Su primer millón: los detalles de la concertación del salario mínimo para 2022
Empresarios y centrales obreras acordaron que el salario mínimo para el próximo año será de $1 millón, más un auxilio de transporte de $117.172. Este “sustancioso” incremento se hizo para apoyar la reactivación de la economía colombiana.
Diego Ojeda
En medio de abrazos y estrechones de manos finalizó la concertación del salario mínimo, justo un día antes de que se cumpliera el primer vencimiento del plazo. “No jodamos por chichiguas”, dijo en tono burlesco una de las partes al momento de definir el incremento que tendría el subsidio de transporte. En la mesa no había tensión, los unos se mostraban cordiales con los otros, las condiciones estaban dadas para que se diera la firma.
Este hecho cobra aún más relevancia si se tiene en cuenta que desde 2011 no se llegaba a una concertación y que, como lo dijo el presidente Iván Duque, este es el incremento real (porcentaje de aumento menos inflación) más importante de los últimos 50 años. La noticia es que en 2022 quienes dependen del salario mínimo recibirán $1 millón, más los $117.172 en que quedó el subsidio de transporte. Ambos elementos registraron un incremento del 10,07 % en comparación con 2021.
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Muchos concuerdan con que el resultado se dio a raíz de unas negociaciones atípicas, empezando porque la brecha de propuestas entre trabajadores y empresarios no estuvo tan separada. Los primeros ya habían anunciado que preparaban una cifra conjunta de dos dígitos, mientras que los segundos respaldaron la iniciativa del presidente Iván Duque (10,07 %), que también fue de dos dígitos, y que resultó ser la elegida.
Además, como lo menciona el presidente de la Asociación Nacional de Empresarios de Colombia (Andi), Bruce Mac Master, influyó el panorama económico del país, en donde el coletazo del covid-19 se manifestó en rubros como la inflación. Según el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), el Índice de Precios al Consumidor (IPC, que es el que mide el comportamiento de los precios de los productos y servicios consumidos por los hogares colombianos) registró, en noviembre, un incremento anual del 5,26 %, con el agravante de que los alimentos y las bebidas no alcohólicas se encarecieron en un 15,34 %, mientras que los servicios de gas, energía y combustibles lo hicieron en un 10,34 %.
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“Somos conscientes del incremento que ha habido en el gasto de los hogares. Estamos convencidos de que 2022 es un año en el que debe primar la solidaridad en la agenda nacional, y esta concertación fue una oportunidad para hacer un gesto muy grande”, dijo el representante de los empresarios, al agregar que para esta ocasión quisieron dejar de aplicar la “receta tradicional” de apegarse lo más posible a la cifra de inflación, con la esperanza de que las empresas tengan más margen de contratación. “Esa estrategia no nos ha dado resultados, porque seguimos teniendo altos niveles de informalidad y desempleo”, concluyó.
Por su parte, el presidente de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), Francisco Maltés, celebró que en Colombia se haya entendido lo que viene sucediendo en el mundo (el efecto inflacionario a raíz de la pandemia), y que para reactivar la economía se haya seguido el ejemplo de Estados Unidos, España, Alemania, México, entre otros, de que si los empresarios quieren vender más, pues deben dar “buenos sueldos” a sus trabajadores.
Lo cierto es que este es un incremento salarial importante para el país, y más si se tiene en cuenta que, según cifras aportadas por el DANE, el 46,1 % de los trabajadores devengan hasta 0,9 salarios mínimos, mientras que el 18,1 % declaran recibir más de 0,9 y hasta 1,1, por lo que se puede decir que el grueso de la población ocupada órbita alrededor de esta paga.
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Además, hay que tener en cuenta que el gasto promedio de un hogar en Colombia, en 2020, es de $1′553.000, siendo Bogotá la ciudad con el gasto más elevado, $2′597.000. Esto, a su vez, podría contrastarse con que en el país el ingreso real per cápita es de $588.006, lo que se traduce en que los ingresos de un hogar rondan el $1,8 millones (si se tiene en cuenta que en la media hay 3,1 personas productivas por núcleo familiar).
En suma, aunque el salario mínimo pareciera ser un aliciente a la falta de poder adquisitivo que tienen la mayoría de los hogares en el país, lo cierto es que la informalidad y el desempleo siguen siendo tareas pendientes para la recuperación y el fortalecimiento de la economía en 2022.
¿No fue lo recomendable?
Este año la mesa de concertación contó con la participación de expertos invitados, como Fedesarrollo, Asofondos y docentes universitarios. Muchos de estos tanques de pensamiento no recomendaron que el incremento salarial superara el 8 %, pues preveían que se podrían generar pérdidas de empleo, incrementos en la informalidad y hasta un efecto inflacionario que continúe por los próximos años.
Evidentemente los empresarios desestimaron estas advertencias, ¿por qué?. Como lo explica el presidente de la Andi, “consideramos que muchas de esas teorías aplican perfectamente para cuando la economía está en condiciones normales, pero lo cierto es que ahora estamos lejos de eso”.
No obstante deja de ser interesante el eventual cumplimiento de la ya conocida premisa de que “entre más altos los salarios menor capacidad de contratación tienen las empresas”.
El ministro de Trabajo, Ángel Custodio Cabrera, es consciente de esto, y señaló que, para mitigar ese supuesto, en 2022 continuarán programas de auxilio a la nómina como el PAEF, además de los subsidios para empleos nuevos, en los que se da el 25 % de un salario por cada joven (entre los 18 y 25 años) que contrate una empresa, así como el 15 % por cada mujer mayor de 28 años y el 10 % por cada hombre mayor de 28 años.
En cuanto al eventual efecto inflacionario, el presidente de la CUT detalló que la mesa de concertación acordó, cada dos meses, hacerle un seguimiento al comportamiento de los precios de los diferentes bienes y servicios consumidos por los hogares colombianos, especialmente aquellos que son regulados.
No cabe duda, estas fueron unas negociaciones atípicas y este año la apuesta fue darles un incremento “sustancial” a los trabajadores. Queda mirar en 2022 si esta apuesta surte resultados, pues se ha intentado hacer todo lo posible para que por lo menos la economía recupere ese pulso que tenía empezando 2020.
En medio de abrazos y estrechones de manos finalizó la concertación del salario mínimo, justo un día antes de que se cumpliera el primer vencimiento del plazo. “No jodamos por chichiguas”, dijo en tono burlesco una de las partes al momento de definir el incremento que tendría el subsidio de transporte. En la mesa no había tensión, los unos se mostraban cordiales con los otros, las condiciones estaban dadas para que se diera la firma.
Este hecho cobra aún más relevancia si se tiene en cuenta que desde 2011 no se llegaba a una concertación y que, como lo dijo el presidente Iván Duque, este es el incremento real (porcentaje de aumento menos inflación) más importante de los últimos 50 años. La noticia es que en 2022 quienes dependen del salario mínimo recibirán $1 millón, más los $117.172 en que quedó el subsidio de transporte. Ambos elementos registraron un incremento del 10,07 % en comparación con 2021.
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Muchos concuerdan con que el resultado se dio a raíz de unas negociaciones atípicas, empezando porque la brecha de propuestas entre trabajadores y empresarios no estuvo tan separada. Los primeros ya habían anunciado que preparaban una cifra conjunta de dos dígitos, mientras que los segundos respaldaron la iniciativa del presidente Iván Duque (10,07 %), que también fue de dos dígitos, y que resultó ser la elegida.
Además, como lo menciona el presidente de la Asociación Nacional de Empresarios de Colombia (Andi), Bruce Mac Master, influyó el panorama económico del país, en donde el coletazo del covid-19 se manifestó en rubros como la inflación. Según el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), el Índice de Precios al Consumidor (IPC, que es el que mide el comportamiento de los precios de los productos y servicios consumidos por los hogares colombianos) registró, en noviembre, un incremento anual del 5,26 %, con el agravante de que los alimentos y las bebidas no alcohólicas se encarecieron en un 15,34 %, mientras que los servicios de gas, energía y combustibles lo hicieron en un 10,34 %.
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“Somos conscientes del incremento que ha habido en el gasto de los hogares. Estamos convencidos de que 2022 es un año en el que debe primar la solidaridad en la agenda nacional, y esta concertación fue una oportunidad para hacer un gesto muy grande”, dijo el representante de los empresarios, al agregar que para esta ocasión quisieron dejar de aplicar la “receta tradicional” de apegarse lo más posible a la cifra de inflación, con la esperanza de que las empresas tengan más margen de contratación. “Esa estrategia no nos ha dado resultados, porque seguimos teniendo altos niveles de informalidad y desempleo”, concluyó.
Por su parte, el presidente de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), Francisco Maltés, celebró que en Colombia se haya entendido lo que viene sucediendo en el mundo (el efecto inflacionario a raíz de la pandemia), y que para reactivar la economía se haya seguido el ejemplo de Estados Unidos, España, Alemania, México, entre otros, de que si los empresarios quieren vender más, pues deben dar “buenos sueldos” a sus trabajadores.
Lo cierto es que este es un incremento salarial importante para el país, y más si se tiene en cuenta que, según cifras aportadas por el DANE, el 46,1 % de los trabajadores devengan hasta 0,9 salarios mínimos, mientras que el 18,1 % declaran recibir más de 0,9 y hasta 1,1, por lo que se puede decir que el grueso de la población ocupada órbita alrededor de esta paga.
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Además, hay que tener en cuenta que el gasto promedio de un hogar en Colombia, en 2020, es de $1′553.000, siendo Bogotá la ciudad con el gasto más elevado, $2′597.000. Esto, a su vez, podría contrastarse con que en el país el ingreso real per cápita es de $588.006, lo que se traduce en que los ingresos de un hogar rondan el $1,8 millones (si se tiene en cuenta que en la media hay 3,1 personas productivas por núcleo familiar).
En suma, aunque el salario mínimo pareciera ser un aliciente a la falta de poder adquisitivo que tienen la mayoría de los hogares en el país, lo cierto es que la informalidad y el desempleo siguen siendo tareas pendientes para la recuperación y el fortalecimiento de la economía en 2022.
¿No fue lo recomendable?
Este año la mesa de concertación contó con la participación de expertos invitados, como Fedesarrollo, Asofondos y docentes universitarios. Muchos de estos tanques de pensamiento no recomendaron que el incremento salarial superara el 8 %, pues preveían que se podrían generar pérdidas de empleo, incrementos en la informalidad y hasta un efecto inflacionario que continúe por los próximos años.
Evidentemente los empresarios desestimaron estas advertencias, ¿por qué?. Como lo explica el presidente de la Andi, “consideramos que muchas de esas teorías aplican perfectamente para cuando la economía está en condiciones normales, pero lo cierto es que ahora estamos lejos de eso”.
No obstante deja de ser interesante el eventual cumplimiento de la ya conocida premisa de que “entre más altos los salarios menor capacidad de contratación tienen las empresas”.
El ministro de Trabajo, Ángel Custodio Cabrera, es consciente de esto, y señaló que, para mitigar ese supuesto, en 2022 continuarán programas de auxilio a la nómina como el PAEF, además de los subsidios para empleos nuevos, en los que se da el 25 % de un salario por cada joven (entre los 18 y 25 años) que contrate una empresa, así como el 15 % por cada mujer mayor de 28 años y el 10 % por cada hombre mayor de 28 años.
En cuanto al eventual efecto inflacionario, el presidente de la CUT detalló que la mesa de concertación acordó, cada dos meses, hacerle un seguimiento al comportamiento de los precios de los diferentes bienes y servicios consumidos por los hogares colombianos, especialmente aquellos que son regulados.
No cabe duda, estas fueron unas negociaciones atípicas y este año la apuesta fue darles un incremento “sustancial” a los trabajadores. Queda mirar en 2022 si esta apuesta surte resultados, pues se ha intentado hacer todo lo posible para que por lo menos la economía recupere ese pulso que tenía empezando 2020.