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Mientras las bolsas mundiales tenían un descanso por las fiestas de fin de año, el precio del bitcoin siguió rompiendo récords: la principal criptomoneda del mundo superó este domingo los US$34.000 la unidad. Y aunque durante la jornada de este lunes se presentó una corrección, con una caída de más del 10 %, la moneda digital se mantiene por encima de los US$30.000.
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El auge del bitcoin viene desde el 2020, año en el que pasó de US$5.000 a más de US$29.000. Al igual que el oro, la criptomoneda sirvió como activo refugio mientras el resto de activos tradicionales (como el petróleo) se desplomaba por causa de los efectos de la pandemia en la economía mundial.
Sin embargo, esta racha alcista se perfila muy diferente a la del 2017: año en que la moneda digital pasó de US$1.000 y casi US$20.000. Esta vez no sería solo un movimiento de mercado, o especulación, pues en los últimos meses el criptoactivo ha recibido el respaldo de grandes empresas y fondos.
Por ejemplo, la plataforma de pagos Paypal anunció a finales de 2020 que integrará las criptomonedas a su plataforma. Además, Square, otro gigante de los pagos, indicó que invertirá US$50 millones en bitcóin. Desde que se han conocido este tipo de anuncios, el bitcoin ha roto nuevos récords prácticamente cada semana.
De hecho, los analistas de JP Morgan advierten que la utilización del bitcoin por parte de los inversores tradicionales estaría tan sólo empezando.
Por esto, para algunos analistas el precio del bitcoin podría seguir subiendo a medida que el bitcoin se aleja de la especulación y gana cada vez más respaldo de los inversionistas tradicionales.
A pesar de los dos grandes auges de criptomonedas, la regulación sigue siendo su talón de aquiles. Por ejemplo, en diciembre de 2020 la Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos acusó a Ripple Labs y a sus altos ejecutivos de haber engañado a sus inversionistas respecto del token afiliado XRP. Si bien Ripple planea apelar la acusación en los tribunales, el hecho subraya la posibilidad de una supervisión más estricta de los activos digitales.
Pero al menos habría una mejor actitud para esta emergente regulación, pues las autoridades e incluso entidades estatales también han mostrado su interés por la tecnología. El mejor ejemplo es China, cuyo banco central anunció que creará su propia criptomoneda con la ambiciosa meta de reemplazar el efectivo.
¿Y en Colombia?
Con los últimos récords el valor del bitcoin ya supera los $100 millones en Colombia. De hecho, en el portal LocalBitcoins, una de las principales plataformas para vender criptomonedas en el país, abundan las ofertas de vender un bitcoin a un precio que oscila entre los $107 y $110 millones.
Muchos colombianos prefieren este portal frente a las bolsas internacionales de criptomonedas porque se basa en un sistema simple, pues una billetera de criptomonedas (ya hay apps que se pueden descargar fácilmente al celular) y una transferencia a una cuenta bancaria permiten sellar la operación.
Durante gran parte del 2020 Colombia presentó condiciones especialmente buenas para comprar bitcoins. Debido a la fuerte devaluación del peso que llevó a la tasa de cambio a romper máximos históricos (de $4.180 en marzo de 2020). Es decir, además de las fuertes alzas del valor de la criptomoneda, también había ganancias por efectos cambiarios.
Sin embargo, el empujón por tasa de cambio ha venido desapareciendo: desde que se conocieron los resultados de las vacunas contra el COVID-19, grandes flujos de inversión han regresado a los mercados emergentes. Tan solo en noviembre los administradores de fondos invirtieron alrededor de US$76.500 millones en títulos de países en desarrollo, según el Instituto de Finanzas Internacionales (IIF, por sus siglas en inglés).
El fenómeno llevó a la tasa de cambio a perder casi $400 en pocas semanas, pasando de $3.800 a cerca de $3.400. Es decir, el dólar en Colombia ha vuelto a niveles prepandemia, y según la más reciente Encuesta de Opinión Financiera de Fedesarrollo los analistas esperan que la divisa promedie $3.450 en el primer trimestre de 2021.
Pero la caída de la tasa de cambio no ha hecho menos atractivo comprar criptomonedas en Colombia ya que el efecto se ha compensado con las fuertes alzas que ha tenido el bitcoin en cortos periodos de tiempo: Tan solo en los últimos 10 días la criptomoneda ha ganado casi US$10.000 en su precio.
En Colombia la regulación sigue siendo una limitación para este mercado: hasta hace poco la principal norma era la circular de la Superintendencia Financiera que prohíbe a las entidades vigiladas hacer operaciones con criptomonedas. Y también hay unos documentos del Banco de la República, que son en realidad recomendaciones, que le advierten a los ciudadanos que no hay garantías y respaldo en las operaciones con monedas digitales.
No obstante, recientemente se han dado avances que dan esperanzas sobre la regulación de las criptomonedas en Colombia.
El más grande es la Arenera (Sandbox), un marco regulatorio temporal que creó la Superintendencia Financiera para que las empresas (fintech) puedan probar las nuevas tecnologías aplicadas a servicios y necesidades financieras.
Además, el pasado 31 de diciembre cerró el plazo de inscripción de un piloto controlado para manejar operaciones de depósito y retiro en materia de criptoactivos entre entidades financieras y plataformas de intercambio.
A pesar del espaldarazo que ha recibido este año el bitcóin, todavía permanecen los riesgos sobre los usos oscuros de ese activo: dado que es una tecnología descentralizada y cifrada, es muy difícil saber quién está detrás de las transacciones, lo que las hace ideales para las rentas criminales, un factor que no pasa desapercibida en un país como Colombia.