¿Por qué desde ya se está hablando de cuánto subirá el salario mínimo en 2023?
Todavía no están las cifras para definir cuál será el incremento del salario mínimo el próximo año, pero sí están sobre la mesa las preocupaciones que, seguramente, serán protagonistas de la discusión en diciembre.
Apenas es agosto y ya se está hablando de cuál será el incremento en el salario mínimo para 2023, una discusión que se define en diciembre. Lo primero que hay que decir es que por ahora no hay nada seguro, ni lo habrá pronto, teniendo en cuenta que para tomar esa decisión, además de las arduas reuniones entre trabajadores, empresarios y Gobierno, se requieren datos que no están sobre la mesa todavía.
Durante la convención organizada por la Asociación Bancaria y de Entidades Financieras de Colombia, el director ejecutivo de Fedesarrollo, Luis Fernando Mejía, recordó que para 2022 se acordó un incremento histórico del 10,07 %, porcentaje que llevó el mínimo a $1 millón. Paso seguido, manifestó una preocupación que seguramente comparten muchos empresarios.
Mejía dijo que, teniendo en cuenta la subida de los precios, es probable que el Gobierno le apueste a una subida de entre 20 % y 25 % este año.
Sin duda —y también lo dijo Mejía— es uno de los temas más importantes que se discutirán en los próximos meses. En especial, si se tiene en cuenta que la inflación está en dos dígitos, para julio la variación anual fue de 10,21 % (un nivel que no se registraba desde abril del 2000). Y los pronósticos para el cierre del año no son alentadores.
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Esa es una de las razones por las cuales preocupa cuánto va a subir el mínimo, teniendo en cuenta que usualmente se busca que el incremento sea superior a la inflación, para que realmente suba el poder adquisitivo de los trabajadores.
Mientras los colombianos esperan que así sea, porque con el mismo dinero cada vez pueden comprar menos cosas —y aquí hay que decir que los alimentos son protagonistas de la carestía, por ende, las personas con menos recursos son las más afectadas, pues son las que destinan una mayor porción de sus ingresos para alimentos— los empresarios consideran que altos incrementos los pueden asfixiar y generar, a largo plazo, más desempleo.
Mejía recuerda que hay dos elementos que se deben tener en cuenta para esta discusión. Primero, la inflación, “la pérdida del poder adquisitivo de los hogares producto de ese aumento en el nivel general de precios de bienes y servicios”. Segundo, el aumento de la productividad laboral. Dos cifras que se conocerán a finales de noviembre.
Ahora bien, desde Fedesarrollo alertan que el riesgo “es que haya aumentos desbordados del salario mínimo”. Para Mejía, es fundamental reconocer que el mercado laboral todavía no se ha recuperado. Para junio, el desempleo en Colombia fue del 11,3 % y, según la nueva medición del DANE, la informalidad en Colombia es del 58 %.
“Hay que ser muy responsables con un aumento del salario mínimo, seguramente será de dos dígitos, pero no puede desbordar estos dos elementos de inflación y productividad laboral. De otra manera, esto retrasaría sustancialmente el aumento de la generación de empleo y, por ende, la reducción de la tasa de desempleo”, aseguró.
En otras palabras, la discusión ya está sobre la mesa porque preocupa el panorama macroeconómico. Además, será la ministra de Trabajo, Gloria Inés Ramírez, la encargada de mediar la discusión, una mujer que viene del mundo sindical y que tiene la máxima de “dignificar el trabajo” en Colombia.
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Vale recordar que actualmente hay un proyecto de ley que busca modificar, nuevamente, la jornada nocturna en el país y brindar un reconocimiento económico a quienes trabajan de noche. En entrevista con El Espectador, la ministra aseguró que le interesa esa medida, y que la analizará desde su cartera para emitir un concepto que, se espera, sea favorable.
Aunque desde ya se empieza a especular cuál será el aumento del mínimo en 2023, todavía falta un largo camino para que se defina. Faltan los datos, de los que se desprenderán los argumentos de los empresarios, de los trabajadores y del Gobierno.
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Apenas es agosto y ya se está hablando de cuál será el incremento en el salario mínimo para 2023, una discusión que se define en diciembre. Lo primero que hay que decir es que por ahora no hay nada seguro, ni lo habrá pronto, teniendo en cuenta que para tomar esa decisión, además de las arduas reuniones entre trabajadores, empresarios y Gobierno, se requieren datos que no están sobre la mesa todavía.
Durante la convención organizada por la Asociación Bancaria y de Entidades Financieras de Colombia, el director ejecutivo de Fedesarrollo, Luis Fernando Mejía, recordó que para 2022 se acordó un incremento histórico del 10,07 %, porcentaje que llevó el mínimo a $1 millón. Paso seguido, manifestó una preocupación que seguramente comparten muchos empresarios.
Mejía dijo que, teniendo en cuenta la subida de los precios, es probable que el Gobierno le apueste a una subida de entre 20 % y 25 % este año.
Sin duda —y también lo dijo Mejía— es uno de los temas más importantes que se discutirán en los próximos meses. En especial, si se tiene en cuenta que la inflación está en dos dígitos, para julio la variación anual fue de 10,21 % (un nivel que no se registraba desde abril del 2000). Y los pronósticos para el cierre del año no son alentadores.
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Esa es una de las razones por las cuales preocupa cuánto va a subir el mínimo, teniendo en cuenta que usualmente se busca que el incremento sea superior a la inflación, para que realmente suba el poder adquisitivo de los trabajadores.
Mientras los colombianos esperan que así sea, porque con el mismo dinero cada vez pueden comprar menos cosas —y aquí hay que decir que los alimentos son protagonistas de la carestía, por ende, las personas con menos recursos son las más afectadas, pues son las que destinan una mayor porción de sus ingresos para alimentos— los empresarios consideran que altos incrementos los pueden asfixiar y generar, a largo plazo, más desempleo.
Mejía recuerda que hay dos elementos que se deben tener en cuenta para esta discusión. Primero, la inflación, “la pérdida del poder adquisitivo de los hogares producto de ese aumento en el nivel general de precios de bienes y servicios”. Segundo, el aumento de la productividad laboral. Dos cifras que se conocerán a finales de noviembre.
Ahora bien, desde Fedesarrollo alertan que el riesgo “es que haya aumentos desbordados del salario mínimo”. Para Mejía, es fundamental reconocer que el mercado laboral todavía no se ha recuperado. Para junio, el desempleo en Colombia fue del 11,3 % y, según la nueva medición del DANE, la informalidad en Colombia es del 58 %.
“Hay que ser muy responsables con un aumento del salario mínimo, seguramente será de dos dígitos, pero no puede desbordar estos dos elementos de inflación y productividad laboral. De otra manera, esto retrasaría sustancialmente el aumento de la generación de empleo y, por ende, la reducción de la tasa de desempleo”, aseguró.
En otras palabras, la discusión ya está sobre la mesa porque preocupa el panorama macroeconómico. Además, será la ministra de Trabajo, Gloria Inés Ramírez, la encargada de mediar la discusión, una mujer que viene del mundo sindical y que tiene la máxima de “dignificar el trabajo” en Colombia.
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Aunque desde ya se empieza a especular cuál será el aumento del mínimo en 2023, todavía falta un largo camino para que se defina. Faltan los datos, de los que se desprenderán los argumentos de los empresarios, de los trabajadores y del Gobierno.
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