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El transporte es uno de los motores de la economía, pues es parte de la cadena de valor y producción de un buen número de industrias. “Por eso es que todos los países le prestan mucha atención a este sector porque si se paraliza, o es ineficiente, las consecuencias se sienten prontamente”, dice Juan Carlos Rodríguez, presidente de la Confederación Colombiana de Transportadores de Carga (Colfecar), organización que esta semana realizó en Barranquilla su congreso anual para analizar las perspectivas y problemas de esta actividad. (Lea "El duro camino por recorrer que tienen los ministerios del gobierno Santos")
¿Qué retos ve actualmente en el sector?
Uno de los principales retos a nivel nacional es bajar los costos logísticos. Es la meta de todos porque estos costos no nos permiten despegar. Es una situación en la que se requiere mucho compromiso de todos los actores, incluyendo al Gobierno en temas como los combustibles, infraestructura y peajes. Sólo entre esos dos rubros se encuentra el 46% de la canasta de precios del transporte. Este es un elemento clave.
Otro asunto importante es la estructura para la intermodalidad de la que tanto se ha hablado. Vemos que ya el Ministerio de Transporte otras agencias del Estados, como el Departamento Nacional de Planeación (DNP), han hecho eco a lo que hemos planteado: la infraestructura per se no es la solución, pues se requiere también de elementos de coordinación entre los diferentes actores, públicos y privados, para lograr una mayor eficiencia en la utilización de los equipos de transporte.
¿Qué falta hacer en el frente de la intermodalidad?
Aquí hay mucha teoría y poca práctica. Hay un planteamiento claro, pero en la realidad operativa estamos perdiendo el año, en la medida en la que los diferentes modos no han podido tener la carga suficiente (hay que recordar que las cargas están en función de los modos). Y, sin la carga necesaria, todo el esquema de intermodalidad puede morir. También hay un problema con los nodos de transferencia, que no son los adecuados y, en algunos casos, simplemente no existen. Pongo un ejemplo claro que sucedió con Venezuela: cuando se cerró la frontera tuvimos la posibilidad de hacer gala de intermodalidad entre modo terrestre y fluvial, pero falló una conexión en zonas como Gamarra. No había infraestructura para transferencia de carga y al utilizar solamente el transporte terrestre eso eleva los costos, pues las distancias y los tiempos son mayores.
Entidades como Planeación Nacional reconocen que hay retos importantes en logística…
Hay que ser claros en que, en logística, el Gobierno ha dado en el clavo. La infraestructura tiene que tener una vocación de transferencia de carga, ser un punto de contacto. No sólo se trata de vías, sino las zonas en las que se pueda cargar y descargar y hacer la transferencia de un modo a otro en el menor tiempo posible. Para lograr esto parece que ya hay un plan y en la Misión Logística se ha planteado esto claramente a través del DNP.
El otro tema es el tiempo. Hoy el proceso de consecución de un vehículo, carga, descarga, tiempos de espera para ambos procedimientos, todo eso suma como 21 horas. Esta es una medición ratificada por el DNP que hay que disminuir. Mayor tiempo acá implica mayores costos y eso limita la competitividad de todo el sector.
¿Cómo ve el panorama en infraestructura?
Aquí hay otro aspecto en el que toca hacer énfasis y es en las vías terciarias pues el presente y el futuro del país en materia de diversificación de exportaciones está en la agroindustria, que requiere este tipo de corredores. Los recursos son escasos, pero hay que hacer ajustes porque $48 billones de aquí a 2030 es muy poco realmente para lo que se requiere en esta materia. Aunque es un comienzo. No quiero ser tan pesimista.
El DNP también habla de competitividad económica desde el transporte...
El transporte de carga contribuye con 7% del PIB nacional. Esta es una cifra alta. Por eso es que todos los países le prestan mucha atención a este sector porque si se paraliza, o es ineficiente, las consecuencias se sienten prontamente. Sólo el componente de logística constituye entre 20 y 30% del costo final de un producto.
En temas de regulación, ¿cómo está el país?
Es un sector hiper regulado. Es necesaria la implementación de la comisión de regulación, que ya está creada. Esto lo hemos dicho en varios momentos. También hay que tener en cuenta que hoy tenemos una tabla de fletes con otro nombre y esto limita mucho el funcionamiento del sector. Es necesario volver al modelo de libertad vigilada, que funciona en muchos países y que creemos es lo mejor para el país y para el sector.