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En Colombia solo una de cada cuatro personas logra pensionarse. Incrementar esa cobertura es uno de los principales retos que tiene el Gobierno a la hora de plantear una reforma pensional. Este debate volvió a estar sobre la mesa por cuenta de las declaraciones del presidente Gustavo Petro, en las que le pone fecha a esta reforma, que se dará el año entrante.
El mandatario también se refirió a los subsidios a los adultos mayores que otorga el Departamento de Prosperidad Social (DPS). “Hay más de $1 billón disponibles a través de los famosos bonos de $80.000, que no le quitan el hambre a nadie. Debe pasar a Colpensiones en espera de lograr que la reforma pensional irradie recursos hacia el programa Adulto Mayor”, explica.
Con esto, Petro busca que el 100 % de los adultos mayores tengan una pensión. Lo lograría “a través de un bono que pase a ser de $500.000 mensuales y haga que los no pensionados superen la línea de pobreza”. Serían tres millones de beneficiarios.
Eso quiere “decir que parte de las cotizaciones que hoy tienen los fondos privados entren a Colpensiones, originando el sistema de pilares”, dice el presidente. Ese sistema ya lo había propuesto cuando era candidato.
Son tres los pilares. El primero es el solidario básico, que consiste en un bono pensional no contributivo, que se les daría a quienes no tienen derecho a la pensión.
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El segundo es el contributivo a Colpensiones, que sería obligatorio para quienes ganan de uno a cuatro salarios. Las personas de ingresos superiores a ese rango podrán decidir en cuál administradoras de fondos de pensiones (AFP) cotizar el excedente. Ese sería el tercer pilar, el de ahorro voluntario complementario.
“Siguiendo en la línea de la propuesta de campaña, el anuncio no explica ni el modo, ni la financiación del pago, que correspondería a la Renta Básica, por vía de transferencia económica no condicionada, que hace parte de algunos modelos previsionales de pilares”, analiza Carlos Adolfo Prieto Monroy, del departamento de Derecho Laboral de la Pontificia Universidad Javeriana.
Por su parte, Asofondos (Asociación que agrupa a Colfondos, Porvenir, Protección y Skandia) ve con buenos ojos que el Gobierno busque fortalecer los mecanismos de protección a la vejez para tres millones de adultos mayores Aunque insisten en que este tipo de propuestas deben ir enmarcadas bajo una reforma que permita incorporar mejoras al sistema pensional, “todo esto es necesario, pero sin afectar el ahorro de la gente, ni la posibilidad de que al llegar a su vejez los trabajadores actuales no cuenten con los recursos necesarios para pensionarse”, señala Santiago Montenegro, presidente del gremio.
Al respecto del sistema de pilares de Petro, Juliana Morad, directora del Observatorio Laboral de la Universidad Javeriana, afirma que en dicho sistema han coincidido diferentes sectores. “Necesitamos una reforma que se plantee cuál es el mejor sistema, cómo vamos a superar la cobertura, garantizar la equidad, hacer que desde los empleos informales y las mujeres accedan más a una pensión”, destaca.
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Lo positivo de las Petropensiones
Mitigar la pobreza en los adultos mayores es la gran promesa de esta propuesta. Petro dice que si se aprueba, “por primera vez en la historia de Colombia se alcanzaría una cobertura pensional del 100 %”. Aunque un ingreso de $500.000 no puede ser considerado pensión, ya que esta se basa en un salario mínimo (que este año es de $1’000.000). Un término más acorde sería subsidio.
Sin embargo, $500.000 servirían para sacar a un adulto mayor de la pobreza monetaria. El DANE precisa que quienes se encuentran en este grupo son los que tienen un ingreso mensual menor a $354.031 (para el promedio nacional). En 2021, 19,62 millones de personas se encontraban en esta condición (el 39,3 % de la población).
Datos más granulares muestran que en el país el 31,3 % de los hogares en donde el jefe es una persona de entre 56 y 65 años son pobres monetarios, mientras que la misma condición se presenta en el 28 % de los núcleos familiares en donde la jefatura es de una persona de más de 65 años.
Cubrir la línea de pobreza y llegar a todos los adultos mayores de 65 años que se encuentran en Sisbén I y II es una iniciativa que incluso cuenta con el respaldo de Asofondos.
Otro aspecto positivo, según lo descrito por el cofundador de la Fundación Juntos Colombia, Kevin Hartmann, es que el país dejaría de tener dos regímenes de pensiones que compiten entre sí para consolidar uno solo. “Ese modelo no es nuevo, ni se lo inventó Gustavo Petro. Fue estructurado conceptualmente en un informe del Banco Mundial, que se llama Averting the old age crisis”, explica.
Unificar el sistema no solo eliminaría las competencias, sino que solucionaría el desequilibrio que produce el hecho de que la mayoría de los pensionados están en Colpensiones, mientras que el grueso de los cotizantes está en un fondo privado. Colpensiones, al no tener esa base de financiación, presenta déficits cada año. En 2021 requirió $14,8 billones.
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Los cuestionamientos a la reforma pensional
Petro plantea que al engrosar la base de cotizantes de Colpensiones se liberarán parte de esos $14,8 billones (porque una fracción va a los subsidios de las megapensiones), por lo que ya no se necesitarán dichos recursos. Así podrían financiar esas transferencias de $500.000. Según Asofondos, en Colombia hay 4,9 millones de personas en edad de jubilación y que no gozan de una pensión. Estos demandarían US$29 billones al año por la transferencia monetaria que propone el presidente. Aunque sus cálculos son sobre tres millones de personas y $18 billones, que se completarían con los recursos de Colombia Mayor).
Según el analista y líder de la campaña #NoConMiAhorro, Julio César Iglesias, aunque el país requiere una reforma pensional, esta no tiene que ser como la proponePetro, a la que califica como una clara expropiación del ahorro.
“Los recursos para financiar esta iniciativa saldrán del ahorro de 18 millones de trabajadores que hoy están cotizando en un fondo de pensiones. Básicamente, es una confiscación a lo que hoy es propiedad de los trabajadores y que pasaría a ser propiedad del Estado, que lo transferirá a quienes no tienen pensión”, explica.
Agrega que es falso que estos recursos surjan de lo que supuestamente se liberaría al trasladar las personas a Colpensiones, “porque es como si yo me ganara un bono de la empresa por $2 millones y con eso me fuera a viajar, pero dijera que el viaje no lo financié con el bono, sino con los $2 millones que me liberó para el pago del arriendo”. Iglesias también cree que esta iniciativa no es sostenible a largo plazo, porque el Estado asumiría un compromiso de pagar mucho dinero en pensiones que no estarían financiadas. El peso sería de los contribuyentes o a los trabajadores del futuro (que son cada vez menos). En suma, “es una reforma que implica pan para hoy y hambre para mañana”, concluye.
El profesor de economía de la Universidad Javeriana Jorge Restrepo agrega que la propuesta del presidente no distingue la situación de necesidad de los adultos mayores en el país, por lo que se terminaría dando subsidios a personas que no la necesitan, pues tienen ingresos que los hacen estar por encima de la línea de pobreza. “La edad no debe ser el único criterio para brindar protección subsidiada”, asegura.
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Para el académico la propuesta de reforma también es inconveniente porque acabaría con el sistema de ahorro individual, y con el mercado de capitales pues, al desaparecer, se sentiría un gran estruendo en los recursos que hoy están invertidos en acciones y bonos, tanto de empresas como del Estado.
A esto se suma el desestímulo en el que podrían entrar las pensiones. No solo por la propagación de la idea de que para qué cotizar si al final se va a recibir un ingreso, sino porque las personas que actualmente están en el sistema de ahorro individual harían lo posible para pensionarse de manera anticipada.
Esa es “una cuestión de incentivos depende de cómo se diseñe el sistema no contributivo. Esto llevaría a que las personas que tienen una expectativa alta de pensionarse sigan contribuyendo. Mientras que las personas que están en el margen, que pueden o no pensionarse, puede desincentivarse la contribución”, resalta Óscar Becerra, profesor de la Facultad de Economía de la Universidad de los Andes.
Aunque la propuesta de Gustavo Petro ya despertó comentarios, el debate sigue siendo prematuro. Todavía no se tiene el documento que se discutirá en el Congreso, que es el que aportará detalles. Además, esta es una oportunidad para recordar la recomendación que hizo la Misión de Empleo, de que Colombia necesita varias reformas orientadas al mercado laboral. Es decir, la reforma pensional se deberá articular con la reforma laboral.
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