Radican ponencia de la reforma tributaria, el balón ahora en manos del Congreso
El proyecto de ley, que busca recaudar $22 billones, tendrá este jueves su primer debate en comisiones conjuntas de Cámara y Senado. Vea el documento de ponencia.
El Gobierno radicó en la noche de este martes la ponencia para el primer debate de la reforma tributaria. Proyecto de ley que busca recaudar $22 billones en su primer año de vigencia, pero podría llegar hasta los $25 billones en el último año de la administración Petro.
Entre los principales cambios frente a la propuesta original, sobresalen las modificaciones al impuesto a los dividendos y a las ganancias ocasionales, la disminución de los umbrales del gramaje de azúcar de las bebidas azucaradas y la reducción del listado de alimentos ultraprocesados, entre otros.
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De esta manera, la reforma tributaria comienza a ver la luz, luego de casi dos meses de intensas negociaciones entre el Gobierno, congresistas y empresas, principalmente.
Durante esta fase, la iniciativa ha tenido varios cambios y giros en U. Pero el martes José Antonio Ocampo, ministro de Hacienda, confirmó que ya habían llegado a un acuerdo con los ponentes de la iniciativa, quienes responden, como su nombre lo indica, por la ponencia del proyecto.
Con la ponencia lista, se espera que la reforma sea votada en las comisiones económicas conjuntas del Congreso a más tardar este jueves. Este documento es clave porque ofrece una luz hacia cuáles fueron los compromisos a los que llegó el Gobierno con legisladores y empresarios, principalmente. O sea, permite ver, más o menos, cuál es la ambición y escala de la reforma después del delicado balance entre preocupaciones y pedidos y las necesidades de financiación del Gobierno (más en momento de alta inflación y con una agenda social amplia).
Típicamente, además del documento que lleva el aval del Gobierno, se presentan otras ponencias (usualmente de oposición), pero el texto mayoritario suele pasar la votación en las comisiones.
Y ahí entra a los debates de plenarias en Cámara y Senado, que también deben hacerse de manera simultánea por aquello del mensaje de urgencia.
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La expectativa del Gobierno es que la iniciativa esté totalmente aprobada en la primera semana de noviembre.
Además de este proyecto, la administración del presidente Gustavo Petro también tiene en el Congreso el proyecto del Presupuesto General de la Nación, que ya superó el debate en las comisiones y la próxima semana arranca discusión en plenarias (con miras a estar aprobado antes del 20 de octubre).
Así mismo, este lunes se radicó el presupuesto de regalías, que se presenta cada dos años, y que va por un monto de $31,3 billones, lo que equivale a 2,1 % del PIB nacional. El mayor monto ($10,1 billones) será asignado directamente a los departamentos y regiones del país para “proyectos de alto impacto”, según el Gobierno.
¿Cómo se ha transformado la reforma tributaria?
Esta es una pregunta compleja porque, para este punto, la reforma ha vivido varias vidas en apenas dos meses. Para hacerse una idea, la iniciativa comenzó con una meta de recaudo de $25 billones, que luego bajó de los $20 billones, y ahora el ministro Ocampo proyecta recursos por $22 billones en su primer año de vigencia.
Uno de los cambios más grandes es el hundimiento del impuesto para las exportaciones de petróleo, carbón y oro. En uno de los primeros borradores de la ponencia, el tributo a las ventas internacionales de oro ya se había hundido, pero persistía para los productos mineros y los hidrocarburos.
La muerte de este impuesto era uno de los principales pedidos de los gremios energéticos, que consideraban este impuesto antitécnico, a la vez que consideraban que su aplicación podría poner en riesgo la balanza de pagos por el peso que este sector tiene en las exportaciones nacionales (56 % del total).
Ante el retiro de este impuesto se acordó fijar una sobretasa de cinco puntos porcentuales del impuesto de renta para empresas petroleras y de carbón. De acuerdo con Ocampo, el sector extractivo aportaría hasta $9 billones en la reforma tributaria.
En materia de dividendos y ganancias ocasionales la ponencia establece que “se modifica el régimen actual, de manera que, en lugar de tributar a una tarifa del 10%, la renta líquida gravable por estos conceptos se considera dentro de la sumatoria total de rentas sobre las cuales aplica la tarifa marginal general del impuesto sobre la renta para personas naturales. Lo anterior, a fin de que las personas naturales con más altos ingresos tributen en mayor medida”.
Así mismo, quedó definido que el impuesto al patrimonio arrancaría con una tasa de 0,5 % para capitales entre $3.000 y $5.000 millones; 1 % para riquezas entre $5.000 y $10.000 millones y 1,5 % para patrimonios superiores a los $10.000 millones.
Dentro de la ponencia también se aclaran los llamados impuestos saludables: “el diseño del impuesto a las bebidas azucaradas está en función del contenido de azúcar, gramos de azúcar por cada 100 mililitros, y respecto de los comestibles ultraprocesados se propone una tarifa del 10% ad valorem”, dice el documento.
El Gobierno también confirmó cambios como mantener los beneficios tributarios para la gasolina en zonas de frontera. También se dejarán por fuera a las pequeñas tiendas y panaderías del impuesto a los alimentos ultraprocesados.
Lea también: Plantón de tenderos para rechazar la reforma tributaria de Petro
Ocampo afirmó, al término de una reunión con los ponentes en el Congreso, que se acordaron cambios importantes en el régimen simple de tributación: “Se bajaron los impuestos y se permitieron nuevas deducciones. Esperamos que con esto muchas más empresas se formalicen en materia tributaria”.
Otra de las iniciativas que fue retirada fueron los dos días sin IVA con productos colombianos, que habían sido esbozados la semana pasada por el propio Ocampo.
Estas jornadas han sido criticadas ampliamente por académicos como una medida regresiva y que termina beneficiando a quienes poseen más recursos, en vez de llegarle a quienes más necesitan comprar a bajos precios.
La inclusión y el retiro de esta idea ilustra lo mucho que la iniciativa se ha transformado en estos dos meses de discusiones y tira y afloje entre el Gobierno y todos los grupos de interés.
Pocas cosas generan más desconcierto y desacuerdo como los impuestos. Tanto así que el sistema tributario colombiano parece un colador de pasta de tantas exenciones y adendas que posee, fruto justamente de la incorporación progresiva de intereses y quejas de distintos sectores. De hecho, Carolina Soto, excodirectora del Banco de la República, dijo en Bloomberg Línea que “tampoco fue esta la reforma tributaria estructural de la que tanto se habló”.
Por eso, no es de extrañar del todo que esta nueva reforma tributaria genere oposición de varias partes. Aquí vale recordar que la última iniciativa de su tipo que presentó Alberto Carrasquilla como ministro del gobierno de Iván Duque, sirvió como impulso para uno de los mayores estallidos sociales en la historia reciente del país.
Luego de este pulso se espera que la tributaria salga pronto y sin mayor novedad de las comisiones económicas conjuntas. Desde ahí, aún le quedan las plenarias. Y, aunque el Gobierno posee mayorías legislativas, el futuro de la iniciativa sigue siendo incierto. Como reza un refrán de pasillo: se sabe cómo entran las reformas, pero no cómo salen.
Ponencia completa de la reforma tributaria
El Gobierno radicó en la noche de este martes la ponencia para el primer debate de la reforma tributaria. Proyecto de ley que busca recaudar $22 billones en su primer año de vigencia, pero podría llegar hasta los $25 billones en el último año de la administración Petro.
Entre los principales cambios frente a la propuesta original, sobresalen las modificaciones al impuesto a los dividendos y a las ganancias ocasionales, la disminución de los umbrales del gramaje de azúcar de las bebidas azucaradas y la reducción del listado de alimentos ultraprocesados, entre otros.
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De esta manera, la reforma tributaria comienza a ver la luz, luego de casi dos meses de intensas negociaciones entre el Gobierno, congresistas y empresas, principalmente.
Durante esta fase, la iniciativa ha tenido varios cambios y giros en U. Pero el martes José Antonio Ocampo, ministro de Hacienda, confirmó que ya habían llegado a un acuerdo con los ponentes de la iniciativa, quienes responden, como su nombre lo indica, por la ponencia del proyecto.
Con la ponencia lista, se espera que la reforma sea votada en las comisiones económicas conjuntas del Congreso a más tardar este jueves. Este documento es clave porque ofrece una luz hacia cuáles fueron los compromisos a los que llegó el Gobierno con legisladores y empresarios, principalmente. O sea, permite ver, más o menos, cuál es la ambición y escala de la reforma después del delicado balance entre preocupaciones y pedidos y las necesidades de financiación del Gobierno (más en momento de alta inflación y con una agenda social amplia).
Típicamente, además del documento que lleva el aval del Gobierno, se presentan otras ponencias (usualmente de oposición), pero el texto mayoritario suele pasar la votación en las comisiones.
Y ahí entra a los debates de plenarias en Cámara y Senado, que también deben hacerse de manera simultánea por aquello del mensaje de urgencia.
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La expectativa del Gobierno es que la iniciativa esté totalmente aprobada en la primera semana de noviembre.
Además de este proyecto, la administración del presidente Gustavo Petro también tiene en el Congreso el proyecto del Presupuesto General de la Nación, que ya superó el debate en las comisiones y la próxima semana arranca discusión en plenarias (con miras a estar aprobado antes del 20 de octubre).
Así mismo, este lunes se radicó el presupuesto de regalías, que se presenta cada dos años, y que va por un monto de $31,3 billones, lo que equivale a 2,1 % del PIB nacional. El mayor monto ($10,1 billones) será asignado directamente a los departamentos y regiones del país para “proyectos de alto impacto”, según el Gobierno.
¿Cómo se ha transformado la reforma tributaria?
Esta es una pregunta compleja porque, para este punto, la reforma ha vivido varias vidas en apenas dos meses. Para hacerse una idea, la iniciativa comenzó con una meta de recaudo de $25 billones, que luego bajó de los $20 billones, y ahora el ministro Ocampo proyecta recursos por $22 billones en su primer año de vigencia.
Uno de los cambios más grandes es el hundimiento del impuesto para las exportaciones de petróleo, carbón y oro. En uno de los primeros borradores de la ponencia, el tributo a las ventas internacionales de oro ya se había hundido, pero persistía para los productos mineros y los hidrocarburos.
La muerte de este impuesto era uno de los principales pedidos de los gremios energéticos, que consideraban este impuesto antitécnico, a la vez que consideraban que su aplicación podría poner en riesgo la balanza de pagos por el peso que este sector tiene en las exportaciones nacionales (56 % del total).
Ante el retiro de este impuesto se acordó fijar una sobretasa de cinco puntos porcentuales del impuesto de renta para empresas petroleras y de carbón. De acuerdo con Ocampo, el sector extractivo aportaría hasta $9 billones en la reforma tributaria.
En materia de dividendos y ganancias ocasionales la ponencia establece que “se modifica el régimen actual, de manera que, en lugar de tributar a una tarifa del 10%, la renta líquida gravable por estos conceptos se considera dentro de la sumatoria total de rentas sobre las cuales aplica la tarifa marginal general del impuesto sobre la renta para personas naturales. Lo anterior, a fin de que las personas naturales con más altos ingresos tributen en mayor medida”.
Así mismo, quedó definido que el impuesto al patrimonio arrancaría con una tasa de 0,5 % para capitales entre $3.000 y $5.000 millones; 1 % para riquezas entre $5.000 y $10.000 millones y 1,5 % para patrimonios superiores a los $10.000 millones.
Dentro de la ponencia también se aclaran los llamados impuestos saludables: “el diseño del impuesto a las bebidas azucaradas está en función del contenido de azúcar, gramos de azúcar por cada 100 mililitros, y respecto de los comestibles ultraprocesados se propone una tarifa del 10% ad valorem”, dice el documento.
El Gobierno también confirmó cambios como mantener los beneficios tributarios para la gasolina en zonas de frontera. También se dejarán por fuera a las pequeñas tiendas y panaderías del impuesto a los alimentos ultraprocesados.
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Ocampo afirmó, al término de una reunión con los ponentes en el Congreso, que se acordaron cambios importantes en el régimen simple de tributación: “Se bajaron los impuestos y se permitieron nuevas deducciones. Esperamos que con esto muchas más empresas se formalicen en materia tributaria”.
Otra de las iniciativas que fue retirada fueron los dos días sin IVA con productos colombianos, que habían sido esbozados la semana pasada por el propio Ocampo.
Estas jornadas han sido criticadas ampliamente por académicos como una medida regresiva y que termina beneficiando a quienes poseen más recursos, en vez de llegarle a quienes más necesitan comprar a bajos precios.
La inclusión y el retiro de esta idea ilustra lo mucho que la iniciativa se ha transformado en estos dos meses de discusiones y tira y afloje entre el Gobierno y todos los grupos de interés.
Pocas cosas generan más desconcierto y desacuerdo como los impuestos. Tanto así que el sistema tributario colombiano parece un colador de pasta de tantas exenciones y adendas que posee, fruto justamente de la incorporación progresiva de intereses y quejas de distintos sectores. De hecho, Carolina Soto, excodirectora del Banco de la República, dijo en Bloomberg Línea que “tampoco fue esta la reforma tributaria estructural de la que tanto se habló”.
Por eso, no es de extrañar del todo que esta nueva reforma tributaria genere oposición de varias partes. Aquí vale recordar que la última iniciativa de su tipo que presentó Alberto Carrasquilla como ministro del gobierno de Iván Duque, sirvió como impulso para uno de los mayores estallidos sociales en la historia reciente del país.
Luego de este pulso se espera que la tributaria salga pronto y sin mayor novedad de las comisiones económicas conjuntas. Desde ahí, aún le quedan las plenarias. Y, aunque el Gobierno posee mayorías legislativas, el futuro de la iniciativa sigue siendo incierto. Como reza un refrán de pasillo: se sabe cómo entran las reformas, pero no cómo salen.