El Espectador le explica en qué va la discusión sobre la reforma pensional
Todos están de acuerdo en que hay que reformar el sistema, pero ¿cuál es el costo y qué opinan los distintos protagonistas?
Edwin Bohórquez Aya
Es miércoles, día de El Espectador le explica. ¿Qué propone el documento de reforma pensional? ¿Cuál ha sido la línea de tiempo que ha tenido este proyecto en el Congreso? ¿Qué ha cambiado desde la pasada legislatura frente a la que está cursando en este momento? ¿Qué pasa con Colpensiones? ¿Qué pasa con los fondos privados? ¿Qué pasa con las personas que, por más que sumen todas sus semanas cotizadas, saben que no llegarán a la pensión? ¿Qué pasa con los que sí? Pues este boletín de noticias, que es un resumen de la discusión de las pensiones en Colombia, busca explicar la propuesta del Gobierno y lo que opinan los otros actores del sector, porque lo que se decida en el Legislativo tendrá impacto en todos los colombianos no solo por la forma en la que se busca que se ahorre sino por los beneficiarios de ese ahorro. Recuerden entrar a todos los enlaces que dejaremos a continuación, no sin antes recomendarles que en este enlace está toda la cobertura informativa de lo que está pasando en Israel y la Franja de Gaza, y de todas las acciones del grupo terrorista Hamás. Comencemos.
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Es miércoles, día de El Espectador le explica. ¿Qué propone el documento de reforma pensional? ¿Cuál ha sido la línea de tiempo que ha tenido este proyecto en el Congreso? ¿Qué ha cambiado desde la pasada legislatura frente a la que está cursando en este momento? ¿Qué pasa con Colpensiones? ¿Qué pasa con los fondos privados? ¿Qué pasa con las personas que, por más que sumen todas sus semanas cotizadas, saben que no llegarán a la pensión? ¿Qué pasa con los que sí? Pues este boletín de noticias, que es un resumen de la discusión de las pensiones en Colombia, busca explicar la propuesta del Gobierno y lo que opinan los otros actores del sector, porque lo que se decida en el Legislativo tendrá impacto en todos los colombianos no solo por la forma en la que se busca que se ahorre sino por los beneficiarios de ese ahorro. Recuerden entrar a todos los enlaces que dejaremos a continuación, no sin antes recomendarles que en este enlace está toda la cobertura informativa de lo que está pasando en Israel y la Franja de Gaza, y de todas las acciones del grupo terrorista Hamás. Comencemos.
El 23 de marzo de 2022, cuando el país escuchaba las propuesta de los entonces candidatos a la presidencia de la República, Gustavo Petro lanzó la suya sobre el sistema pensional y propuso crear un sistema de pilares. Dentro de ellos se contemplaba tomar el ahorro pensional de los fondos privados por cotización individual y pasarlo a un fondo público con el que se pagaría un bono pensional de $500.000 para cada una de las tres millones de personas que en ese instante no tenían pensión. Fue duramente criticado y el entonces presidente Iván Duque dijo: “Hablar de quitarle los recursos a los fondos es una expropiación. Eso es sencillamente un corralito, como vimos en otros países América Latina, para quitarle ese ahorro a las personas y volverlo plata de bolsillo para financiar demagogia”.
En ese instante escribimos un completo documento donde no solo explicamos la propuesta del, para ese instante, candidato Petro; sino que también contamos lo que tenían por decir los fondos privados al respecto. Petro dijo que los fondos privados de pensiones no daban pensión y el gremio le respondió: “Cada año el número de pensionados en el sistema privado crece cerca de 20%, mientras que en el sistema público crece 4%. ¡Claro que sí hay pensión, sí hay pensionados!”. Petro aseguró que, pasando cotizaciones de los trabajadores a Colpensiones, se podrían liberar $18 billones anuales, pero Asofondos le respondió: “Al gastarse esos recursos, no habría con qué pagar pensiones futuras. Quitar recursos a los que ahorran, para darlos a otros, es tapar un hueco para abrir otro”.
Para el Gobierno, las dificultades del sistema también tienen que ver con la “competencia”, dicen, a la que se ha empujado a los dos grandes regímenes del sistema pensional actual: el régimen de prima media (a cargo de Colpensiones) y el régimen de ahorro individual con solidaridad (donde operan las Administradoras de Fondos de Pensiones -AFP-).
Llegaron las elecciones, Gustavo Petro fue elegido presidente de Colombia y entonces la idea de las reformas estructurales dejó de ser propuesta y se empezó a solidificar en proyectos. Por eso el 15 de marzo de 2023 explicamos dos de esas reformas: la laboral y la pensional. De la laboral se había conocido un primer borrador, se sabía de mesas de trabajo con sindicatos e industriales, pero hasta este momento no se ha había logrado precisamente la concertación en la Comisión de Concertación de Políticas Salariales y Laborales, “así que, en otras palabras, la totalidad del articulado no ha convencido a los empresarios”, si dijo en ese instante. Efectivamente esa reforma terminó hundida. Y de la pensional se conocía “el primer borrador oficial que se hizo público el martes 14 de marzo”. Venía “la tarea de sentarse con todos los actores del sector”, como la academia, los fondos privados de pensiones, los tanques de pensamiento.
Con esto claro, aquí va la línea del tiempo de la propuesta de reforma pensional desde que nació hasta el punto en donde vamos:
- · El documento se radicó el 22 de marzo en el Congreso.
- · A mediados de junio la Comisión séptima del Senado aprobó 94 artículos en primer debate
- · Se acaba esa legislatura y comienza la nueva el 20 de julio
- · El 4 de octubre se radicó en el Senado la ponencia del Proyecto de Ley N°. 293 de 2023 para segundo debate.
- · El mismo día se radicó una ponencia alternativa que busca modificar algunas de las propuestas estructurales que propone el Gobierno en su proyecto de Ley.
- · En este momento faltarían 3 debates, la conciliación y la sanción presidencial.
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Ahora sí, vayamos a los detalles de ese proyecto: el documento que presentó el Gobierno y que fue aprobado en la Comisión Séptima del Senado con 94 artículos, que reforma el sistema actual para pasar al modelo de los 4 pilares:
El solidario: allí estarían las personas catalogadas como adultos mayores -más de 65 años y catálogos dentro de los grupos de pobreza extrema, pobreza y vulnerabilidad- que no logren una pensión. A estas personas, todas, se les otorgaría un ingreso de $223.000 mensuales. Ese monto crecería cada año al mismo ritmo que lo haga el crecimiento económico del país, claro, teniendo en cuenta la inflación.
El semicontributivo: en este se agrupa a todas las personas que generaron cotizaciones de entre 300 semanas y menos de 999 semanas, pero que cuando llegaron a la edad de jubilación, no completaron los requisitos. No se discrimina si el ahorro se hizo en Colpensiones o en los fondos privados, lo importante es que hayan cotizado y estén en esa franja. A estas se les otorgaría una renta vitalicia.
El contributivo: aquí entran todos los trabajadores formales en el país, quienes tendrán la obligación de cotizar hasta tres salarios mínimos en Colpensiones y el excedente, es decir, si gana un salario superior, en un fondo privado. Como se lee, en este pilar se mezclan lo que hoy conocemos como los fondos privados con la administradora pública.
El de ahorro voluntario: este estará compuesto por todas aquellas personas que quieran adicionar recursos a su ahorro para elevar sus beneficios de pensión. Aquí estarían las personas que mayores salarios o ingresos tienen.
Pero, ¿por qué se quiere hacer una reforma pensional? Son varias las razones, pero aquí va la más contundente: solo uno, de cuatro adultos mayores en edad de pensión, la ha conseguido. Esa cifra es la que tiene en la cabeza no solo este Gobierno, porque esta discusión tiene años, sino los centros de pensamientos y la academia, quienes al final coinciden en que lo que el país necesita es aumentar la cobertura del sistema. Unos dicen que será necesario aumentar la edad de pensión, aunque el Gobierno asegura que no es ese su objetivo; otros tantos dicen que la empresa dominante de todo el negocio debe ser Colpensiones y por ese camino el Estado, lo que le quita poder a los fondos privados en los fondos que administran. Ese, por como está cursando la reforma, sí es el objetivo de la administración Petro. Según cálculos del Observatorio Fiscal de la Universidad Javeriana, las AFP pasarían de recibir $30 billones anuales a $9 billones.
Colpensiones pasaría a tener un flujo de cotizaciones de $35 billones (viniendo de $14 billones en el sistema actual). Administraría el pilar semicontributivo de la reforma, que cubre a los adultos mayores que han cotizado semanas, pero no alcanzaron a llegar a los límites para obtener una pensión.
Ahora, ¿esta reforma a quién le aplica? De acuerdo con los colegas de Negocios que han seguido en detalle la noticia, explican: “El régimen de transición que ha ideado el Gobierno es para todos aquellos que tengan menos de 1.000 semanas cotizadas, independientemente de en qué sistema o entidad las hayan cotizado (Colpensiones o AFP). Quienes estén por encima de ese límite podrán seguir acogiéndose a las reglas de la Ley 100 de 1993. Así mismo, quienes tengan más de 1.000 semanas cotizadas y les falte menos de 10 años para llegar a la edad de pensión, tendrán dos años para cambiarse de régimen, previo a completar el proceso de doble asesoría. Si hoy estoy en Colpensiones y tengo menos de 1.000 semanas, ¿cómo queda mi situación con la reforma? Igual. En este caso esa persona pasaría al nuevo sistema pensional (debido a que está por debajo del límite de cotización que ya explicamos). Vale aclarar que la reforma no obliga al traslado de nadie entre entidades pensionales”.
Una pregunta recurrente desde que el presidente Petro hizo sus primeras declaraciones respecto a esta reforma es aquella de si es cierto que el actual ahorro se va a expropiar. De acuerdo con el abecé que escribieron los colegas de Negocios: “No. La reforma estipula que el ahorro pensional solo podrá ser usado para eso: pagar pensiones, aunque seguiría siendo administrado por la entidad designada hasta que sea hora de pensionarse”. La duda vigente y que hay que despejar -que hará parte del debate que aún falta en el Congreso-, va más allá: Ese ahorro de quienes hoy aportan mes a mes en los fondos privados, que pasaría a Colpensiones, ¿será parte del dinero que usará Colpensiones para pagar el pilar solidario y el contributivo? Si se lee de esa forma, los beneficiarios del ahorro (las personas adultas en condición de pobreza cuantificadas por el Gobierno) no serán necesariamente los mismos que llevan años precisamente ahorrado ese dinero (que sería usted y todos aquellos que han aportado desde que tienen un empleo formal). Esa es una discusión importante. Y necesaria. Por eso hay que esperar el debate que con la ponencia radicada, está por venir.
Según el ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla, de los 25,7 millones de afiliados al sistema pensional en el país, solo un 40 % está cotizando a pensión.
Así que aquí entra otro problema que Colombia debe enfrentar y ese sí que es estructural: la informalidad (y en línea, el desempleo). Si sigue tan alta, estas personas que no tienen un ingreso con todas las de la ley, no aportarán al sistema, no pagarán parafiscales, no ahorrarán ni en Colpensiones ni en los fondos privados de pensiones. Estamos hablando de todas aquellas personas que trabajan en comercios tipo San Andresito o San Victorino, en trabajos de pan coger, como los recolectores de café; o de transportes informales como los bicitaxis, etc.
Para el 14 de junio ya sabíamos que la Comisión Séptima del Senado le había dado luz verde al documento con los 94 artículos que la conforman, mientras la laboral se había quedado en el camino. La ministra de Trabajo, Gloria Inés Ramírez, dijo que se estaba trabajando en la concertación para que las semanas bajaran a las 900 para el caso de los hombres, y las 750 para el caso de las mujeres, contemplando una realidad probada: en Colombia es más complejo que las mujeres alcancen una pensión:
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“Si en algo coinciden ANIF, Fedesarrollo y Asofondos es que la reforma planteada por el Gobierno no es una solución a los problemas más urgentes del sistema pensional: la baja cobertura, la inequidad y la sostenibilidad financiera”, Redacción de Negocios de El Espectador.
En este punto, como ha sucedido desde el comienzo, es importante recordar que todos los actores coinciden en que sí se necesita una reforma. De nuevo, porque solo uno de cuatro colombianos en edad de pensión, la logran. En eso todos, tanto Gobierno como centros de pensamiento, fondos de pensiones y analistas en general, están de acuerdo. Así que, con la primera aprobación del Congreso, ¿qué tenía por decir Asofondos, que es el gremio de fondos privados de pensiones?
Advierten que son menos los contribuyentes por cada adulto mayor pensionado, lo que a la larga plantea la insostenibilidad del sistema, y creen que la iniciativa del Gobierno es positiva en la medida en que se logran una “formalización del pilar solidario; la integración en un solo sistema de los regímenes existentes; la limitación de los subsidios a las pensiones altas (aunque no los elimina del todo) y la implementación de un enfoque de género que allana el camino para que las mujeres obtengan una pensión (pues se ha encontrado que en este asunto sí hay elementos que las diferencia de los hombres)”, contaron los colegas de Negocios.
Cada año se pensionan unos 65.000 colombianos en Colpensiones y 35.000 de los fondos.
Pero, porque también creen que hay cosas por trabajar si se quiere un sistema sostenible, Santiago Montenegro, presidente de Asofondos, dijo: “Consideramos que existe un riesgo para los derechos que los trabajadores tienen hoy día” pues asegura que se podrían “ver afectados en la etapa de vejez”. Se refiere a que en los debates que vienen hay que revisar “la propiedad del ahorro, ya que, al dividir el pilar contributivo en dos y obligar a que las cotizaciones correspondientes a los 3 primeros salarios mínimos vayan a Colpensiones, lleva a que la porción de la cotización correspondiente a esos salarios deje de ser propiedad individual. Asofondos cree que el 90% de los trabajadores, de forma inmediata, quedará sin esta propiedad de su flujo de ahorro. El segundo aspecto tiene que ver con que se siga respetando la libertad de elección, ya que la reforma obliga a los contribuyentes de hasta tres salarios mínimos a cotizar en Colpensiones, mientras que del cuarto salario mínimo para arriba sí pueden elegir la administradora del fondo (es decir, un derecho que muy pocos podrían ejercer)”, contaron los colegas de Negocios en este texto.
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Está claro que los fondos privados sienten su posición, pues al final les están cambiando el modelo de negocio; pero qué piensa, por ejemplo, el Observatorio Fiscal de la Universidad Javeriana. Hablan de “insostenibilidad”, que “tiene que ver con la desacumulación acelerada del ahorro ya que la iniciativa carece de reglas claras para la administración de los recursos en el nuevo modelo de pensiones”. En sus palabras: “Se sugiere la inclusión de reglas explícitas que protejan los fondos acumulados por cada generación, evitando la redistribución de recursos entre cohortes. También la creación de subcuentas generacionales para asegurar que los ahorros se utilicen adecuadamente para financiar la seguridad social de cada grupo. Estas medidas buscan garantizar la sostenibilidad fiscal del sistema pensional y proteger los derechos de quienes han contribuido durante su vida laboral”.
El segundo punto que tocan va por el lado de reglas claras, es decir, que no se sabe qué porcentaje de las cotizaciones se destinará para pagar las pensiones actuales y cuánto de ese ahorro para pensiones futuras. “Esta falta de claridad genera riesgos para la sostenibilidad financiera del sistema. Para abordar este riesgo, se propone implementar reglas precisas que establezcan los porcentajes destinados a cada propósito, garantizando así la suficiencia del ahorro para las pensiones futuras y la sostenibilidad fiscal del sistema y limitando el margen de decisión que tendrían los gobiernos futuros sobre esto”.
Y una más: la capacidad de Colpensiones para gestionar los millonarios recursos y el temor que resulta, por ser una entidad pública, de que se politicen sus decisiones. Y ahí es donde aparece el Banco de la República como un actor independiente y que sí ha manejado tales niveles de recursos. El observatorio también dice que hay que revisar la fórmula de liquidación de pensiones, el umbral que define quiénes harán parte del pilar contributivo, la rentabilidad mínima, aclarar cómo se ejecutará el proceso de transición del actual modelo al que eventualmente apruebe el Congreso, evitar subsidios excesivos, garantizar la sostenibilidad financiera, que se permita hacer un aporte para las personas que no ganan el salario mínimo y otros puntos más que aparecen en este enlace.
Y sobre esta discusión, que ahora está sobre el escritorio de los congresistas, fue que se radicó la ponencia del proyecto del Gobierno y, para sumar, una alternativa de la senadora Norma Hurtado, del Partido de La U:
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Lo que hasta este momento está claro es que “se incluyó en la ponencia la orden de la Corte Constitucional de bajar las semanas de cotización para las mujeres y se creó un subsidio para el pilar semicontributivo”. Que con “el semicontributivo se beneficiarían las personas (en los mismos rangos de edad del solidario) que cotizaron entre 300 y menos de 1.000 semanas. En el sistema actual, a quienes no cumplen los requisitos de semanas se les devuelve lo que cotizaron (en el caso de Colpensiones, sin intereses); con la reforma ese dinero se convertiría en una renta vitalicia”. Y que “la renta vitalicia de quienes no se beneficien del primer pilar se calculará así: lo cotizado en Colpensiones se ajustará por inflación y se aumentará en un 3 %, además habrá un subsidio de 15 %, este último se agregó en la ponencia de segundo debate” contaron los colegas de Negocios.
Cuando se conoció la semana pasada la ponencia, que va para segundo debate, Daniel Wills, vicepresidente técnico de Asofondos, dijo: “Nos llama la atención y nos preocupa que en el texto hay una constancia de que no tienen estimativos del costo fiscal. Los sistemas pensionales suelen ser costosos y se puede activar una bomba pensional. Es importante que el Gobierno y el Ministerio de Hacienda provean al Congreso con cifras claras para que puedan decidir sobre el sistema que más le conviene al país y que no dejen empeñado el futuro de los jóvenes”.
Para ANIF, una realidad inocultable que el país debería debatir es que “(La cobertura) es un problema verdadero y está relacionado con el mercado laboral. En los empleados por cuenta propia, una parte muy importante de la fuerza laboral del país, escasamente el 10 % cotiza a pensión, y eso por construcción nunca va a mejorar”. Lo que aquí se está describiendo con una cifra es lo que pasa en esa Colombia informal, que trabaja, claro, pero no tiene para cumplir con sus obligaciones o deliberadamente no lo quieren hacer. De acuerdo con Fedesarrollo, si pasa la reforma se cumplirá con un objetivo y ese es el de aumentar al 96 % la cobertura de las pensiones en personas en edad de jubilación. Eso es una buena nueva si se tiene en cuenta que hoy tan solo el 25 % de los adultos mayores de 60 años tienen una pensión.
“La mejor reforma pensional es una reforma laboral que aumente la formalidad”, Luis Fernando Mejía, director ejecutivo de Fedesarrollo.
El modelo pensional es, sin duda, una obra de arte que se debe pulir con detalle. La idea de cubrir a más personas mayores que no tienen ingresos es respaldada por todos, sin duda, pero hay que entender de dónde va a salir la plata hoy y quién la va a poner año tras año cuando la composición familiar actual, las parejas de hoy, ya no quieren tener hijos. Eso se traduce en una sociedad con más viejos que jóvenes. Los primeros recibiendo, los segundos aportando. ¿Se estaría empeñando el futuro de los jóvenes? Por eso a esta discusión hay que ponerle números: Luis Fernando Mejía, de Fedesarrollo, ha dicho que las pensiones representan más del 6 % del PIB y, más o menos, un 17 % del Presupuesto General de la Nación en 2023. No obstante, “la reforma aumenta el pasivo pensional en 64,6 puntos porcentuales frente al escenario actual y acentúa los desbalances fiscales en el mediano plazo”.
El país, así las cosas, está en el momento de debatir si eliminar o no los subsidios a muchas pensiones que hoy se pagan. Por ejemplo, a las pensiones millonarias, las más altas, que reciben subsidio hoy. Incluso el mismo Asofondos ha sido enfático en ese sentido: Se debe “eliminar totalmente los subsidios a las pensiones altas”, dijo Santiago Montenegro.
Ayer se conocieron los números del ministerio de Hacienda sobre esta reforma pensional. Dice la cartera liderada por el ministro Bonilla que dicha reforma es “fiscalmente viable”. Usando análisis financiero, asegura el Gobierno que “el proyecto de ley mejora el balance de Colpensiones, medido en Valor Presente Neto (VPM), en 1 punto porcentual (p. p.) para 2070″, contaron los colegas que han venido cubriendo la discusión. Y que, en general, el costo fiscal, en VPN, de la reforma sería del 9,5 % del PIB a 2070. “Hasta 2069 el único impacto fiscal provendría del esfuerzo adicional del pilar solidario”.
Pero otra cosa ve el gremio de los fondos privados, quien dijo que tras leer esos datos, Colpensiones se quedaría sin recursos en 2070 y que el proyecto de ley, como está hoy radicado, dispararía el gasto en el sistema pensional. Esta es la parte, absolutamente financiera, que debe ser la más responsable de todas. “Vemos con preocupación estas cifras de Hacienda, sus propios estimativos muestran un sistema inviable, tremendamente costoso para la actual y futuras generaciones. Tanto que, a la vuelta de 50 años, no habrá recursos para pagar las pensiones”, afirmó Santiago Montenegro, presidente de Asofondos.
El documento entonces pasa a discusión en el Legislativo. Allí estaremos informando. Si cambia, como siempre pasa con todos los proyectos que entran en el Congreso, el ministerio de Hacienda está en la obligación de ajustar sus proyecciones, pero al final serán los y las congresistas las que tendrán en sus manos no solo la decisión de hacer algo por un sistema que necesita reformarse, sino de entender que aquí se está jugando el presente de los adultos mayores y el futuro de los jóvenes que, en su mayoría, sienten tan lejano este debate como la pensión misma.
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