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El casco es uno de los elementos más importantes cuando se trata de seguridad al andar en moto. Aunque muchos motociclistas consideran realizar modificaciones a sus cascos, ya sea por motivos estéticos o para adaptarlos a dispositivos como cámaras, es crucial entender las regulaciones y los riesgos asociados a estas alteraciones.
En Colombia, el uso de casco es obligatorio para todos los motociclistas y sus acompañantes. La normativa vigente, especialmente la Resolución 1080 de 2019 del Ministerio de Transporte, establece que los cascos deben cumplir con ciertos estándares de seguridad para proteger adecuadamente al usuario en caso de un accidente. Cualquier modificación en su estructura podría poner en riesgo esta protección.
Modificaciones en el casco: ¿sí o no?
Por más que parezca obvio, los cascos están diseñados para absorber el impacto en caso de accidente. La mayoría de ellos cuentan con una capa exterior dura y una capa interior acolchada que, juntas, protegen la cabeza del motociclista.
La cuestión es que, cuando se hacen modificaciones, como perforaciones para instalar cámaras o añadir algún dispositivo (como intercomunicadores), se corre el riesgo de alterar estas capas y comprometer su capacidad de proteger en caso de un impacto.
Por ejemplo, perforar un casco para colocar una cámara o un soporte puede afectar la integridad estructural del casco, debilitándolo en las zonas donde debería ser más resistente. Además, agregar elementos pesados o voluminosos podría influir en la forma en que el casco distribuye la energía en caso de una caída, aumentando el riesgo de lesiones graves.
¿Qué dice la ley?
La normativa colombiana es clara en cuanto al uso de cascos certificados. La Resolución 1080 de 2019 establece que todos los cascos deben cumplir con las normas técnicas y de seguridad reconocidas internacionalmente, como la NTC 4533 (Norma Técnica Colombiana) o la ECE 22.05 (una norma europea). Estas normas garantizan que el casco haya pasado una serie de pruebas rigurosas que validan su capacidad de protección.
Ahora bien, las modificaciones al casco entran en una clase de zona gris legal. Por un lado, realizar cualquier modificación no aprobada por el fabricante podría hacer que el casco deje de cumplir con estas normativas, lo que puede tener consecuencias legales para el motociclista. No obstante, no existe una norma que les permita a las autoridades de tránsito imponer sanciones si detectan que un casco ha sido alterado.
¿Cuáles son las posibles sanciones?
El Código Nacional de Tránsito estipula sanciones para los motociclistas que no cumplan con las normativas relacionadas con el uso de cascos. El artículo 94 de dicho Código establece que es obligatorio portar un casco homologado y en buenas condiciones. En caso de infracción, los motociclistas podrían enfrentar multas de unos 15 salarios mínimos legales diarios vigentes. Cada día equivale a $43.333, es decir que el monto de la infracción suma $649.995. Así mismo, cuando el conductor sí tenga puesto el casco, pero la cabeza no está completamente en el casco, o no asegura la correa de cierre en la barbilla, la multa es la misma.
Aparte de las sanciones económicas, lo más importante es el riesgo a la seguridad. Un casco alterado no protege adecuadamente y puede tener consecuencias fatales en caso de un accidente.
¿Qué opciones tiene?
En este punto es recomendable optar por cascos que ya vienen diseñados con características adicionales aprobadas por los fabricantes, como soportes integrados para cámaras o sistemas de ventilación. Estas opciones están diseñadas para no comprometer la estructura del casco y cumplen con los estándares de seguridad.
En caso de que un motociclista quiera instalar algún dispositivo, como un sistema de comunicación o una cámara, es importante verificar si el fabricante del casco ofrece soluciones aprobadas para ello. De esta forma, se garantiza que las modificaciones no pongan en riesgo la seguridad ni infrinjan lo dicho por el Código Nacional de Tránsito.
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