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Este viernes, durante el Congreso Colombiano de la Construcción, organizado por Camacol, volvieron a hacerse palpables las diferencias entre el Gobierno y los constructores sobre las formas para encaminar al sector hacia la reactivación, tras dos años en que las dinámicas de comercialización e iniciación de proyectos, entre otros indicadores, han arrojado números rojos.
Guillermo Herrera, presidente de Camacol, señaló que las grandes restricciones presupuestales por parte del Gobierno han puesto “en aprietos” a los constructores e inciden en el crecimiento del sector. El Producto Interno Bruto de edificaciones, cabe destacar, encadena cuatro trimestres consecutivos en terreno negativo, de ahí que desde el gremio se reclamen mayores estímulos para la construcción de vivienda y mecanismos para facilitar el acceso de los hogares al segmento VIS (Vivienda de Interés Social).
Por su parte, la ministra de Vivienda, Helga María Rivas, reiteró que los problemas de la vivienda y el hábitat en Colombia requieren una mirada integral más allá de la construcción de vivienda nueva: “el eje de ustedes (los constructores) es la vivienda nueva, pero estamos en Colombia y el déficit cualitativo es grandísimo”, manifestó Rivas durante la clausura del Congreso Colombiano de la Construcción y enfatizó en la urgencia de abordar problemáticas como los asentamientos informales y la necesidad del mejoramiento de barrios.
Según el Ministerio de Vivienda, el déficit cualitativo (las carencias de viviendas existentes en materia de servicios públicos básicos y condiciones mínimas de habitabilidad) representa el 76 % de la demanda habitacional del país y esto se está atendiendo a través de mecanismos como mejoramientos de vivienda.
La fórmula de la reactivación
Desde Camacol se ha insistido en la necesidad de contar con, por lo menos, los 50.000 subsidios de Mi Casa Ya anunciados por el Gobierno Nacional para 2025 y que forman parte del paquete de 200.000 subsidios definidos como meta de los cuatro años de ejecución del Plan Nacional de Desarrollo.
Sin embargo, la cartera de vivienda del Gobierno ha señalado en varias oportunidades que, ante el complejo panorama fiscal del país, recortará el presupuesto de vivienda para 2025 y, con ello, los recursos destinados a programas como Mi Casa Ya, el cual brinda subsidios a la cuota inicial para la compra de vivienda nueva. Según los cálculos del Minvivienda, solo habría recursos para 20.500 de los 50.000 subsidios para 2025.
Durante su intervención, la ministra de Vivienda aclaró que la cuota del Gobierno para programas de vivienda se reducirá en un 39 % frente a 2023 de no aprobarse la ley de financiamiento en el Congreso de la República. Sobre este punto, cabe recordar que el Gobierno llevará al legislativo una suerte de reforma tributaria (pero acotada a financiar el Presupuesto General de 2025) con la cual se pretende recaudar $12 billones.
Rivas, así mismo, afirmó que en lo corrido del Gobierno actual se han destinado $8,3 billones en los diferentes programas de vivienda en el territorio nacional, con hitos como la entrega de 78.000 subsidios para adquisición de vivienda (superior a los 34.000 subsidios entregados antes de la pandemia), y la entrega de 134.000 subsidios para adquisición y mejoramiento de vivienda por parte de las cajas de compensación.
“Estamos trabajando desde todos los frentes, no solo en la construcción de nuevas viviendas, sino también en mejoramientos y adecuación de viviendas existentes”, indicó la ministra.
¿El vaso medio lleno o medio vacío?
De fondo, tanto el Gobierno como los constructores agremiados en Camacol han aportado en los últimos años diagnósticos diferentes sobre lo que ocurre con la vivienda: mientras el primero ve el vaso medio lleno, el segundo se ha caracterizado por una visión más pesimista de la cuestión.
La cartera de vivienda (tanto en la voz de la exministra, Catalina Velasco, como la ministra actual, Helga Rivas), ha sostenido que el sector está en un proceso de ajuste luego de “años dorados” (2021 y 2022), en los cuales la locomotora de la vivienda fue impulsada por los subsidios. Tras superar la pandemia, la rápida escalada de la inflación y los ajustes al alza de las tasas de interés, además de repuntes en los costos de la construcción motivados por factores internacionales, la vivienda hoy está ajustándose a los ciclos prepandemia.
En esta línea, la ministra Rivas destacó este viernes que las cifras ya muestran recuperación en algunos segmentos, como la vivienda de interés prioritario (VIP), cuyo costo no supera los 90 salarios mínimos.
“Los datos muestran que, desde finales de 2023 y comienzos de 2024, las ventas de vivienda VIP presentan una recuperación que ha jalonado la dinámica, pero entendemos que el segmento VIS, que genera un volumen importante de empleos, no da espera. El informe de Galería Inmobiliaria mostró crecimiento en ventas del 31 % en todos los segmentos frente al mismo mes de 2023”, indicó Rivas.
La ministra, además, indicó que se prevé un mayor impulso para la vivienda en los próximos meses, como resultado de la reducción del 5 % (en promedio) en las tasas de interés para créditos hipotecarios y la estabilización del índice del costo de construcción de edificaciones.
No obstante, la jefa de la cartera de vivienda reconoció que no se cumplirá la meta del Gobierno de intervenir 400.000 hogares existentes a través de programas como los mejoramientos de vivienda. La cifra será de 80.000, comentó Rivas, quien matizó el dato diciendo que el enfoque del Gobierno “no se limita a números”.
Por su parte, Camacol ha alertado sobre el continuado deterioro de las ventas y las iniciaciones de proyectos, lo que ha tenido consecuencias en la generación de empleo en un sector que históricamente ha sido uno de los grandes empleadores del país (con más de un millón de puestos de trabajo).
Según Guillermo Herrera, en los últimos doce meses las ventas de vivienda cayeron 7,6 % frente al 2023 y 43,7 % respecto al 2022, y las iniciaciones también disminuyeron 23,1 % en el mismo periodo.
“Al caer el área en proceso cae el empleo de la construcción, que acumuló cuatro meses consecutivos en terreno negativo. En agosto se perdieron 84.000 empleos, de los cuales 79.000 correspondieron a la construcción de edificaciones y 47.000, a obreros, oficiales y operarios”, reveló Herrera.
Los constructores insisten en que, de cara al 2025, la reactivación de la vivienda debe pasar por nuevos horizontes de inversión inmobiliaria (arrendamiento especializado e internacionalización, por ejemplo) y el cierre de acuerdos con entidades territoriales que permitan el acceso a subsidios regionales o municipales para facilitar que los hogares alcancen el cierre financiero de un negocio inmobiliario.
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