¿Qué significa el regreso de Lula para la economía de la región?
El triunfo de Lula podría traer mayores apoyos para las pequeñas empresas brasileñas, así como un impulso al consumo de los hogares menos favorecidos. En términos regionales, y en una posible cooperación con Colombia, podría haber más acciones de cara a la crisis climática, especialmente en la Amazonía.
El triunfo de Luiz Inácio Lula en Brasil es, claro, una derrota para la retórica de ultraderecha de Jair Bolso. Pero la victoria del expresidente brasileño dista de ser una victoria con amplio margen de maniobra política, así como económica.
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El triunfo de Luiz Inácio Lula en Brasil es, claro, una derrota para la retórica de ultraderecha de Jair Bolso. Pero la victoria del expresidente brasileño dista de ser una victoria con amplio margen de maniobra política, así como económica.
Brasil es la economía más grande del continente, lo que quiere decir varias cosas. Una, que su peso regional es de todo menos despreciable: lo que pase allí tiene el potencial de repercutir en otros países de Latinoamérica por cuenta de las relaciones comerciales con este gigante. Lo otro es que, de la misma forma que sucede en otras partes del mundo, el presidente electo deberá hacerle frente a los retos que presentan la inflación y los vientos de recesión (entre otros), sólo que en una escala mucho más grande que otros países de la región.
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Todo esto enmarcado en el momento actual de la humanidad, con la crisis climática pendiendo dramáticamente sobre el futuro de toda la especie.
Las reacciones inmediatas
Los activos brasileños caían este lunes, mientras inversionistas esperaban más detalles sobre los planes de Luiz Inácio Lula da Silva para la economía más grande de América Latina después de ganar la segunda vuelta de las elecciones presidenciales.
Lula venció a Jair Bolsonaro, marcando un regreso político histórico para el exmandatario de izquierda que dirigió el país de 2003 a 2010. El margen ganador, menos de 2 puntos porcentuales, fue el más estrecho en los 40 años desde que Brasil volvió a la democracia. El presidente electo se enfrentará a un país y un congreso dividido, con los aliados de Bolsonaro habiendo capturado una gran presencia en ambas cámaras además de controlar los tres estados más poblados del país, São Paulo, Minas Gerais y Río de Janeiro.
“Sería cauteloso con la volatilidad en las empresas estatales”, dijo Malcom Dorson, gestor de cartera de Mirae Asset Global Investments en Nueva York. “Si Lula se rodea de las personas adecuadas y dice las cosas correctas, el mercado podría comprar cualquier caída inicial y continuar su racha anual”.
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Si bien los mercados esperaban una victoria de Lula, el impacto dependerá de las señales que mande el nuevo presidente y de a quién elija para reemplazar a Paulo Guedes como ministro de Economía, según RBC Capital Markets.
En los últimos días, el expresidente del banco central de Brasil Henrique Meirelles y el exministro de Salud Alexandre Padilha han surgido como dos fuertes candidatos para liderar el equipo económico.
El mes pasado, la muestra de apoyo de Meirelles a su exjefe hizo que los mercados repuntaran ya que los inversionistas celebraron la posibilidad de su retorno a una posición clave en el Gobierno. También se desempeñó como ministro de Hacienda bajo el presidente Michel Temer e introdujo la llamada regla de límite de gasto que sigue siendo la principal ancla fiscal del país.
Padilha estaría más alineado con el pensamiento económico del Partido de los Trabajadores. Se desempeñó como ministro de Relaciones Institucionales bajo Lula y ministro de Salud durante el gobierno de Dilma Rousseff, y más tarde se convirtió en legislador. Su experiencia en el Congreso podría ayudar al Gobierno a aprobar propuestas complejas, como un reemplazo del límite de gastos de Brasil y una reforma del sistema tributario del país, dijeron las personas.
¿Qué se espera de la visión económica de Lula?
Los comentarios de Lula acerca de los peligros de un país dividido parecieran ir en la vía de una política económica que aspire a repetir el éxito económico de sus primeros dos mandatos, especialmente en el espectro social.
Si bien Bolsonaro podía ser el candidato preferido entre algunos inversionistas, las perspectivas económicas de Lula también generan esperanzas, por ejemplo, entre las micro, pequeñas y medianas empresas. Esto gracias al enfoque social del presidente electo, especialmente en los programas de transferencias monetarias, que bien pueden impulsar el consumo privado en momentos en los que soplan vientos de recesión en otras grandes economías.
El economista Roberto Angulo recordó, a través de su cuenta de Twitter, que Lula fue quien “escaló las transferencias monetarias de Bolsa Familia y las elevó a política de estado; adicionalmente, planteó una estrategia de Hambre Cero que jugaba con transferencias complementarias”.
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De acuerdo con el propio Lula, durante su gobierno el número de compañías se disparó (llegando a 250); así mismo, las reservas de capital de Brasil llegaron a US$370.000 millones luego de “no tener un dólar en reservas en efectivo”.
Según Mauricio Cárdenas, exministro colombiano de Hacienda (gobierno Santos), el regreso de Lula al poder puede implicar, en el caso de la relación con Colombia, que “muy posiblemente harán un frente común en los organismos internacionales, especialmente la banca multilateral”.
¿Y el cambio climático?
En términos de política energética, Lula ha asegurado que el país continuará explorando y explotando petróleo “hasta que no haya una alternativa energética”, según le dijo a la revista Time en una entrevista en los albores de la campaña que lo llevó de nuevo a la presidencia. En ese momento le dijo a Time: “Lo que podemos hacer es comenzar un proceso de largo aliento para reducir la necesidad del petróleo mientras otras altenartivas crecen en escala”.
Ahora bien, una de las áreas en donde puede haber una colaboración interesante, e incluso necesaria, es en iniciativas para frenar la deforestación en la Amazonía.
En ese sentido, el presidente Gustavo Petro propuso en septiembre pasado la creación de un fondo global para frenar la deforestación en esta área, clave si se quiere pensar en mitigación del cambio climático.
En su momento, Petro dijo que “tiene que construirse un fondo financiero de aproximadamente 500 millones de dólares al año, permanentemente durante 20 años, para que las grandes empresas del mundo y los gobiernos más ricos sean capaces, si de verdad quieren adelantar la lucha contra el cambio climático, de financiarnos ya sea a través de los bonos de carbono u aportaciones directas”.
Así mismo, el mandatario también ha hablado de un canje de deuda externa por acciones contra el cambio climático, algo que también han mencionado mandatarios regionales como Alberto Fernández, presidente de Argentina.
La llegada de Lula al poder puede llevar a una mayor cooperación, y presión, regional hacia la creación de iniciativas de este tipo.
La relación comercial con Colombia
Actualmente, Colombia y Brasil tienen cuatro acuerdos comerciales bilaterales vigentes. Actualmente, Brasil representa poco más de 4 % del total de exportaciones colombianas. Los principales productos colombianos que se venden en Brasil son hullas y briquetas, coques y semicoques, así como polímeros de cloruro de vinilo, de acuerdo con información del Ministerio de Comerio, Industroa y Turismo (Mincit).
Los productos brasileños pesan cerca de 6 % en las importaciones colombianas. Y los principales bienes que llegan de Brasil a Colombia son automóviles, maíz y café.
Tanto importaciones desde Brasil, como las exportaciones con destino a ese país, han tenido crecimientos en lo registrado hasta agosto de este año frente al mismo periodo de 2021. Y, a juzgar por lo que va acumulado este año, ambas categorías podrían igualar las cifras de 2019, antes de la entrada de la pandemia.
Sin embargo, en donde sí ha habido una baja sensible es en el rubro de inversión extranjera directa, tanto la colombiana en Brasil, como la brasileña en Colombia.
De acuerdo con datos del Banco de la República, la inversión brasileña en Colombia este año (con corte a junio) es de apenas US$83,8 millones; en el mismo periodo de 2021 esta cifra ya había sobrepasado los US$90. Y en 2019, antes de que pegara el covid-19, se registraron US$1.076 millones.
Así mismo, también hubo un descenso en el flujo de capital colombiano hacia Brasil: con corte a junio la inversión en ese país asciende a US$32 millones; en el mismo periodo de 2021 sobrepasaba los US$37 millones y para el total de ese año llegó a US$80,6 millones.
Para Mauricio Jaramillo Jassir, profesor de la Universidad del Rosario, “hay una dinámica comercial cada vez más importante. Colombia exporta materiales, sobre todo ligados a los plásticos, e importa de Brasil autopartes, neumáticos, cauchos, etc. Ese es un comercio que se espera se siga robusteciendo porque lo comercial tiene una inercia aparte de lo político. Pudo haber ganado Bolsonaro y acá Rodolfo Hernández, de todas maneras el comercio tiene una velocidad propia”.
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