paralelo histórico más cercano es 1997. En una reunión en Yakarta, Arabia Saudita decidió impulsar la producción justo cuando la demanda se desplomó debido a la crisis económica asiática. Los precios cayeron a menos de US$10 por barril, lo que provocó una sacudida despiadada de la industria.
Si la OPEP y sus aliados no pueden ponerse de acuerdo sobre alguna forma de gestión del suministro, las consecuencias prometen causar un caos económico en algunos países dependientes del petróleo y una ola de quiebras de productores.
Gráficos históricos
Los operadores de petróleo están buscando gráficos históricos para obtener una indicación de cuánto podrían bajar los precios. Un objetivo potencial es US$27,10 por barril, alcanzado en 2016 durante la última guerra de precios. Pero algunos creen que el mercado podría bajar aún más.
“Es probable que veamos los precios más bajos del petróleo de los últimos 20 años en el próximo trimestre”, asegura Roger Diwan, analista de petróleo de la consultora IHS Markit Ltd. y veterano observador de la OPEP, lo que implica que el precio podría caer por debajo de US$20.
Incluso a los precios actuales, muchos perforadores no están obteniendo ganancias. Pero pueden no dejar de producir de inmediato. Hasta que ya no puedan ganar suficiente efectivo para cubrir sus gastos diarios, es probable que sigan bombeando. En 2016, fue solo después de que el petróleo cayó por debajo de US$30 por barril que algunos de ellos comenzaron a desactivar sus pozos.
Lesión inmediata
Es probable que el dolor más inmediato se sienta en la industria del shale de EE. UU., donde las empresas ya han estado teniendo dificultades, a medida que los inversores pierden entusiasmo por el sector. En parte, eso es lo que el ministerio de Energía ruso ha estado buscando.
Aún así, es probable que el daño se extienda mucho más ampliamente en todo el mundo, desde países dependientes de productos básicos como Angola y Omán, hasta gigantes energéticos como Exxon Mobil Corp. y Royal Dutch Shell Plc. Hará la vida más complicada para compañías como BP Plc, que están tratando de reinventarse como productoras más ecológicas. El petróleo barato competirá contra las energías renovables, lo que potencialmente afectará el crecimiento de compañías de vehículos eléctricos como Tesla Inc.
La primera indicación del próximo movimiento de Riad probablemente vendrá el sábado, cuando Saudi Aramco publique sus precios oficiales de venta de crudo. Un profundo recorte de precios indicaría que planea aumentar la producción después del fracaso de Viena.
“Ha llegado el momento”, dice Dan Pickering, un veterano banquero de energía con sede en Houston. “El petróleo tiene un problema de suministro, un problema de demanda y un problema de la OPEP. Hemos visto esta película en 2014, 2015 y 2016. No termina bien”.
La alianza entre Arabia Saudita y Rusia era lo único que evitaba que el mercado mundial del petróleo cayera al abismo. Ahora su colapso amenaza con hundir a la industria en una caída libre con pocos precedentes en la historia moderna.
Los ministros de la OPEP+ dejaron una reunión frenética en Viena el viernes por la tarde sin un acuerdo para continuar restringiendo la producción, lo que eleva el espectro de una guerra de precios justo cuando el coronavirus desencadena una caída en la demanda que podría terminar en lo más profundo desde la década de 1980.
“Esto va a ponerse desagradable”, afirma Doug King, un inversionista de fondos de cobertura que cofundó Merchant Commodity Fund. “La OPEP+ va a bombear más y el mundo se enfrenta a un shock de demanda. El petróleo a US$30 es una posibilidad”.
El minstro de petróleo Saudi Oil Minister Prince Abdulaziz bin Salman leaving his hotel Friday on his way to OPEC headquarters. Photographer: Nayla Razzouk/Bloomberg.
(Contexto: Crudo anota mayor caída desde 2008 por impase ruso-saudita).
La reacción del mercado el viernes fue tan cruel como rápida. El crudo Brent, un punto de referencia mundial, bajó 9,4%, su mayor caída desde la crisis financiera mundial. La espiral puede no haber terminado. Los colapsos previos en la cooperación entre los países de la OPEP desde 1960 han desencadenado las caídas castigadoras que moldearon la industria durante años.
“Este es un fracaso épico”, dice Bob McNally, fundador de Rapidan Energy Advisers LLC.
El destino de la reunión se selló cuando Arabia Saudita y otros miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo lanzaron una propuesta el jueves de un recorte adicional de producción de 1,5 millones de barriles por día para el resto de este año, pero solo si Rusia se uniera. Moscú, que había estado defendiendo una acción menos drástica, se mantuvo firme.
Desacuerdo fundamental
La reunión expuso un desacuerdo fundamental entre los dos países, anteriormente tan cercanos que su relación se describió recientemente como un matrimonio. Moscú estaba satisfecho de que la caída de la demanda inducida por el coronavirus empujara los precios a la baja, un duro golpe para la industria del shale de EE.UU. Riad, cuya economía es menos adaptable a los precios bajos, no estuvo de acuerdo.
(De interés: La caída del precio del petróleo debilitará las finanzas públicas).
Todavía puede haber tiempo para la reconciliación. Los países de la OPEP dijeron que la puerta estaba abierta a nuevas conversaciones.
“Tenemos que darle más tiempo a Rusia y esperamos que vuelvan”, afirma Suhail Al Mazrouei, ministro de Energía de Emiratos Árabes Unidos.
Pero no parecía haber mucha indicación de eso por parte del ruso Alexander Novak, quien abandonó la reunión diciendo que “no habría obligaciones de recortar la producción” a partir del 1 de abril.
Eso sugiere que Arabia Saudita y Rusia podrían estar a punto de abandonar todas las restricciones de producción, lo que revierte un acuerdo de 2017 entre los dos países.
Cuando se le preguntó cómo respondería Riad, el ministro de Energía, el príncipe Abdulaziz bin Salman, dijo: “no lo sacaré de la duda”. Su país puede, a corto plazo, agregar 2 millones de barriles por día. Otros, como Emiratos Árabes Unidos y Kuwait, pueden bombear unos cientos de miles de barriles más por día.
Algunos precedentes
Luego está Rusia, cuya Rosneft PJSC, de propiedad estatal, ha estado irritada por las limitaciones del acuerdo de 2017 desde que comenzó. Podría aumentar la producción en 300.000 barriles por día en semanas, según los analistas.
La situación tiene algunos precedentes en los 60 años de historia de la OPEP, y ninguno de ellos es bonito.
En 1985, Arabia Saudita, después de años de asumir los recortes de producción de la OPEP casi por sí solo, se rindió y lanzó una guerra de precios. Los precios colapsaron casi 70% entre noviembre de 1985 y mayo de 1986.
El reino volvió a colapsar el mercado en 1997, su paciencia se agotó por el exceso de bombeo de Venezuela. En el siguiente año y medio, los precios cayeron 50%.
Y en 2014, Arabia Saudita lanzó una guerra de precios después de no lograr convencer a los países que no pertenecen a la OPEP, incluido Rusia, de unirse a una reducción de la producción. Los precios disminuyeron 65% en los siguientes seis meses.
Pero ninguno de esos escenarios anteriores tuvo lugar mientras la demanda atravesaba una contracción brutal, y mucho menos una provocada por la propagación mundial de un virus mortal. El viernes, Redburn, una investigadora de mercado boutique, esbozó un escenario en el que la demanda se derrumba este año en 1,5 millones de barriles por día, su mayor caída desde 1982.
Para la OPEP, el paralelo histórico más cercano es 1997. En una reunión en Yakarta, Arabia Saudita decidió impulsar la producción justo cuando la demanda se desplomó debido a la crisis económica asiática. Los precios cayeron a menos de US$10 por barril, lo que provocó una sacudida despiadada de la industria.
Si la OPEP y sus aliados no pueden ponerse de acuerdo sobre alguna forma de gestión del suministro, las consecuencias prometen causar un caos económico en algunos países dependientes del petróleo y una ola de quiebras de productores.
Gráficos históricos
Los operadores de petróleo están buscando gráficos históricos para obtener una indicación de cuánto podrían bajar los precios. Un objetivo potencial es US$27,10 por barril, alcanzado en 2016 durante la última guerra de precios. Pero algunos creen que el mercado podría bajar aún más.
“Es probable que veamos los precios más bajos del petróleo de los últimos 20 años en el próximo trimestre”, asegura Roger Diwan, analista de petróleo de la consultora IHS Markit Ltd. y veterano observador de la OPEP, lo que implica que el precio podría caer por debajo de US$20.
Incluso a los precios actuales, muchos perforadores no están obteniendo ganancias. Pero pueden no dejar de producir de inmediato. Hasta que ya no puedan ganar suficiente efectivo para cubrir sus gastos diarios, es probable que sigan bombeando. En 2016, fue solo después de que el petróleo cayó por debajo de US$30 por barril que algunos de ellos comenzaron a desactivar sus pozos.
Lesión inmediata
Es probable que el dolor más inmediato se sienta en la industria del shale de EE. UU., donde las empresas ya han estado teniendo dificultades, a medida que los inversores pierden entusiasmo por el sector. En parte, eso es lo que el ministerio de Energía ruso ha estado buscando.
Aún así, es probable que el daño se extienda mucho más ampliamente en todo el mundo, desde países dependientes de productos básicos como Angola y Omán, hasta gigantes energéticos como Exxon Mobil Corp. y Royal Dutch Shell Plc. Hará la vida más complicada para compañías como BP Plc, que están tratando de reinventarse como productoras más ecológicas. El petróleo barato competirá contra las energías renovables, lo que potencialmente afectará el crecimiento de compañías de vehículos eléctricos como Tesla Inc.
La primera indicación del próximo movimiento de Riad probablemente vendrá el sábado, cuando Saudi Aramco publique sus precios oficiales de venta de crudo. Un profundo recorte de precios indicaría que planea aumentar la producción después del fracaso de Viena.
“Ha llegado el momento”, dice Dan Pickering, un veterano banquero de energía con sede en Houston. “El petróleo tiene un problema de suministro, un problema de demanda y un problema de la OPEP. Hemos visto esta película en 2014, 2015 y 2016. No termina bien”.