Ser domiciliario en épocas de la cuarentena del coronavirus
Las jornadas de trabajo son mucho más largas para los miles de domiciliarios que recorren las calles de Bogotá y el país en medio del aislamiento obligatorio. Muchos consiguen tapabocas y gel antibacterial por sus propios medios, mientras las plataformas digitales anuncian estrategias de higiene para protegerlos a ellos y a los clientes.
Germán Gómez Polo - Twitter: @TresEnMil - ggomezp@elespectador.com
La soledad de algunas calles en Bogotá contrasta con la presencia de gente en bicicletas, cargadas con cajas anaranjadas o verdes. En medio de esa quietud y de ese silencio que se asemeja a una oscuridad, esos colores se hacen cada vez más fluorescentes. Los domiciliarios pueden circular con libertad por las ciudades del país al hacer parte de las 34 excepciones que determinó el Gobierno Nacional al decretar el aislamiento total obligatorio en todo el territorio nacional en un intento por aplanar la curva de contagios del nuevo coronavirus (SARS-CoV-2), un escenario en el que, de manera paradójica, las plataformas digitales —que desde el Gobierno y el Congreso han tenido resistencia para la regulación— tendrán un papel fundamental en el proceso de abastecimiento en medio de la cuarentena.
Sobre la Calle 140, en el barrio Cedritos, de Bogotá, son decenas y decenas de domiciliarios los que se agolpan a lado y lado frente a los restaurantes y sitios de comercio a la espera de que les llegue un pedido para trabajar. Una gran parte son migrantes venezolanos en busca de subsistencia y que ven en la medida de aislamiento una oportunidad para tener mayores ingresos para ellos y sus familias. Están conectados con plataformas como Rappi, Docimicilios.com, Uber Eats o Mensajeros Urbanos. El trabajo no es nada fácil, pues se trata de exponerse al contagio del virus en las calles mientras millones están resguardados en sus hogares.
Sin embargo, las restricciones también juegan en su contra a pesar de que no tienen problemas para movilizarse. “Sobre todo se piden mercados. Toca entrar y comprar, aunque hay algunos productos que no se consiguen. También hay lugares que no son 24 horas y cierran muy temprano. Toca jugar con eso porque el tiempo de espera en las filas es mucho más largo”, cuenta Luciano, de 30 años, un rappitendero que ha empezado a trabajar entre 13 y 14 horas al día desde el viernes pasado, cuando se puso en marcha el simulacro de aislamiento obligatorio en Bogotá.
Una de las mayores preocupaciones, por supuesto, son las formas en las que se pueden proteger para evitar ser blancos del nuevo coronavirus. Tienen tapabocas y guantes, sin embargo, dicen, es una carga económica que les ha tocado asumir a ellos, al menos por el momento. “Los tapabocas los compramos nosotros, también nos toca buscar los antibacteriales. Algunos restaurantes y sitios tienen gel antibacterial y ahí los usamos, pero no es en todos lados”, relata Jéfferson Jiménez, de 35 años, mientras espera a las afueras de una Olímpica a que le llegue una orden de pedido.
En algunos casos, se las han ingeniado para abastecerse de estos elementos de higiene y prevención que están escasos por las circunstancias. Adonis Jaraba ha optado por acordar con el personal de las farmacias que visita con frecuencia durante sus recorridos para asegurar tapabocas y gel antibacterial. “Toca cuadrar con las farmacias para que nos guarden algunos. Lo ideal sería que pusieran puestos de control y que nos puedan dotar de esos elementos para el trabajo”, dice.
Le puede interesar: Días de coronavirus y de héroes anónimos: el escobita Elkin Londoño
Sobre ese asunto en particular, Juliana Pulecio, directora global de comunicaciones de Rappi, tiene una respuesta. “Está en proceso de importación una gran cantidad de tapabocas y gel. Hasta el momento se han entregado 7.700 de estos elementos en todo el país y la idea es entregar 55.000. Por el momento, todos los días estamos intentando conseguirlos mientras llega la importación”, explica. En ese sentido, cuenta que se han empezado a activar puntos de prevención a donde llegar estas personas con sus bicicletas o motos y se les hace una desinfección.
“Ellos se afilian a la plataforma como trabajadores independientes, no son empleados de Rappi, por eso damos las recomendaciones de pasar por los centros de prevención, pero no los podemos obligar”, agrega Pulecio. Otra de las estrategias que se prevén desde la plataforma es la instalación de lavamanos portables en varios comercios, anuncio que se haría en los próximos días, sin embargo, Pulecio admite que la crisis desatada por el nuevo coronavirus ha obligado a replantear varios procesos: “Con los aliados (supermercados y restaurantes) hemos hablado porque necesitamos ayuda con la concentración de los rappitenderos, entonces se han instalado algunas cintas. También permiten que ellos entren y se puedan lavar las manos antes de recoger los pedidos, que, además, deben venir en doble bolsa para mayores precauciones”.
Domicilios.com señala que desde la semana pasada se han entregado instructivos con medidas enfocadas a la prevención y el cuidado a los domiciliarios que se conectan en su plataforma. Aseguran que se han dado antibacteriales “con la recomendación de utilizarlo antes y después de entregar cada pedido. Estamos apoyando con la gestión de transporte seguro”.
En un comunicado, Uber Eats también comentó al respecto: “Hemos establecido un equipo global, asesorado por expertos en salud pública, para implementar acciones según sea necesario en cada mercado en que la aplicación está disponible a nivel global. Asimismo, seguiremos las recomendaciones que emitan las autoridades locales de salud pública para ayudar a prevenir la propagación del virus”.
Incluso, esa aplicación tiene consideraciones más drásticas y claras en caso de que uno de sus repartidores contraiga el nuevo coronavirus. Establece que, si se presentan casos, habrá un apoyo económico para estas personas, de forma extraordinaria, hasta por 14 días. “Uber Eats está a disposición de las autoridades de salud pública para restringir temporalmente el uso de la aplicación de cuentas específicas, de acuerdo con su recomendación, así como proveerles información de cuentas de usuarios o socios repartidores que pudieran haber estado en contacto con una persona contagiada”.
La entrega
El brote del nuevo coronavirus ha replanteado la forma en que nos relacionamos con las personas más cercanas y, por defecto, con quienes no conocemos. Eso ha conllevado a que la entrega de pedidos que llevan los domiciliarios sea lo más impersonal posible. Después de recorrer entre 30 o 40 cuadras, porque hay pedidos que salen bastante lejos del lugar de origine, cuenta Adonis que el paquete se deja en la puerta del edificio o de la respectiva casa. De inmediato, se aleja. “Por el chat hablamos con los clientes y cuadramos cómo entregamos el pedido. Toca dejarlos en las puertas”.
Aplicaciones como Domicilios.com incluyeron una nueva función en sus plataformas, que permite a los usuarios dejar notas para los domiciliarios como “Dejar en la puerta” o “Dejar en recepción”. “Somos conscientes de la responsabilidad que tenemos en este momento con el país, y estamos haciendo todo lo que está en nuestras manos para cumplir”, dijo en un comunicado Felipe Ossa, director ejecutivo de esa plataforma.
Los efectos de la pandemia para los domiciliarios que están muchas horas del día en las calles también les llegan a hasta sus casas. Muchos, como en el caso de los domiciliarios venezolanos, comparten habitaciones con otros pares, pero la regla general que se recoge de los testimonios en las calles es que, una vez entran a las casas, la ducha y la lavada inmediata de la ropa son obligatorias. La cuarentena apenas comienza y es claro que el papel de los domiciliarios y otros oficios será fundamental como el último eslabón en una larga cadena de producción para garantizar la seguridad alimentaria en los días de aislamiento.
* Estamos cubriendo de manera responsable esta pandemia, parte de eso es dejar sin restricción todos los contenidos sobre el tema que puedes consultar en el especial sobre Coronavirus.
La soledad de algunas calles en Bogotá contrasta con la presencia de gente en bicicletas, cargadas con cajas anaranjadas o verdes. En medio de esa quietud y de ese silencio que se asemeja a una oscuridad, esos colores se hacen cada vez más fluorescentes. Los domiciliarios pueden circular con libertad por las ciudades del país al hacer parte de las 34 excepciones que determinó el Gobierno Nacional al decretar el aislamiento total obligatorio en todo el territorio nacional en un intento por aplanar la curva de contagios del nuevo coronavirus (SARS-CoV-2), un escenario en el que, de manera paradójica, las plataformas digitales —que desde el Gobierno y el Congreso han tenido resistencia para la regulación— tendrán un papel fundamental en el proceso de abastecimiento en medio de la cuarentena.
Sobre la Calle 140, en el barrio Cedritos, de Bogotá, son decenas y decenas de domiciliarios los que se agolpan a lado y lado frente a los restaurantes y sitios de comercio a la espera de que les llegue un pedido para trabajar. Una gran parte son migrantes venezolanos en busca de subsistencia y que ven en la medida de aislamiento una oportunidad para tener mayores ingresos para ellos y sus familias. Están conectados con plataformas como Rappi, Docimicilios.com, Uber Eats o Mensajeros Urbanos. El trabajo no es nada fácil, pues se trata de exponerse al contagio del virus en las calles mientras millones están resguardados en sus hogares.
Sin embargo, las restricciones también juegan en su contra a pesar de que no tienen problemas para movilizarse. “Sobre todo se piden mercados. Toca entrar y comprar, aunque hay algunos productos que no se consiguen. También hay lugares que no son 24 horas y cierran muy temprano. Toca jugar con eso porque el tiempo de espera en las filas es mucho más largo”, cuenta Luciano, de 30 años, un rappitendero que ha empezado a trabajar entre 13 y 14 horas al día desde el viernes pasado, cuando se puso en marcha el simulacro de aislamiento obligatorio en Bogotá.
Una de las mayores preocupaciones, por supuesto, son las formas en las que se pueden proteger para evitar ser blancos del nuevo coronavirus. Tienen tapabocas y guantes, sin embargo, dicen, es una carga económica que les ha tocado asumir a ellos, al menos por el momento. “Los tapabocas los compramos nosotros, también nos toca buscar los antibacteriales. Algunos restaurantes y sitios tienen gel antibacterial y ahí los usamos, pero no es en todos lados”, relata Jéfferson Jiménez, de 35 años, mientras espera a las afueras de una Olímpica a que le llegue una orden de pedido.
En algunos casos, se las han ingeniado para abastecerse de estos elementos de higiene y prevención que están escasos por las circunstancias. Adonis Jaraba ha optado por acordar con el personal de las farmacias que visita con frecuencia durante sus recorridos para asegurar tapabocas y gel antibacterial. “Toca cuadrar con las farmacias para que nos guarden algunos. Lo ideal sería que pusieran puestos de control y que nos puedan dotar de esos elementos para el trabajo”, dice.
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Sobre ese asunto en particular, Juliana Pulecio, directora global de comunicaciones de Rappi, tiene una respuesta. “Está en proceso de importación una gran cantidad de tapabocas y gel. Hasta el momento se han entregado 7.700 de estos elementos en todo el país y la idea es entregar 55.000. Por el momento, todos los días estamos intentando conseguirlos mientras llega la importación”, explica. En ese sentido, cuenta que se han empezado a activar puntos de prevención a donde llegar estas personas con sus bicicletas o motos y se les hace una desinfección.
“Ellos se afilian a la plataforma como trabajadores independientes, no son empleados de Rappi, por eso damos las recomendaciones de pasar por los centros de prevención, pero no los podemos obligar”, agrega Pulecio. Otra de las estrategias que se prevén desde la plataforma es la instalación de lavamanos portables en varios comercios, anuncio que se haría en los próximos días, sin embargo, Pulecio admite que la crisis desatada por el nuevo coronavirus ha obligado a replantear varios procesos: “Con los aliados (supermercados y restaurantes) hemos hablado porque necesitamos ayuda con la concentración de los rappitenderos, entonces se han instalado algunas cintas. También permiten que ellos entren y se puedan lavar las manos antes de recoger los pedidos, que, además, deben venir en doble bolsa para mayores precauciones”.
Domicilios.com señala que desde la semana pasada se han entregado instructivos con medidas enfocadas a la prevención y el cuidado a los domiciliarios que se conectan en su plataforma. Aseguran que se han dado antibacteriales “con la recomendación de utilizarlo antes y después de entregar cada pedido. Estamos apoyando con la gestión de transporte seguro”.
En un comunicado, Uber Eats también comentó al respecto: “Hemos establecido un equipo global, asesorado por expertos en salud pública, para implementar acciones según sea necesario en cada mercado en que la aplicación está disponible a nivel global. Asimismo, seguiremos las recomendaciones que emitan las autoridades locales de salud pública para ayudar a prevenir la propagación del virus”.
Incluso, esa aplicación tiene consideraciones más drásticas y claras en caso de que uno de sus repartidores contraiga el nuevo coronavirus. Establece que, si se presentan casos, habrá un apoyo económico para estas personas, de forma extraordinaria, hasta por 14 días. “Uber Eats está a disposición de las autoridades de salud pública para restringir temporalmente el uso de la aplicación de cuentas específicas, de acuerdo con su recomendación, así como proveerles información de cuentas de usuarios o socios repartidores que pudieran haber estado en contacto con una persona contagiada”.
La entrega
El brote del nuevo coronavirus ha replanteado la forma en que nos relacionamos con las personas más cercanas y, por defecto, con quienes no conocemos. Eso ha conllevado a que la entrega de pedidos que llevan los domiciliarios sea lo más impersonal posible. Después de recorrer entre 30 o 40 cuadras, porque hay pedidos que salen bastante lejos del lugar de origine, cuenta Adonis que el paquete se deja en la puerta del edificio o de la respectiva casa. De inmediato, se aleja. “Por el chat hablamos con los clientes y cuadramos cómo entregamos el pedido. Toca dejarlos en las puertas”.
Aplicaciones como Domicilios.com incluyeron una nueva función en sus plataformas, que permite a los usuarios dejar notas para los domiciliarios como “Dejar en la puerta” o “Dejar en recepción”. “Somos conscientes de la responsabilidad que tenemos en este momento con el país, y estamos haciendo todo lo que está en nuestras manos para cumplir”, dijo en un comunicado Felipe Ossa, director ejecutivo de esa plataforma.
Los efectos de la pandemia para los domiciliarios que están muchas horas del día en las calles también les llegan a hasta sus casas. Muchos, como en el caso de los domiciliarios venezolanos, comparten habitaciones con otros pares, pero la regla general que se recoge de los testimonios en las calles es que, una vez entran a las casas, la ducha y la lavada inmediata de la ropa son obligatorias. La cuarentena apenas comienza y es claro que el papel de los domiciliarios y otros oficios será fundamental como el último eslabón en una larga cadena de producción para garantizar la seguridad alimentaria en los días de aislamiento.
* Estamos cubriendo de manera responsable esta pandemia, parte de eso es dejar sin restricción todos los contenidos sobre el tema que puedes consultar en el especial sobre Coronavirus.