Tiempos difíciles para la reforma tributaria
La ventana de oportunidad es limitada para la iniciativa, pues el 15 de junio de este año el Ministerio de Hacienda tiene que presentar el Marco Fiscal de Mediano Plazo y darle las primeras pinceladas al Presupuesto General de la Nación para 2022, que debe llevar al Congreso entre el 15 y el 30 de julio.
Jorge Sáenz
El último consenso que le resta al proyecto de reforma tributaria es el momento apropiado para llevar la iniciativa al Congreso de la República. Es una carrera contra el tiempo de $14 billones. La premura por conseguir el dinero para programas sociales que agonizan es urgente: los recursos que el Gobierno entrega a las empresas para sostener la nómina a través del PAEF se agotaron, mientras que el programa de Ingreso Solidario vence en julio de este año.
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El último consenso que le resta al proyecto de reforma tributaria es el momento apropiado para llevar la iniciativa al Congreso de la República. Es una carrera contra el tiempo de $14 billones. La premura por conseguir el dinero para programas sociales que agonizan es urgente: los recursos que el Gobierno entrega a las empresas para sostener la nómina a través del PAEF se agotaron, mientras que el programa de Ingreso Solidario vence en julio de este año.
“Como es un proyecto de consenso falta afinar unas cosas que, podría decirse, son menores. Esperamos esta semana afinarlas”, indicó un funcionario del Ministerio de Hacienda, quien prefirió el anonimato. Este anuncio indica que la iniciativa sería llevada al Congreso posiblemente la próxima semana. Si el ministro José Manuel Restrepo consigue la aprobación en tiempo récord de la reforma tributaria, eso es como “llevarse el gato al agua”.
El escenario es complejo y escabroso para presentar una reforma tributaria, así sea de consenso. Al año preelectoral se agrega que el 15 de junio de este año el Ministerio de Hacienda tiene que presentar el Marco Fiscal de Mediano Plazo y darle las primeras pinceladas al Presupuesto General de la Nación para 2022, que debe llevar al Congreso entre el 15 y el 30 de julio.
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Los inversionistas institucionales (fondos de inversión y pensiones) que tienen recursos comprometidos en el país esperan conocer cuál es la hoja de ruta del Gobierno para estabilizar las finanzas públicas. “Quieren ver un mensaje de responsabilidad”, dijo el analista Alberto Bernal en el foro virtual “Ruta para la recuperación y reactivación económica”, organizado en el Senado y la Cámara de Representantes con participación de los diferentes sectores de la sociedad.
El margen de maniobra de este gobierno es escaso para sacar adelante un proyecto fiscal y tributario. Una opción: presentar la iniciativa con mensaje de urgencia, considerando sesiones extras. Lo primero permitirá a las comisiones económicas del Congreso sesionar conjuntamente y a las plenarias de Senado y Cámara actuar simultáneamente. Como última opción está que el Gobierno la presente pensando dividir los debates entre la actual legislatura, que termina el 20, de junio y continúe en la siguiente, que comienza el 20 de julio.
La reforma tributaria es de discusión inmediata, señaló en el foro el exministro de Hacienda Oscar Iván Zuluaga, del mismo partido del presidente Duque. “El riesgo país se ha debilitado en los mercados internacionales por cuenta de la crisis social. Es inaplazable”, reiteró. Aplazar (la reforma) para el segundo semestre es un error, remarcó Zuluaga. “No es momento para reformas aparatosas”, sentenció el también exministro Juan Camilo Restrepo.
La cifra mágica
De todas maneras, será una reforma con la cual se espera recaudar una suma cercana a los $14 billones, cerca de la mitad de la propuesta que presentó el ahora exministro Alberto Carrasquilla, pero muy por debajo de lo que cuesta el pliego de peticiones de los organizadores del paro nacional. La cifra parece ser el primer consenso logrado por el ministro de Hacienda, José Manuel Restrepo.
“Esa cifra, que efectivamente surgió con mucha frecuencia en la presentación de exministros y también de actores de la academia, del orden de unos $14 billones, es una respuesta, primero al problema social, del cual esta sociedad es absolutamente consciente”, dijo el ministro Restrepo.
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El funcionario recordó que la pandemia nos ha dejado heridas y cicatrices, pero “nos obliga ahora a actuar con más fuerza en este momento, de allí la necesidad de estos recursos”.
El ministro de Hacienda señaló que la reforma tributaria también busca darles estabilidad a las finanzas del Estado. “No queremos que se incremente la deuda de nuestro país. Tenemos que dar un mensaje de estabilidad en las finanzas públicas”, resaltó Restrepo.
Los inversores internacionales esperan una señal del Gobierno, dijo Bernal. Sobre todo cómo se va a lograr estabilizar la deuda externa, que está en un nivel del 60 %: “Quieren ver un mensaje de responsabilidad”.
Los gremios de la producción, que ahora están dispuestos a contribuir más para salir de esta crisis, esperan que la reforma contribuya a la reactivación de la economía, que se acelere la recuperación del aparato productivo. “Una propuesta que surja de este consenso tiene que contribuir al crecimiento económico, no sólo al empleo, (y) no solo a los problemas sociales”, anotó Restrepo. Analistas locales resaltan que la ANDI y el Consejo Gremial, que antes reclamaban porque tributaban mucho, ahora se muestran decididos a pagar más impuestos.
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El ministro Restrepo se ha propuesto llevar al Congreso un proyecto de inversión social que “sea breve, sencillo, fácil de digerir para el ciudadano, para Colombia, pero que sea efectivo en lo social, en la reactivación y el crecimiento (y) que sea efectivo en la estabilidad de las finanzas públicas”.
Para Restrepo es importante alcanzar estos objetivos, pero sin que la reforma tributaria afecte a la clase media. “No puede tocar a la clase media”, ha insistido. Es decir, no puede tocar los temas que afectan a este sector de la población, como el IVA, el aumento en la base de personas naturales que tributan en renta y las pensiones.
El sazón y el condimento
Durante cuatro días llovieron las propuestas para construir una reforma de consenso, algo que se da por primera vez en la historia de las iniciativas fiscales y tributarias.
Óscar Iván Zuluaga considera que la reforma para atender esta crisis social debe contener, entre otros aspectos, una claridad sobre los ingresos transitorios y los permanentes. Un ajuste en la tasa de impuesto a la renta de las empresas, que los salarios altos tributen y se reduzcan las exenciones de esos ingresos. Que se imponga una sobretasa al sistema financiero y se debe preservar el impuesto al patrimonio. Esas propuestas no afectarían ni a la clase media, ni a los colombianos de menores ingresos. Zuluaga considera que con la modernización de la DIAN se puede atacar la elusión y evasión y conseguir recursos por cerca de $5 billones.
Según Alberto Bernal, se debe rescatar de la reforma presentada por Alberto Carrasquilla el tema relacionado con la regla fiscal. Se tiene que aprobar para darle credibilidad al mercado internacional y reducir el riesgo país de Colombia.
Moderar o eliminar el descuento del impuesto de industria y comercio (ICA) de renta fue una de las propuestas más recurrentes, sobre todo de parte de los exministros de Hacienda. La economista Marcela Eslava sostiene que la reforma tiene que generar recaudo, pero que lo haga diluido en el tiempo.
Mauricio Cárdenas, exministro de Hacienda de la administración Santos, estima que se requiere una reforma con unos ingresos que permitan atender las necesidades de esta pandemia de $14 billones. Propone mantener el 33 % para las empresas, elevar el impuesto a los dividendos y subir la tarifa al 15 %. Establecer tributo a los patrimonios superiores a los $3.000 millones, excluyendo la vivienda. Es posible pensar en un subsidio mayor para el empleo femenino en la nueva etapa del PAEF, destaca.