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Atrás quedaron los lamentos de una factoría petrolera con hierros oxidados, retorcidos e incluso remendados, a los que el salitre les pasó factura por largos años de trabajo, que hicieron poco competitiva a la refinería de Cartagena, lo que obligó al Estado a ‘meterse la mano al dril’ y pensar en su ampliación y modernización, que luego de más desaciertos que aciertos en su contratación que inflaron su valor, está a un par de meses de convertirse en la más moderna de Latinoamérica.
Este enorme edificio de hierro a orillas del mar Caribe, que podría confundirse con una mole de infraestructura asiática, ahora estará en capacidad de consumir 165 mil barriles de petróleo diario (el doble de su capacidad) y transformarlos en gasolina, acpm y otros productos, con lo cual garantizará el abastecimiento del país con combustibles nacionales, eliminando así importaciones diarias cercanas a los 70.000 barriles.
Y es que hace unos años cuando Ecopetrol, propietaria de la refinería, tomó la decisión de modernizar la factoría, el país celebró la llegada de Glencore, una multinacional suiza experta en este tema. Sin embargo, no fue necesario que corrieran muchos días para confirmar que la adjudicación del contrato para adelantar la obra había sido un error. Luego vinieron pleitos y querellas para tratar de reversar el contrato, que le arrebataba al país el 51 % de la refinería y que la ponía en manos de Glencore.
Hoy, luego de haberse superado esta situación, que le permitió a Ecopetrol recomprar las acciones que Glencore obtuvo al asociarse con la estatal petrolera colombiana para su modernización, están listas 29 de las 31 unidades que conforman la planta de refinación, es decir, el 98,2 % de la obra. Solo quedan pendientes la unidad de craqueo catalítico y la de alquilación, que son las que permitirán completar el proceso de refinamiento del hidrocarburo, el cual puede ser transformado en combustibles y otros.
Reficar (como se le conoce a la refinería de Cartagena) no solo mejorará los márgenes de refinación, al pasar de US$19,5 por barril a US$5,9, sino que ya no exportará 40 mil barriles de productos, sino 125 mil barriles diarios, entre ellos el diésel con ultra bajo contenido de azufre.
El proyecto, que tenía como su principal objetivo liberar a Colombia de la importación de gasolina y diésel y ofrecer combustibles más limpios, está a punto de lograrse. Atrás quedaron las polémicas frente al valor inicial de la obra, que ejecutó la compañía Chicago Bridge & Iron, cuyo presupuesto era de US$4.854 millones de 2012, pero debido a mayor cantidad de obra y mayor capacidad de procesamiento terminará en US$6.467 millones.
En esta ciudad de tuberías, tanques, válvulas, compresores, calderas y registros se fabricarán desde insumos petroquímicos, pasando por gasolina, diésel hasta combustible para aviones, productos que serán comercializados en el país y en el exterior.
De acuerdo con el ex ministro de Minas y Energía Amylkar Acosta, con la puesta en marcha de la nueva refinería en este primer semestre se cambiará el mapa industrial del país. Se prevé que tanto el PIB nacional como el indicador industrial presentarán grandes cambios al alza.
Frente a las críticas por el encarecimiento del proyecto en cerca de US$1.500 millones, el presidente de Ecopetrol, Javier Genaro Gutiérrez, explicó que la obra costó más porque inicialmente el alcance del proyecto contemplaba aumentar la capacidad para procesar 140 mil barriles diarios, pero finalmente atenderá 165 mil barriles por día.
Durante una de las audiencias que se realizaron para conocer la posición de Ecopetrol sobre el costo de la obra, Gutiérrez señaló que para demostrar que el proyecto no se había salido de madre, confirmaba que la refinería de Cartagena es una de las más económicas que se construyen actualmente en el mundo y dijo que aun con los costos actuales la Tasa Interna de Retorno del proyecto supera el 12 por ciento. Y si bien hay mucha tela que cortar sobre el tema, Gutiérrez insiste que el proyecto es completamente rentable, ya que el costo de refinación nuestro por barril es mucho más barato que el de una refinería en Brasil.
Para las directivas de Reficar, lideradas por su presidente, Reyes Reinoso, la modernización de la refinería le permitirá al país aprovechar los crudos pesados y ácidos que se producen en el país.
Asimismo, la dirección financiera de la factoría sostiene que la nueva refinería es estratégica por su contribución a la seguridad energética y al crecimiento económico del país. “Se incrementa el Ebitda de 30 a 800 millones de dólares por año (promedio 10 años)”.
El balance de Reficar señala que la construcción de la nueva refinería —porque según su presidente es una infraestructura nueva— generó 32.500 empleos y se realizaron compras y contrataciones de bienes y servicios por $2 billones. Con esto el país contará con la refinería más moderna de Latinoamérica.
jchacon@elespectador.com
@jairochacong