El Espectador le explica qué pasa con las reservas de gas y petróleo en Colombia
El país necesita sacar el máximo provecho de los contratos actuales, la industria advierte de la urgencia de más exploración y el Gobierno sigue con la puerta cerrada a nuevos contratos. Y mientras tanto, la presidenta de la ANH sale de su cargo. Análisis.
Edwin Bohórquez Aya
Es miércoles, día de El Espectador le explica. ¿Por qué todos deberíamos estar analizando la realidad de las reservas de gas y petróleo en Colombia? ¿Por qué el Gobierno dice que no va a firmar nuevos contratos de exploración y explotación de estos recursos naturales? ¿Qué pasará con la tarifa del recibo del gas que nos llega mes a mes a la casa? ¿O con el precio que le cobrarán por una carrera en el taxi o Uber si el carro funciona a gas? ¿Incluso en el corrientazo del restaurante de la esquina? Pues este es un asunto que, aunque parece lejano, nos toca a todos y todas, por eso este boletín de noticias está dedicado a responder estas y otras dudas que ya aparecen sobre la mesa. Recuerde entrar a los enlaces que dejaremos a continuación. Comencemos.
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Es miércoles, día de El Espectador le explica. ¿Por qué todos deberíamos estar analizando la realidad de las reservas de gas y petróleo en Colombia? ¿Por qué el Gobierno dice que no va a firmar nuevos contratos de exploración y explotación de estos recursos naturales? ¿Qué pasará con la tarifa del recibo del gas que nos llega mes a mes a la casa? ¿O con el precio que le cobrarán por una carrera en el taxi o Uber si el carro funciona a gas? ¿Incluso en el corrientazo del restaurante de la esquina? Pues este es un asunto que, aunque parece lejano, nos toca a todos y todas, por eso este boletín de noticias está dedicado a responder estas y otras dudas que ya aparecen sobre la mesa. Recuerde entrar a los enlaces que dejaremos a continuación. Comencemos.
Vamos con un poco de coyuntura. Este martes el ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla, soltó una declaración que reafirmó la posición de su colega, la ministra de Minas y Energía, Irene Vélez: “A mí eso no me asusta”, “llevo 40 años escuchando lo mismo”. ¿A qué se refería? Al informe de las reservas petroleras que entregó la Agencia Nacional de Hidrocarburos (ANH) donde se detalla que Colombia cuenta solo con 7,5 años de inventario disponible en petróleo y de 7,2 en materia de gas. Aunque son varios los representantes de gremios e industrias pidiendo la firma de nuevos contratos de exploración con la finalidad de elevar dichas reservas y mantener la autosuficiencia, el Gobierno por ahora ha cerrado esa puerta y tiene todas sus apuestas en la transición energética buscando la producción de energías limpias, como la solar o la eólica. Y para sumar, este miércoles se sabía que la presidenta de la Agencia Nacional de Hidrocarburos salía de su cargo.
Bonilla fue claro y, con datos en mano, dijo que Colombia tiene actualmente 17 millones de hectáreas exclusivas para contratos de exploración, en donde precisamente hay 202 contratos de exploración vigentes. Detalló que hay 2,5 millones de hectáreas en explotación de hidrocarburos, lo que se traduce en que ya se encontró crudo y se pasó a la fase de valoración y producción. Y que, por ahora, en valoración hay más de 1,5 millones de hectáreas.
Pero, antes de seguir, vamos atrás para tener un mejor contexto. El 14 de junio de 2022, cuando los precios del petróleo estaban pasando sus buenos tiempos, la producción interna no crecía al mismo ritmo así que, para ir directo al grano, si Colombia quería tener mejores ingresos producto de la venta internacional del hidrocarburo, tendría que incrementar no solo su producción sino su exportación, porque como escribió Jorge Sáenz, periodista de la sección de Economía: “los buenos precios del mercado tomaron al país con los tanques de almacenamiento en niveles bajos”.
Campetrol consideraba que Colombia tenía una gran oportunidad para mejorar su participación en el mercado internacional, aumentar la producción e incrementar las exportaciones.
Varias cifras para entender, en ese momento, la situación: la economía, tras la pandemia, venía en franca recuperación, no así las actividades primarias, donde están agrupadas las industrias extractivas y el agro, que eran el único renglón que no mostraba el mismo ritmo, la misma velocidad, y eso que entre marzo y abril de 2022 se había registrado una producción petrolera superior a los 751.000 barriles al día, la más alta en los últimos 14 meses. Ecopetrol era el principal productor y para abril de 2022, las exportaciones de combustibles y producción minera extractiva superaban los US$3.294,7 millones. El mismo mes del año anterior, la cifra había sido de US$1.240,6 millones, según el DANE. En la comparación, se leía un crecimiento de 165,6 %. Cifras muy buenas, pero decían los expertos que podrían haber sido mejores. Desde ese instante ya se hablaba de las que serían ventas récord de la petrolera estatal y sus buenos resultados financieros.
Con la llegada del nuevo Gobierno, el futuro del petróleo y el gas era tema de primera página. En su discurso de posesión, Gustavo Petro dijo que su administración buscaría transitar a una economía sin carbón y sin petróleo. El nuevo mandatario enfatizaba en que “se sentarán las bases para el desescalamiento gradual del modelo extractivista” y en su plan como candidato se leía que “no se otorgarán nuevas licencias para la exploración de hidrocarburos, ni se permitirá la gran minería a cielo abierto”:
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Pero como enseñan en las clases de administración en la universidad, una cosa es diseñar una estrategia y otra cosa es ejecutarla, con todos los retos que implica convertirla en realidad. De acuerdo con expertos internacionales y casos de referencia en Europa, sectores como el industrial deben “replantear la sostenibilidad industrial” y es urgente crear acciones puntuales para la reducción de desechos, aumentar la circularidad, fomentar la electrificación y la descarbonización. Y, en línea con ello, “el gas tendría que ser un camino de transición”.
De a pocos fuimos entrando, precisamente, en el terreno del gas natural. Incluso la Asociación Colombiana de Gas Natural, Naturgas -que reúne a 29 compañías que representan el 98 % del mercado de gas natural de Colombia-, advirtió que en caso de “evidenciar un déficit en las reservas” tener que importar gas “aumentaría significativamente el costo de la factura para los colombianos”. Contaban los colegas de la sección de Economía que Luz Stella Murgas, presidenta de Naturgas, dijo en Blu Radio que 22 millones de colombianos de estratos 1 y 2 “pasarían de pagar $30.000 en promedio hasta $150.000 por el servicio de gas natural domiciliario (…) Si las campañas exploratorias no mantienen su ritmo o, incluso, se aceleran”. En otras palabras, la factura subiría cinco veces. Sí, cinco veces.
Para ese instante el entonces ministro de Hacienda, José Antonio Ocampo, dijo que había que buscar más gas natural porque en sus cuentas las reservas solo alcanzarían para tres años. En paralelo, la ministra de minas, Irene Vélez, decía que no se firmarían nuevos contratos. De ahí que Luz Stella Murgas, la presidenta de la Naturgás, lanzara su voz de alerta argumentando que el gas debería quedarse no solo durante la transición, sino como respaldo que le dé confiabilidad al sistema. Eso quiere decir que si se adelantaran, dijo Murgas, proyectos costa afuera (off shore) en el mar Caribe, de hasta 30 terapiés cúbicos (TPC) y, si se aprueba el fracking, de hasta 24 TPC, además de exploraciones continentales en Córdoba y Sucre, de hasta 6 TPC, Colombia tendría gas hasta por cien años más. Para entender la diferencia, en ese agosto del año pasado solo había 2,9 TPC. Todos estos detalles aparecen aquí.
Entonces, obligatoriamente nos hicimos la pregunta: ¿Qué pasaría si Colombia deja de explorar y producir gas natural? “Una pérdida en la posibilidad de autoabastecernos podría golpear más fuerte a los más vulnerables”, nos dijo Jorge Sáenz, periodista especializado en el sector. José Ignacio López, director de investigaciones económicas de Corficolombiana, lo ponía en otros términos: “Tanto para la industria como para los consumidores, perder la autosuficiencia en materia de gas tendría un costo significativo. El 50 % del gas que se consume en Colombia se destina para la industria y el uso domiciliario de las familias”.
Para octubre del año pasado y en medio de la turbulencia que vivía el país por las declaraciones de la ministra de Minas, Irene Vélez, la entrevistamos en El Espectador y dijo que “en cuanto a la exploración de petróleo y gas, este es un tema que está en análisis para ver qué necesita el país mientras se lleva a cabo esa transición”. Y argumentó: “Nos encontramos en el proceso de construcción de la hoja de ruta para la transición energética justa en Colombia, que anunciaremos muy pronto al país. Esta ruta contendrá el desarrollo de la nueva matriz electrificada con fuentes renovables variables, por ejemplo, las relacionadas con la generación solar y eólica en el Caribe o el uso de la biomasa en la región Pacífico y en la Amazonia”.
Sin embargo, el entonces ministro de Hacienda, José Antonio Ocampo, seguía con su posición de que la seguridad energética del país no debería generar incertidumbre y por eso la administración Petro estaba abierta a nuevos contratos. La ministra de Minas decía otra cosa. En los pasillos de los gremios la zozobra gobernaba, entre las bancas de inversión se preguntaban si Colombia seguiría siendo atractiva para la industria de “oil and gas”:
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¿Por qué dispararse en el pie? Así respondían los colegas de negocios a comienzos de este año: “el país tiene 121 contratos en ejecución, 37 en trámite y 36 suspendidos y a la espera de su reactivación. En suma, son casi 200 contratos que podrían garantizar la autosuficiencia energética de Colombia durante un tiempo. Pero en esto la suerte entra a jugar con bastante protagonismo, pues puede que no se registren nuevos hallazgos, o que estos sean insignificantes. Así mismo, también entran asuntos como el precio internacional de los combustibles o la ocurrencia de un fenómeno de El Niño (como se pronostica para 2023), lo que obligaría a encender las térmicas que, sorpresa, funcionan con combustibles fósiles”.
Entonces sí hay gas, pero no tanto como para frenar los nuevos contratos de exploración, recalcaban en este texto los colegas de Economía. ¿Qué decía la industria, proyectando el futuro, cuando iba terminando enero de 2013? Que las reservas del país alcanzan para 11,4 años incluyendo las probadas, posibles y probables. Pero si solo se tienen en cuenta las reservas probadas, las que están listas para adicionar al sistema, pues la autosuficiencia sería para ocho años. ¿Qué decía el Gobierno? Hablaban de reservas hasta el año 2042. Terminando enero también salió a la luz un escándalo con la ministra de Minas en la mitad, pues se habló de un informe con falsificación de firmas en un documento oficial y hasta datos sin sustento que se estaban usando como base para las declaraciones de la minminas Irene Vélez.
¿Qué respondió Vélez a tamaño escándalo en donde incluso varios congresistas le pidieron su renuncia? Aquí lo analizamos en cinco puntos: 1. Aseguró que no se falsificaron firmas. 2. Que no se presentaron cifras sin sustento. 3. Que dejar de suscribir nuevos contratos no es una medida irresponsable. 4. Que su cartera no es un ministerio que improvisa. Y, finalmente, el quinto punto: quedó claro que no se tenía una ruta clara en transición energética.
Fue una semana sudando frío para la ministra y para el Gobierno, para sumar, también el país se enteró de la renuncia del entonces presidente de Ecopetrol, Felipe Bayón. El ejecutivo había intervenido en el Foro Económico Mundial, en Davos, en donde evidenció lo que estaba haciendo la petrolera, pero ya había dejado saber que no compartía ni el fondo ni la forma de la nueva administración: “Al final del día, si no tienes la capacidad para sacar los electrones de donde son generados y llevarlos a los mercados, va a ser muy difícil. Tenemos grandes planes para el hidrógeno. Ya producimos hidrógeno azul. Estamos investigando el verde y aprobando grandes proyectos para este año, y es parte de la conversación en torno a la tecnología y transferencia de conocimiento y financiación. También estamos buscando hidrógeno blanco, que es el que se busca en la superficie. Esto es lo que estamos trabajando a largo plazo, a la vez de que protegemos lo que ya existe mientras la población va creciendo. Vamos a necesitar gasolina, diésel, jet, petroquímicos y gas de buena calidad”.
Así fue la semana más difícil para la ministra de minas, Irene Vélez:
(19 de enero) Minminas dice que no aprobará más contratos de exploración
(24 de enero) Las cifras del Ministerio son cuestionadas
(25 de enero) La ministra Vélez responde a las acusaciones
(26 de enero) La viceministra de Energía dice que el informe de Vélez sí tiene errores técnicos
(26 de enero) Felipe Bayón deja la presidencia de Ecopetrol
Entrevistamos a quienes han sido los protagonistas de esta industria, en este caso a Francisco José Lloreda, presidente de la Asociación Colombiana de Petróleo, quien como muchos otros líderes de gremios sabe que no solo Colombia sino el mundo debe transitar el camino de la transición energética, pero que “ningún país del mundo, con excepción del nuestro, teniendo petróleo y gas, está pensando en marchitar esta industria”. Lloreda en esa conversación también dijo: “Nosotros le hemos solicitado a la ministra tomar una determinación, pues la incertidumbre es mortal. Lo que no esperábamos era que se tomase con un estudio somero e incompleto, pues es una decisión trascendental para el país, independiente de si un próximo gobierno impulse la exploración. No solo porque detener la dinámica exploratoria tiene un impacto en la producción futura, sino por la señal de inseguridad jurídica a los inversionistas”.
El 6 de febrero se supo cómo nos fue en el 2022 tanto en el negocio petrolero como en el del gas. “El promedio anual de producción de petróleo fue de 754.199 barriles por día, un incremento de 2,42 % frente a lo registrado en 2021. Sin embargo, el promedio anual de producción de gas cayó 1,29 %”, escribieron los colegas de Negocios. Así se ve en las gráficas:
La relación petróleo – gas – economía tiene lazos históricos que además son la base, en su gran proporción, de los ingresos que tiene el país para mantener su funcionamiento, por eso resulta, en el fondo, necesario y vital mantener vigente la conversación de cómo hacer la transición energética que todos necesitamos sin quedar en la mitad del camino. Y, además, las tarifas que tenemos que pagar todos y todas las colombianas cada vez que vamos a tanquear el carros, pagamos una carrera de taxi o alguna de las otras plataformas de movilidad, porque cada vez está más costoso el galón y el problema es que seguirá subiendo el precio mes a mes:
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Y así llegamos a la noticia, una de las más esperadas e importantes para el país: el 24 de mayo se supo, a través de un informe de la Agencia Nacional de Hidrocarburos, ANH, que “las reservas petroleras alcanzan apenas para 7,5 años y las de gas para 7,2″. Con esta conclusión, resultó que las cifras que entregó iban más en línea con las estimaciones del sector empresarial que las del mismo Gobierno. “El informe de la ANH es la pieza fundamental en un debate crítico para el país acerca de si el Gobierno autorizará la firma de nuevos contratos de exploración y producción de hidrocarburos o si, por el contrario, frenará esta actividad bajo el marco de la transición energética y la lucha contra el cambio climático”, escribieron los colegas que cubrieron la noticia.
Diez días atrás habíamos entrevistado al nuevo ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla: “Estoy esperando el informe de la Agencia Nacional de Hidrocarburos (ANH), que debe decir no solo cuántas reservas hay, sino qué pasó con los contratos de exploración que están vigentes y sobre los cuales no se tenía ninguna respuesta. Ahí es donde tenemos que mirar si efectivamente podemos hablar de nuevos contratos de exploración. Pero cuando me hablen de nuevos contratos de exploración aspiro a saber quién los está pidiendo y con qué estudios geológicos los está sustentando”.
¿Cómo leía el informe de la ANH la Asociación Colombiana de Geólogos y Geofísicos de la Energía (ACGGP)? “Es fundamental que el Gobierno Nacional asuma un apoyo en la construcción de confianza entre la industria de hidrocarburos y las comunidades alrededor de los proyectos, que permita que con los contratos que tenemos y ojalá con los nuevos contratos, podamos avanzar en garantizar las reservas de gas y petróleo del país y así mismo aumentar la autosuficiencia. Esto aportaría en gran medida al impulso de la Transición Energética Justa en Colombia”. La ministra de Minas se mantuvo en que no van más contratos nuevos. Desde otra orilla, el exministro de Hacienda y también exministro de Minas, Mauricio Cárdenas, fue más que directo: “No hay margen de maniobras para los errores”.
Ecopetrol anunció una inversión de $4,1 billones para la producción de gas natural en 2023.
Entre líneas, ¿cómo se podría leer dicho documento? “El informe de la Agencia Nacional de Hidrocarburos habla de reservas probadas, pero en la industria también se manejan los términos de probables y posibles. Cada categoría tiene implicaciones diferentes para la seguridad energética y el abastecimiento de hidrocarburos para el país. Aunque es lenta, la disminución de la autosuficiencia petrolera preocupa a gremios y expertos y parece mostrarle al Gobierno que se necesitarán nuevos contratos petroleros y de gas”, escribieron en este análisis los colegas de la sección de Economía.
Por ahora es preciso entender que las reservas y recursos del país se dividen en probadas, posibles y probables. Las probadas son las que están listas para ser desarrolladas y tienen un 90 % de probabilidad de extracción. Las probables son las que no disponen de la suficiente información geológica. Y las posibles son las que “no existe la seguridad de recobrar en forma económica y que exigen un trámite ambiental y contractual para ser desarrolladas. De ahí, como lo ha pedido la presidenta de Naturgas, que mantener la actividad exploratoria es importante para “ganar seguridad energética”.
La realidad es que “las reservas de gas alcanzaron su punto más bajo en más de una década”. ¿Qué tanto representa esta industria de petróleo y gas en la economía nacional? Aquí van algunos datos:
Campetrol también fue claro en advertir que “se evidencia la pérdida de cerca de un año en la autosuficiencia en gas. Con este escenario, el país tiene autosuficiencia en ambos hidrocarburos (petróleo y gas) hasta 2029″. A esta serie de advertencias también se ha sumado la Contraloría, quien afirmó que si como país nos quedamos cortos en las reservas y no logramos optimizar los actuales contratos y sus yacimientos, se podrían observar cuatro escenarios: 1. Imposibilidad de Ecopetrol para producir el crudo suficiente para cargar las refinerías. 2 y 3. Incluso sumando la producción enfocada en regalías y de empresas privadas, tampoco se podrían cargar esas refinerías. 4. Se perdería totalmente la autosuficiencia petrolera, lo que significaría que con la refinación local no se podría abastecer la demanda interna de combustibles.
Y esto, una vez más, tiene que ver con la gasolina, el Acpm y el gas que usamos para tanquear los vehículos, por ejemplo, no solo con las exportaciones del hidrocarburo. O, por el lado del exclusivo del gas, dijo Murgas, los precios se pueden elevar no solo “para el sector industrial, residencial y vehicular, sino también a nivel de generación termoeléctrica, dado que la firmeza del sistema en buena parte depende de este combustible”. La lideresa gremial fue directa y recordó que el sector del gas natural disminuyó en reservas probadas, con un retroceso del 10 %, pero “también decrecimos en probables y posibles. Pasamos ahora a tener 2,8 terapiés cúbicos frente a 3,1 que teníamos en 2021, cuando de 2020 a 2021 habíamos notado una tendencia de incrementar las reservas”.
Por otro lado, el presidente de la Unión Sindical Obrera, USO, César Loza, también lanzó un mensaje en entrevista con El Tiempo, siendo el vocero del sindicato más importante de la industria petrolera: “Si no tenemos reservas, la transición energética está en riesgo”, además de recordar que “los recursos para la transición energética deben salir de la mismas industria del petróleo y gas”.
Y así está el panorama. Bonilla, el ministro de Hacienda, al final de su intervención este martes, dejó la llave puesta en la puerta y dijo: “Todavía las reservas probadas de gas de Colombia no están totalmente medidas. Hay unos contratos de exploración que hicieron hallazgos y que están en valoración. Esperemos el informe de la Agencia Nacional de Hidrocarburos en seis meses”. Sí, en seis meses entonces se volverá a revisar este asunto de vital importancia para el país. Así las cosas, el Gobierno se está dando un nuevo plazo para decidir si, en su consideración, el país necesita o no nuevos contratos de exploración. Mientras todo esto sucede se confirmó que la presidenta de la Agencia Nacional de Hidrocarburos salía de su cargo este miércoles, justo una semana después de entregar el informe de reservas de hidrocarburos en Colombia. Estaremos atentos para contar lo que suceda en este tema que nos toca a todos.
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