Reforma laboral: los últimos ajustes antes de radicarse en el Congreso
La reforma laboral buscará, por segunda vez, la aprobación de los congresistas. Viene con algunos cambios para no repetir la historia de la primera legislatura.
La segunda es la vencida. Esa es la intención con la que aspira radicarse la reforma laboral en el Congreso, tras hundirse (por falta de debate) en la primera legislatura. Este paquete de ajustes al mercado laboral busca, como lo ha defendido el Ministerio del Trabajo, dignificar el empleo en el país, así como mejorar y reforzar los derechos que tienen los trabajadores.
Si se analiza el panorama del mercado laboral colombiano es evidente que se requiere una reforma. Aspectos como que más de la mitad de los trabajadores son informales, la tasa de desempleo continúa siendo alta, la brecha de género es latente, las normas no cobijan a trabajadores de plataformas y la formación para el trabajo no responde a las demandas del mercado laboral hacen ver la necesidad de un cambio.
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Y aunque nadie discute con esta idea, la pregunta que ha dilatado el proceso es ¿cómo hacerla?, pues por lo visto no se ha encontrado una forma que reúna consensos. De hecho, por eso algunos se ingeniaron maniobras para evitar el debate y hundir el proyecto, pues se considera que la anterior ponencia de la reforma no solo no generaba empleo, sino que aumentaba los costos de contratación, lo que a la larga podría traducirse en falta de capacidad en el empresariado para generar nuevos empleos, adelanto de despidos o la migración de más trabajadores a la informalidad.
En un momento económico tan complejo, como es el que atravesamos ahora (con un débil crecimiento de la economía y una inflación que continúa galopando sobre los dos dígitos), a algunos no les hace sentido invertir en reforzar los derechos de los trabajadores (que es el espíritu que dijo el ministerio tenía esa primera propuesta) en lugar de reactivar la economía permitiendo la generación de nuevos empleos.
Lo cierto es que pareciera que el Gobierno de Petro no se ha hecho el de los oídos sordos y en las últimas semanas el Ministerio del Trabajo se ha reunido con sindicatos y representantes del empresariado colombiano para dialogar sobre esos ajustes que necesita el documento, y así no repetir la historia de la primera legislatura.
Los posibles ajustes
Aunque no se conocen los ajustes que le harán a la reforma laboral, sí se tiene la certeza de que los habrá. Según lo dicho por alguno de los críticos, estos deberían estar orientados en implementar fórmulas que permitan una adopción progresiva de todo lo que sea un encarecimiento de contratación de mano de obra formal, obedeciendo a indicadores como la reducción de la inflación y mejoras en el IPC. Es decir, que sí hayan aumentos económicos en beneficio de los trabajadores, pero sopesados por variables que indiquen que las empresas están en la capacidad de asumirlos.
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El capítulo de los trabajadores de aplicaciones de reparto es otro que despertó interés. Aunque nadie se opone a la formalización, el gremio que agrupa a este tipo de empresas pidió que se respete el modelo mediante el cual funcionan que, de cierta forma, se basa en la autonomía del trabajador. Es decir, solicitan que se implemente un mecanismo para vincularlos al sistema de prestaciones (salud, pensión, ARL, caja de compensación familiar…), pero sin que se establezcan contratos que los obliguen a cumplir horarios o a recibir un salario predeterminado.
Hay que destacar que se espera que persistan puntos de la propuesta anterior, los cuales fueron calificados por muchos expertos como positivos.
Ejemplo de esto son las apuestas de formalizar el trabajo doméstico y en el agro colombiano; la intención de establecer el contrato a término indefinido como la columna vertebral del mercado laboral colombiano (evitando así que labores permanentes en una empresa se ejecuten bajo un contrato de prestación de servicio), la protección al derecho de la asociación sindical y a la huelga, además de la estabilidad laboral reforzada para cierto tipo de trabajadores, entre otras.
Aunque no se sabe el día en el que se radicará la nueva propuesta, se espera que sea en la próxima semana, siempre y cuando se cumpla con lo anunciado por el ministerio días atrás.
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Hay un buen indicador para creer esto y es que el 14 de agosto la ministra Gloria Inés Ramírez se reunió con su homólogo de la cartera de Hacienda para ultimar detalles no solo de esta, sino de todas las reformas sociales que se espera avancen en esta nueva legislatura del Congreso.
Parte de esto tiene que ver con que las iniciativas se ajusten al presupuesto que tiene la nación, amén de la realidad macroeconómica del país.
La cartera de Trabajo también se ha sumado al programa de reformas a la calle, en donde se exponen las iniciativas que tiene el gobierno a la población de a pié.
En suma, se está preparando el ambiente para lo que sería el segundo round de la reforma laboral. Una ley que requiere el país, pero que de momento no ha encontrado una fórmula que agrade a la mayoría.
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La segunda es la vencida. Esa es la intención con la que aspira radicarse la reforma laboral en el Congreso, tras hundirse (por falta de debate) en la primera legislatura. Este paquete de ajustes al mercado laboral busca, como lo ha defendido el Ministerio del Trabajo, dignificar el empleo en el país, así como mejorar y reforzar los derechos que tienen los trabajadores.
Si se analiza el panorama del mercado laboral colombiano es evidente que se requiere una reforma. Aspectos como que más de la mitad de los trabajadores son informales, la tasa de desempleo continúa siendo alta, la brecha de género es latente, las normas no cobijan a trabajadores de plataformas y la formación para el trabajo no responde a las demandas del mercado laboral hacen ver la necesidad de un cambio.
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Y aunque nadie discute con esta idea, la pregunta que ha dilatado el proceso es ¿cómo hacerla?, pues por lo visto no se ha encontrado una forma que reúna consensos. De hecho, por eso algunos se ingeniaron maniobras para evitar el debate y hundir el proyecto, pues se considera que la anterior ponencia de la reforma no solo no generaba empleo, sino que aumentaba los costos de contratación, lo que a la larga podría traducirse en falta de capacidad en el empresariado para generar nuevos empleos, adelanto de despidos o la migración de más trabajadores a la informalidad.
En un momento económico tan complejo, como es el que atravesamos ahora (con un débil crecimiento de la economía y una inflación que continúa galopando sobre los dos dígitos), a algunos no les hace sentido invertir en reforzar los derechos de los trabajadores (que es el espíritu que dijo el ministerio tenía esa primera propuesta) en lugar de reactivar la economía permitiendo la generación de nuevos empleos.
Lo cierto es que pareciera que el Gobierno de Petro no se ha hecho el de los oídos sordos y en las últimas semanas el Ministerio del Trabajo se ha reunido con sindicatos y representantes del empresariado colombiano para dialogar sobre esos ajustes que necesita el documento, y así no repetir la historia de la primera legislatura.
Los posibles ajustes
Aunque no se conocen los ajustes que le harán a la reforma laboral, sí se tiene la certeza de que los habrá. Según lo dicho por alguno de los críticos, estos deberían estar orientados en implementar fórmulas que permitan una adopción progresiva de todo lo que sea un encarecimiento de contratación de mano de obra formal, obedeciendo a indicadores como la reducción de la inflación y mejoras en el IPC. Es decir, que sí hayan aumentos económicos en beneficio de los trabajadores, pero sopesados por variables que indiquen que las empresas están en la capacidad de asumirlos.
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Hay que destacar que se espera que persistan puntos de la propuesta anterior, los cuales fueron calificados por muchos expertos como positivos.
Ejemplo de esto son las apuestas de formalizar el trabajo doméstico y en el agro colombiano; la intención de establecer el contrato a término indefinido como la columna vertebral del mercado laboral colombiano (evitando así que labores permanentes en una empresa se ejecuten bajo un contrato de prestación de servicio), la protección al derecho de la asociación sindical y a la huelga, además de la estabilidad laboral reforzada para cierto tipo de trabajadores, entre otras.
Aunque no se sabe el día en el que se radicará la nueva propuesta, se espera que sea en la próxima semana, siempre y cuando se cumpla con lo anunciado por el ministerio días atrás.
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Parte de esto tiene que ver con que las iniciativas se ajusten al presupuesto que tiene la nación, amén de la realidad macroeconómica del país.
La cartera de Trabajo también se ha sumado al programa de reformas a la calle, en donde se exponen las iniciativas que tiene el gobierno a la población de a pié.
En suma, se está preparando el ambiente para lo que sería el segundo round de la reforma laboral. Una ley que requiere el país, pero que de momento no ha encontrado una fórmula que agrade a la mayoría.
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