Se extienden los horizontes del banano: la industria más allá de la fruta
Emprendedores de las zonas aledañas a las plantaciones bananeras y empresarios le apuestan a diversificar el sector con productos como tortas, galletas pasabocas y mochilas.
Individuales, canastos, cojines y mochilas son tejidas con una fibra gruesa por mujeres del Magdalena. “Veía el banano y pensaba que era solo para comerlo, pero no tenía conocimiento de que podía trabajarse para hacer mochilas”, cuenta Rosa María Bello, tejedora de Asocalceta.
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Individuales, canastos, cojines y mochilas son tejidas con una fibra gruesa por mujeres del Magdalena. “Veía el banano y pensaba que era solo para comerlo, pero no tenía conocimiento de que podía trabajarse para hacer mochilas”, cuenta Rosa María Bello, tejedora de Asocalceta.
Todos estos elementos se hacen a partir de la fibra que sale de la planta bananera. Usan el tallo verde, la parte llamada calceta, para luego dejarlo secar por cerca de 15 días. Después se mete en piscinas de agua con peróxido un día y medio. Finalmente, lo raspan y se saca la fibra que hace las veces de hilo para tejer en croché. Aunque el proceso es largo, no es industrializado, por lo que resulta económico, ya que el insumo lo donan las fincas.
Bello lleva más de cinco años tejiendo y ahora es la encargada de enseñar y replicar el conocimiento para que más mujeres puedan hacerlo. Así aprendió Beatriz Rudas, tejedora del corregimiento de San José de Kennedy, en el municipio Zona Bananera. Ella dice que este proyecto “es lo mejor que me ha pasado en la vida, antes no hacía nada. Ahora lo aprendí y por eso recibo un ingreso”.
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La fibra es muy valiosa, porque es resistente al agua y a los elementos. “Es muy bien vista a nivel internacional por su componente social y ambiental. Lo que hacemos es aprovechar todo lo que viene del banano y transformarlo”, asegura Yamile Rodríguez, directora ejecutiva de la Fundación Banasán. Pese a que es resistente, el proceso es delicado, porque la fibra se puede romper, es muy quebradiza en comparación con la lana que antes usaba Rudas para sus tejidos.
Esta es una muestra de que el banano no solo es el tercer producto agrícola de exportación (tras el café y las flores), sino que también tiene un potencial para diversificar un sector exportador, que en 2022 produjo 1′834.976 toneladas. En el primer trimestre de 2023 han vendido 253.939 toneladas y generado ingresos por US$128.883, aunque con una reducción significativa frente al mismo período del año anterior (con US$60.455.000 y 210.608,7 t menos, respectivamente).
La Fundación Banasán trabaja con 120 familias de bajos ingresos en las comunidades aledañas a las plantaciones que hacen dulces como arequipe, tortas, harina, ponqués, vino y donas, todos a partir del banano. Ellos les “compran los productos y les ayudan a vender. Buscamos establecer puntos de venta en Santa Marta y en el aeropuerto Simón Bolívar. Y queremos llegar al exterior con la mochila de calceta, tenemos la mirada puesta en Europa”, añade Rodríguez.
De otro lado, Fundebán también impulsa a emprendedoras en los departamentos del Magdalena, Cesar y La Guajira. Hay quienes hacen tortas y otras dedicadas a las panochas y galletones rellenos de banano, a partir de su saber ancestral. Y capacitan a las mujeres que no tienen aún un proyecto, tanto desde lo técnico, en conjunto con el Sena, como desde la formación psicosocial y financiera.
La fundación opera con los recursos que recibe de cuatro centavos de dólar por cada caja exportada de la empresa Técnicas Baltime de Colombia S. A. al mes. Pero “los recursos que generan con sus proyectos son para ellas y por eso apoyamos su formación”, afirma Iris Yancy, su directora ejecutiva.
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Un potencial a expandir
No solo los emprendedores están interesados en buscar nuevas formas de aprovechar y comercializar el banano. Desde la empresa Unibán le apuestan a la diversificación de productos procesados, más allá de los pasabocas de plátano, que ya tienen una presencia fuerte en el mercado norteamericano.
“Es una línea que queremos seguir explorando y fortaleciendo, porque es la que da el valor agregado. Trabajamos en productos como purés, compotas y bebidas. Paralelo a eso, el crecimiento del banano es el gran ducto por el cual podemos montar todos esos elementos en nuestro grupo”, explica Fabián Fonseca, director de productividad de la compañía.
Además, han ampliado la variedad de sus paquetes de pasabocas con nuevos sabores y esperan que sus nuevos artículos terminen de prepararse este año y ser lanzados en el próximo. Ya llevan varios meses adelantando su estrategia, y el que está más adelantado es el de banano recubierto de chocolate.
Todas estas empresas y productos de esta fruta y sus derivados se reunieron en el marco del Primer Congreso Bananero del Caribe Colombiano 2023, que buscaba “resaltar la resiliencia del sector, pues ha tenido varias emergencias estos años, con el covid-19 y el Fusarium Raza 4 Tropical (un hongo)”, explicó José Francisco Zúñiga Cotes, presidente ejecutivo de la Asociación de Bananeros del Magdalena y La Guajira (Asbama).
Allí vendieron sus productos y participaron de las actividades académicas en torno a la lucha contra las enfermedades de la planta, el aprovechamiento de los suelos y la eficiencia en la producción. Asimismo, mostraron el potencial que tiene la fruta para expandirse y diversificarse en los mercados del país y del exterior.
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