Seguridad alimentaria, reforma rural y asuntos agrarios: ejes de la FAO en Colombia
El recién posicionado representante de las Naciones Unidas para la Alimentación, Agustín Zimmermann, habla de las prioridades que trabaja la entidad en Colombia y se refiere al nombramiento de Armando Benedetti como embajador ante la FAO.
La Organización para la Alimentación y la Agricultura (FAO) es un organismo especializado de las Naciones Unidas que lidera el esfuerzo internacional para poner fin al hambre. La entidad firmó, junto al Gobierno, una carta intención sobre el Pacto por la Paz, la Seguridad Alimentaria y el Derecho Humano a la Alimentación en enero de este año. Esto implica reforzar la cooperación existente para avanzar en la lucha contra el hambre, sistemas alimentarios sostenibles, entre otros.
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La Organización para la Alimentación y la Agricultura (FAO) es un organismo especializado de las Naciones Unidas que lidera el esfuerzo internacional para poner fin al hambre. La entidad firmó, junto al Gobierno, una carta intención sobre el Pacto por la Paz, la Seguridad Alimentaria y el Derecho Humano a la Alimentación en enero de este año. Esto implica reforzar la cooperación existente para avanzar en la lucha contra el hambre, sistemas alimentarios sostenibles, entre otros.
Además, el 8 de febrero Armando Benedetti tomó posesión como embajador ante la Organización, tras 24 años en los que las funciones se le asignaron a la embajada del país en Roma. Sobre este hecho y las prioridades de la FAO en Colombia habló el nuevo representante de la entidad en Colombia, Agustín Zimmermann, que ocupa el cargo desde enero de 2024 y ha trabajado en la entidad desde 2012.
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¿Cuáles son las apuestas de la FAO en Colombia para este año?
Antes estaba en la oficina regional, así que estaba en conocimiento mucho del trabajo que llevaba adelante la FAO en el país. Hay una cartera de proyectos bien diversa y amplia, pero lo que buscamos es un impacto en la transformación de sistemas agroalimentarios. Eso lo reflejamos en un acuerdo que se firmó en enero de 2023 entre el presidente Gustavo Petro y el director general de la FAO, QU Dongyu.
Allí se definieron cuatro ejes de trabajo. El primero es el desarrollo e implementación del derecho humano a la alimentación, que parte del Plan Nacional de Desarrollo y podemos aportar en asistencia técnica, conocimiento y proyectos. El otro sea más específico, sobre el fortalecimiento y desarrollo económico en zonas de frontera, precisamente porque allí los índices de inseguridad alimentaria muchas veces son más elevados.
El tercero es ayudar a avanzar en uno de los resultados del Acuerdo de Paz: la reforma rural integral. Y finalmente, el fortalecimiento de asuntos de agrarios, agropecuarios y el sistema agroalimentario con el Ministerio de Agricultura como principal socio, pero no el único.
¿Qué estrategias o proyectos puntuales han venido desarrollando, cuáles van a implementar este año como nuevas y cuáles siguen marchando?
Tenemos 37 proyectos en implementación, cubriendo 27 departamentos del país categorizados en las diferentes áreas programáticas. Le damos mucha importancia a la gestión de riesgo, acción anticipatoria para fortalecer la resiliencia del sistema agroalimentario colombiano ante efectos climatológicos e incorporarlos a la política pública. Trabajamos en la respuesta al fenómeno de El Niño y en unos meses viene La Niña con inundaciones, la FAO trabaja en el nexo entre desarrollo y emergencia.
Otras de las áreas son: los sistemas de abastecimiento locales, la unión entre lo urbano y rural; generar esa producción agrícola más sostenible; el fortalecimiento del Programa de Alimentación Escolar (PAE) para que tenga una cobertura universal, relacionamiento con la producción local y mejor nutrición.
¿Cuál es el apoyo que brinda la organización al país respecto a la reforma rural integral?
Una de las prioridades y apuestas fuertes es lo catastral, darles a los campesinos nuevamente el acceso a la tierra e ir más allá, incluyendo la asistencia técnica para que esas tierras sean productivas y tengan un medio de vida más robustos.
En Colombia la capacidad de producción agrícola potencial es de 40 millones de hectáreas y hoy hay en producción unos 5 millones. Eso muestra el potencial del país y la FAO puede impulsarlo a través del desarrollo de planes de inversión en el sector rural que apunten a tener un impacto mayor en la erradicación de pobreza y malnutrición. También se está dando asistencia técnica en el Pacífico y Nariño para generar proyectos integrales y asignación de recurso.
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Para estas zonas que son objeto de las iniciativas, ¿qué productos son los que están impulsando con más fuerza?
Trabajamos la cadena de pesca artesanal y de acuicultura, junto a la Agencia de Renovación del Territorio (ART) para promover estos proyectos de inversión. Ese es uno de los casos, otro es el de la ganadería sostenible en el Cauca. En la cartera hay mucha diversidad, pero esos son algunos ejemplos.
¿Qué incidencia tiene la FAO con el Gobierno Nacional respecto a la creación de políticas públicas?
El derecho humano a la alimentación es un mandato muy fuerte de la Organización y es una de las áreas en que queremos generar políticas. Otra es que buscamos que el Ministerio de Agricultura tenga la capacidad de la gestión climatológica y no solo de respuestas a emergencia. Y en la zona de frontera, con generación de proyectos queremos dar capacidad a los gobiernos locales para que tengan medios para enfrentar los problemas de inseguridad alimentaria y falta de generación en los medios de vida de los campesinos.
¿Los departamentos priorizados para la seguridad alimentaria son los que registraron mayor prevalencia de inseguridad alimentaria en las mediciones del año pasado? Es decir, La Guajira (59,7 %), Sucre (47,9 %), Atlántico (46,1 %), Magdalena (45,3 %) y Chocó (43,2 %).
Uno de los indicadores para saber los lugares de incidencia es el informe de la FAO sobre el estado de la inseguridad alimentaria a nivel global. Ahí se monitorea cada país para saber cómo están avanzando los índices de inseguridad alimentaria. Y en ello vemos como positiva la asignación del presupuesto que hubo para el sector agropecuario en el 2024, de $9,1 billones, que casi duplica el del sector en 2023. Esos recursos, bien utilizados, pueden generar un impacto importante el desarrollo rural y de allí a todos los temas de alimentación y de nutrición.
¿Cómo ha sido y qué se tiene proyectado para este año en cuanto al trabajo de la FAO con los gremios del país?
Desde mi experiencia como representante en otros países siempre tuve un diálogo muy fuerte con gremios, porque allí es donde surge la actividad. Entonces en mi agenda busco abrir ese canal de diálogo. De hecho, ya tenemos las reuniones pedidas con los cafeteros, ganaderos y agrícola para iniciar un diálogo y ver dónde podemos colaborar. La Organización tiene doble incidencia porque está muy dedicada a la generación de normas y de política y también en implementación específica de proyectos.
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Respecto a la embajada de Colombia ante la FAO, ¿cómo fue para la entidad estos 24 años en los que no hubo un embajador exclusivo destinado a la organización?
La FAO tiene Estados miembros y estos deciden la designación de los embajadores ante el organismo. En Roma funcionan varios tipos de embajadas: ante el Gobierno de Italia, el Vaticano, y otra es la embajada exclusiva para atender el trabajo de las tres agencias de Naciones Unidas que tienen mandatos relacionados con el tema de la alimentación y la agricultura (FAO El Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA) y el Programa Mundial de Alimentos (PMA). Una embajada exclusiva da una mayor posibilidad de incidencia.
Nosotros vemos el posicionamiento del derecho humano a la alimentación y la importancia de la reforma rural en el Gobierno de Colombia, que tienen un correlato con la Organización. En ese sentido, vemos natural que el país le dé una mayor relevancia al trabajo con los organismos en Roma.
¿Cuáles son las tres funciones principales que debe realizar el embajador de Colombia ante la FAO en el trabajo conjunto de sacar adelante?
Lo primero es el posicionamiento de políticas públicas y la participación directa en los órganos donde se deciden las políticas de FAO. Otra es la movilización de recursos, hay un presupuesto bianual de unos 4 mil millones de dólares y sirven para financiar proyectos. La tercera es la gobernanza de la institución, que tienes 194 Estados miembros. El trabajo que hace la institución es producto de un consenso y la función de una embajada en Roma es alinear lo más posible (en un sistema multilateral de acuerdos) que el trabajo en la organización se ajuste a las prioridades del Gobierno.
¿Cuál es la posición de la FAO frente a que el Gobierno designó en la embajada a Armando Benedetti, que no tiene experiencia en el sector?
El Gobierno designa a la persona que considere más adecuada para el cargo. No necesariamente un embajador tiene que ser un técnico en las áreas, debe tener capacidades de negociación para avanzar en acuerdos entre países. Es importante la experiencia, pero no lo reduciría a un aspecto técnico porque es importante la visión de las prioridades del Gobierno y cómo reflejarlo en las actividades de la organización.
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