Tecnología en tiempos de incertidumbre
Mats Granryd, director general de la asociación mundial de operadores móviles, cree que un mundo fragmentado va en contra de lo que ha hecho crecer a esta industria: la armonización y estandarización de las tecnologías.
María Alejandra Medina / @alejandra_mdn
La asociación mundial de operadores y compañías del entorno móvil, la GSMA, celebró el Mobile World Congress en Los Ángeles esta semana. En el marco del evento, Mats Granryd, su director general, habló con El Espectador sobre el desarrollo de la quinta generación de comunicaciones (5G) y algunos de los retos regulatorios, políticos y económicos que enfrentan el mundo y América Latina.
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La asociación mundial de operadores y compañías del entorno móvil, la GSMA, celebró el Mobile World Congress en Los Ángeles esta semana. En el marco del evento, Mats Granryd, su director general, habló con El Espectador sobre el desarrollo de la quinta generación de comunicaciones (5G) y algunos de los retos regulatorios, políticos y económicos que enfrentan el mundo y América Latina.
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¿Cómo ve a las regiones del mundo en el desarrollo de lo que llaman conectividad inteligente? ¿Hay unas regiones más rezagadas que otras?
Conectividad inteligente son cuatro cosas combinadas: 5G, que se desarrollará a diferentes ritmos; inteligencia artificial, internet de las cosas y big data. Por ejemplo, en EE. UU. vemos que para 2025 el 50 % de los habitantes tendrán teléfonos 5G, pero viendo el mundo entero apenas será un 20 %. La 4G seguirá creciendo mucho. Espero que no haya regiones que se queden atrás. Trabajamos en inclusión, tanto digital como financiera. Y todo esto es importante porque con 5G, incluso 4G, tienes la posibilidad de que la gente tenga acceso a internet fácilmente, en la palma de la mano, sin necesidad de un cableado costoso o fibra, sino con ondas de radio. En lugares como Asia o África están usando los teléfonos para usar dinero móvil o acceder a salud, educación o servicios para la agricultura. Un grupo en particular que vemos son las mujeres. Es muy importante que las mujeres se sientas seguras usando estas tecnologías. Hoy vemos que en un lapso de cuatro años 250 millones de mujeres se han conectado a internet móvil.
¿Qué necesitan para el desarrollo de la conectividad inteligente?
Suficiente espectro y en diferentes bandas: bajas, para la propagación, pero también altas frecuencias para tener capacidad suficiente. Es muy importante que los gobiernos den espectro en formas costo-efectivas. Hemos hecho muchos estudios sobre esto: si haces una subasta de espectro que drena el capital —es decir, si son muy costosas—, luego no habrá dinero para invertir, construir y dar servicio de calidad. También es importante poder construir infraestructura sin procesos de aprobación engorrosos.
¿Qué más aparte de espectro?
Una regulación favorable, ajustada a la era digital; una “cancha de juego” nivelada con las compañías de internet, un entorno que permita mantener la confianza en los operadores. Whatsapp ha sido muy vocal diciendo que son seguros porque están cifrados “end-to-end” (de punta a punta), nosotros no porque siempre lo hemos estado.
¿Cuáles son sus expectativas de la Conferencia Mundial de Radio, que empieza ahora en Egipto?
Tener suficiente espectro. Ponemos nuestro mejor esfuerzo en argumentar que solo los operadores móviles pueden ofrecer esta conectividad inteligente. Y si no tenemos espectro suficiente, entonces no habrá la capacidad para ello.
¿Cómo ve a América Latina en materia de asignación de espectro?
Estamos contentos con lo que pasa en Brasil y Colombia. El tiempo de permiso del espectro ha sido extendido de diez a veinte años. Es importante que los reguladores entiendan que es importante que tengamos espectro por un tiempo prolongado porque, de lo contrario, planeando el negocio para menor tiempo de recuperación de la inversión, los precios probablemente tendrían que ser más altos (para el público) o simplemente no se toma la decisión de invertir.
¿Cómo ve el contexto político y económico en el mundo para la inversión: con protestas en Hong Kong, Chile, Francia, devaluación de las monedas…?
Cuando discutimos inversiones raramente se habla de las tasas de interés. Lo que uno mira es la estabilidad política y el entorno regulatorio. Podemos vivir con una mala regulación siempre que sea estable (risas). Podemos calcular la inversión teniendo eso en cuenta. Así que todas las incertidumbres son malas. Con 5G, nos tomó diez años estandarizarlo, precisamente para sentirnos cómodos como industria para invertir, y empieza con los proveedores: Ericsson, Nokia, etcétera, que tienen primero que hacer su inversión en sus kits de i + D, luego vendérnoslo, luego nosotros... Es una cadena larga y si empiezas a tambalear, nadie va a invertir.
¿Ve ganadores y perdedores en la guerra comercial y en esta especie de carrera que es también tecnológica?
No. Nosotros prosperamos a escala. Este negocio ha sido exitoso y lo seguirá siendo si tenemos armonización y estándares. En eso GSMA tiene un papel muy importante. Todo lo que signifique tener un mundo más fraccionado no es bueno.
¿Hasta qué punto es deseable tener el 100 % de nuestras vidas conectado?
Si uno dice: vamos a recolectar datos de millones de personas en Colombia para hacer análisis… Eso suena aterrador. Pero, por ejemplo, en India, donde hay un problema serio de tuberculosis, la enfermedad que mata a más de 5.000 personas todos los días, podemos predecir con estos análisis dónde ocurrirá un nuevo brote. Entonces se pueden instalar centros de tratamiento, arrancar campaña de concientización antes de que ocurra. Es decir, salvar la vida de 100.000 o 150.000 personas todos los años. Es casi un derecho humano usar la tecnología para bien. El debate no debe ser la tecnología sino cómo nos relacionamos con ella. ¿Nos estamos volviendo muy dependientes? Todo el tiempo estamos siendo bombardeados con cosas nuevas y nos tenemos que adaptar. Soy muy optimista y creo que con conectividad inteligente estamos empezando a ver algo realmente emocionante: un cambio masivo en la forma como vivimos, trabajamos y hacemos negocios.
Lo digital se ve como alternativa para evitar impacto en el medio ambiente, ahorrando papel y otros recursos. Pero ustedes también tienen sus retos, por ejemplo, en el consumo de energía de los centros de datos, entre otros. Para usted, ¿qué es lo más retador para la industria en este sentido?
Cincuenta de los más grandes operadores móviles están dando la información sobre su huella de carbono a través del Carbon Disclosure Project. El primer paso es decir dónde estamos, y luego trazarnos metas con base en la ciencia para llegar a cero emisiones en 2050. Hubo 87 compañías comprometidas con reducir su huella de carbono en línea con el Acuerdo de París (1,5 grados a 2050), y once de ellas eran operadores móviles. Esta industria está liderando, pese a que somos una pequeña parte del problema: de 40.000 millones de toneladas de CO2 que se emiten al año, la industria TIC es solo 1,5 %, y la industria móvil es solo el 0,5 %. Creemos que si se implementa la tecnología de forma correcta podemos ayudar a otras industrias a hacer mejor la tarea: usando más videoconferencia, tener mejor manejo de flotas, teniendo carros conectados… en fin, usando los recursos de una forma más eficiente para reducir emisiones. Usar su teléfono móvil durante un año, con todo lo que implica, como la carga, la red, etc., equivale a manejar su carro 2,5 horas, comer ocho hamburguesas de res o mantener un perro por dos semanas. No somos muy grandes, pero tenemos un gran potencial de ayudar a otros.
*El Espectador estuvo en el Mobile World Congress Los Ángeles por invitación de GSMA.