¿Qué ha pasado y qué viene para la reforma laboral en Colombia?
El Gobierno se prepara para radicar nuevamente la propuesta con la que se busca rediseñar el mercado laboral colombiano. Una iniciativa altamente cuestionada que en la primera legislatura no logró apoyo en el Congreso.
Diego Ojeda
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Nadie discute con la idea de que Colombia necesita una reforma laboral. Algunas cifras sirven para apoyar este argumento. El desempleo ha galopado los dos dígitos desde los peores días de la pandemia (apenas en junio volvimos al terreno del 9,3 %), mientras que la informalidad sigue estando en más de la mitad de los puestos de trabajo en el país. La brecha de género, aunque se ha reducido, sigue siendo un factor predominante en el país, sin signos de que haya correcciones estructurales ante este fenómeno.
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Reparar estos errores no es asunto fácil. De hecho, la misión de empleo que se llevó a cabo antes de finalizar el gobierno de Duque concluyó que las falencias en el mercado laboral colombiano están tan enraizadas que una sola reforma no sería suficiente para lograr los resultados que se buscan. Se necesitaría una serie de reformas, articuladas con diversos sectores, que podrían tardar años en dar resultados (en el mejor de los casos). En suma, no hay fórmulas mágicas en esta materia, sino más bien un trabajo mancomunado y constante que involucre no solo a este, sino a los futuros gobiernos.
Desde la administración de Gustavo Petro se ha intentado dar el que sería el primer paso en la materia, con las reformas laboral y la pensional. Sin embargo, la primera de estas se encontró con un bloque de oposición en el Congreso que, vía falta de quorum, hizo imposible su debate.
Los principales reparos que se le hacen a la iniciativa orbitan alrededor del hecho que esta reforma no está enfocada en la generación de empleo, como lo ha confirmado la propia ministra de Trabajo, Gloria Inés Ramírez.
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Al contrario, con la intención de dignificar más el trabajo, era una iniciativa que, según una porción de los empresarios, encarece la mano de obra formal en Colombia con temas como la expansión de la jornada laboral nocturna, el refuerzo de la estabilidad laboral y subiendo a 100 % el recargo en domingos y días festivos, entre otros ajustes.
Desde diversos sectores, entre ellos observatorios laborales y empresarios, alertaron sobre las implicaciones que tendría el aprobar esta propuesta. Un estudio publicado por el Banco de la República reforzó esos argumentos, pues el mismo estimaba que, de aprobarse en la forma como la concibió el Gobierno, podría resultar en la destrucción de unos 450.000 puestos de trabajo.
Más allá de esto, la reforma laboral sí tenía elementos a destacar, como lo es el intento de formalizar a los trabajadores de aplicaciones de reparto (como Rappi y DiDi Food, por ejemplo); la implementación de mecanismos para proteger a los trabajadores ante los procesos de automatización por los que pasan las empresas; apuestas para formalizar el trabajo en el campo y en labores remuneradas del cuidado del hogar; y, lo que parecía ser su columna vertebral, el establecimiento del contrato indefinido para labores permanentes en las empresas, pero que hoy se realizan bajo modalidades más inestables para los trabajadores.
Reforma laboral 2.0
Tras hundirse este proyecto de ley en la Cámara de Representantes, el presidente Gustavo Petro informó que insistiría en la propuesta.
El pasado 2 de agosto el viceministro de Relaciones Laborales e Inspección, Edwin Palma, dijo que la reforma será presentada en las próximas semanas, acompañando su mensaje con que “en este momento se está construyendo, redactando y puliendo algunos temas en donde priman los compromisos internacionales de la OIT y la OCDE”.
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En su momento, expertos consultados por este medio aseguraron que si la reforma laboral quería aspirar a una aprobación en el Congreso esta debía ser concertada con los sectores que conforman el mercado laboral (trabajadores, empresas y Gobierno).
Para este punto, el Gobierno conoce cuáles son los intereses de uno y otro lado, pues incluso previo a la primera radicación de la reforma laboral el Ministerio de Trabajo lideró una mesa de concertación en donde representantes de estos sectores tuvieron asiento. Pero, a pesar de los acercamientos, la reforma no pudo ser concertada antes de su primera entrada al Congreso.
De nuevo, nadie pelea con la idea de que se necesite una reforma laboral en Colombia. De momento la gran pregunta es cómo. Las expectativas están en que en esta nueva legislatura por lo menos se pueda debatir el documento, expresando con ideas y argumentos los ajustes que necesita el mercado laboral colombiano.
Es altamente posible que los problemas en el sistema aboral no se solucionen de un solo tajo, pero la esperanza es que en este debate al menos se abra el camino para, a futuro, introducir más cambios que permitan crear más y mejor empleo en el país.
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