El presidente de Promigas, Juan Manuel Rojas, respondió a las afirmaciones recientes del presidente Gustavo Petro, quien aseguró que en 2025 no habrá un déficit de gas en el país. En declaraciones para Blu Radio, Rojas subrayó que la crisis ya es una realidad en el sector energético y que Colombia dependerá de gas importado para cubrir una parte de su demanda en los próximos años. “No es algo que vayamos a ver el próximo año, sino que ya está ocurriendo”, señaló.
De acuerdo con el informe del sector gas presentado por Promigas, las proyecciones indican que el país enfrentará un déficit de 7,5 % en 2024, y que esta brecha aumentará hasta 16 % para 2026, lo que obligará al país a incrementar sus importaciones de gas.
Actualmente, Colombia cuenta con una sola terminal de regasificación en Cartagena, con capacidad para procesar hasta 450 millones de pies cúbicos diarios, lo que representa aproximadamente 50 % del consumo nacional. La falta de infraestructura adicional podría limitar la capacidad del país para manejar esta creciente dependencia del gas importado.
Rojas también se refirió al desarrollo de nuevos proyectos de exploración, como Uchuva, ahora denominado Sirius, y el proyecto KGG, en colaboración con Petrobras. Estos proyectos, destacó, son esenciales para preservar la soberanía energética de Colombia, permitiendo que el país mantenga su capacidad de producir y utilizar recursos propios. “El que no explora no encuentra”, señaló, en un llamado a seguir impulsando la exploración en el país.
El año entrante no habrá déficit de gas. Las reservas pueden sostener la demanda de gas por varios años.
— Gustavo Petro (@petrogustavo) September 26, 2024
Dado que la oferta de gas es igual a la demanda, para el año entrante hay que estar atentos a cualquier movimiento especulativo. https://t.co/M4HxPyKU5a
¿El problema del gas impactará en los hogares?
El informe de Promigas también advirtió sobre el impacto que esta situación tendría en las tarifas de los usuarios residenciales. Según las proyecciones de la compañía, si el suministro de gas en Colombia llegara a depender en 50 % de importaciones mediante contratos a largo plazo, los hogares podrían ver un aumento de aproximadamente 23 % en sus facturas.
En un escenario más adverso, donde el gas importado fuera adquirido en el mercado spot —es decir, con precios más fluctuantes y sin contratos a largo plazo— las tarifas podrían incrementarse entre 10 % y 40 %, dependiendo de la cantidad de gas que se necesite importar, según Ecopetrol y Promigas.
Por su parte, el presidente de Ecopetrol, Ricardo Roa, señaló también en Blu Radio que la importación será necesaria, y que sí impactará en los consumidores, aunque en menor medida de lo que inicialmente se temía.
Agregó que desde abril se sabía sobre el déficit de gas, y que se advirtió la insuficiencia de producción nacional para cubrir la demanda interna, lo que se empeoró con la falta de nuevos proyectos.
La importancia de reactivar la exploración local quedó subrayada por las cifras del informe. Las reservas actuales de gas, que la Agencia Nacional de Hidrocarburos estima en 6,1 años, podrían agotarse si no se llevan a cabo nuevas exploraciones. Esto aumentaría la dependencia del país en el mercado internacional y pondría en riesgo la estabilidad de los precios del gas para los consumidores.
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♨️ ¿Cuáles son las alternativas para la demanda de gas?
Promigas propuso explorar alternativas energéticas como el hidrógeno y el biometano para mitigar los efectos del déficit de gas en el futuro. Sin embargo, según el informe, implementar estas tecnologías de manera amplia en Colombia tendría un costo aproximado de $390 billones, cerca de 30 reformas tributarias sumando los precios de importación. A pesar del potencial de estas fuentes energéticas para contribuir a la descarbonización, Promigas destacó que su implementación aún enfrenta barreras técnicas y económicas significativas.
De acuerdo con el líder de Ecopetrol, una propuesta es ingresar gas natural licuado desde Estados Unidos, que entraría desde el Puerto de Buenaventura, una opción más económica comparada la ruta de Cartagena. Sin embargo, el presidente de Promigas señaló que esto solo se regasificaría en el Pacífico, y que la medida se queda coja, porque no existe esa infraestructura actualmente.
El informe también planteó la necesidad de construir una nueva terminal de regasificación en el Pacífico, proyecto que ha sido propuesto por la Unidad de Planeación Minero Energética (UPME). Esta infraestructura, cuya entrada en operación está prevista para 2030, sería clave para diversificar las fuentes de gas importado y garantizar un suministro continuo y más competitivo. En paralelo, la terminal de Cartagena (SPEC LNG) continuará ampliando su capacidad, con un aumento proyectado de 50 millones de pies cúbicos por día en 2024 y otros 83 millones para 2027.
Por su parte, Ecopetrol señaló que algunas de las medidas para evitar el déficit de gas en 2026 incluyen la flexibilización de las normativas actuales, la sustitución temporal de gas natural por combustibles líquidos en los periodos más críticos, el desarrollo de la capacidad de transporte de gas y la promoción de fuentes de energía renovable.
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El panorama a futuro es crítico
Colombia enfrenta una situación crítica en su camino hacia una transición energética equilibrada. Mientras el gobierno de Gustavo Petro apuesta por reducir la dependencia en combustibles fósiles, el gas natural sigue siendo una pieza clave para la estabilidad del sistema energético nacional. Según Promigas, prescindir del gas natural en este momento podría generar sobrecostos que ascenderían a más de 110 billones de pesos, una cifra equivalente a seis reformas tributarias.
Para evitar este escenario, Promigas sugirió flexibilizar la regulación del mercado de gas en el país, de manera que se adapte a las condiciones del mercado internacional y se puedan cubrir los déficits previstos de manera más eficiente. Asimismo, han instado al Gobierno a reconsiderar su enfoque hacia la exploración y desarrollo de nuevos proyectos de gas, enfatizando que la transición energética debe ser ordenada y planificada a largo plazo para evitar desbalances en el suministro.
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