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Originalmente, este martes se deberían haber conocido las cifras del PIB chino para el tercer trimestre del año. Sin embargo, la publicación de los datos fue pospuesta y, al menos hasta el momento, no tiene una nueva fecha.
No es sólo un movimiento inusual, sino que puede ser hasta preocupante porque lo que suceda con la economía china tiene el potencial de convertirse en golpes económicos para prácticamente todo el planeta.
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Hasta el momento, los pronósticos de analistas situaban el crecimiento del tercer trimestre en un rango que va entre 3 % y 3,4 %. Ambas cifras representan una mejora significativa frente a lo registrado en el segundo trimestre del año, cuando se dio una anémica expansión de 0,4 %, pero distan mucho del 8,1 % con el que cerró 2021 el país asiático.
De fondo, lo que el mercado parece casi dar por descontado es que los resultados de crecimiento chino para 2022 podrían estar entre los peores en décadas. Las autoridades chinas han fijado sus metas para el año en 5,5 % de expansión anual del PIB.
Pero prácticamente nadie parece creer que esto será posible, incluyendo algunos oficiales chinos que, según algunos reportes, comenzaron a rebajar estas expectativas (propuestas en marzo) en julio de este año.
De entrada, estas no son buenas noticias, pues China tiene un peso mundial en temas como consumo de petróleo, por ejemplo. Una desaceleración en ese mercado termina traduciéndose, tarde o temprano, en ralentizaciones en otros puntos de la economía global.
¿Qué pasa en China?
El aplazamiento de la publicación de los datos del PIB se da apenas un día después de que arrancara el 20º Congreso del Partido Comunista, en el que se espera ampliamente que Xi Jinping obtenga un tercer mandato al frente de la formación y del país.
También llega justo después del discurso del primer mandatario chino, en el que, entre otras cosas, se comprometió a continuar impulsando su política de tolerancia cero frente al covid-19.
Este lineamiento, que resalta frente al regreso a la “normalidad” que se ha instalado en casi todo el mundo, es uno de los factores que causó la caída del PIB para el segundo trimestre. Esto, principalmente, por los cierres y cuarentenas obligatorias en ciudades enteras, así como en importantes centros de producción y logística.
A principios de este año, las cuarentenas afectaron las operaciones de puertos como Shanghái, Dalian, Tianjin y Shenzhen.
Para hacerse una idea de lo que implica detener o ralentizar las operaciones en estas terminales marítimas habría que decir que, sólo para 2020 (en plena pandemia), el puerto de Shanghái movió tres veces más contenedores que el de Rotterdam (Holanda), que es la principal instalación de su tipo por fuera de Asia.
El compromiso de Xi Jinping de continuar con la estrategia de restricciones extremas cuando sean necesarias puede marcar un camino de incertidumbre para la producción global, justo en momentos de alta inflación en prácticamente todo el mundo.
¿Qué pasó con el PIB?
Zhao Chenxin, un alto cargo de la Comisión Nacional de Desarrollo y Reformas, dijo a los periodistas este lunes que “la economía repuntó significativamente en el tercer trimestre”, y que “desde una perspectiva global, el desempeño de China sigue siendo sobresaliente”.
Pero muchos analistas creen que la segunda economía mundial tendrá serios problemas para alcanzar su objetivo de crecimiento para este año, en torno al 5,5 %.
Vale la pena aclarar que apenas la semana pasada, el Fondo Monetario Internacional recortó la proyección de crecimiento que tenía de la economía china, dejándola en 3,2 % para 2022 (una décima menos que en julio) y 4,4 % para 2023 (recorte de dos décimas).
El Fondo atribuyó la moderación de sus perspectivas a “las frecuentes cuarentenas por su política de ‘cero covid’, que han hecho mella en la economía, especialmente durante el segundo trimestre de 2022″. “En China se está siguiendo una política sanitaria diferente (a la del resto del mundo), que es algo que está lastrando la actividad económica china en nuestras proyecciones”, explicó Pierre-Olivier Gourinchas, el director de Investigación del FMI.
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Además, el sector inmobiliario, que representa una quinta parte de la actividad económica del país, se está deteriorando rápidamente, según el organismo. “Un empeoramiento del sector inmobiliario chino podría acabar afectando al sector bancario nacional y afectar negativamente al crecimiento del país”, avisó el organismo.
El crecimiento de este sector ha estado apalancado especialmente por una robusta oferta de créditos para los consumidores. Pero el desgaste de este mecanismo ha generado, en últimas, una crisis de endeudamiento privado y público.
De acuerdo con el FMI, la deuda pública en China habrá alcanzado el 102,8 % del PIB para 2027, casi 35 puntos porcentuales más que el 68,1 % que registró en 2020.
Y, sin embargo, este elevado índice contrasta con el escenario actual de China, uno de los pocos países en donde la inflación está contenida y que, se espera, termine este año en 2,2 %; para 2023 se espera una cifra similar.
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