¿Por qué se disparó el desempleo en Colombia?
La principal explicación es la poca capacidad para abrir nuevos puestos de trabajo, lo que a su vez se debe a problemas estructurales de la producción.
Jaime Tenjo G.*
El problema no es de ahora
El aumento del desempleo se ha querido explicar por la incertidumbre de la reforma tributaria; el aumento del salario mínimo, bastante por encima de la inflación, y la migración de venezolanos. Pero este tipo de explicaciones no tiene en cuenta la perspectiva de largo plazo. Los aumentos en las tasas de desempleo en diciembre de 2018 y enero de este año han vuelto a poner el tema sobre la mesa.
A grandes rasgos, el mercado laboral que había venido recuperándose lentamente desde comienzos del siglo revirtió su tendencia a partir de 2015 como resultado de la caída de los precios del petróleo y de la política contraccionista del Gobierno. Ese año, las tasas de desempleo comenzaron a subir, aunque de una manera lenta. Sin embargo, el desempleo se mantuvo relativamente bajo debido a las menores tasas de participación laboral; es decir, a que una menor proporción de las personas en edad de trabajar tenía ocupaciones o estaba buscando empleo.
Por eso el problema fundamental no fue la reforma tributaria, el alza del salario mínimo ni la llegada de más venezolanos, sino la pérdida en la capacidad de generar empleo que venía desde 2015. El empleo venía aumentado por encima del 2,4 % anual, pero a partir de 2015 este porcentaje se redujo a la mitad o menos. Esta caída se debió fundamentalmente a problemas en las ciudades, porque entre 2015 y 2017 el empleo rural creció por encima de su tendencia histórica.
De las cifras anteriores se desprenden dos conclusiones muy claras: el aumento del desempleo básicamente se debe a factores estructurales o de largo plazo, y ese mayor desempleo obedece a la falta de demanda de trabajadores, mientras que la oferta, medida por la tasa de participación, ha tendido más bien a aliviar la presión sobre el mercado laboral.
El mercado laboral
Dentro de las tendencias anteriores pueden darse variaciones coyunturales que las frenan o las aceleran. Probablemente esto fue lo que pasó durante los últimos meses. En el último trimestre de 2018 y en enero de 2019 el comportamiento de la participación laboral fue muy distinto del que había mostrado en el mismo período de años anteriores: el número de participantes en el mercado laboral aumentó 2,6 % el pasado diciembre, muy por encima del 0,6 % del mismo mes en 2017 y del 0,7 % de 2016, y en enero de este año el aumento fue del 1,5 % frente al 0,6 % de 2018.
Aunque la generación de empleo aumentó ligeramente en 2018, estos aumentos en la participación laboral explican la elevación del desempleo por encima de su tendencia de largo plazo.
¿Son los venezolanos?
El DANE ha insinuado que el aumento en la tasa de participación se debe a la mayor presencia de venezolanos, pero no presenta cifras sólidas para concluir que esa sea la causa del fenómeno.
En el último boletín (febrero 28, 2019) se adjuntan datos sobre las diferencias en las tasas de participación y desempleo de personas que en enero de 2018 estaban en Venezuela y en enero de 2019 estaban en Colombia (es decir que migraron). En efecto, los que vivían en Venezuela presentan ahora mayor participación y desempleo que el resto. Pero hay tres puntos para tener en cuenta:
1. Muchas de las personas que regresaron a Colombia el año pasado pudieron ser colombianos.
2. No hay información sobre la representatividad estadística de estas personas. No sabemos cuál fue el peso que el DANE le dio a la muestra de migrantes que llegaron a Colombia en 2018.
3. Aun tomando las cifras del DANE, no se podría concluir que el aumento del desempleo se debió a la migración. Utilizando sus datos, mis cálculos indican que un total de 637.000 personas adicionales ingresaron al mercado laboral durante el año pasado, pero apenas un máximo de 315.000 podría atribuirse a la llegada de venezolanos.
Dicho de otra manera: por lo menos 322.000 personas que ya vivían en Colombia decidieron ingresar al mercado de trabajo. Una cifra, además, muy superior a los 175.000 nuevos participantes que habían ingresado durante 2017.
El sector rural
Mientras que, como vimos, la tasa nacional de desempleo aumentó entre 2015 y 2018, la tasa para el sector rural venía disminuyendo. Pero en el último trimestre de 2018 esta tendencia cambió drásticamente. Las razones del cambio no son claras, pero hay al menos dos hipótesis al respecto: por una parte, la desaceleración o la incertidumbre en el desarrollo de los Acuerdos de Paz en materia agraria podría estar frenando la inversión en el campo. Por otra parte, las expectativas del fenómeno de El Niño pudieron retardar las decisiones de siembras y cultivos.
Cualquiera sea la razón, el empleo rural disminuyó 0,5 % durante el último trimestre y este hecho se suma a las malas noticias del sector urbano.
En conclusión, la principal explicación del desempleo creciente es la poca capacidad para abrir nuevos puestos de trabajo, lo cual se debe a problemas estructurales de la producción y al modelo de crecimiento que hemos elegido. Dependemos demasiado de factores que escapan a nuestro control (como el precio del petróleo). El mercado interno no crea las condiciones para que las mayorías tengan un trabajo decente; y la desigualdad en la distribución del ingreso probablemente tiene mucho que ver con esto.
Otros factores pueden influir de manera transitoria. La migración de venezolanos puede haber aumentado la presión sobre el mercado laboral, pero no tenemos información seria y confiable para ver cuál es su peso. La incertidumbre causada por la reforma tributaria, el aparente freno al desarrollo del Acuerdo de Paz en materia agraria y fenómenos climáticos (El Niño) pueden explicar buena parte importante del aumento reciente del desempleo. El alza del salario mínimo ocurrió muy tarde para tener algo que ver en este caso.
*Director del Departamento de Economía de la Universidad Jorge Tadeo Lozano y analista de Razón Pública.
El problema no es de ahora
El aumento del desempleo se ha querido explicar por la incertidumbre de la reforma tributaria; el aumento del salario mínimo, bastante por encima de la inflación, y la migración de venezolanos. Pero este tipo de explicaciones no tiene en cuenta la perspectiva de largo plazo. Los aumentos en las tasas de desempleo en diciembre de 2018 y enero de este año han vuelto a poner el tema sobre la mesa.
A grandes rasgos, el mercado laboral que había venido recuperándose lentamente desde comienzos del siglo revirtió su tendencia a partir de 2015 como resultado de la caída de los precios del petróleo y de la política contraccionista del Gobierno. Ese año, las tasas de desempleo comenzaron a subir, aunque de una manera lenta. Sin embargo, el desempleo se mantuvo relativamente bajo debido a las menores tasas de participación laboral; es decir, a que una menor proporción de las personas en edad de trabajar tenía ocupaciones o estaba buscando empleo.
Por eso el problema fundamental no fue la reforma tributaria, el alza del salario mínimo ni la llegada de más venezolanos, sino la pérdida en la capacidad de generar empleo que venía desde 2015. El empleo venía aumentado por encima del 2,4 % anual, pero a partir de 2015 este porcentaje se redujo a la mitad o menos. Esta caída se debió fundamentalmente a problemas en las ciudades, porque entre 2015 y 2017 el empleo rural creció por encima de su tendencia histórica.
De las cifras anteriores se desprenden dos conclusiones muy claras: el aumento del desempleo básicamente se debe a factores estructurales o de largo plazo, y ese mayor desempleo obedece a la falta de demanda de trabajadores, mientras que la oferta, medida por la tasa de participación, ha tendido más bien a aliviar la presión sobre el mercado laboral.
El mercado laboral
Dentro de las tendencias anteriores pueden darse variaciones coyunturales que las frenan o las aceleran. Probablemente esto fue lo que pasó durante los últimos meses. En el último trimestre de 2018 y en enero de 2019 el comportamiento de la participación laboral fue muy distinto del que había mostrado en el mismo período de años anteriores: el número de participantes en el mercado laboral aumentó 2,6 % el pasado diciembre, muy por encima del 0,6 % del mismo mes en 2017 y del 0,7 % de 2016, y en enero de este año el aumento fue del 1,5 % frente al 0,6 % de 2018.
Aunque la generación de empleo aumentó ligeramente en 2018, estos aumentos en la participación laboral explican la elevación del desempleo por encima de su tendencia de largo plazo.
¿Son los venezolanos?
El DANE ha insinuado que el aumento en la tasa de participación se debe a la mayor presencia de venezolanos, pero no presenta cifras sólidas para concluir que esa sea la causa del fenómeno.
En el último boletín (febrero 28, 2019) se adjuntan datos sobre las diferencias en las tasas de participación y desempleo de personas que en enero de 2018 estaban en Venezuela y en enero de 2019 estaban en Colombia (es decir que migraron). En efecto, los que vivían en Venezuela presentan ahora mayor participación y desempleo que el resto. Pero hay tres puntos para tener en cuenta:
1. Muchas de las personas que regresaron a Colombia el año pasado pudieron ser colombianos.
2. No hay información sobre la representatividad estadística de estas personas. No sabemos cuál fue el peso que el DANE le dio a la muestra de migrantes que llegaron a Colombia en 2018.
3. Aun tomando las cifras del DANE, no se podría concluir que el aumento del desempleo se debió a la migración. Utilizando sus datos, mis cálculos indican que un total de 637.000 personas adicionales ingresaron al mercado laboral durante el año pasado, pero apenas un máximo de 315.000 podría atribuirse a la llegada de venezolanos.
Dicho de otra manera: por lo menos 322.000 personas que ya vivían en Colombia decidieron ingresar al mercado de trabajo. Una cifra, además, muy superior a los 175.000 nuevos participantes que habían ingresado durante 2017.
El sector rural
Mientras que, como vimos, la tasa nacional de desempleo aumentó entre 2015 y 2018, la tasa para el sector rural venía disminuyendo. Pero en el último trimestre de 2018 esta tendencia cambió drásticamente. Las razones del cambio no son claras, pero hay al menos dos hipótesis al respecto: por una parte, la desaceleración o la incertidumbre en el desarrollo de los Acuerdos de Paz en materia agraria podría estar frenando la inversión en el campo. Por otra parte, las expectativas del fenómeno de El Niño pudieron retardar las decisiones de siembras y cultivos.
Cualquiera sea la razón, el empleo rural disminuyó 0,5 % durante el último trimestre y este hecho se suma a las malas noticias del sector urbano.
En conclusión, la principal explicación del desempleo creciente es la poca capacidad para abrir nuevos puestos de trabajo, lo cual se debe a problemas estructurales de la producción y al modelo de crecimiento que hemos elegido. Dependemos demasiado de factores que escapan a nuestro control (como el precio del petróleo). El mercado interno no crea las condiciones para que las mayorías tengan un trabajo decente; y la desigualdad en la distribución del ingreso probablemente tiene mucho que ver con esto.
Otros factores pueden influir de manera transitoria. La migración de venezolanos puede haber aumentado la presión sobre el mercado laboral, pero no tenemos información seria y confiable para ver cuál es su peso. La incertidumbre causada por la reforma tributaria, el aparente freno al desarrollo del Acuerdo de Paz en materia agraria y fenómenos climáticos (El Niño) pueden explicar buena parte importante del aumento reciente del desempleo. El alza del salario mínimo ocurrió muy tarde para tener algo que ver en este caso.
*Director del Departamento de Economía de la Universidad Jorge Tadeo Lozano y analista de Razón Pública.