Subasta de energías limpias: ¿mejora para precios y tarifas?
Después de un intento sin éxito, el Gobierno prepara una nueva subasta de energías renovables para octubre de este año. Ofrecer energía por bloques, según la hora del día, entre las posibilidades para atraer empresas participantes.
Jorge Sáenz V. jsaenz@elespectador.com
La administración de Iván Duque vuelve a tirar los dados en una subasta eléctrica, programada para octubre de este año, que busca fortalecer las bases de un mercado de energías limpias, que se expanden por el mundo apurando el ritmo ante los efectos del cambio climático.
Con la participación de un número importante de generadores de energías renovables no tradicionales, el mercado mayorista sería más fuerte y podría presentarse una presión a la baja en el precio de la electricidad ante los bajos costos de operación de las fuentes energéticas no convencionales. En los últimos años la cotización de la energía en bolsa ha estado siempre al alza.
Para antes de 2022, el propósito del Gobierno es pasar de 50 MW (que necesita una ciudad como Ibagué) a 1.500 MW (que requieren Medellín y Cali juntas), de capacidad instalada en fuentes no convencionales de energías renovables. Es decir, se pasaría de menos del 1 % en la matriz energética colombiana a alcanzar el 6 % de fuentes renovables alternativas con energía solar, eólica o biomasa, principalmente.
En la actualidad, cerca del 70 % de la energía que se produce en el país proviene de fuentes hídricas. Esto hace que nuestra matriz sea considerada como la sexta más limpia del mundo, según el Consejo Económico Mundial. Sin embargo, también nos lleva a ser uno de los países más vulnerables a la variabilidad climática, argumenta el Ministerio de Minas y Energía.
“La alta dependencia de Colombia en sus recursos hidroeléctricos pone al país en riesgo periódico de escasez y altos precios de la energía”, precisa un estudio de la Unidad de Planeación Minero-Energética (UPME). Sin embargo, la presidenta de la Asociación Colombina de Generadores de Energía (Acolgén), Ángela Montoya, considera que “el sistema eléctrico colombiano es tan confiable, que ha sobrevivido a cinco fenómenos de El Niño y no se ha apagado. El sistema le ha respondido a Colombia”.
Por su parte, la ministra de Minas y Energía, María Fernanda Suárez, recuerda que “en su primer año de gestión, el Gobierno del presidente Duque ha logrado que la revolución de las energías renovables sea una realidad en Colombia”. La funcionaria destaca que con la subasta del cargo por confiabilidad (de febrero pasado) se logró asegurar que la participación de este tipo de energías en la matriz energética pasara de menos de 50 megavatios a unos 1.400 megavatios de capacidad instalada, al año 2023. “Esto es casi 30 veces la actual. Es decir, pasaremos de menos del 1 a un 6 % de participación de renovables en nuestra matriz, lo cual se traduce en una mayor diversificación y resiliencia ante eventos de variabilidad climática como el fenómeno de El Niño”, resalta.
Una subasta renovada
Luego del traspiés de febrero de este año con la subasta de energías renovables, que terminó sin adjudicaciones, el Ministerio de Minas y Energía ha convocado para el 31 de octubre una nueva puja de generadores y compradores con otras reglas. Varios gremios, como Acolgén, Andeg, Asocodis, Asoenergía y la Andi, hicieron recomendaciones al Gobierno.
El Ministerio recogió esas observaciones y comentarios de los distintos grupos de interés y agentes del sector, buscando el mejor balance de condiciones tanto para vendedores como para compradores, con el beneficio final para los usuarios.
Según el Ministerio, uno de los cambios más atractivos para los generadores es que podrán ofrecer la energía en bloques de horarios que se ajustan a las características de los proyectos de fuentes no convencionales de energía renovable (como viento o sol). El bloque uno iría desde las 00:00 horas hasta las 07:00; el dos desde las 07:00 horas hasta las 17:00, y el bloque tres desde las 17:00 horas hasta las 24:00.
“Así cada generador podrá hacer sus ofertas de energía y precio, en uno o varios bloques, considerando lo que mejor se ajuste al perfil de generación de su planta (solares, eólicas o de biomasa)”, destaca el Ministerio de Minas y Energía.
Explica que, adicionalmente, en los dos años siguientes a la fecha de inicio de las obligaciones de suministro de energía eléctrica de los contratos adjudicados, que será el 1° de enero de 2022, el vendedor podrá cubrir su obligación con otros mecanismos del mercado. También el aumento del plazo de 12 a 15 años de duración de los contratos busca mejorar las condiciones para la financiación de los nuevos proyectos de fuentes no convencionales de energías renovables que podrán participar en la subasta. El cambio de la capacidad mínima de los proyectos de 10 a 5 megavatios puede ampliar su participación en este nuevo mecanismo de contratación entre generadores y comercializadores.
Para los compradores, uno de los principales atractivos es el tipo de contrato que pasa de ser “pague lo generado” a “pague lo contratado”, con lo que el generador se compromete a suministrar una energía fija al comprador durante el bloque horario pactado y el comercializador se obliga a pagar al generador la energía contratada, independientemente de que la consuma o no. “De este modo se garantiza plena certeza a los comercializadores en la entrega de energía con un precio estable, que puede beneficiar al consumidor final”, explica un funcionario del Ministerio.
El presidente de la Asociación Nacional de Empresas Generadoras (Andeg), Alejandro Castañeda, hace reparos a lo relacionado con el precio techo que establece la Comisión de Regulación de Energía y Gas (CREG). “Ahora se puede adjudicar el contrato teniendo en cuenta el promedio ponderado”, dice.
Nuevo escenario
Es indudable que, instalando una cantidad significativa de fuentes de energía limpia, se evitarían los altos e inciertos costos de operación de las plantas térmicas. “Colombia podría actuar estratégicamente para protegerse contra los riesgos derivados de la dependencia en recursos hidroeléctricos, a través del desarrollo y uso de otras energías renovables en lugar de procurar la expansión de su parque de generación térmica con base en combustibles fósiles, que actualmente depende principalmente de gas natural”, considera la UPME.
Depender de las plantas térmicas para la generación eléctrica abre las puertas a una mayor presión al alza de las tarifas eléctricas, debido a una posible escasez de gas en el país y ante la urgencia de tener que importarlo.
Con la subasta para generación de energías verdes se busca complementariedad y una diversificación de fuentes de generación, como biomasa, solar, eólica y geotérmica para continuar con la confiabilidad del sistema, sostiene Ángela Montoya.
La misma UPME admite que grandes consumidores de energía, como los industriales, están buscando alternativas “para disminuir sus facturas de electricidad de manera sostenible, y la energía renovable podría ser parte del portafolio de soluciones”. Argumenta el informe que “a nivel del mercado mayorista, un incremento en el número de generadores de energía renovable participando en este mercado podría también crear uno mayorista más sólido y líquido, creando presión a la baja en los precios del mercado spot (venta o compra de activos con entrega inmediata)” como consecuencia de los bajos costos asociados con las fuentes no convencionales de energías como la solar, eólica y geotérmica.
Los estudios indican que el potencial de Colombia de energía eólica en la región Caribe es superior a 20 GW, en los Santanderes se podrían obtener 5 GW y 2 GW en Huila.
En cuanto a la solar, el país cuenta con una irradiación promedio de 4,5 kWh/m2/d (kilowatios hora por metro cuadrado-día), que supera el promedio mundial de 3,9 kWh/m2/d. Según el Atlas de radiación solar de la UPME, La Guajira, una buena parte de la Costa Atlántica y otras regiones específicas de Arauca, Casanare, Vichada y Meta, presentan niveles de radiación por encima del promedio nacional que pueden llegar a los 6,0 kWh/m2/d.
Lo cierto es que las nuevas energías van a requerir cierto respaldo, y como su volatilidad es tan alta (cuando hay ausencia de sol y aire) requieren tener a las hidráulicas atentas y al parque térmico disponible y puede haber un efecto de mayor pago de confiabilidad a futuro, cuando comiencen a generar y de servicios complementarios, de todo esto va a depender la afectación para los usuarios.
La administración de Iván Duque vuelve a tirar los dados en una subasta eléctrica, programada para octubre de este año, que busca fortalecer las bases de un mercado de energías limpias, que se expanden por el mundo apurando el ritmo ante los efectos del cambio climático.
Con la participación de un número importante de generadores de energías renovables no tradicionales, el mercado mayorista sería más fuerte y podría presentarse una presión a la baja en el precio de la electricidad ante los bajos costos de operación de las fuentes energéticas no convencionales. En los últimos años la cotización de la energía en bolsa ha estado siempre al alza.
Para antes de 2022, el propósito del Gobierno es pasar de 50 MW (que necesita una ciudad como Ibagué) a 1.500 MW (que requieren Medellín y Cali juntas), de capacidad instalada en fuentes no convencionales de energías renovables. Es decir, se pasaría de menos del 1 % en la matriz energética colombiana a alcanzar el 6 % de fuentes renovables alternativas con energía solar, eólica o biomasa, principalmente.
En la actualidad, cerca del 70 % de la energía que se produce en el país proviene de fuentes hídricas. Esto hace que nuestra matriz sea considerada como la sexta más limpia del mundo, según el Consejo Económico Mundial. Sin embargo, también nos lleva a ser uno de los países más vulnerables a la variabilidad climática, argumenta el Ministerio de Minas y Energía.
“La alta dependencia de Colombia en sus recursos hidroeléctricos pone al país en riesgo periódico de escasez y altos precios de la energía”, precisa un estudio de la Unidad de Planeación Minero-Energética (UPME). Sin embargo, la presidenta de la Asociación Colombina de Generadores de Energía (Acolgén), Ángela Montoya, considera que “el sistema eléctrico colombiano es tan confiable, que ha sobrevivido a cinco fenómenos de El Niño y no se ha apagado. El sistema le ha respondido a Colombia”.
Por su parte, la ministra de Minas y Energía, María Fernanda Suárez, recuerda que “en su primer año de gestión, el Gobierno del presidente Duque ha logrado que la revolución de las energías renovables sea una realidad en Colombia”. La funcionaria destaca que con la subasta del cargo por confiabilidad (de febrero pasado) se logró asegurar que la participación de este tipo de energías en la matriz energética pasara de menos de 50 megavatios a unos 1.400 megavatios de capacidad instalada, al año 2023. “Esto es casi 30 veces la actual. Es decir, pasaremos de menos del 1 a un 6 % de participación de renovables en nuestra matriz, lo cual se traduce en una mayor diversificación y resiliencia ante eventos de variabilidad climática como el fenómeno de El Niño”, resalta.
Una subasta renovada
Luego del traspiés de febrero de este año con la subasta de energías renovables, que terminó sin adjudicaciones, el Ministerio de Minas y Energía ha convocado para el 31 de octubre una nueva puja de generadores y compradores con otras reglas. Varios gremios, como Acolgén, Andeg, Asocodis, Asoenergía y la Andi, hicieron recomendaciones al Gobierno.
El Ministerio recogió esas observaciones y comentarios de los distintos grupos de interés y agentes del sector, buscando el mejor balance de condiciones tanto para vendedores como para compradores, con el beneficio final para los usuarios.
Según el Ministerio, uno de los cambios más atractivos para los generadores es que podrán ofrecer la energía en bloques de horarios que se ajustan a las características de los proyectos de fuentes no convencionales de energía renovable (como viento o sol). El bloque uno iría desde las 00:00 horas hasta las 07:00; el dos desde las 07:00 horas hasta las 17:00, y el bloque tres desde las 17:00 horas hasta las 24:00.
“Así cada generador podrá hacer sus ofertas de energía y precio, en uno o varios bloques, considerando lo que mejor se ajuste al perfil de generación de su planta (solares, eólicas o de biomasa)”, destaca el Ministerio de Minas y Energía.
Explica que, adicionalmente, en los dos años siguientes a la fecha de inicio de las obligaciones de suministro de energía eléctrica de los contratos adjudicados, que será el 1° de enero de 2022, el vendedor podrá cubrir su obligación con otros mecanismos del mercado. También el aumento del plazo de 12 a 15 años de duración de los contratos busca mejorar las condiciones para la financiación de los nuevos proyectos de fuentes no convencionales de energías renovables que podrán participar en la subasta. El cambio de la capacidad mínima de los proyectos de 10 a 5 megavatios puede ampliar su participación en este nuevo mecanismo de contratación entre generadores y comercializadores.
Para los compradores, uno de los principales atractivos es el tipo de contrato que pasa de ser “pague lo generado” a “pague lo contratado”, con lo que el generador se compromete a suministrar una energía fija al comprador durante el bloque horario pactado y el comercializador se obliga a pagar al generador la energía contratada, independientemente de que la consuma o no. “De este modo se garantiza plena certeza a los comercializadores en la entrega de energía con un precio estable, que puede beneficiar al consumidor final”, explica un funcionario del Ministerio.
El presidente de la Asociación Nacional de Empresas Generadoras (Andeg), Alejandro Castañeda, hace reparos a lo relacionado con el precio techo que establece la Comisión de Regulación de Energía y Gas (CREG). “Ahora se puede adjudicar el contrato teniendo en cuenta el promedio ponderado”, dice.
Nuevo escenario
Es indudable que, instalando una cantidad significativa de fuentes de energía limpia, se evitarían los altos e inciertos costos de operación de las plantas térmicas. “Colombia podría actuar estratégicamente para protegerse contra los riesgos derivados de la dependencia en recursos hidroeléctricos, a través del desarrollo y uso de otras energías renovables en lugar de procurar la expansión de su parque de generación térmica con base en combustibles fósiles, que actualmente depende principalmente de gas natural”, considera la UPME.
Depender de las plantas térmicas para la generación eléctrica abre las puertas a una mayor presión al alza de las tarifas eléctricas, debido a una posible escasez de gas en el país y ante la urgencia de tener que importarlo.
Con la subasta para generación de energías verdes se busca complementariedad y una diversificación de fuentes de generación, como biomasa, solar, eólica y geotérmica para continuar con la confiabilidad del sistema, sostiene Ángela Montoya.
La misma UPME admite que grandes consumidores de energía, como los industriales, están buscando alternativas “para disminuir sus facturas de electricidad de manera sostenible, y la energía renovable podría ser parte del portafolio de soluciones”. Argumenta el informe que “a nivel del mercado mayorista, un incremento en el número de generadores de energía renovable participando en este mercado podría también crear uno mayorista más sólido y líquido, creando presión a la baja en los precios del mercado spot (venta o compra de activos con entrega inmediata)” como consecuencia de los bajos costos asociados con las fuentes no convencionales de energías como la solar, eólica y geotérmica.
Los estudios indican que el potencial de Colombia de energía eólica en la región Caribe es superior a 20 GW, en los Santanderes se podrían obtener 5 GW y 2 GW en Huila.
En cuanto a la solar, el país cuenta con una irradiación promedio de 4,5 kWh/m2/d (kilowatios hora por metro cuadrado-día), que supera el promedio mundial de 3,9 kWh/m2/d. Según el Atlas de radiación solar de la UPME, La Guajira, una buena parte de la Costa Atlántica y otras regiones específicas de Arauca, Casanare, Vichada y Meta, presentan niveles de radiación por encima del promedio nacional que pueden llegar a los 6,0 kWh/m2/d.
Lo cierto es que las nuevas energías van a requerir cierto respaldo, y como su volatilidad es tan alta (cuando hay ausencia de sol y aire) requieren tener a las hidráulicas atentas y al parque térmico disponible y puede haber un efecto de mayor pago de confiabilidad a futuro, cuando comiencen a generar y de servicios complementarios, de todo esto va a depender la afectación para los usuarios.