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Hace unas horas se conoció que Mery Gutiérrez no será la nueva ministra de las TIC. Esto pese a que el mayor mandatario de Colombia, Gustavo Petro, días atrás había dicho que se mantendría firme en la decisión de confiar en ella el reto de desarrollar las tecnologías de la información y las comunicaciones.
Hay que recordar que sobre Gutiérrez han caído señalamientos de su inhabilidad (por conflicto de intereses) para fungir como ministra de las TIC. Esto porque años atrás, cuando era la representante legal de la programadora de Canal 1 Programar TV, demandó a la liquidada Autoridad Nacional de Televisión (ANTV) por haberla dejado fuera del proceso licitatorio para elegir a los nuevos programadores de la parrilla. En su momento, la ANTV justificó su decisión al indicar que al interior de Programar TV había una fractura de relaciones entre quienes conformaron dicha Unión Temporal.
Para no hacer larga la historia. La ANTV ya está liquidada y es el Ministerio de las TIC es quien tiene que responder por sus pendientes. Es decir, Gutiérrez habría sido juez y parte en este litigio que involucra una penalidad de varios miles de millones de pesos. Aunque la propuesta de Petro era que su designada se declarara impedida, asumiera sus roles como ministra TIC, y dejara que un juez independiente decidiera sobre el caso que involucra a Programar TV.
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Al parecer, Petro no quiso que ese manto de duda quedara sobre su gabinete ministerial y decidió desistir de este nombramiento. A casi tres semanas desde su posesión, la cartera sigue sin ministro, o ministra, por lo que permanece la incertidumbre de quién asumirá las riendas de esta importante entidad.
La importancia de que haya una cabeza
El Ministerio de las TIC es una de las carteras más polémicas en los últimos años, principalmente por lo ocurrido en el sonado caso de Centros Poblados que, hay que recordar, en su momento llevó a que la exministra Karen Abudinen renunciara al cargo.
Pero los retos continúan, pues el Ministerio de las TIC es la cartera que tiene el desafío de cerrar la brecha digital en Colombia que, según el más reciente informe de la cartera, representa un peso del 22,19 % en Motivación (personas que no utilizan internet porque es muy costoso, porque no tienen computador o no saben cómo usarlo, o porque no tienen un computador y no les interesa tener uno); 26,37 % en Acceso Material (hogares con conexión a internet, personas con internet móvil, poblaciones cubiertas por redes 4G y hogares con computador…); 25,33 % en Habilidades Digitales (personas que consideran tener buenas habilidades digitales y años de escolarización…) y 26,10 % en aprovechamiento (número promedio de usos de internet, frecuencias de utilización de internet, frecuencia de utilización de celular, computadores y similares…).
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Según esta visión, cerrar la brecha digital en Colombia no solo implica extender las redes de conexión móviles (4G) y fijas (internet por cable de cobre o fibra óptica), sino también educar a un considerable número de la población que no tiene las habilidades para interactuar con los dispositivos, o facilitar (en precios) el acceso al servicio.
También hay que recordar que en la pandemia el Gobierno Nacional declaró el acceso a internet como un servicio público esencial, es decir, se le dio la misma importancia que tendría el acceso a servicios como la banca, el transporte público y servicios públicos domiciliarios (agua, luz, gas…).
En suma, el desafío que recae sobre el Ministerio de las TIC implica el garantizar parte de las condiciones que necesita el país para desarrollarse y ser más competitivo. El no tener un ministro, o ministra, es estancarse en las políticas públicas que podrían diseñarse y ejecutarse para avanzar hacia ese norte.
También genera incertidumbre sobre la vigilancia de los megaproyectos que actualmente cursan en materia de conectividad. Ejemplo de esto es Centros Digitales, que tiene como meta llevar internet a más de 14.700 zonas rurales y apartadas del país. Una inversión en la que se han destinado más de $2 billones y que tiene a empresas como Claro, ETB y Skynet a cargo de su ejecución (en unos contratos que las obliga a construir esta infraestructura, y mantenerla, durante los próximos diez años).
A esto se suma el reto de desplegar la nueva generación de tecnologías de telecomunicación, 5G, que ya lleva tiempo funcionando en varios países. En Colombia, esta continúa en su fase de piloto, con pruebas que han hecho empresas como Movistar, ETB, Tigo y Claro, quienes han experimentado cómo sería su funcionamiento comercial, y en casos de uso dedicados como la medicina.
La persona que asuma la dirección del MinTIC debe ser una ávida conocedora del tema de las telecomunicaciones y nuevas tecnologías; una mente propositiva que ingenie soluciones a los retos de conectividad y mitigue la brecha; alguién dada al diálogo y a la formación de alianzas con el sector privado, y una buena administradora y veedora que revise la ejecución de los proyectos (para que se devuelva la confianza a la ya castigada cartera).
De momento continúa la incertidumbre, mientras que los retos en Colombia no se detienen.
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