Redistribuir la tierra, primer paso para erradicar el hambre
Colombia es el tercer país con mayor concentración en América Latina. La FAO y la ANT proponen alternativas para reducirla.
Juan Miguel Hernández Bonilla
América Latina y el Caribe es la región con mayores índices de desigualdad en la distribución de tierras del planeta. Así lo anunció la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), en medio de una reunión sobre la gobernanza responsable de la tenencia de la tierra, la pesca y los bosques, que se desarrolló la semana pasada en Santiago de Chile.
De acuerdo con la FAO, la región obtuvo un puntaje de 0,79 en el coeficiente Gini, aplicado a la distribución de la tierra. Los resultados superan ampliamente a Europa, África y Asia, que registraron 0,57, 0,56 y 0,55, respectivamente.
La situación de Colombia es aún peor. De acuerdo con el informe “Desterrados: tierra, poder y desigualdad en América Latina”, publicado a finales de 2016 por Oxfam, el país es el tercer territorio de la región con mayor índice de desigualdad en la distribución de la tierra, registrando un Gini de 0,88.
Lo más grave de estas cifras es que, según la FAO, la distribución equitativa de la tierra es el primer paso para erradicar el hambre, reducir la pobreza extrema y avanzar hacia los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas. Por eso, vale la pena preguntarse qué está haciendo el país para reducir la concentración de la tierra en esta etapa de transición hacia el posconflicto.
Miguel Samper, director de la Agencia Nacional de Tierras, reconoce que “hoy en día, el índice de concentración en Colombia es alarmante, porque la mitad de la tierra está en manos del 1 % de los propietarios”. Para Samper, la situación se agudiza si se tiene en cuenta que el 60 % del territorio rural colombiano es informal. Es decir, seis de cada diez campesinos no son dueños de la tierra que trabajan.
La estrategia que va a implementar la Agencia Nacional de Tierras (ANT) para reducir la concentración se llama barrido predial y consiste en intervenir todos los predios de cada municipio del país, con el fin de establecer y aclarar su situación jurídica.
“A medida que se formaliza la tierra, se disminuye la concentración. Vamos, además, a adjudicar baldíos para los campesinos, porque cuando el número de propietarios aumenta, el índice de concentración se reduce. Nuestra meta, de acuerdo con lo pactado en el punto de desarrollo rural de los acuerdos con las Farc, es formalizar 7 millones de hectáreas”, añadió Samper.
Para Rocío Peña, investigadora del Observatorio de Restitución y Regulación de Derechos de Propiedad Agraria, la concentración de la tierra en Colombia ha sido una de las principales causas de la violencia, al punto de generar más de seis millones de desplazados del campo a la ciudad, y por eso requiere políticas públicas mucho más contundentes.
“Nunca hemos hecho una reforma agraria, no se sabe realmente cuántos baldíos hay en el país, la Unidad de Restitución de Tierras ha recuperado menos de 1 millón de hectáreas, la mayoría de los municipios no tienen el catastro actualizado y por eso el impuesto predial es tan bajo. En Colombia, la tierra más rica es donde están los municipios más pobres”, añadió Peña.
Según las declaraciones de Felipe Fonseca, director de la Unidad de Planificación Rural Agropecuaria de Colombia (UPRA), en el portal de la FAO, el 82 % de la tierra productiva del país está en manos del 10 % de los propietarios y el 68 % de los predios tiene menos de cinco hectáreas.
Según el capítulo de la FAO en Colombia, reorganizar el campo, redistribuir la tierra y darle un uso adecuado son algunos de los desafíos que enfrenta el país en el proceso de paz que se ha iniciado. Para Rafael Zabala, representante de la FAO en el país, la clave está en generar esquemas de ejercicio de derechos y así producir medios de vida dignos en el campo y esquemas de conservación y dinamización de los recursos naturales.
Para lograrlo, han implementado las Directrices Voluntarias sobre la Gobernanza Responsable de la Tenencia de la Tierra, la Pesca y los Bosques (DGVT). Una de las iniciativas en ese sentido es el acompañamiento técnico que la FAO y la embajada de Suecia están haciendo en los procesoso de restitución de tierras, promoviendo la generación de emprendimientos productivos, que han beneficiado a mas de 800 familias y emprendimientos de reconciliación, en los que se aplican técnicas de integración bajo un esquema de asociatividad que fomenta no solo la producción de materias primas sino la creación de Redes Locales de Integración Productiva (RLIP).
Por otra parte, se ha iniciando un convenio con la Unión Europea, la Unidad de Planificación Agropecuaria (UPRA), la Unidad de Restitución de Tierras (URT), Parques Nacionales Naturales (PNN) y la Mesa Nacional de Concertación para fortalecer la plataforma de diálogo social e intersectorial a nivel nacional y local, y llevar las directrices de gobernanza a las áreas del Sistema de Parques Nacionales y sus zonas de influencia para construir la política de uso, ocupación y tenencia de la tierra.
América Latina y el Caribe es la región con mayores índices de desigualdad en la distribución de tierras del planeta. Así lo anunció la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), en medio de una reunión sobre la gobernanza responsable de la tenencia de la tierra, la pesca y los bosques, que se desarrolló la semana pasada en Santiago de Chile.
De acuerdo con la FAO, la región obtuvo un puntaje de 0,79 en el coeficiente Gini, aplicado a la distribución de la tierra. Los resultados superan ampliamente a Europa, África y Asia, que registraron 0,57, 0,56 y 0,55, respectivamente.
La situación de Colombia es aún peor. De acuerdo con el informe “Desterrados: tierra, poder y desigualdad en América Latina”, publicado a finales de 2016 por Oxfam, el país es el tercer territorio de la región con mayor índice de desigualdad en la distribución de la tierra, registrando un Gini de 0,88.
Lo más grave de estas cifras es que, según la FAO, la distribución equitativa de la tierra es el primer paso para erradicar el hambre, reducir la pobreza extrema y avanzar hacia los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas. Por eso, vale la pena preguntarse qué está haciendo el país para reducir la concentración de la tierra en esta etapa de transición hacia el posconflicto.
Miguel Samper, director de la Agencia Nacional de Tierras, reconoce que “hoy en día, el índice de concentración en Colombia es alarmante, porque la mitad de la tierra está en manos del 1 % de los propietarios”. Para Samper, la situación se agudiza si se tiene en cuenta que el 60 % del territorio rural colombiano es informal. Es decir, seis de cada diez campesinos no son dueños de la tierra que trabajan.
La estrategia que va a implementar la Agencia Nacional de Tierras (ANT) para reducir la concentración se llama barrido predial y consiste en intervenir todos los predios de cada municipio del país, con el fin de establecer y aclarar su situación jurídica.
“A medida que se formaliza la tierra, se disminuye la concentración. Vamos, además, a adjudicar baldíos para los campesinos, porque cuando el número de propietarios aumenta, el índice de concentración se reduce. Nuestra meta, de acuerdo con lo pactado en el punto de desarrollo rural de los acuerdos con las Farc, es formalizar 7 millones de hectáreas”, añadió Samper.
Para Rocío Peña, investigadora del Observatorio de Restitución y Regulación de Derechos de Propiedad Agraria, la concentración de la tierra en Colombia ha sido una de las principales causas de la violencia, al punto de generar más de seis millones de desplazados del campo a la ciudad, y por eso requiere políticas públicas mucho más contundentes.
“Nunca hemos hecho una reforma agraria, no se sabe realmente cuántos baldíos hay en el país, la Unidad de Restitución de Tierras ha recuperado menos de 1 millón de hectáreas, la mayoría de los municipios no tienen el catastro actualizado y por eso el impuesto predial es tan bajo. En Colombia, la tierra más rica es donde están los municipios más pobres”, añadió Peña.
Según las declaraciones de Felipe Fonseca, director de la Unidad de Planificación Rural Agropecuaria de Colombia (UPRA), en el portal de la FAO, el 82 % de la tierra productiva del país está en manos del 10 % de los propietarios y el 68 % de los predios tiene menos de cinco hectáreas.
Según el capítulo de la FAO en Colombia, reorganizar el campo, redistribuir la tierra y darle un uso adecuado son algunos de los desafíos que enfrenta el país en el proceso de paz que se ha iniciado. Para Rafael Zabala, representante de la FAO en el país, la clave está en generar esquemas de ejercicio de derechos y así producir medios de vida dignos en el campo y esquemas de conservación y dinamización de los recursos naturales.
Para lograrlo, han implementado las Directrices Voluntarias sobre la Gobernanza Responsable de la Tenencia de la Tierra, la Pesca y los Bosques (DGVT). Una de las iniciativas en ese sentido es el acompañamiento técnico que la FAO y la embajada de Suecia están haciendo en los procesoso de restitución de tierras, promoviendo la generación de emprendimientos productivos, que han beneficiado a mas de 800 familias y emprendimientos de reconciliación, en los que se aplican técnicas de integración bajo un esquema de asociatividad que fomenta no solo la producción de materias primas sino la creación de Redes Locales de Integración Productiva (RLIP).
Por otra parte, se ha iniciando un convenio con la Unión Europea, la Unidad de Planificación Agropecuaria (UPRA), la Unidad de Restitución de Tierras (URT), Parques Nacionales Naturales (PNN) y la Mesa Nacional de Concertación para fortalecer la plataforma de diálogo social e intersectorial a nivel nacional y local, y llevar las directrices de gobernanza a las áreas del Sistema de Parques Nacionales y sus zonas de influencia para construir la política de uso, ocupación y tenencia de la tierra.