Ultimátum del Gobierno a Tigo se venció y no hubo acuerdo de capitalización
Millicom y UNE, los accionistas mayoritarios del operador, tenían hasta el 11 de octubre para encontrar una solución a la crisis financiera de Tigo. En este punto, la reorganización es el desenlace más probable. Este jueves, el MinTIC se pronunciará sobre la situación.
El futuro de Tigo se hace más oscuro y, en este punto, la reorganización es el escenario más probable.
El plazo que le había dado el Gobierno a sus dos accionistas mayoritarios, UNE (controlada por Empresas Públicas de Medellín -EPM-) y la multinacional Millicom, se agotó este miércoles y las partes no llegaron a un acuerdo para salvar al operador de telecomunicaciones, que acumula deudas por casi $3 billones.
A finales de septiembre, el Gobierno señaló que si al 11 de octubre no se definía la capitalización (inyección de recursos) o, en su defecto, la dilución de Tigo, tendría que intervenir y al operador solo le quedaría la vía de la reorganización, un desenlace que afectaría a sus más de 12 millones de usuarios en Colombia.
Este jueves, a las 5:00 p.m., el Ministerio de las TIC tiene prevista una rueda de prensa que dará luz sobre el futuro de Tigo-UNE.
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¿Por qué no hubo acuerdo?
Lo último que se conoció fue que las partes estaban “muy cerca de un acuerdo”, como señaló Millicom el domingo 8 de octubre. De hecho, tras varias negativas, EPM decidió participar en el plan para capitalizar por un monto total de $600.000 millones a Tigo-UNE (EPM y Millicom pondrían $300.000 millones cada uno).
Sin embargo, Millicom dijo que una contrapropuesta de EPM cambió las condiciones pactadas introduciendo puntos que no son “equilibrados ni justos”, así como obligaciones financieras adicionales que “operan onerosamente sólo en contra de Millicom” en el plan de capitalización.
Inicialmente, los accionistas acordaron que dicho plan incluiría una eventual recompra, por parte de EPM, de las acciones que adquiriría en UNE como resultado de la capitalización. Además, el precio por acción se iba a decidir de común acuerdo entre EPM y Millicom, y la negociación tendría un plazo de un año.
Sin embargo, la contraoferta enviada por EPM exige que ese precio por acción ahora se determine, de manera obligatoria, por un tercero y no de común acuerdo. Además, según Millicom, EPM pidió una extensión adicional del plazo propuesto para la recompra y un valor mínimo (por acción) garantizado a favor de la empresa pública.
“Lo que no hemos acordado, ni podemos acordar, como EPM busca en su contrapropuesta (…), es tener una obligación financiera adicional que opere onerosamente sólo en contra de Millicom y, en particular, a un valor que no sea libremente determinado de común acuerdo entre las partes”, indicó la multinacional europea en una carta dirigida a Jorge Andrés Carrillo, gerente de EPM.
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La compleja situación de Tigo
En las últimas semanas, Tigo ha sido noticia por las complejidades financieras que atraviesa. Según lo explicado por la compañía, estas responden al panorama macroeconómico que atraviesa el país, especialmente en el componente de las altas tasas de interés.
Esto porque la compañía ha adelantado una seria apuesta para el despliegue de su red, lo que le ha implicado una inversión cercana a $1 billón anual en los últimos años. En suma, se está acercando a un punto en el que la deuda se hará insostenible.
Para esto, tanto Millicom como Une (los dos accionistas de Tigo Une) han propuesto planes para inyectar recursos a la compañía y así garantizar su sostenibilidad financiera (las famosas capitalizaciones).
Y es que, pese a la amenaza de la reorganización, Tigo adelanta su integración con Movistar, lo que sería una de las alianzas más importantes del año.
Recientemente, la Superintendencia de Industria y Comercio (SIC) aprobó la solicitud que radicaron ambas para integrarse en una compañía de acceso móvil, con la que esperan aumentar su cobertura en cerca de un 10 %.
A grandes rasgos, lo que hará Tigo y Movistar es compartir su infraestructura de telecomunicaciones desplegada en el territorio colombiano, lo que permitirá brindar una mejora en los servicios que ofrecen a más de 35 millones de usuarios móviles. Ejemplo de esto es que se podrá llegar a más lugares, además de garantizar una señal más estable en la red 4G.
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El que Tigo haya conseguido un aliado para el manejo de su infraestructura se traduce en una oportunidad para que refuerce esa sostenibilidad financiera que está necesitando, a la par de avanzar en sus planes de expansión mientras pasa la oscura noche de las altas tasas de interés. También le da una mejor posición para proponer en la subasta del espectro para el 5G en el país.
Sin embargo, sus planes podrían frustrarse porque -hasta el momento- sus dos socios principales, UNE y Millicom, no han llegado a un acuerdo.
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El futuro de Tigo se hace más oscuro y, en este punto, la reorganización es el escenario más probable.
El plazo que le había dado el Gobierno a sus dos accionistas mayoritarios, UNE (controlada por Empresas Públicas de Medellín -EPM-) y la multinacional Millicom, se agotó este miércoles y las partes no llegaron a un acuerdo para salvar al operador de telecomunicaciones, que acumula deudas por casi $3 billones.
A finales de septiembre, el Gobierno señaló que si al 11 de octubre no se definía la capitalización (inyección de recursos) o, en su defecto, la dilución de Tigo, tendría que intervenir y al operador solo le quedaría la vía de la reorganización, un desenlace que afectaría a sus más de 12 millones de usuarios en Colombia.
Este jueves, a las 5:00 p.m., el Ministerio de las TIC tiene prevista una rueda de prensa que dará luz sobre el futuro de Tigo-UNE.
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¿Por qué no hubo acuerdo?
Lo último que se conoció fue que las partes estaban “muy cerca de un acuerdo”, como señaló Millicom el domingo 8 de octubre. De hecho, tras varias negativas, EPM decidió participar en el plan para capitalizar por un monto total de $600.000 millones a Tigo-UNE (EPM y Millicom pondrían $300.000 millones cada uno).
Sin embargo, Millicom dijo que una contrapropuesta de EPM cambió las condiciones pactadas introduciendo puntos que no son “equilibrados ni justos”, así como obligaciones financieras adicionales que “operan onerosamente sólo en contra de Millicom” en el plan de capitalización.
Inicialmente, los accionistas acordaron que dicho plan incluiría una eventual recompra, por parte de EPM, de las acciones que adquiriría en UNE como resultado de la capitalización. Además, el precio por acción se iba a decidir de común acuerdo entre EPM y Millicom, y la negociación tendría un plazo de un año.
Sin embargo, la contraoferta enviada por EPM exige que ese precio por acción ahora se determine, de manera obligatoria, por un tercero y no de común acuerdo. Además, según Millicom, EPM pidió una extensión adicional del plazo propuesto para la recompra y un valor mínimo (por acción) garantizado a favor de la empresa pública.
“Lo que no hemos acordado, ni podemos acordar, como EPM busca en su contrapropuesta (…), es tener una obligación financiera adicional que opere onerosamente sólo en contra de Millicom y, en particular, a un valor que no sea libremente determinado de común acuerdo entre las partes”, indicó la multinacional europea en una carta dirigida a Jorge Andrés Carrillo, gerente de EPM.
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La compleja situación de Tigo
En las últimas semanas, Tigo ha sido noticia por las complejidades financieras que atraviesa. Según lo explicado por la compañía, estas responden al panorama macroeconómico que atraviesa el país, especialmente en el componente de las altas tasas de interés.
Esto porque la compañía ha adelantado una seria apuesta para el despliegue de su red, lo que le ha implicado una inversión cercana a $1 billón anual en los últimos años. En suma, se está acercando a un punto en el que la deuda se hará insostenible.
Para esto, tanto Millicom como Une (los dos accionistas de Tigo Une) han propuesto planes para inyectar recursos a la compañía y así garantizar su sostenibilidad financiera (las famosas capitalizaciones).
Y es que, pese a la amenaza de la reorganización, Tigo adelanta su integración con Movistar, lo que sería una de las alianzas más importantes del año.
Recientemente, la Superintendencia de Industria y Comercio (SIC) aprobó la solicitud que radicaron ambas para integrarse en una compañía de acceso móvil, con la que esperan aumentar su cobertura en cerca de un 10 %.
A grandes rasgos, lo que hará Tigo y Movistar es compartir su infraestructura de telecomunicaciones desplegada en el territorio colombiano, lo que permitirá brindar una mejora en los servicios que ofrecen a más de 35 millones de usuarios móviles. Ejemplo de esto es que se podrá llegar a más lugares, además de garantizar una señal más estable en la red 4G.
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El que Tigo haya conseguido un aliado para el manejo de su infraestructura se traduce en una oportunidad para que refuerce esa sostenibilidad financiera que está necesitando, a la par de avanzar en sus planes de expansión mientras pasa la oscura noche de las altas tasas de interés. También le da una mejor posición para proponer en la subasta del espectro para el 5G en el país.
Sin embargo, sus planes podrían frustrarse porque -hasta el momento- sus dos socios principales, UNE y Millicom, no han llegado a un acuerdo.
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