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En Colombia, las industrias creativas, como las artes visuales y escénicas; los medios, como la televisión y la radio, y las creaciones funcionales, como la arquitectura y el diseño, representan cerca del 3 % del Producto Interno Bruto, más de lo que aportan el café o la minería. Teniendo en cuenta esas cifras poco desestimables, hace cerca de dos años el senador Iván Duque, del Centro Democrático, presentó un proyecto de ley para promover esas actividades que componen la denominada “economía naranja”.
Esta semana, en la Cámara de Representantes, la iniciativa fue aprobada en último debate con 80 votos a favor y cinco en contra. “Esta ley le da un fortalecimiento institucional para que el Ministerio de Cultura pueda coordinar a los demás ministerios que inciden en la planificación del país, para que este sector aumente su peso y su importancia en el futuro de Colombia”, explicó Duque, coautor del libro La economía naranja. Una oportunidad infinita, publicado en 2013 por el Banco Interamericano de Desarrollo.
El texto, cuya conciliación aún está pendiente, estipula que el país debe tener una política integral para fomentar las industrias creativas, para lo cual el Gobierno debe identificar los sectores claves. También se plantea la existencia de incentivos para el desarrollo y el crecimiento de la economía naranja, como facilidades para el comercio exterior, líneas de crédito especiales y fomento a la “formación para el progreso cultural y creativo” en los colegios, entre otros.
La Cámara Colombiana de Informática y Telecomunicaciones celebró la aprobación de la ley. De acuerdo con Alberto Samuel Yohai, presidente del gremio, “con ella se sientan bases sólidas para una producción robusta de contenidos digitales: las películas, las animaciones, los videojuegos, la música que activan las redes nacionales de telecomunicaciones, agregando valor para toda la sociedad”. Acotó que es fundamental que el Gobierno adelante la adjudicación de la banda de 700 MHz este año, lo que, para él, dinamizaría un sector TIC que viene de capa caída por el lado de la inversión.
Entre quienes están inconformes con lo aprobado se encuentran representantes de los artistas. “Este proyecto de ley no fue discutido con las organizaciones y gremios de artistas del país”, afirma Viviana Rangel, vocera de la Unidad Nacional de Artistas. El concepto de arte, dice, “es desdibujado y se trata como una mercancía al ser incluido como igual dentro de un sinnúmero de sectores de los que se busca principalmente obtener lucro”.
Tras la aprobación, el senador Duque afirmó que el proyecto tuvo el respaldo del Mincultura y el acompañamiento de cámaras de comercio, la Andi, la Ola Naranja, “el movimiento de creadores y de artistas que tiene la ciudad de Bogotá, así como también la tiene Medellín y otras ciudades”. Dijo asimismo que se realizaron conferencias por todo el país y que, al contrario de mercantilizar, se busca fortalecer las expresiones culturales, empezando por la actualización de la cuenta satélite a cargo del DANE, para medir el impacto económico y social de las industrias creativas.
Pese a que Rangel reconoce lo positivo de fortalecer ese sistema de información, afirma que “se busca crear un consejo nacional de economía naranja, que legisle sobre todos los sectores nombrados anteriormente y que no cuenta con la participación de ningún representante del sector cultural”. Esta instancia estaría conformada por ministerios como el de Trabajo, Hacienda, Cultura y TIC, y otras entidades del Estado, como el DANE y Procolombia.
“El consejo nacional es un mecanismo de articulación institucional del sector público. Es para que en el gobierno la línea de política pública la diera el Ministerio de Cultura con estas entidades, pero la ley dice explícitamente que está para fomentar, promover e impulsar las instituciones de los propios artistas y creadores”, precisó Duque.
El Ministerio de Cultura, por su parte, señaló: “De los aportes que realizó Mincultura al articulado resaltamos el fortalecimiento de espacios de circulación de bienes y servicios culturales nacionales e independientes, como lo pueden ser salas alternas de cine, librerías independientes, salas de conciertos y espectáculos en vivo, espacios de circulación de arte contemporáneo y diseño, emisoras comunitarias, entre otros”.