¿Por qué la inflación ha sido más persistente en Colombia? Esto dijo Villar
Leonardo Villar, gerente del Banco de la República, reconoció que las tasas de interés siguen altas, pero argumentó que la cautela es clave para seguir bajando la inflación.
Este miércoles, en el primer día del congreso de Asobancaria, Leonardo Villar, gerente del Banco de la República, se refirió a la política monetaria en Colombia, que ha atravesado tiempos turbulentos en los últimos años.
El gerente dijo que analistas y personalidades han abogado por una baja más acelerada en las tasas de interés, pero que si bien reconoce que la tasa de intervención es alta, la “cautela tiene beneficios” para evitar que una baja anticipada pueda volver a impulsar la inflación, con todo lo que eso implica para la economía.
“La única forma de tener tasas bajas de manera sostenible, es que la inflación sea baja y estable. Lo cual se traduce en que converja a la meta del 3 % con la que se ha comprometido el Banco de la República”, dijo.
Aunque la inflación se ha reducido en el último año más de seis puntos porcentuales, Villar señaló que lo ha hecho de una forma más lenta que en otros países: “la economía colombiana se destaca por ser una de las que mantiene la inflación más alta entre las que siguen una política de inflación objetivo”. De ahí que “2024 será el cuarto año consecutivo en el que no cumplamos la meta”.
¿A qué se debe la mayor persistencia de la inflación? Villar destacó cinco puntos: el choque inicial de demanda en 2021 y 2022 fue más fuerte que en otros países; la depreciación del peso en esos mismos años, algo que no ocurrió en otros países en la misma dimensión; el crecimiento de los precios de los alimentos desde 2021 y que solo empezó a revertirse en 2023; los ajustes necesarios en los precios de los combustibles y la indexación de precios que creó presiones adicionales por los aumentos del mínimo por encima de la inflación.
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Pese a todo lo anterior, Villar dijo que se mantiene “optimista” frente a la reducción en los precios, en particular, por el freno en los excesos de demanda, la corrección en el déficit de cuenta corriente de la balanza de pagos, la baja en los precios de los alimentos y la apreciación del peso desde finales de 2022.
De acuerdo con las proyecciones del Banco, la inflación seguiría en 5 % al final de este año y se llegaría a la meta a mediados de 2025.
El gerente dijo que el impacto en el corto plazo del aumento en las tasas de interés en la economía fue alto, pero inevitable, y que la enseñanza que se puede extraer de la experiencia de otros países es, justamente, que hay que seguir apostando por bajar la inflación.
Si bien en 2023 hubo una desaceleración en la actividad económica, con un crecimiento de 0,6 %, estos resultados, dijo Villar, eran esperables. La “sorpresa” fue la caída en la formación bruta de capital, que cayó más de 25 % entre 2022 y 2023, y la caída en la formación bruta de capital fijo. Este dato se explica en parte por la política monetaria restrictiva, pero también por “otros factores que han generado incertidumbre y desestímulo”.
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“En el primer trimestre de 2024, el crecimiento ajustado por efecto calendario fue de 0,9 %, que sorprendió positivamente a la mayor parte de los analistas, aunque públicamente apareció como el gran desastre”, dijo. Aunque el crecimiento fue bajo, destacó que es superior el de 2023, y que, de acuerdo con el equipo técnico del Banco, “podría indicar el comienzo de un proceso de recuperación tras el fuerte ajuste del último año y medio”.
Para Villar se pronostica un crecimiento del PIB de 1,4 % en 2024 y de 3,2 en 2025.
En los mensajes finales, Villar señaló que el sector financiero, aunque se vio golpeado por la política monetaria restrictiva, “se mantiene sólido y en condiciones para retomar un crecimiento sano y sostenible de cara al futuro” y que “lo peor y más doloroso del proceso de ajuste ya quedó atrás”.
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Este miércoles, en el primer día del congreso de Asobancaria, Leonardo Villar, gerente del Banco de la República, se refirió a la política monetaria en Colombia, que ha atravesado tiempos turbulentos en los últimos años.
El gerente dijo que analistas y personalidades han abogado por una baja más acelerada en las tasas de interés, pero que si bien reconoce que la tasa de intervención es alta, la “cautela tiene beneficios” para evitar que una baja anticipada pueda volver a impulsar la inflación, con todo lo que eso implica para la economía.
“La única forma de tener tasas bajas de manera sostenible, es que la inflación sea baja y estable. Lo cual se traduce en que converja a la meta del 3 % con la que se ha comprometido el Banco de la República”, dijo.
Aunque la inflación se ha reducido en el último año más de seis puntos porcentuales, Villar señaló que lo ha hecho de una forma más lenta que en otros países: “la economía colombiana se destaca por ser una de las que mantiene la inflación más alta entre las que siguen una política de inflación objetivo”. De ahí que “2024 será el cuarto año consecutivo en el que no cumplamos la meta”.
¿A qué se debe la mayor persistencia de la inflación? Villar destacó cinco puntos: el choque inicial de demanda en 2021 y 2022 fue más fuerte que en otros países; la depreciación del peso en esos mismos años, algo que no ocurrió en otros países en la misma dimensión; el crecimiento de los precios de los alimentos desde 2021 y que solo empezó a revertirse en 2023; los ajustes necesarios en los precios de los combustibles y la indexación de precios que creó presiones adicionales por los aumentos del mínimo por encima de la inflación.
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Pese a todo lo anterior, Villar dijo que se mantiene “optimista” frente a la reducción en los precios, en particular, por el freno en los excesos de demanda, la corrección en el déficit de cuenta corriente de la balanza de pagos, la baja en los precios de los alimentos y la apreciación del peso desde finales de 2022.
De acuerdo con las proyecciones del Banco, la inflación seguiría en 5 % al final de este año y se llegaría a la meta a mediados de 2025.
El gerente dijo que el impacto en el corto plazo del aumento en las tasas de interés en la economía fue alto, pero inevitable, y que la enseñanza que se puede extraer de la experiencia de otros países es, justamente, que hay que seguir apostando por bajar la inflación.
Si bien en 2023 hubo una desaceleración en la actividad económica, con un crecimiento de 0,6 %, estos resultados, dijo Villar, eran esperables. La “sorpresa” fue la caída en la formación bruta de capital, que cayó más de 25 % entre 2022 y 2023, y la caída en la formación bruta de capital fijo. Este dato se explica en parte por la política monetaria restrictiva, pero también por “otros factores que han generado incertidumbre y desestímulo”.
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“En el primer trimestre de 2024, el crecimiento ajustado por efecto calendario fue de 0,9 %, que sorprendió positivamente a la mayor parte de los analistas, aunque públicamente apareció como el gran desastre”, dijo. Aunque el crecimiento fue bajo, destacó que es superior el de 2023, y que, de acuerdo con el equipo técnico del Banco, “podría indicar el comienzo de un proceso de recuperación tras el fuerte ajuste del último año y medio”.
Para Villar se pronostica un crecimiento del PIB de 1,4 % en 2024 y de 3,2 en 2025.
En los mensajes finales, Villar señaló que el sector financiero, aunque se vio golpeado por la política monetaria restrictiva, “se mantiene sólido y en condiciones para retomar un crecimiento sano y sostenible de cara al futuro” y que “lo peor y más doloroso del proceso de ajuste ya quedó atrás”.
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