Tras los pasos de don Pedro Gómez Barrero
No es partidario de la reelección y cree que el Gobierno debe pensar más en la clase media y media alta.
Jairo Chacón González
“Yo digo que soy de Cucunubá, un pueblito que queda a una hora de Bogotá. De allí era mi padre y allí pasé mis primeros años, pero la realidad es que nací en Bogotá y aquí fui bautizado por un tío que era cura en la parroquia de la Capuchina. Pero siempre me he considerado de Cucunubá, por que esa es la tierra de mis mayores”.
Así empieza Pedro Gómez Barrero a revelar los secretos que permiten entender cómo este abogado pudo convertirse en uno de los empresarios más importantes de la construcción, sin tener conocimientos de arquitectura o ingeniería.
Acompañado de Fernando Mazuera desarrolló varios proyectos y después de hacerse conocer construyó Unicentro en Bogotá y varios conjuntos de vivienda con el sello de Pedro Gómez.
Ahora se le mide a un megaproyecto, la construcción de una ciudadela parque en el corazón de la capital.
¿Cómo arrancó en la construcción?
De la mano de Fernando Mazuera hicimos varias urbanizaciones, pero hubo una muy importante que se llamó Bonanza, en el noroccidente de Bogotá. Allí comenzamos a dar el paso de la venta de lotes con servicios, que era lo que se estilaba en esa época, a la venta de vivienda completa. La gente adquiría un lote y construía su casa con muchas dificultades y altos costos. Con esta obra le dimos la solución completa a la gente.
Siguen las dificultades para tener casa propia, ¿los planes del Gobierno son efectivos?
No sólo este Gobierno, sino otros gobiernos han apoyado el desarrollo de la vivienda de interés social con subsidios, esto ha permitido que mucha gente acceda a su vivienda, pero se necesita mucho más. Por ejemplo, ese subsidio a las tasas de interés ha servido, pero sería deseable que se mantuviera hasta tanto se supere el déficit que hay y que se le diera más apoyo a la clase media. Este subsidio está beneficiando a la clase media baja. Sería deseable que se le diera a la clase media-media.
¿Se imaginó ser uno de los constructores más importantes del país?
No. Pensé que podíamos hacer cosas importantes. Y fue Fernando Mazuera, un hombre que pensaba en grande, el que me entusiasmó a hacer cosas interesantes y eso fue lo que hicimos.
A usted, que es un constructor internacional, ¿le va mejor dentro o fuera de Colombia?
Muchísimo mejor en Colombia. Pero tengo la seguridad de que afuera también se pueden hacer cosas importantes; sin embargo, en el país hay tantas cosas por hacer en materia de creación de ciudad que no se requiere ir al exterior a atrabajar.
Pero le ha ido bien en el exterior...
Es cierto, hay muy buenas posibilidades fuera del país, pero prefiero trabajar en Colombia, donde falta mucho por hacer.
¿Qué le ha aportado su desarrollo profesional a la industria de la construcción en el país?
Pasamos del desarrollo en calles continuas, que venían desde la Colonia, al desarrollo de bloques urbanos sin interrumpir la viabilidad de la ciudad. Hicimos Usatama en el centro de Bogotá, con 1.300 departamentos; Metrópolis, con más de 5.000 viviendas; creamos la figura de los centros comerciales modernos. Pero paralelamente con el aporte de los centros comerciales tipo mall, creamos la idea del multicentro, es decir, los centros urbanos integrados: vivienda, comercio y esparcimiento. Nosotros no sólo somos los creadores, sino los dueños de la figura del multicentro.
¿Qué le falta hacer?
Cada día tratamos de hacer algo nuevo. Por ejemplo, en materia de esparcimiento trajimos la Ciudad para los Niños, que hoy se llama Divercity, para que los niños se desempeñen como mayores.
¿La ciudad para los niños se va a replicar en otras partes?
Sí. Estamos ejecutando este proyecto en Medellín, en el centro comercial Santafé; en Barranquilla, en El Buenavista y en Lima, en el Jockey Plaza. En Cali estamos explorando.
¿Qué viene ahora?
Estamos construyendo el proyecto de La Felicidad. Una megaobra que tendrá 17 mil viviendas para todos los estratos.
¿Qué es lo novedoso de esta iniciativa?
Vamos a construir el primer club empresarial para la clase media del país, donde los empresarios de clase media, que son muy importantes, tendrán las oportunidades de reunión y los servicios que tienen los grandes empresarios de clase alta en los grandes clubes de la ciudad, como el Jockey, el Gun o el Nogal.
La Felicidad es un fenómeno, en 10 días vendieron más de cuatro torres, ¿a qué se debe esto?
Se trata de una ciudad de 17 mil clientes, en conjunto con las otras empresas desarrolladoras, sacamos a venta 2.500 viviendas y en los dos primeros días vendimos 1.400 departamentos. Es el fenómeno comercial de vivienda más extraordinario que se ha presentado en Bogotá en toda su historia. Pero no es raro, no estamos ofreciendo unos apartamentos, sino una manera de vivir, un mejor modo de vivir.
¿Este tipo de proyectos será replicado en otras ciudades?
Desde luego, pero fuera de la ciudad porque en Bogotá se dio un caso muy especial, tener un lote de 108 hectáreas en el centro de la gran ciudad. Nuestra empresa sigue estudiando posibilidades por todo el país, pero no sólo para este tipo de obras sino para centros comerciales. Para más generación de ciudad.
¿A dónde le apuntaría usted para proyectos de segunda vivienda?
Villavicencio es un lugar muy interesante, está muy cerca de Bogotá y cada vez tiene mejores vías. Lo mismo pasa con el sector de Melgar, donde estamos desarrollando un proyecto de mil viviendas.
¿Está muy cara la tierra?
En todas partes la tierra buena tiene precio alto. La que tiene servicios y todas las posibilidades tiene precio alto, tiene mucha demanda. Lo importante es que hemos tratado de ofrecer fórmulas, maneras de vivir a la gente. Hemos tratado de elevar el nivel de vida con desarrollos como La Felicidad, también con los centros comerciales, donde se desarrolla una reunión de la comunidad, especialmente en ciudades intermedias, donde se ha cambiado el comportamiento de la gente.
Usted, que fue embajador en Venezuela, ¿cómo cree que se pueden superar los problemas con ese país?
Se requiere un ejercicio diplomático de gran escala, de mucha profundidad, que implique el reconocimiento de la Venezuela de hoy. Yo sé que el Gobierno está trabajando en ese sentido con mucha inteligencia.
¿Es partidario de la reelección?
Soy uribista de primera línea, creo que Álvaro Uribe es una de las personalidades más importantes que ha dado este país, en toda sus historia. Vivo muy agradecido con el Presidente por su política de seguridad democrática, que generó confianza, lo que produjo demanda y en nuestro sector hizo que las empresas se pudieran recuperar y crecer. Soy un uribista convencido, que cree que el Presidente va a desistir de su postulación a la reelección.
Además, Colombia está pasando por un momento difícil y peligroso. Preocupa la crisis política, la desinstitucionalización que vive el país, me inquieta el deterioro de la imagen que el colombiano tiene del parlamento, de las cortes y en algunos momentos de las Fuerzas Armadas. También las consecuencias de la crisis económica internacional. No recuerdo nada más difícil y más peligroso que lo que está pasando hoy. Pero tengo la seguridad de que esas crisis, en todos los sentidos, se van a superar.
¿Las tasas de interés pueden seguir bajando?
En otros países han bajado a cero, aunque el Banco de la República ha trabajado bien.
¿Y qué piensa de la revaluación del peso?
Es un fenómeno universal. El dólar se ha debilitado en todo el mundo y tengo la seguridad de que se va a recuperar y se va a normalizar.
¿La construcción va a terminar bien este año?
Esperamos un crecimiento siquiera del 5%.
“Yo digo que soy de Cucunubá, un pueblito que queda a una hora de Bogotá. De allí era mi padre y allí pasé mis primeros años, pero la realidad es que nací en Bogotá y aquí fui bautizado por un tío que era cura en la parroquia de la Capuchina. Pero siempre me he considerado de Cucunubá, por que esa es la tierra de mis mayores”.
Así empieza Pedro Gómez Barrero a revelar los secretos que permiten entender cómo este abogado pudo convertirse en uno de los empresarios más importantes de la construcción, sin tener conocimientos de arquitectura o ingeniería.
Acompañado de Fernando Mazuera desarrolló varios proyectos y después de hacerse conocer construyó Unicentro en Bogotá y varios conjuntos de vivienda con el sello de Pedro Gómez.
Ahora se le mide a un megaproyecto, la construcción de una ciudadela parque en el corazón de la capital.
¿Cómo arrancó en la construcción?
De la mano de Fernando Mazuera hicimos varias urbanizaciones, pero hubo una muy importante que se llamó Bonanza, en el noroccidente de Bogotá. Allí comenzamos a dar el paso de la venta de lotes con servicios, que era lo que se estilaba en esa época, a la venta de vivienda completa. La gente adquiría un lote y construía su casa con muchas dificultades y altos costos. Con esta obra le dimos la solución completa a la gente.
Siguen las dificultades para tener casa propia, ¿los planes del Gobierno son efectivos?
No sólo este Gobierno, sino otros gobiernos han apoyado el desarrollo de la vivienda de interés social con subsidios, esto ha permitido que mucha gente acceda a su vivienda, pero se necesita mucho más. Por ejemplo, ese subsidio a las tasas de interés ha servido, pero sería deseable que se mantuviera hasta tanto se supere el déficit que hay y que se le diera más apoyo a la clase media. Este subsidio está beneficiando a la clase media baja. Sería deseable que se le diera a la clase media-media.
¿Se imaginó ser uno de los constructores más importantes del país?
No. Pensé que podíamos hacer cosas importantes. Y fue Fernando Mazuera, un hombre que pensaba en grande, el que me entusiasmó a hacer cosas interesantes y eso fue lo que hicimos.
A usted, que es un constructor internacional, ¿le va mejor dentro o fuera de Colombia?
Muchísimo mejor en Colombia. Pero tengo la seguridad de que afuera también se pueden hacer cosas importantes; sin embargo, en el país hay tantas cosas por hacer en materia de creación de ciudad que no se requiere ir al exterior a atrabajar.
Pero le ha ido bien en el exterior...
Es cierto, hay muy buenas posibilidades fuera del país, pero prefiero trabajar en Colombia, donde falta mucho por hacer.
¿Qué le ha aportado su desarrollo profesional a la industria de la construcción en el país?
Pasamos del desarrollo en calles continuas, que venían desde la Colonia, al desarrollo de bloques urbanos sin interrumpir la viabilidad de la ciudad. Hicimos Usatama en el centro de Bogotá, con 1.300 departamentos; Metrópolis, con más de 5.000 viviendas; creamos la figura de los centros comerciales modernos. Pero paralelamente con el aporte de los centros comerciales tipo mall, creamos la idea del multicentro, es decir, los centros urbanos integrados: vivienda, comercio y esparcimiento. Nosotros no sólo somos los creadores, sino los dueños de la figura del multicentro.
¿Qué le falta hacer?
Cada día tratamos de hacer algo nuevo. Por ejemplo, en materia de esparcimiento trajimos la Ciudad para los Niños, que hoy se llama Divercity, para que los niños se desempeñen como mayores.
¿La ciudad para los niños se va a replicar en otras partes?
Sí. Estamos ejecutando este proyecto en Medellín, en el centro comercial Santafé; en Barranquilla, en El Buenavista y en Lima, en el Jockey Plaza. En Cali estamos explorando.
¿Qué viene ahora?
Estamos construyendo el proyecto de La Felicidad. Una megaobra que tendrá 17 mil viviendas para todos los estratos.
¿Qué es lo novedoso de esta iniciativa?
Vamos a construir el primer club empresarial para la clase media del país, donde los empresarios de clase media, que son muy importantes, tendrán las oportunidades de reunión y los servicios que tienen los grandes empresarios de clase alta en los grandes clubes de la ciudad, como el Jockey, el Gun o el Nogal.
La Felicidad es un fenómeno, en 10 días vendieron más de cuatro torres, ¿a qué se debe esto?
Se trata de una ciudad de 17 mil clientes, en conjunto con las otras empresas desarrolladoras, sacamos a venta 2.500 viviendas y en los dos primeros días vendimos 1.400 departamentos. Es el fenómeno comercial de vivienda más extraordinario que se ha presentado en Bogotá en toda su historia. Pero no es raro, no estamos ofreciendo unos apartamentos, sino una manera de vivir, un mejor modo de vivir.
¿Este tipo de proyectos será replicado en otras ciudades?
Desde luego, pero fuera de la ciudad porque en Bogotá se dio un caso muy especial, tener un lote de 108 hectáreas en el centro de la gran ciudad. Nuestra empresa sigue estudiando posibilidades por todo el país, pero no sólo para este tipo de obras sino para centros comerciales. Para más generación de ciudad.
¿A dónde le apuntaría usted para proyectos de segunda vivienda?
Villavicencio es un lugar muy interesante, está muy cerca de Bogotá y cada vez tiene mejores vías. Lo mismo pasa con el sector de Melgar, donde estamos desarrollando un proyecto de mil viviendas.
¿Está muy cara la tierra?
En todas partes la tierra buena tiene precio alto. La que tiene servicios y todas las posibilidades tiene precio alto, tiene mucha demanda. Lo importante es que hemos tratado de ofrecer fórmulas, maneras de vivir a la gente. Hemos tratado de elevar el nivel de vida con desarrollos como La Felicidad, también con los centros comerciales, donde se desarrolla una reunión de la comunidad, especialmente en ciudades intermedias, donde se ha cambiado el comportamiento de la gente.
Usted, que fue embajador en Venezuela, ¿cómo cree que se pueden superar los problemas con ese país?
Se requiere un ejercicio diplomático de gran escala, de mucha profundidad, que implique el reconocimiento de la Venezuela de hoy. Yo sé que el Gobierno está trabajando en ese sentido con mucha inteligencia.
¿Es partidario de la reelección?
Soy uribista de primera línea, creo que Álvaro Uribe es una de las personalidades más importantes que ha dado este país, en toda sus historia. Vivo muy agradecido con el Presidente por su política de seguridad democrática, que generó confianza, lo que produjo demanda y en nuestro sector hizo que las empresas se pudieran recuperar y crecer. Soy un uribista convencido, que cree que el Presidente va a desistir de su postulación a la reelección.
Además, Colombia está pasando por un momento difícil y peligroso. Preocupa la crisis política, la desinstitucionalización que vive el país, me inquieta el deterioro de la imagen que el colombiano tiene del parlamento, de las cortes y en algunos momentos de las Fuerzas Armadas. También las consecuencias de la crisis económica internacional. No recuerdo nada más difícil y más peligroso que lo que está pasando hoy. Pero tengo la seguridad de que esas crisis, en todos los sentidos, se van a superar.
¿Las tasas de interés pueden seguir bajando?
En otros países han bajado a cero, aunque el Banco de la República ha trabajado bien.
¿Y qué piensa de la revaluación del peso?
Es un fenómeno universal. El dólar se ha debilitado en todo el mundo y tengo la seguridad de que se va a recuperar y se va a normalizar.
¿La construcción va a terminar bien este año?
Esperamos un crecimiento siquiera del 5%.