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En la noche de este martes, el reloj de población que aparece en la página de Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) ponía un total de más de 49’963.711 y proyectaba el que 21 de octubre próximo el país alcanzaría los 50 millones de habitantes.
La información contrasta con las declaraciones entregadas por el director de esa entidad, Juan Daniel Oviedo, quien al referirse a los resultados preliminares de la medición estadística afirmó que la población nacional no llegaría tan pronto a esa cifra redonda.
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Que las proyecciones, que se hacen con base en el último censo, de 2005, estén sobreestimadas ponen a pensar sobre cuáles serían las implicaciones de un menor número de habitantes en Colombia, teniendo en cuenta que la estadística es un insumo fundamental para la política pública.
Para Hernando José Gómez, exdirector de Planeación Nacional, una vez se tengan los resultados finales será necesario revisar y observar si en determinadas regiones y rangos de edad efectivamente hubo una sobreestimación o no. A partir de ahí, dice, se podría evaluar qué “oportunidades” hay.
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Por ejemplo, si en un lugar específico no hay tantos menores como se pensaba, se podría apuntar a más calidad en educación o atención a primera infancia –dependiendo del caso–, pues la “cantidad” o la cobertura ya no sería la principal preocupación.
De otro lado, si en general no hay tantas personas mayores como se proyectaba habría menos población encaminándose hacia la pensión, lo que a su vez tendría implicaciones en el sistema. En definitiva, se trataría de ver “qué menores necesidades tenemos y cómo se puede mejorar calidad de vida de las personas”.
Sin embargo, la pregunta que puede surgir es si a menor población –suponiendo que la hay– no habría menores recursos y, en últimas, presupuesto para repartir. A esto Gómez explica que no, pues la medición del Producto Interno Bruto (PIB) no está en esta discusión. Por el contrario, el PIB per cápita aumentaría, pues habría la misma producción con menores habitantes.
No obstante, sí podría haber efectos en un sistema como el General de Participaciones (SGP), que sí tiene en cuenta un factor proporcional (a mayor población, mayores recursos). Asimismo, los resultados, sostiene Gómez, podrían enviar “señales” a diferentes sectores de la economía, como la construcción, sobre cómo podría comportarse la demanda de cierto tipo de construcciones.
El papel del DANE
Alrededor de las estimaciones de las cifras, hubo quienes pusieron en cuestión la labor del DANE y otro que resaltaron el hecho de que los censos deben actualizarse por lo menos una vez cada década. La última medición de este tipo que hizo Colombia fue hace 13 años, por lo que habría más espacio para que las tendencias demográficas hayan cambiado.
El exministro de Ambiente Manuel Rodríguez expresó en su cuenta de Twitter: “Colombia tiene mucho menos de 50 millones de habitantes, la cifra que había proyectado el DANE. ¿Acaso no habla muy mal del DANE semejante pifiada? Lamentablemente con este error se cae la confianza en el Dane, y sus numerosas estadísticas”.
Al paso, respondió el economista y consultor Roberto Angulo, quien prefirió no comentar para este artículo. “Cualquier proyección está sujeta a ajustes con cada censo. Si fuera perfecta no necesitaríamos censo. Si el censo tardó mucho más que una década, es normal que la proyección esté aún más imprecisa. Es apresurado poner en tela de juicio al DANE por este punto en particular”, publicó Angulo en su cuenta de Twitter.