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Líder. Simpático. Sonriente. Empático. Dueño claro del escenario. Orador puro de aquellos que llevan al público a su ritmo. A su estilo. Admirado por muchos, criticado por cientos, Barack Obama no es solo un expresidente de Estados Unidos, también lleva sobre sus hombros la responsabilidad de lo que significa ser nobel de paz. “Parece usted un tipo decente. ¿Por qué quiere meterse en algo tan sucio y desagradable como la política?”, cuenta él mismo en un libro titulado “La audacia de la esperanza”. “Era una pregunta que sugería una desconfianza profunda no solo en la política, sino en la misma noción de vida pública”, escribió. Y ahora, después de pasar dos veces por la presidencia más poderosa del mundo, Obama está sentado en el Movistar Arena de Bogotá, frente a 5.000 personas, en algo que la organización que lo invitó, Exma 2019, llamó “Una conversación con el presidente Obama”.
A su lado, igual de admirado que los estudiantes, empresarios, emprendedores, analistas, periodistas, vigilantes, meseros y logísticos presentes en el evento, estaba Mr. Branding, como se conoce a Andy Stalman, catalogado como uno de los mejores expertos en marketing internacional y autor de Brandoffon, el branding del futuro, uno de los libros más influyentes del siglo XXI en este sector. En una charla previa con El Espectador, Stalman dijo que esperaba con ansias el momento en que Obama hablara del liderazgo en la próxima generación de jóvenes, del impacto social de su fundación, de su esposa Michelle y de la educación más allá del aula por su impacto en la sociedad, porque no podemos olvidar que todo empieza con la educación.
Recibido en medio de aplausos, aplausos y más aplausos, el expresidente de Estados Unidos es un rockstar. Este escenario, acostumbrado a recibir estrellas, le responde con emoción. Vestido de traje y llevando una camisa azul mantiene su sonrisa amplia y un brazo arriba, esos gestos que lo hicieron reconocido en Washington. Sabe que el escenario le pertenece, entonces entra a hacer lo suyo. “Yes, we can. Yes, we can”, nos pidieron los organizadores que le diéramos la bienvenida. “Hola, Colombia. Sí se puede”, respondió. “Es maravilloso estar aquí, es mi primera vez en Bogotá”. Una vez más el júbilo se tomó el lugar. No hay una sola duda de que Obama despierta emoción tan solo con su presencia, con unas cuantas palabras.
Stalman, micrófono en mano, lanzó la primera pregunta, con un preámbulo extenso, indagando sobre la era de la información en la que vivimos y el reto que enfrentamos como humanidad. Sobre lo que todo el mundo busca: el camino del éxito. “Estamos viviendo en una época de cambio muy rápido. Se produce más rápido que nunca en la humanidad. Ahora cada cinco, cada 10 años, debido al poder tecnológico de la genética, de la explosión de la información, ustedes tienen más información que las bibliotecas más grandes del mundo. Entonces su éxito dependerá de qué tan rápido se adapten a estos cambios. En lo bueno, se ve para el mundo empresarial una cadena de suministro más fuerte. En lo malo, más desigualdad con tensiones sobre la democracia. El mismo poder que tiene un niño para ver conferencias al otro lado del mundo es el que tiene un terrorista para planear sus atentados”, respondió Obama.
Luego, con el poder del buen orador, fue cubriendo varios temas por los que le indagaba el gurú del marketing, que se tomó una buena vocería de los colombianos. “Es importante que entendamos que la diversidad es una fortaleza, que es un poder y no un defecto. El mundo se encoge rápidamente. Antiguas estructuras ya no funcionan, por eso hay que empoderar a quien está dentro del equipo sin importar en qué lugar está”. Por ejemplo: “El conocimiento es poder. Como nación, lo que debe hacer Colombia es enseñarles a los niños y niñas. Singapur tiene poder porque son 100 % alfabetas y usan el conocimiento para tener un nivel de vida alto respecto a países que tienen recursos pero no invierten en su gente”.
Entonces entró uno de sus temas favoritos y más esperados: la educación. “Debemos pensar en que todo el mundo debe tener conocimiento básico. Hay que repensar los sistemas educativos. En EE. UU. está diseñado para que los niños vayan de la granja a la escuela, para que memoricen las cosas. Hoy se debe enseñar a ser creativo y crítico. Hay que repensar los modelos de educación en los países en desarrollo y desarrollados. Por ejemplo: hay que pagarles bien a los maestros. Y es así porque era donde se empleaban las mujeres y por el sesgo sexista se les pagaba menos. Pero así no es, hay que pagarles bien porque es una de las profesiones más importantes que podemos tener”.
Obama, con dos vasos de café sobre la mesa, recalcó la tendencia de educarse por internet: “Eso ya lo ofrecen las grandes universidades y la sociedad debe aprovecharlo”. “Lo otro es que necesitamos más estudios técnicos”, dijo refiriéndose a un déficit de habilidades en EE. UU. “Michelle y yo hablamos todo el tiempo de eso. Ella no es vieja, yo soy viejo, pero nuestra meta es nunca dejar de aprender. Los jóvenes ya no se ven trabajando en una empresa por 30 años. Por eso hay que actualizarse y estar vigente”.
Stalman le preguntó por Michelle, su esposa. ¿Qué ha aprendido de liderazgo sobre ella? “Ella es única, brillante, hermosa, divertida, honesta, excelente profesional y madre para nuestras hijas. Creo que lo que he aprendido sobre ella es mucho porque a mí me crió mi abuela. Cada día cuando la observo, entiendo que si no muestras un respeto absoluto por la mujer, tu organización va a fracasar, en tu familia y en tu vida. Las empresas que tienen mujeres en sus juntas se desempeñan mejor. Y lo que aplica en el mundo de los negocios aplica también en el Gobierno. Los tres altos asesores en seguridad de la Casa Blanca han sido mujeres. Incluso en otras decisiones, ellas han sido determinantes para mí. Cuando ellas participan, traen una perspectiva diferente. Y uno toma mejores decisiones cuando escucha a otros”.
Y el racismo, ¿qué? “Cuando usted se convirtió en el primer presidente afro de EE. UU. hizo historia. Hoy en Colombia el 25 % de la población es afro”, señaló Mr. Branding. “Si tienen problemas raciales, lo primero que se debe hacer es admitir que los hay. Hay países de América Latina con gobiernos de izquierda que fueron a la Casa Blanca, pero entre su comitiva no había una sola cara negra, sin embargo, se denominaban revolucionarios. Por eso lo primero es reconocer la historia”. Y una vez más volvió sobre la educación: “Cuando reconocemos el problema hay que trabajar en los niños. Ellos nacen sin eso, pero ven cómo actuamos. Lo ven en la televisión, por eso la cultura es importante. El Gobierno debe asegurarse de ser honesto cuando hable de estos temas. Si lo hacen bien, será una fortaleza. Eso hizo grande a EE. UU. Si usted es diverso, puede robar lo mejor de todas partes. Y los jóvenes entienden este concepto”.
Hablando de jóvenes, Martín Luther King dijo que trabajaría por hacer pequeñas cosas de manera magnífica. Entonces, ¿cómo enfrentar pequeños desafíos para lograr que se conviertan en grandes causas?, dijo Stalman. “El problema más grande de todos es no tener suficientes líderes para avanzar con ideas en el mundo. Cuando fui presidente traté de reunirme con jóvenes en todo el mundo. Hoy, la fundación Obama capacita a muchos de estos jóvenes para darles los recursos y la educación para que puedan superar las barreras. Yo empecé trabajando en comunidades pobres y sé que el cambio viene de abajo hacia arriba. Hay liderazgo en todas partes. Vamos a tener aulas para el cambio social. Una universidad para ellos. Y esperamos que el próximo año podamos hacer lo mismo en Latinoamérica”.
Entonces, ¿qué deben hacer los jóvenes? “Que no se queden atrapados en las viejas ideas. Así es como se ha hecho. No, los jóvenes deben creer en sus instintos. En cómo hacer nuevas empresas. Ahora, si usted quiere ser líder, lo más importante es que entienda que muy pocos logran grandes cosas solos. Aun los que son genios tuvieron que trabajar con otros para desarrollar su estilo. Messi es fabuloso pero Argentina ha tenido problemas ganando la Copa del Mundo. No tienen un buen trabajo en equipo. Otro consejo es que trabajen más en lo que quieren hacer y no en lo que quieren ser. Esto aplica en política y en negocios. Les digo que los que tienen éxito son los que tienen pasión. Bill Gates empezó con la pasión de crear software para cambiar la forma de hacer computación y de paso se volvió millonario”.
Sentenció el camino para lograrlo: “Tienen que trabajar duro. No importan sus intenciones, hay que trabajar duro y hacer el mayor esfuerzo. Uno lidera dando ejemplo. Los más admirados son aquellos líderes que hacen sacrificios. De Nelson Mandela me decían que a él le podían dar una cena especial, pero él decía no si no era lo mismo que les daban a los demás presos. No se trata de un discurso, lo que hizo grande a Mandela fueron sus sacrificios”. Y sobre el futuro que tendrán sus hijas, dijo: “Tengo fe en la capacidad del ser humano para resolver los problemas. Eso requiere usar la mente y a veces no lo hacemos. Entonces quiero un mundo en donde tomemos en serio el cambio climático. Que creamos en los datos y no en las opiniones. Pueden negar que el planeta se recalienta, pero de repente el mar sube y eso no se puede negar. Espero tener un mundo donde uno reconozca al otro, porque los padres quieren que sus hijos tengan oportunidades, que estén seguros. Todos tenemos sueños y también desencantos”.
Terminó la que para sus asistentes fue una corta conversación, porque el tiempo se fue muy rápido con dos reflexiones: igualdad y cambio. “Estaba en México, era presidente, y García Márquez vino y me regaló Cien años de soledad. Lo firmó con: ‘Cien años de amistad’. No había venido a Colombia. Pero cuando leí ese libro en mi escuela, ese libro se comunicó con mi espíritu y eso demostró que somos iguales”. Y sobre el mensaje para cada uno de nosotros para cambiar el mundo: “Empiecen ya. Ese es el mensaje fundamental. Es el mensaje que les doy a mis hijas, a mí mismo. Hay algún aporte que puedes hacer en tu comunidad. Puedes ayudar a alguien que está en desventaja. El primer paso marca la diferencia. Si comienzan ya, con todo su talento pueden cambiar a Colombia, pueden cambiar al mundo”. Una vez más el rockstar levantó su mano y el público lo aplaudió. Así terminó una conversación con Obama en Bogotá.