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El índice de pobreza monetaria en Colombia para 2020 aumentó 6,8 puntos porcentuales y se ubicó en 42,5 %, lo que significa que 21,2 millones de colombianos no tienen suficiente ingreso para suplir sus necesidades básicas, según las estadísticas reveladas por el DANE este jueves.
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En total, casi 3,6 millones colombianos entraron a hacer parte de esta población el año pasado, producto de la mayor recesión económica de los últimos 120 años, derivada de la pandemia del COVID-19 y las medidas del gobierno para contener el contagio. Más de un millón de personas que ahora están en condición de pobreza provienen de Bogotá, la capital aportó 31,3 % al total.
La cifra de pobreza monetaria fue ligeramente más alta en centros poblados y rural disperso (42,9 %) que en las cabeceras municipales (42,4 %). Sin embargo, esta última fue la que más subió, pues el año anterior se ubicaba en 32,3 %, mientras la primera cerró en 47,5 % para 2019.
Con respecto a la pobreza monetaria extrema, se ubicó en 15,1 % a nivel nacional, en 14,2 % para las cabeceras municipales y en 18,2 % para los centros poblados y rural disperso. El país pasó de 4,6 millones de personas en esta condición a 7,4 millones (2,8 millones adicionales), de las cuales Bogotá puso más de 764.000.
En consecuencia, el coeficiente de Gini, que mide la desigualdad, pasó de 0,52 a 0,54, una cifra nunca antes vista desde que se empezó a calcular el indicador en 2012. Sin embargo, en los centros poblados y rural disperso las ayudas del gobierno permitieron que la cifra se mantuviera estable y cerrara el año en 0,45; por el contrario, en los centros urbanos se disparó a 0,53.
Para 2020, según los cálculos del DANE, la línea de pobreza monetaria nacional se estableció en un ingreso per cápita (por persona) de $332.000 mensuales, lo que es lo mismo que decir que un hogar de cuatro personas tenga ingresos menores a $1,3 millones grupales. Para la pobreza extrema se definió en $145.000, o $580.000 por hogar.
Este valor se define con base al costo de una canasta básica de alimentos que garantice una dieta mínima de 2.100 calorías diarias junto a otros bienes y servicios también básicos.
El director del DANE, Juan Daniel Oviedo, explicó que, según la metodología de la entidad, un hogar se clasifica como pobre si sus fuentes de ingresos sumadas (salarios, rentas, pensiones, etc.) y divididas entre el número de miembros (padres, hijos, abuelos, que viven de ese presupuesto) es inferior a $332.000, y como pobre extremo si esa cifra es menor a $145.000.
Sin embargo, dicho valor también varía de ciudad a ciudad. En Bogotá, por ejemplo, la línea de pobreza es de $455.000 per cápita y la de pobreza extrema es de $178.000.
Vale la pena recordar que los centros de pensamiento económico, según sus proyecciones, esperaban que la pobreza llegara a 42,6 % (Anif) o a 41,9 % (Fedesarrollo) o a 37,1 % (PNUD).
El DANE destacó que, tal como lo advirtió el gobierno y otros organismos mundiales, los subsidios y las transferencias monetarias (PILA, ayudas existentes y pagos extraordinarios) evitaron que la pobreza monetaria creciera 3,6 puntos porcentuales y que la pobreza monetaria extrema aumentara 4,7 puntos porcentuales. De no haberse implementado tales políticas la cifra de pobreza hoy sería de 46,1 % y la de pobreza extrema de 19,8 %.
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Recientemente se publicó además la proyección de pobreza de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal). El organismo estima que en 2020 las tasas de pobreza y pobreza extrema se dispararon hasta el 33,7 % (209 millones de personas), 3,2 puntos porcentuales más, y el 12,5 % (78 millones), 1,2 puntos porcentuales más, niveles que no se veían en los últimos 12 y 20 años, respectivamente.
Vale la pena recordar que para 2019, la pobreza monetaria fue de 35,7 %, mientras que la pobreza monetaria extrema llegó a 9,6 %. Ese año ambas aumentaron respecto a 2018, 3,4 % y 4,9 %, respectivamente.