¿Qué implicaría un arancel de 40 % a las importaciones textiles?
Aunque los confeccionistas celebran la posible medida, los aranceles en tiempos de alta inflación tienen un claro perdedor: el consumidor final.
Lucety Carreño Rojas
La publicación del borrador de decreto que contempla un importante cambio en los aranceles para la importación de textiles, revivió la discordia entre los gremios empresariales. Una pelea histórica y un asunto casi endémico en el sector, pero, ¿qué es lo que se discute ahora? Comencemos.
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La publicación del borrador de decreto que contempla un importante cambio en los aranceles para la importación de textiles, revivió la discordia entre los gremios empresariales. Una pelea histórica y un asunto casi endémico en el sector, pero, ¿qué es lo que se discute ahora? Comencemos.
Actualmente, hay dos tarifas para las importaciones de textiles: de 40 % para textiles entre US$0 y US$10 dólares el kilo; y del 15 % + US$1,5 para los textiles de más de US$15. Un logro que consiguió la Cámara Colombiana de la Confección y Afines (CCCyA) durante la administración de Iván Duque.
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Ahora, el borrador de decreto, publicado por el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo, propone modificar “parcialmente el Decreto 1881 del 30 de diciembre de 2021 en el sentido de establecer un arancel del cuarenta por ciento (40 %) ad valorem a las importaciones de cualquier origen de nación más favorecida (NMF), para los productos clasificados en los capítulos 61 y 62 del Arancel de Aduanas Nacional”.
Es decir, ahora el arancel puede variar entre 15 y 40 % dependiendo del precio por kilo. Pero con el decreto el arancel sería plano de 40% sin hacer distinciones. El borrador de decreto está publicado en el portal del Mincomercio para comentarios hasta el domingo 6 de noviembre.
“Los aranceles lo que buscan es equilibrar la cancha para defender las desigualdades y corregir las distorsiones de mercado. Se busca que el producto importado pague un 40 % para ingresar al país, lo que nos daría competitividad y eso se traduciría en mayor empleo y en un sector que seguirá creciendo”, dijo Camilo Rodríguez, presidente de la CCCyA.
Por su parte, Camilo Herrera, presidente de la firma que mide el consumo Raddar, mencionó que se trata de un borrador para comentarios, es decir, “aún no es una medida definitiva”. Además, dijo que el decreto vigente se vence “pronto y había que darle revisión al tema”.
De fondo, la discusión sigue siendo la misma: los críticos de los aranceles afirman que mayores impuestos promueven el contrabando y encarecen los precios del vestuario. Algunos cálculos señalan que los incrementos en el valor final pueden llegar al 30 %.
La medida, bajo la mirada de los gremios que se oponen a ella, termina por beneficiar a una esquina de toda la cadena textil. Además, en estos momentos de alta inflación y devaluación del peso, las afectaciones más duras de los aranceles recaerían sobre el consumidor final.
“Una medida como esta en medio de un escenario inflacionario y con un dólar por encima de los $5.000 impactará negativamente el bolsillo de los colombianos y generará mayor desempleo e informalidad. Esta situación terminará premiando al contrabando”, afirmó Jaime Alberto Cabal, presidente de Fenalco.
Según Fenalco, el impacto en el precio final a los consumidores, “teniendo en cuenta además que hay un encarecimiento en las importaciones por cuenta de la devaluación del peso frente al dólar; será en promedio de un 30 % más, lo que finalmente aumentaría la rentabilidad del contrabando”, aseguró el gremio.
En cuanto al gasto de los hogares colombianos en ropa, Herrera cree que puede darse una inflación de más o menos un 5 % en la canasta de ropa; “dato que suena menor, más el promedio de inflación de la ropa en los últimos 10 años es de 0,5 %. Esto afectará los costos de producción de los pequeños talleres, quienes se verán fuertemente afectados”.
En esa misma línea, Javier Díaz, presidente de la Asociación Nacional de Comercio Exterior (Analdex), afirmó que la medida “le parece inconveniente, pues castiga al comercio formal y le aumenta la rentabilidad al contrabando. Con una devaluación del 31 % y un arancel del 40 %, el margen para el contrabando es inmenso”.
Herrera también mencionó que hay que considerar que más del 30 % de las prendas de ropa “que compramos los colombianos son importadas y, claramente, no son solo marcas de alto precio, sino productos básicos que vienen de China e, incluso, de Perú y Centroamérica. Lo que hará que los precios de la ropa aumenten y que se dé un desabastecimiento de mercado en algunas categorías”.
Sin embargo, Díaz sí cree que es positivo que “respetaron el arancel consolidado en la OMC y que no se aplica a los países con los cuales tenemos acuerdos suscritos”.
“El espíritu del decreto puede ser correcto: si la idea es reducir las importaciones y compensar las economías de escala y los costos laborales de Asia. Poner estos aranceles podrían dejar en buenas condiciones de precios al mercado local”, agregó Herrera.
Por el otro lado, “un aumento de aranceles tiene efectos políticos globales, como un aumento de aranceles por parte de otras partes en reacción ante la medida; en adición, a que la misma va en contra de varios tratados internaciones y esto causará demandas contra el Estado colombiano de otras naciones”, explicó Herrera.
En un escenario un poco más pesimista, Fenalco aseguró que dicho arancel desestimularía la compra de prendas de vestir y causaría “menos áreas en establecimientos comerciales dedicadas a este segmento y por consiguiente menos estímulos a la expansión y generación de nuevas plazas de trabajo en este sector”.
“Aumentar los aranceles al 40 %, máximo consolidado en la OMC, no parece ser la estrategia adecuada para que Colombia se vuelva una potencia regional en las confecciones, por lo que sugerimos convocar a unas mesas de trabajo con los comerciantes representados por Fenalco, con el objetivo de proponer fórmulas más equitativas y trazar unas rutas diferentes a las ya ensayadas anteriormente, que han demostrado ser ineficaces”, agregó el líder gremial de los comerciantes.
José Manuel Restrepo, exministro de Comercio y quien representó un papel importante en la actual medida arancelaria, calificó de “pésima” y desproporcionada la decisión que propone el borrador. “Sumado a alta devaluación, encarece insumos y bienes finales del sector (ropa). Aumenta inflación. Genera más contrabando y retaliaciones comerciales que afectan nuestras exportaciones agroindustriales. La competitividad no se decreta, se trabaja”, puso en su cuenta de Twitter.
¿Qué pasó para llegar a este punto?
Vale la pena mencionar que en 2018 el sector, representado por la Cccya, anunció abiertamente su apoyo a Duque durante las pasadas elecciones.
En el Plan Nacional de Desarrollo 2018-2022 se incluyeron los aranceles en los artículos 274 y 275 en el Decreto 1419 para, según los textileros, frenar la masiva importación de prendas de vestir provenientes de países de África y Asia, con los que Colombia no tiene acuerdos comerciales, para proteger la mano de obra nacional.
La normativa establecía un aumento del 15 % al 37,9 % para las importaciones de los artículos de vestuario cuando su precio fuera inferior o igual a US$20 por kilo. Para los elementos que superaran ese precio habría un arancel del 10 % según el valor de la mercancía: más de US$3 por kilo.
El 6 de agosto de 2019, José Manuel Restrepo, ministro de Comercio, quien también se opuso a los aranceles, firmó la medida que entró en vigor noventa días después. El decreto generó polémicas, disputas gremiales y una demanda presentada ante la Corte Constitucional por gremios como Analdex, Fenalco, la ANDI e incluso la Procuraduría y Alberto Carrasquilla, ministro de Hacienda, quienes la consideraban inconstitucional.
En enero de 2020, la Sala Plena de la Corte Constitucional tumbó los aranceles a textiles al considerar que solo es potestad del poder Ejecutivo, es decir del presidente, establecer o quitar aranceles y no del Congreso, como había quedado establecida la medida. La Cccya lamentó la situación y le pidió a Duque fijar los aranceles mediante un decreto.
Los confeccionistas pidieron una y otra vez el apoyo y el cumplimiento de las promesas de campaña durante los momentos más complicados de la crisis sanitaria, que afectó considerablemente al sector.
El 10 de marzo de 2021 se publicó el borrador de decreto en la página web del Ministerio de Comercio. Según se lee en el borrador de decreto, el proyecto es la recomendación del “Comité de Asuntos Aduaneros, Arancelarios y de Comercio Exterior (Triple A), órgano colegiado con participación de varias entidades públicas”, y propone restablecer el máximo arancel permitido por la Organización Mundial de Comercio, es decir, “del 40 % para las importaciones de confecciones por valor igual o inferior a US$10 por kilo. Para las importaciones de confecciones con valores superiores recomienda un arancel mixto del 15 % ad valorem más US$1,5 por kilo”.
Mediante el decreto 414 de 2021 se fijaron los aranceles para el sector textil. El documento estableció un arancel del 40 % para las importaciones de confecciones por valor igual o inferior a US$10 por kilo. Para las importaciones de confecciones con valores superiores recomienda un arancel mixto del 15 % ad valorem más US$1,5 por kilo.
La medida no aplicaría para países con los que Colombia tiene acuerdo de libre comercio firmado. “El gravamen arancelario establecido en el presente decreto será revisado semestralmente por el Comité de Asuntos Aduaneros, Arancelarios y de Comercio Exterior”, se lee en el documento.
¿Por qué no se soluciona este debate?
De acuerdo con los expertos, los aranceles no son la única vía para resolver los problemas del sector textil, pues se deben implementar medidas integrales, que incluyen cambios en tecnología y productos, que le permitan competir en el mercado nacional e internacional.
Y aquí sucede un pequeño milagro: en un tema con bandos tan definidos, y posiciones tan contrarias, todos parecen estar de acuerdo en que el sector necesita transformaciones de fondo para competir mejor.
Edward Salazar, sociólogo e investigador de moda, considera que se deben hacer algunas preguntas de fondo antes de fijar nuevos aranceles como “¿cuál es la medición que se tiene de los efectos del arancel que ya existía desde diciembre de 2021?”. También, en este nuevo gobierno, saber cómo la reforma tributaria y los aranceles se entrecruzarán y cómo estos factores afectarán la capacidad de consumo de los colombianos.
La cadena de producción textil, confección y moda de Colombia depende del mundo. “Decir que poner aranceles frenará las importaciones y aumentará la producción local y las exportaciones, es un supuesto muy fuerte, porque no se dan los incentivos necesarios ni las capacidades para que esto pase. Seguramente, algunos sectores podrán beneficiarse de esto”, dijo Herrera.
Desde el decreto 074 de 2013, recordó Herrera, se han usado estas medidas para contener el flujo de importaciones, “pero pese a ellas y a la devaluación, las importaciones continúan creciendo, al igual que el contrabando, lo que hace pensar que la medida tendrá efectos en los precios de la ropa y las telas, y causará un desabastecimiento de mercado en un mediano plazo y un ‘pico de importaciones’ antes que la medida entre a regir”.
Carolina Agudelo, diseñadora textil y profesora de la Universidad de los Andes, aseguró que el arancel es un “pañito de agua tibia” para las problemáticas que enfrentan los textiles y las confecciones locales. “Hay pocas hilanderías y lugares de tejidos que le estén apostando a la biodiversificación, al diseño de nuevos productos, a las nuevas formas que le puedan servir a la industria. Entonces, cuando hay falencia de esos productos, pues es imposible que la industria local entre a suplir lo que está haciendo la mundial. Lo que hay que hacer es un análisis de qué se puede producir bien, qué no, proteger lo que hacemos bien y darle carta abierta a lo otro”.
¿Qué representa la industria textil y de la moda nacional?
De acuerdo con cifras de Inexmoda, Raddar y Sectorial, el sistema moda colombiano alcanzará un tamaño de mercado de $30 billones al cierre de 2022, crecimiento que se ubica 9 % por encima del 2021 y que evidencia la tendencia de aumento de la industria textil-confección al superar incluso cifras prepandemia, con un 29 % de crecimiento respecto al cierre de 2019.
“Según el mismo estudio, aspectos como el retorno total a la presencialidad y la recuperación del empleo, son algunos de los principales factores que han impulsado el consumo de moda tras la dinámica de gasto evidenciado durante la pandemia y la etapa de reactivación, periodo en el que el gasto se destinó principalmente a canastas esenciales (alimentos, salud, servicios para el hogar)”, se lee en el documento de Inexmoda.
Para septiembre de 2022, de acuerdo con cifras de Raddar, las compras de prendas por parte de los colombianos crecían al 0,8 % frente al año pasado y 4, 3% en el dato anual. Para el DANE, las prendas de vestir y textiles en el comercio crecieron 13,6 % en agosto de este año, en comparación con el mismo mes de 2021.
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