Se requiere electrificar la economía
Desde el fenómeno de El Niño, el único sector que ha registrado crecimiento en la demanda de electricidad es el residencial.
Jorge Sáenz V. / @jorges_v
Los industriales se quejan por los altos costos de la energía, pero pocos están dispuestos a tomar el sendero para electrificar la economía. El consumo energético del país es parecido al del mundo en términos del uso de los combustibles derivados del petróleo, gas natural y el carbón, y en menor grado los biocombustibles y energía eléctrica.
“El consumo per cápita industrial de electricidad en Colombia es muy bajito”, señala Ángela Montoya, presidenta de la Asociación Colombiana de Generadores de Energía Eléctrica (Acolgén). Advierte que, desde el fenómeno de El Niño, el único sector que ha registrado crecimiento en la demanda de electricidad es el residencial.
“Necesitamos aumentar el consumo eléctrico” y ello se logra trayendo varios sectores y electrificándolos. “Colombia debe pensar en electrificar su economía para que los energéticos contaminantes y costosos salgan del mercado”, anota la dirigente gremial.
Mucho industrial colombiano se queja por los costos de la energía, advierte Acolgén. Una de las razones es que la maquinaria industrial es alta consumidora de energía por la obsolescencia. “La industria no tiene que sentarse a criticar por los precios de energía, sino que tiene que hacer una introspección y acometer la modernización que se requiera para mejorar el consumo”.
Montoya insiste en que la matriz eléctrica colombiana está muy diversificada y es catalogada como una de las mejores de la región. “Ahora van a ingresar al sistema las renovables no convencionales”, dice. Recuerda que en la actualidad por lo menos 300 proyectos de energía eólica, solar y biomasa podrían aportar 5.000 megavatios al sistema.
“Si queremos esa cantidad de proyectos, necesitamos hacer crecer la demanda”, considera Bayron Triana, director de regulación de Acolgén. Para conseguir la meta de las emisiones, compromiso de la COP21, se requiere la electrificación de la economía, que se logra trayendo “otros sectores, como transporte y la industria, que contaminan mucho, para volverlos eléctricos”. El siguiente paso que debe dar Colombia es electrificar su economía y para ello se requiere cambiar los energéticos altamente contaminantes por eléctricos. “El país tiene que regular y trazar la política pública en esa dirección. Eso requiere una articulación entre el Gobierno Nacional y los locales”, dice Triana.
El vicepresidente de Minería, Hidrocarburos y Energía de la Andi, Jaime Concha, destaca que “la industria manufacturera ya tiene instalados más de 400 megavatios en cogeneración, esto sin incluir la industria azucarera, que está produciendo más de 250 megavatios, maximizando la utilización de los combustibles primarios para cogenerar energía”. Sin embargo, Concha advierte que “en este aspecto hay riesgos para la viabilidad financiera de la cogeneración, debido a los cargos por respaldo de la red, modificados recientemente por la Comisión de Regulación a pesar de que la Andi después de un acuerdo de cadena propuso no modificar las reglas establecidas desde 2008”.
Un país renovable
De acuerdo con el World Energy Council (WEC), el sistema eléctrico colombiano está clasificado entre los diez mejores del mundo. Otros organismos, como el World Economic Forum (WEF), también resaltan las bondades que tiene el país en su sistema eléctrico. La OCDE tiene a Colombia y a Costa Rica como los dos países con mejores desempeños en crecimiento verde.
La presidenta de Acolgén admite que en generación eléctrica “ya somos un país renovable. A la matriz eléctrica le estamos incluyendo renovables no convencionales. Hoy somos un país limpio; el sector eléctrico cumple compromisos de la COP21”. Ángela Montoya considera que para el sector eléctrico es importante cumplir en temas ambientales y confiabilidad, es decir, que ante cualquier circunstancia el país no se apague, que tenga suficiente energía y a precios competitivos.
Este país con la energía y el grado de confiabilidad no se vuelve a apagar. “La resiliencia de este sector nos la demostró el último fenómeno de El Niño, donde nos pasó de todo, todos los imponderables se conjugaron. Ningún país del mundo hubiera sido capaz de pasar el ener una sola hora de racionamiento”, resaltó la dirigente gremial.
El vicepresidente de la Andi insiste en que “la industria está comprometida en proyectos de eficiencia energética, para lo cual estamos trabajando en capacitaciones sobre los incentivos tributarios que hay para ello y en la eficiencia de los trámites para acceder a los mismos”.
Recuerda que la industria está revisando la instalación de energía renovable no convencional, particularmente la fotovoltaica en sus techos industriales. Hay muchas empresas que ya han implementado soluciones como paneles fotovoltaicos en los techos de sus plantas.
En un escenario donde las reservas de gas alcanzan para cuatro años y la de petróleo para siete, la pregunta es: ¿En ese tiempo cómo vamos a abastecernos energéticamente, con importaciones?
El dilema de un país con escasos recursos fiscales es si debe empezar a importar hidrocarburos o más bien a desarrollar los energéticos que tiene. “Nosotros desde el sector eléctrico tenemos más de 2,5 veces el consumo final de energía”, explica el director de regulación de Acolgén.
La mejor apuesta del país, en términos ambientales, de confiabilidad y de tarifas, es volver la energía eléctrica un energético que tenga mayor participación en el consumo final.
En el país se requiere de una participación de la demanda y para ello se necesita una regulación especial. Los generadores ven con buenos ojos que haya una regulación eficiente para la participación efectiva de la demanda, es decir, que se requieren mayores proyectos de autogeneración y desconexión permitida.
La Andi tiene un proyecto con Usaid (Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional) para alcanzar economías de escala e implementar este tipo de proyectos en varias compañías, explica Jaime Concha.
“Hoy la composición de la canasta energética colombiana es 70 % hidráulica, por lo tanto, somos renovables. El ingreso de las renovables no convencionales va a ayudar a que esa matriz se mantenga limpia”, reitera Acolgén.
Los industriales se quejan por los altos costos de la energía, pero pocos están dispuestos a tomar el sendero para electrificar la economía. El consumo energético del país es parecido al del mundo en términos del uso de los combustibles derivados del petróleo, gas natural y el carbón, y en menor grado los biocombustibles y energía eléctrica.
“El consumo per cápita industrial de electricidad en Colombia es muy bajito”, señala Ángela Montoya, presidenta de la Asociación Colombiana de Generadores de Energía Eléctrica (Acolgén). Advierte que, desde el fenómeno de El Niño, el único sector que ha registrado crecimiento en la demanda de electricidad es el residencial.
“Necesitamos aumentar el consumo eléctrico” y ello se logra trayendo varios sectores y electrificándolos. “Colombia debe pensar en electrificar su economía para que los energéticos contaminantes y costosos salgan del mercado”, anota la dirigente gremial.
Mucho industrial colombiano se queja por los costos de la energía, advierte Acolgén. Una de las razones es que la maquinaria industrial es alta consumidora de energía por la obsolescencia. “La industria no tiene que sentarse a criticar por los precios de energía, sino que tiene que hacer una introspección y acometer la modernización que se requiera para mejorar el consumo”.
Montoya insiste en que la matriz eléctrica colombiana está muy diversificada y es catalogada como una de las mejores de la región. “Ahora van a ingresar al sistema las renovables no convencionales”, dice. Recuerda que en la actualidad por lo menos 300 proyectos de energía eólica, solar y biomasa podrían aportar 5.000 megavatios al sistema.
“Si queremos esa cantidad de proyectos, necesitamos hacer crecer la demanda”, considera Bayron Triana, director de regulación de Acolgén. Para conseguir la meta de las emisiones, compromiso de la COP21, se requiere la electrificación de la economía, que se logra trayendo “otros sectores, como transporte y la industria, que contaminan mucho, para volverlos eléctricos”. El siguiente paso que debe dar Colombia es electrificar su economía y para ello se requiere cambiar los energéticos altamente contaminantes por eléctricos. “El país tiene que regular y trazar la política pública en esa dirección. Eso requiere una articulación entre el Gobierno Nacional y los locales”, dice Triana.
El vicepresidente de Minería, Hidrocarburos y Energía de la Andi, Jaime Concha, destaca que “la industria manufacturera ya tiene instalados más de 400 megavatios en cogeneración, esto sin incluir la industria azucarera, que está produciendo más de 250 megavatios, maximizando la utilización de los combustibles primarios para cogenerar energía”. Sin embargo, Concha advierte que “en este aspecto hay riesgos para la viabilidad financiera de la cogeneración, debido a los cargos por respaldo de la red, modificados recientemente por la Comisión de Regulación a pesar de que la Andi después de un acuerdo de cadena propuso no modificar las reglas establecidas desde 2008”.
Un país renovable
De acuerdo con el World Energy Council (WEC), el sistema eléctrico colombiano está clasificado entre los diez mejores del mundo. Otros organismos, como el World Economic Forum (WEF), también resaltan las bondades que tiene el país en su sistema eléctrico. La OCDE tiene a Colombia y a Costa Rica como los dos países con mejores desempeños en crecimiento verde.
La presidenta de Acolgén admite que en generación eléctrica “ya somos un país renovable. A la matriz eléctrica le estamos incluyendo renovables no convencionales. Hoy somos un país limpio; el sector eléctrico cumple compromisos de la COP21”. Ángela Montoya considera que para el sector eléctrico es importante cumplir en temas ambientales y confiabilidad, es decir, que ante cualquier circunstancia el país no se apague, que tenga suficiente energía y a precios competitivos.
Este país con la energía y el grado de confiabilidad no se vuelve a apagar. “La resiliencia de este sector nos la demostró el último fenómeno de El Niño, donde nos pasó de todo, todos los imponderables se conjugaron. Ningún país del mundo hubiera sido capaz de pasar el ener una sola hora de racionamiento”, resaltó la dirigente gremial.
El vicepresidente de la Andi insiste en que “la industria está comprometida en proyectos de eficiencia energética, para lo cual estamos trabajando en capacitaciones sobre los incentivos tributarios que hay para ello y en la eficiencia de los trámites para acceder a los mismos”.
Recuerda que la industria está revisando la instalación de energía renovable no convencional, particularmente la fotovoltaica en sus techos industriales. Hay muchas empresas que ya han implementado soluciones como paneles fotovoltaicos en los techos de sus plantas.
En un escenario donde las reservas de gas alcanzan para cuatro años y la de petróleo para siete, la pregunta es: ¿En ese tiempo cómo vamos a abastecernos energéticamente, con importaciones?
El dilema de un país con escasos recursos fiscales es si debe empezar a importar hidrocarburos o más bien a desarrollar los energéticos que tiene. “Nosotros desde el sector eléctrico tenemos más de 2,5 veces el consumo final de energía”, explica el director de regulación de Acolgén.
La mejor apuesta del país, en términos ambientales, de confiabilidad y de tarifas, es volver la energía eléctrica un energético que tenga mayor participación en el consumo final.
En el país se requiere de una participación de la demanda y para ello se necesita una regulación especial. Los generadores ven con buenos ojos que haya una regulación eficiente para la participación efectiva de la demanda, es decir, que se requieren mayores proyectos de autogeneración y desconexión permitida.
La Andi tiene un proyecto con Usaid (Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional) para alcanzar economías de escala e implementar este tipo de proyectos en varias compañías, explica Jaime Concha.
“Hoy la composición de la canasta energética colombiana es 70 % hidráulica, por lo tanto, somos renovables. El ingreso de las renovables no convencionales va a ayudar a que esa matriz se mantenga limpia”, reitera Acolgén.