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En Colombia crece la necesidad de que la generación de electricidad incorpore pronto las energías verdes. Dos factores hacen que se llegue con urgencia a esta situación: la garantía de tener disponibilidad de energías de reserva más baratas y un alivio para las tarifas de los usuarios. Ahora que se espera que comience la recuperación de la economía, no es descabellado pensar que se puede frenar por culpa de un apagón en los primeros meses de 2021, a causa de las condiciones meteorológicas y el bajo nivel de los embalses. Todo dependerá de los niveles de estos en el verano 2020-2021: “Si los embalses están muy bajitos (para la época), nos pondría en un riesgo de racionamiento en el verano 2020-2021”, dijo la ministra de Minas y Energía, María Fernanda Suárez en el Congreso de la República.
Sin duda, Hidroituango fue el mal que avivó la entrada de las energías renovables, al poner en riesgo la confiabilidad eléctrica del país. El colapso de la hidroeléctrica en Ituango llevó a acelerar en 2019 la subasta de las fuentes verdes para fortalecer el cargo por confiabilidad, que aprobó 4.000 megavatios (MW) de capacidad instalada, obteniendo una reducción en el precio del megavatio/hora del 11 %. En 2019 se dio el mayor salto para la nueva energía, destacando los proyectos solares y eólicos que aseguran la construcción de plantas generadoras por 2.500 MW.
Con la contratación de estas plantas generadoras de energías verdes, el país pasará de tener en su matriz eléctrica menos del 1 % de participación de energías renovables a proyectar para 2022 un 12,6 % de la capacidad instalada, que podría significar una reducción de nueve millones de toneladas de emisiones de carbono. “Los proyectos aprobados, nueve en total, tienen el compromiso de entrar a operar en 2022, pero existe un incentivo para las plantas que generen antes de la fecha prevista”, dijo la ministra Suárez.
Estos proyectos de generación permitirán llevar la nueva energía del sol y del viento a millones de colombianos. Atraerán inversiones estimadas por más de $8 billones, generarán miles de empleos y una reducción aproximada del 30 % en la tarifa del servicio de energía eléctrica para los usuarios en el componente de generación, para el mediano plazo.
Un reciente informe de la Agencia Internacional de Energía Renovable (Irena) indica que “los costos de la electricidad renovable se han reducido drásticamente en la última década, impulsados por la mejora de las tecnologías, las economías de escala, las cadenas de suministro cada vez más competitivas y la creciente experiencia de los desarrolladores”. Precisa el estudio que los costos de electricidad de generación solar cayeron 13 % en 2019, en tanto que la eólica disminuyó aproximadamente un 9 %.
Cecilia Maya, gerente de mercado de energía mayorista de la empresa XM, estima que el número de proyectos adjudicados “le permitirá al sistema evolucionar a una matriz energética cuya composición será 58 % hidráulica, 30 % térmica, 5 % eólica, 1 % solar y 6 % de plantas menores”. Señaló que la subasta realizada por el Ministerio de Minas para contratos de largo plazo por quince años debe comenzar a despacharse en enero de 2022.
Pero a muchos les asalta el temor de que la pandemia, que tiene a la economía confinada, pueda retrasar la puesta en marcha de los proyectos programados. Germán Corredor, director de SER Colombia, el gremio de los generadores de energías renovables, considera que no habrá retrasos. “En este momento están en el proceso previo a iniciar construcción; es decir, terminando el tema de licenciamiento ambiental: algunos ya tienen las licencias y otros están en consultas previas. Están haciendo los estudios finales de diseño para hacer la conexión de los proyectos”.
Por su parte, Sandra Fonseca, directora de la Asociación Colombiana de Grandes Consumidores de Energía Industriales y Comerciales (Asoenergía), sostiene que “los retos de los manejos de tipo ambiental y de manejo de comunidades son inmensos. Esos aspectos, sumados a los retos asociados con las entregas de los equipos por toda la emergencia que se está viviendo, son grandes”, por ello advierte que “preocupa la oportunidad de entrada de estos proyectos , así como la disponibilidad real de la conexión de los mismos al Sistema Interconectado Nacional (SIN)”.
Corredor resalta que “somos optimistas de que los proyectos van a entrar a tiempo. Hay dificultades en algunos casos más que en otros, por el tema del licenciamiento ambiental, pero somos optimistas de que se pueden resolver”.
Natalia Gutiérrez, presidenta de la Asociación Colombiana de Generadores de Energía Eléctrica (Acolgén), destacó que hoy las empresas del gremio tienen en desarrollo 21 proyectos de energías renovables, que representan 3.374 MW adicionales para 2023; esto es un crecimiento de cerca del 20 % en la capacidad instalada actual del país a partir de fuentes limpias.
Gutiérrez explica que “de estos 21 proyectos, el 28 % fue asignado mediante el mecanismo de expansión de cargo por confiabilidad y el 24 % fueron asignados mediante la subasta de contratación a largo plazo de energía del Ministerio, un mecanismo propuesto para asegurar el abastecimiento con plantas de fuentes no convencionales, como solar y eólica”.
Para Maya, de XM, en épocas de verano, cuando se presenta el fenómeno de El Niño, “la energía eólica y solar son un buen complemento para la matriz energética. En este sentido, las expectativas del mercado de energía es que tengamos una generación eléctrica aun más limpia, diversificada y con precios con menor volatilidad”.
Solo contando con los proyectos ganadores de la subasta de 2019, el país pasará de tener menos de 50 MW de capacidad instalada para la generación de energías renovables —que equivalen a lo que necesita una ciudad como Ibagué—, a más de 2.500 MW en 2022, que es lo que requieren Cali, Medellín, Bucaramanga, Barranquilla y Cartagena juntas, calcula la ministra.
Gutiérrez resalta una cifra importante: en el año 2023 Colombia tendrá un poco más de 16.000 MW instalados de energías renovables, siendo uno de los sectores eléctricos con mayor integración de renovables a escala mundial. “Estas nuevas tecnologías brindarán mayor competitividad y eficiencia en la formación de precios de energía a escala nacional y sus atributos permitirán complementar y fortalecer nuestra matriz de generación, la cual ha resultado ser lo suficientemente segura, eficiente y confiable para atender la demanda en los últimos 27 años”, añade.
Dependiendo del crecimiento de la demanda y del ingreso de las nuevas fuentes de generación, los precios de energía que se reflejan en la tarifa podrían bajar. “Un buen indicador de qué podemos esperar respecto al comportamiento de los precios fue el que se definió en el cierre de la subasta de contratos de energías renovables del Ministerio, la cual cerró alrededor de $50 por debajo de los precios de contratos que se despachan actualmente”, señala Maya.