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Durante la pasada crisis de los precios internacionales de petróleo, que se dio entre 2014 y 2016 (los momentos más duros), el país aprendió una importante regla que regía dentro de la economía colombiana: si cae el petróleo, sube el dólar; si sube el petróleo, cae el dólar. Esta correlación negativa explica por qué en menos de dos años la cotización del crudo cayó de US$100 a pasar a debajo de los US$30 (15 de enero de 2016), y que la tasa de cambio (TRM) pasara de los $2.000 a los $3.440 (11 de febrero de 2016). Sin embargo, esta ley se ha roto: ahora tanto el dólar como el petróleo tienen presión al alza.
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El mejor ejemplo fue este lunes: debido a los ataques terroristas a las plantas sauditas (de donde se exporta la mayoría del crudo del mundo), la semana comenzó con un alza del petróleo Brent del 20 %, pero la tasa de cambio colombiana, en vez de caer, registró una leve alza del 0,24 %, lo que indica que el precio del dólar en Colombia es ahora menos sensible a los choques petroleros, de hecho, tiene una cierta independencia: los principales factores que determinan actualmente el comportamiento de la TRM es la incertidumbre internacional por cuenta de la guerra comercial que libran China y Estados Unidos, y el alto déficit de cuenta corriente (porque se importa más de lo que se exporta).
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Aunque el petróleo haya caído en los últimos días, un efecto natural después de la alta incertidumbre que hubo el lunes en los mercados internacionales, el precio del petróleo seguirá con presión al alza mientras las plantas sauditas recuperan su capacidad operativa. Esto podría tardar varias semanas, según los comentarios de Saudi Aramco. Y, por el otro lado, se espera que la guerra comercial siga manteniendo el dólar caro al menos hasta el 15 de diciembre, fecha que se considera como el último plazo para que China y Estados Unidos lleguen a un acuerdo que acabe con la guerra comercial que provocó que en agosto la tasa de cambio rompiese cuatro máximos históricos (superando los $3.485).
Entonces, tal parece que en septiembre y octubre el país deberá enfrentar tanto un petróleo como un dólar con tendencia alcista. ¿Qué implica para la economía colombiana?
El efecto fiscal
Cuando se habla de ingresos fiscales en Colombia, es imposible no mencionar a Ecopetrol: una empresa que generó en 2018 cerca de $11,6 billones en utilidades, de las cuales el Gobierno recibió $8,18 billones. Para fortuna de Colombia, la estatal se ve beneficiada de que tanto el dólar como el petróleo estén al alza, pues implica mayores ganancias para sus exportaciones u operaciones en el exterior. De hecho, hace un par de semanas se conoció que la compañía empezó a realizar fracking en Estados Unidos, una unidad de negocio que será más rentable por las mayores cotizaciones (del dólar y petróleo). Pero este efecto también debería impactar al resto de la renta petrolera del país.
De acuerdo con el marco fiscal de mediano plazo, por cada dólar que se incremente el precio del petróleo se espera un incremento de $116.000 millones en los dividendos de Ecopetrol y de $145.000 millones en el recaudo tributario en el sector petrolero, por lo que el efecto total de ese dólar es de $261.000 millones adicionales en las arcas de la nación. Sin embargo, estos beneficios solo se verán realmente si las cotizaciones se mantienen por encima de las proyecciones.
El Gobierno hizo sus cuentas fiscales esperando que el petróleo Brent promediara los US$65, y hasta el momento se ha cumplido su meta, porque la cotización promedio en 2019 ha sido de US$64,83 (incluyendo el alza del lunes pasado). Y este jueves este crudo cerró en cerca de ,los US$64,6. Es decir, todavía el precio del petróleo tiene que subir y mantenerse a niveles más altos para que se aprecien mayores ingresos petroleros. Una situación que depende de qué tan rápido se recupere la producción de crudo mundial tras los ataques en Arabia Saudita.
Por otro lado, Juan David Ballén, analista de Casa de Bolsa, advierte que “respecto al dólar, el efecto es mixto. Por un lado, sí puede mejorar las ganancias de Ecopetrol, pero también hay que considerar el efecto que trae sobre la deuda externa colombiana (que suma cerca de US$50.000 millones), por lo que es difícil determinar si el saldo final será positivo”.
De hecho, durante las discusiones del presupuesto 2020, el ministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla, indicó que el efecto de $100 adicionales en la tasa de cambio encarecería los pagos de deuda en $1 billón. Pero también indicó que la mayor cotización del dólar aumentaría los impuestos asociados con las importaciones en $720.000 millones, en el sector petrolero el efecto sería de $319.000 millones y en el caso de Ecopetrol, el Gobierno tendría un mayor ingreso por $300.000 millones.
Gasolina a la inflación
La cotización del petróleo y el dólar también son las dos principales variables de la fórmula del precio de la gasolina y el acpm. Entonces, es posible que en octubre se vea un incremento en el valor de los combustibles en Colombia.
Para Álvaro Alzate, director ejecutivo de la Asociación de Transportadores de Colombia (ATC), “aunque en septiembre no subió el precio de la gasolina, sí subió el del acpm. Y ahora, por la coyuntura internacional, estamos temiendo que en octubre haya un nuevo incremento en el precio de los combustibles. Le pedimos al Gobierno que se abstenga de realizar esta alza, pues incrementaría los costos para un sector transportador que se ha visto debilitado por temas como el cierre de la vía al Llano y los tramos de la carretera Medellín-Cartagena. Además, no son solo los transportadores los que nos vemos afectados, el encarecimiento de los combustibles afecta a toda la cadena logística: impacta a todos los colombianos”.
Lo otro que requiere atención es el posible incremento en la inflación. El índice de precios al consumidor ha subido 3,03 % en lo corrido de 2019 y 3,75 % en los últimos 12 meses. Es decir, el indicador ya está por encima de la meta de 3 % del Banco de la República, y un incremento en los precios de los combustibles podría acentuar el encarecimiento del costo de vida de los hogares colombianos.
De acuerdo con la firma Raddar, el 15 % de los productos de la canasta familiar son importados y se están encareciendo por cuenta del dólar. Pero otra parte de los artículos, sobre todo los del grupo de alimentos, podrían encarecerse por los mayores costos logísticos por cuenta del posible aumento del valor de los combustibles. Además, tan solo el rubro de transporte pesa 12 % en el cálculo del IPC.
Sin embargo, tal como pasa con el tema fiscal, el efecto en la inflación también dependerá de qué tan rápido se solucionen los efectos que mantienen la presión al alza del dólar y el petróleo. Por eso las siguientes semanas serán de especial importancia, pues determinarán si este es tan solo un fenómeno temporal o si se aprecia un cambio estructural que determine si la correlación entre la tasa de cambio dejará de ser negativa.