Reforma pensional: aprobada en un pupitrazo estelar
Después de una semana de pocos avances, la plenaria de la Cámara de Representantes aprobó una proposición para acoger lo que ya había aprobado el Senado. Es posible que vengan desafíos legales. Por el momento, el proyecto ya salió del Congreso.
La Cámara de Representantes decidió acoger el texto que aprobó la plenaria del Senado de la República, pese a los cambios que había hecho la Comisión Séptima y a que el aval fiscal del Ministerio de Hacienda contempla lo que aprobó esa última corporación. Mientras algunos congresistas hablaron de pupitrazo y malos precedentes, los representantes que apoyan al Gobierno defendieron que el “mal menor” es salvar el proyecto, aunque eso implique perder los cambios que se habían hecho.
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La Cámara de Representantes decidió acoger el texto que aprobó la plenaria del Senado de la República, pese a los cambios que había hecho la Comisión Séptima y a que el aval fiscal del Ministerio de Hacienda contempla lo que aprobó esa última corporación. Mientras algunos congresistas hablaron de pupitrazo y malos precedentes, los representantes que apoyan al Gobierno defendieron que el “mal menor” es salvar el proyecto, aunque eso implique perder los cambios que se habían hecho.
“Era esto o nada”, dijo Martha Alfonso, coordinadora ponente, en una intervención agridulce, lejos del ambiente festivo que reflejó la celebración de otros representantes que gritaron “sí se pudo”. Horas de gritos, votaciones de impedimentos y debates sobre las recusaciones masivas, pero también de discusión, se quedaron en la nada.
La Comisión Séptima de la Cámara había hecho ajustes en las comisiones para los fondos privados, incluso el mismo Gobierno dijo que esa modificación era necesaria porque lo aprobado por Senado era “desproporcionado”. También se habían hecho cambios en el fondo de ahorro que crea la iniciativa, varios de ellos motivados por las solicitudes del Banco de la República, y se había eliminado el artículo que creaba condiciones diferenciales para pueblos indígenas, comunidades negras, afrocolombianas, raizales, palanqueras y campesinos, que algunos expertos advirtieron que en la práctica era un régimen paralelo con amplias implicaciones fiscales (que ni siquiera están consideradas).
La representante Alfonso reconoció que el texto de Senado tenía inconsistencias importantes. De hecho, dijo que queda la “responsabilidad de presentar el 20 de julio un proyecto que ajuste aquello irrazonable”. “Dilaciones tremendas que nos llevaron a discutir con poco tiempo, 150 impedimentos, tres jornadas, 16 horas que se podrían haber dedicado al debate, 100 recusaciones que asustaron a los parlamentarios para que no pudiera avanzar el debate, 800 proposiciones a 94 artículos, la ruptura de quórum dos veces, una semana sin discusión que no se agendó para que se hiciera una audiencia pública”, dijo la coordinadora ponente. Agregó que no aprobar el texto de Senado era “dejar en manos” del presidente del Congreso (Iván Name) la conciliación y, posiblemente, que se hundiera el proyecto.
Así quedó la reforma pensional
Para saber cómo quedó la reforma hay que mirar qué fue lo que aprobó el Senado.
La espina dorsal de la reforma es el sistema de cuatro pilares que propone: solidario, semicontributuvo, contributivo y de ahorro voluntario. Estos buscan acabar con la competencia entre Colpensiones y las Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP).
En el pilar solidario, que contempla una renta básica que corresponderá como mínimo a la línea de pobreza extrema (cerca de $223.000), entrarán las personas mayores en condición de pobreza que no logren tener una pensión (a los 65 años los hombres y a los 60 años las mujeres).
Aquí también se incluirán a las mujeres mayores de 50 años y los hombres mayores de 55 años con discapacidad, que tengan una pérdida de capacidad laboral igual o superior al 50 % y no cuenten con recursos, cuidadores de personas en condición de discapacidad que tengan una pérdida de capacidad laboral igual o superior al 50 % y no tengan recursos, cuidadores de personas en condición de discapacidad que por su trabajo no cuentan con ingresos y personas pertenecientes a pueblos negros, afrocolombianos, raizales y palenqueros y a las comunidades campesinas que cumplan ciertos criterios.
Del pilar semicontributivo se beneficiarían las personas (en los mismos rangos de edad del solidario) que cotizaron entre 300 y menos de 1.000 semanas. Actualmente, a quienes no cumplen los requisitos de semanas se les devuelve lo que cotizaron (en el caso de Colpensiones, sin intereses), pero con la reforma ese dinero se convertiría en una renta vitalicia. El texto que salió del Senado (que aprobó la Cámara este viernes) cambió la fórmula para calcular las rentas de quienes no son beneficiarias del pilar solidario, pasando de un subsidio de 15 % a uno de 20 % para los hombres y de 30 % para las mujeres.
Uno de los puntos más difíciles de la discusión en el Congreso fue el umbral de cotización a Colpensiones en el pilar contributivo. Originalmente, se hablaba de un monto de tres salarios mínimos, y de ahí en adelante se cotizaría en los fondos privados. Pero en las discusiones en el Legislativo se definió un umbral de 2,3 salarios mínimos, a pesar de que una multitud de análisis recomendaba no subir esta cifra más allá de un salario o un salario y medio.
El fondo de ahorro
Aunque inicialmente el Gobierno proponía que Colpensiones administrara el fondo de ahorro para el pilar contributivo que crea la reforma, el cambio que hizo el Senado, y que acogió la Cámara, fue dejar esto en manos del Banco de la República, con el fin de blindar los recursos.
La Comisión Séptima de la Cámara de Representantes había hecho varias aclaraciones y cambios acogiendo las recomendaciones (y preocupaciones) del Banco de la República, incluyendo una modificación en la forma de elegir a los expertos del comité directivo.
Finalmente, el Congreso aprobó que el fondo cuente con un comité directivo conformado por el ministro de Hacienda, el ministro de Trabajo, el director del Departamento Nacional de Planeación, cuatro expertos seleccionados por la junta directiva del Banco de la República (cada uno tendrá un periodo de cinco años y podrá ser reelegido una vez) y por el presidente de Colpensiones que tendrá voz, pero no voto. Ese comité estará encargado de aprobar, entre otras cosas, la política de administración de los recursos.
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