¿Qué puede hacer la reforma de Petro para mejorar la pensión de las mujeres?
En entrevista, Laura Porras, directora del área de Derecho Laboral y Seguridad Social de la Facultad de Derecho de la U. de los Andes, explica por qué las mujeres en Colombia se pensionan menos y cuáles son las opciones para enfrentar esa realidad.
Pensionarse en Colombia es toda una hazaña: solo lo logra una de cada cuatro personas mayores. La situación para las mujeres es todavía más complicada porque enfrentan más obstáculos en el mercado laboral. Hay poca información sobre este tema, pero la que hay muestra que las mujeres están en desventaja. La Mesa Intersectorial de Economía del Cuidado y Fescol realizaron un informe basado en datos obtenidos por derechos de petición. El documento revela que, en 2020, en ambos sistemas (Colpensiones y fondos privados), del total de mujeres en edad de pensionarse, solo lo hicieron el 19 %, frente a un 29 % de hombres, registrando así una brecha del 10 %.
Gánale la carrera a la desinformación NO TE QUEDES CON LAS GANAS DE LEER ESTE ARTÍCULO
¿Ya tienes una cuenta? Inicia sesión para continuar
Pensionarse en Colombia es toda una hazaña: solo lo logra una de cada cuatro personas mayores. La situación para las mujeres es todavía más complicada porque enfrentan más obstáculos en el mercado laboral. Hay poca información sobre este tema, pero la que hay muestra que las mujeres están en desventaja. La Mesa Intersectorial de Economía del Cuidado y Fescol realizaron un informe basado en datos obtenidos por derechos de petición. El documento revela que, en 2020, en ambos sistemas (Colpensiones y fondos privados), del total de mujeres en edad de pensionarse, solo lo hicieron el 19 %, frente a un 29 % de hombres, registrando así una brecha del 10 %.
Le puede interesar: Las mujeres se pensionan menos que los hombres en Colombia: ¿cómo resolverlo?
Hablar de este tema es fundamental, especialmente en medio del debate de la reforma pensional y teniendo en cuenta que recientemente la Corte Constitucional instó al Congreso a adoptar un régimen que garantice de manera equitativa el acceso al derecho a la pensión para las mujeres. Vale recordar que la Corte dijo que, si esto no ocurre, a partir del 1 de enero de 2026 se disminuirán gradualmente las semanas de cotización exigidas a las mujeres hasta llegar a 1.000 en el régimen de prima media.
Laura Porras, directora del área de Derecho Laboral y Seguridad Social de la Facultad de Derecho de la U. de los Andes, trabaja, junto con la profesora Natalia Ramírez, en la edición de un libro que aborda la brecha de género en las pensiones y las opciones para enfrentarla. En esta entrevista, se refirió a qué tan pertinentes son las posibilidades que están sobre la mesa y cuáles otras se podrían considerar.
¿Cuál es el panorama pensional para las mujeres en Colombia?
Muy pocas personas se pensionan en Colombia, pero la probabilidad es más baja para las mujeres. Existe una brecha de género. Un estudio con el que la investigadora Andrea López se graduó de la maestría en la Escuela de Gobierno de la Universidad de los Andes, muestra que la probabilidad de pensionarse de una mujer en zonas urbanas es del 15,1 %, mientras que la de los hombres es del 26,6 %.
La probabilidad es más baja en áreas rurales: para los hombres es del 9,1 % y para las mujeres del 4,2 %. Además, las que logran pensionarse obtienen mesadas más bajas. Según la tesis de pregrado de Soraya Quiroga, que se graduó de Administración de Empresas y de Derecho, en los fondos privados, por ejemplo, las mujeres en promedio reciben 14 % menos que los hombres en sus pensiones, mientras que en el fondo público reciben 5,7 puntos porcentuales menos. Esa brecha aumenta, lo cual es contraintuitivo, según el nivel de ingresos y llega a su máximo entre quienes ganan entre seis y diez salarios mínimos, en este rango las mujeres ganan en promedio 23,5 % menos por el hecho de ser mujeres.
Le puede interesar: Tenemos que hablar de la brecha de género en las pensiones
¿Cuáles son las causas de esa brecha?
Hay varias. La primera es que existe una diferencia en la edad pensional en Colombia, las mujeres podemos pensionarnos desde los 57 años, mientras que para los hombres el requisito es tener 62 años. Es decir, nos pensionamos supuestamente cinco años antes. Digo supuestamente porque en realidad el promedio de pensión en los países de la OCDE es de 61,7 años. Muy pocas mujeres logran acumular en Colombia 1.300 semanas en el régimen de prima media, administrado por Colpensiones, o las semanas suficientes para acceder a la garantía de pensión mínima en el régimen de ahorro individual (1.150), que manejan los fondos privados de pensiones. Los estudios muestran que la edad diferencial aumenta la brecha.
También hay otras causas asociadas al mercado laboral: hay una mayor proporción de mujeres trabajando en sectores de baja productividad, sigue existiendo la brecha salarial (en cargos similares a las mujeres se nos paga menos por el hecho de ser mujeres) y, en especial, está la sobrecarga de labores domésticas y de cuidado que implica inestabilidad en las trayectorias laborales. Entonces, cuando las mujeres tienen hijos, salen del mercado laboral por dos o tres años; también para cuidar personas en condición de discapacidad o adultos mayores y cuando hay coyunturas excepcionales, como la pandemia, y alguien se tiene que quedar cuidando a los niños porque cierran los colegios, la primera opción es que salga del trabajo la mujer.
En la reforma pensional se contempla el bono por hijo nacido. ¿Esta medida es suficiente?
La reforma obliga a que todos los afiliados a pensiones coticen en Colpensiones hasta tres salarios mínimos; las personas que ganen más de esa cifra, entrarán en un fondo privado para cotizar el excedente. El requisito serán 1.300 semanas. Las mujeres que no alcancen a cumplirlo podrán disminuir 50 semanas por cada hijo nacido o adoptivo. Una mujer que tiene tres hijos, podría llegar a pensionarse con 1.150 semanas. Nos parece una medida insuficiente porque incluso actualmente en los fondos privados, con la garantía de pensión mínima, hombres y mujeres pueden pensionarse con esas semanas. Entendemos que hay una buena intención, pero no nos parece suficiente.
También: ¿En qué va la apuesta de Petro de reformar las pensiones?
Según informó el Ministerio de Trabajo, se contemplará en la reforma la sentencia de la Corte Constitucional. ¿Con 1.000 semanas se podrían pensionar más mujeres?
Probablemente, se va a incorporar la sentencia en la que la Corte dijo que el sistema pensional es inequitativo. La Corte exhortó al Congreso para que tome las medidas que considere necesarias para disminuir la inequidad de género, pero si el Congreso no lo hace, se ordena bajar de manera progresiva las semanas en el régimen de prima media, llevándolas de 1.300 a 1.000. Podría ayudar, pero tendría un impacto fiscal importante, hay que ver de dónde se sacará la plata.
Y, en últimas, la medida cubre a un segmento reducido de mujeres, que son las que alcanzan a cotizar 1.000 semanas, pues en promedio las mujeres cotizan más o menos 400.
La raíz del problema es el mercado laboral. Asumiendo que se puede equilibrar la cancha, los efectos serían de largo plazo. ¿Qué opciones hay para el corto plazo?
La mejor reforma pensional es una buena reforma laboral, pero poner toda la esperanza en que crezca el empleo y baje la informalidad, es complejo. En últimas, es como poner la esperanza en que se acabe el patriarcado. Hacia allá queremos ir, esperamos que pase de manera progresiva, pero seguramente nos demoraremos años. Por más que las medidas no resuelvan todo el problema, debemos ir pensando en opciones que contribuyan en algo.
Hay una serie de propuestas que podrían llegar a ser interesantes. Una, que es políticamente muy poco taquillera, pero que técnicamente disminuiría la brecha, es igualar la edad pensional entre hombres y mujeres. En la investigación de Andrea López, en zonas urbanas, si se igualara la edad las mujeres tendríamos seis puntos porcentuales más de probabilidad (21,2 %). Otra medida que se podría tomar para los fondos privados de pensiones (que en todo caso, así pase la reforma seguirán existiendo), es usar tablas de mortalidad únicas para ambos sexos, teniendo en cuenta que las mujeres tenemos una expectativa de vida más alta y por ende los montos que ahorramos deben financiar un periodo de vejez más largo.
La otra opción tiene que ver con seguir explorando el exigir a las mujeres menos años de cotización que a los hombres, en el sentido de la propuesta de la Corte. Ya se ha hecho en países como Brasil. Habría que evaluar los impactos, para ver si es financieramente sostenible y si ha implicado cambios.
Lea también: Los ajustes que le sugieren a la reforma pensional
¿Qué medidas se han tomado en otros países?
Hay una propuesta interesante que se podría llegar a evaluar: en Ecuador existe una medida para las mujeres que desempeñan labores no remuneradas en el hogar. Se creó una forma de financiar las cotizaciones, a través de una combinación de recursos de la familia y el Estado, dependiendo del nivel socioeconómico. Hasta ahora sabemos que ha sido sostenible financieramente y que ha impulsado el reconocimiento del trabajo de cuidado no remunerado.
También se podría pensar en la medida que se ha tomado en Chile de reducir la prima del seguro que se paga por riesgos de invalidez y sobrevivencia de las mujeres. Como tenemos una mayor expectativa de vida, la probabilidad de tener viudos hombres supervivientes es menor; a su vez, tenemos un menor índice de accidentalidad grave, los hombres suelen tener más accidentes de ese tipo porque desempeñan labores de alto riesgo. Hay otra medida que se tomó en ese país, pero que nos causa muchas dudas. Se trata de distribuir en caso de divorcio hasta un 50 % del monto de la pensión de los hombres cuando haya hijos en el hogar. El problema es que podría generar incentivos adversos, como que los hombres se quieran divorciar menos o que aumenten los índices de violencia intrafamiliar.
Todas estas opciones aparecerán detalladas en un libro que Natalia Ramírez y yo vamos a editar y a publicar en los próximos meses. El primer capítulo es de Jaime Tenjo, el segundo de Andrea López, el tercero de Soraya Quiroga y el cuarto de Natalia, Juan Felipe Parra y yo.
¿Y para las mujeres que no tienen mayores posibilidades de pensionarse?
Las medidas que mencioné están pensadas para el pequeño porcentaje de mujeres que se puede llegar a pensionar. En todo caso, para la gran mayoría, que están excluidas, serviría fortalecer los sistemas no contributivos y semicontributivos. Sirve la propuesta del Gobierno de ampliar el pilar solidario, que pasa de los $80.000 que entrega Colombia Mayor a $230.000. En la medida en la que las mujeres somos más pobres, también accederemos más a ese tipo de subsidios. Por supuesto, ahí se puede generar una segmentación de género en las prestaciones pensionales, que también ha pasado en América Latina.
Pero igual no tendrían pensión, en la medida en la que el pilar solidario y el semicontributivo ofrecen menos de un salario mínimo…
Nuestra Constitución dice que la pensión tiene que ser igual o superior al mínimo, pero eso no corresponde con la realidad del mercado laboral porque el 50 % de los trabajadores gana el salario mínimo o menos y el 25 % gana menos de la mitad del mínimo. Es decir, el salario mínimo no opera como piso al ingreso mensual que reciben los trabajadores, pero de alguna manera sí divide la población entre quienes están obligados a contribuir al sistema de seguridad social y quienes no.
Entonces, no sería una pensión, sería una renta vitalicia para mujeres que no han cotizado. ¿Es suficiente? No. ¿Es mejor que lo que tenemos ahora? Sí. ¿Genera un riesgo? Por supuesto, el riesgo de que las mujeres tengamos estas rentas vitalicias de segunda mientras los hombres tienen una pensión contributiva de primera, en su mayoría.
¿Qué se puede hacer en la reforma laboral?
Hay varias medidas, una que de hecho ya se contempla es la de igualar la licencia de maternidad y paternidad. Natalia Ramírez y Ana María Trivín probaron en un estudio que los empleadores prefieren contratar hombres y no mujeres porque mientras están de licencia de maternidad ―así ellos no la paguen directamente, sino la EPS― tienen que conseguir un reemplazo, ese reemplazo tiene una curva de aprendizaje, en general, implica situaciones adicionales con los cuales prefirieren no lidiar.
Sin embargo, la reforma tal como está, genera rigidez para el mercado laboral que a la larga puede dificultar la entrada de las mujeres al mercado formal.
También: Compensación para taxistas por alzas a la gasolina: ¿qué hay detrás de la medida?
¿Alguna recomendación para las mujeres que lean esta entrevista?
Quiero resaltar que el régimen de pensiones que tenemos es difícil de entender, pero definitivamente hay mujeres a las que les va mejor en el régimen privado y hay otras a las que les va mejor en el régimen público. Depende. Es buen momento para que aquellas que puedan entrar en el régimen de transición (si se aprueba la reforma), puntualmente las que lleven cotizadas más de 750 semanas y que todavía se puedan cambiar de régimen (menores de 47 años), hagan la doble asesoría, consulten cuál sistema les ofrece más beneficios.
Con la reforma, en general les irá mejor a las que ganan entre uno y tres salarios mínimos y a las que no tienen recursos. Las mujeres que tienen ingresos superiores a los tres salarios mínimos, se verán castigadas porque desde tres salarios mínimos tendrán que cotizar en fondos privados de pensiones y la tasa de reemplazo va a ser mucho menor. Es equitativo porque un país como el nuestro no debe financiar altas pensiones, pero estas mujeres deberían informarse y hacer planes para tener una pensión mayor.
💰📈💱 ¿Ya te enteraste de las últimas noticias económicas? Te invitamos a verlas en El Espectador.