Un salvavidas económico en medio del huracán del coronavirus
El Gobierno anunció una serie de medidas para intentar aliviar los impactos de la expansión del coronavirus en personas y empresas. Hay preocupación por trabajadores informales.
Redacción Economía.
El Gobierno anunció este miércoles un paquete de medidas con el fin de hacer frente a los efectos del coronavirus en la economía colombiana.
A grandes rasgos, las decisiones que anunció el presidente Iván Duque van en la línea de proteger el abastecimiento del sector salud y la protección de la población vulnerable, que está en programas de asistencia social como Familias en Acción, Jóvenes en Acción y Adulto Mayor.
Lea también: Coronavirus: ¿Y la estrategia económica para los vulnerables?
Los recursos para financiar las medidas, tomadas en medio del estado de emergencia que el mandatario anunció el martes en la noche, ascienden a $14,8 billones. En rueda de prensa después del anuncio de las nuevas decisiones, Alberto Carrasquilla, ministro de Hacienda, dijo que se espera mantener la economía funcionando y se necesitan respaldos de naturaleza fiscal y pública para respaldar la iniciativa privada y la capacidad de compra de los colombianos, que se va a ver afectada por la emergencia sanitaria.
El Gobierno sacará $12,1 billones del Fondo de Ahorro y Estabilización Petrolero y tomará $2,7 billones prestados del Fondo Nacional de Pensiones de las Entidades Territoriales. El Ministerio de Hacienda descartó contratar nueva deuda.
Una de las medidas con mayor impacto son los giros adicionales en los programas sociales mencionados, que cubren a cerca de doce millones de personas; Familias en Acción llega a 2,6 millones de hogares, por ejemplo. Para estos tres programas se hará un giro adicional, acción que demandará $500.000 millones; solo Familias vale $350.000 millones.
Así mismo, por medio de la gestión del Ministerio de Vivienda, se ofrecerá reconexión gratuita del servicio de agua y se congelarán las tarifas en este servicio público. El objetivo de esta decisión es que los colombianos tengan los medios para mantener la salubridad de sus hogares.
También se adelantará el esquema de devolución de IVA para las poblaciones más vulnerables. Esta acción, que quedó en pie con la reforma tributaria aprobada en diciembre (Ley de Crecimiento), estaba prevista para empezar en enero del próximo año en un piloto para 100.000 familias. Ahora se implementará a partir de abril y cubrirá a un millón de personas.
Sobre este punto, Carrasquilla recordó que este mecanismo de devolución va a usar el aprendizaje de los programas sociales vigentes que han sido exitosos. Es decir, se utilizarán los mismos canales de distribución de los recursos destinados para tal fin, todo identificado a través del Sisbén.
Duque también anunció, este miércoles, que se dará un respiro a personas y empresas que tengan dificultades con sus créditos. Se les permitirá suspender el pago de dos cuotas (de dos meses), con la posibilidad de refinanciar sus préstamos sin afectar su historial crediticio.
Lea también: Coronavirus no es causa de fuerza mayor para hacer despidos: Mintrabajo
Adicionalmente, se dará una línea de crédito para que las empresas puedan garantizar el pago de su nómina, y se asegurará el abastecimiento de los municipios y ciudades del país. Carrasquilla puntualizó que se atenderán las necesidades crediticias de las empresas medianas y pequeñas que incluyen recursos para pagar los impuestos locales y nacionales, para atender las obligaciones con el sistema financiero, para los servicios públicos y para mantener quieta la nómina. “Contamos con los recursos necesarios para asegurar que en esta coyuntura tan difícil, ni la carga en materia tributaria impida mantener esas nóminas, ni que las obligaciones financieras sean un impedimento para mantener las nóminas”.
Además de esto, el Gobierno destinará, al menos inicialmente, $1 billón para atender las necesidades del sistema de salud. Estos recursos, según Duque, están pensados para “facilitar la adquisición de equipos médicos y para que el sistema tenga capacidades de realizar pruebas mucho mayores, así como para proveer recursos de liquidez a la red hospitalaria”.
En general, los analistas consultados aplauden la intención y el foco de las medidas, aunque también hay críticas por su alcance en medio de una emergencia que promete alterar profundamente el sistema de vida para millones de personas en todo el planeta.
Camilo Herrera, presidente del Grupo Raddar, destacó los giros adicionales a los programas de asistencia al decir que “eso es darles más dinero a los informales, muy buena medida. Eso alivia la presión a desempleo y los gastos frecuentes de las personas de ingresos bajos”. Y agregó que “en lo financiero, la flexibilización de créditos, pagos y plazos busca dar caja y capital de trabajo a las empresas para que no despidan personas”.
Por su parte, Marc Hofstetter, profesor de economía de la Universidad de los Andes y colaborador de este diario, dijo que “las medidas apuntan en la dirección apropiada. Hay que llegar a los más vulnerables, que son estos, en la medida en la que el Gobierno los tenga más o menos bien identificados”. Pero criticó el alcance de la ayuda en los programas sociales, al decir que “un mes de ingreso extra en estos programas es claramente insuficiente desde el punto de vista de monto, dado lo que parece que se viene, que va a ser por lo menos un par de meses en los que casi nadie va a poder generar sus propios ingresos. Si bien la medida va en la dirección correcta, de pronto la cuantía no va a ser suficiente. Eso al Gobierno le va a tocar ir calibrando conforme vayan avanzando los días”.
Según Guillermo Sinisterra, economista y profesor de la Universidad Javeriana, “estamos en un escenario de incertidumbre demasiado fuerte como para las medidas que se tomaron. Creo que el Gobierno está tomando decisiones de a poco a medida que la situación se va volviendo más y más complicada y en un horizonte de planeación hasta el 30 de mayo”.
Pero en medio de los anuncios hay una preocupación clara por las personas que trabajan en la informalidad y no están incluidas en los programas de asistencia. En Colombia, el 46,6 % del trabajo es informal, según los datos más recientes del DANE.
Esta preocupación la comparte Diego Guevara, profesor de la Escuela de Economía de la Universidad Nacional: “Las medidas son buenas, aunque son débiles porque, para la magnitud de la emergencia, en unas semanas les toca sacar otras mucho más agresivas. Usted con los programas de asistencia soluciona una parte de la población y con los créditos una parte de los empresarios, pero hay un montón de gente, la gente que está en la mitad del sándwich, que no está ni en un grupo ni en el otro: por ejemplo, todos los que están en la informalidad, que tienen una pequeña tienda, que no están en el Sisbén. Ahí está lo difícil”.
El profesor de la Unal agrega que “el problema es que pensar que muchos de los empresarios van a tomar créditos para pagar sueldos es ingenuo. Las expectativas de los empresarios no están totalmente claras y pues usted puede que no tome un crédito cuando no tiene claridad sobre la realización de todo el ciclo. Esto puede durar mucho tiempo. Y al final el tema no es que el Estado tenga que darnos un subsidio para recuperar la demanda porque al final todo el mundo está guardado y pues cuál demanda. Hay que pensar en cómo siembra unas condiciones relativamente de buenos estímulos para que después de la crisis sea capaz de salir adelante sin estar tan herido. Ése es el problema”.
Lea también: Propuestas de la academia para impulsar la economía colombiana ante el coronavirus
A Sinisterra también le preocupa la situación de los trabajadores informales: “hay personas que tienen una tienda de barrio o un taxi, que no se ganan el mínimo, sino un poquito más, que no son Sisbén 1 ni 2 y que les hace la diferencia si los vecinos salen y les compran o no. Es el grupo de personas más complicado que podemos tener porque el Gobierno no tiene unos mecanismos de transmisión directos para ellos. Para estas personas informales de estratos 2 y 3 el Gobierno debería mirar por lo menos si están endeudados y entrar a subsidiar tasas de interés o pagarles a unas cuotas: solucionarles la situación a través del sistema financiero, que sí tiene esa estructura y puede reportar al Gobierno cuántas personas son y cuánto deben. El Gobierno lo que hizo fue ajustar los canales que ya tiene establecidos, que son para los menos favorecidos”.
Por su parte, en opinión de Hofstetter llama la atención que el emisor no haya tomado acciones aún: “El Banco de la República no se ha movido. Creo que el balón está en la cancha de ellos para que nos cuenten por qué no. Varios hemos propuesto que debería bajar las tasas de interés. De pronto ellos están viendo cosas que otros no sobre los peligros de hacer eso. Pero estaría muy bien saberlo”.
Sinisterra y Guevara apoyan este punto. El primero dice que “no entiendo por qué no ha habido ninguna política desde el punto de vista monetario, el Banco de la República no ha bajado las tasas de interés, como que con ellos no es la cosa. Y sí, ellos tienen una presión muy fuerte que es la inflación, pero es absolutamente irresponsable que no tomen medidas, salvo garantizar la liquidez del mercado que siempre ha estado garantizada. Si el Banco baja la tasa de referencia podemos tener una presión inflacionaria, es cierto, pero qué es más importante en este momento: ¿eso o una desaceleración económica?”.
Guevara finaliza diciendo que “en términos macroeconómicos no se ha dicho mucho. Tienen que empezar a discutir esos temas. Y sobre todo intervenciones mucho más masivas”.
El Gobierno anunció este miércoles un paquete de medidas con el fin de hacer frente a los efectos del coronavirus en la economía colombiana.
A grandes rasgos, las decisiones que anunció el presidente Iván Duque van en la línea de proteger el abastecimiento del sector salud y la protección de la población vulnerable, que está en programas de asistencia social como Familias en Acción, Jóvenes en Acción y Adulto Mayor.
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Los recursos para financiar las medidas, tomadas en medio del estado de emergencia que el mandatario anunció el martes en la noche, ascienden a $14,8 billones. En rueda de prensa después del anuncio de las nuevas decisiones, Alberto Carrasquilla, ministro de Hacienda, dijo que se espera mantener la economía funcionando y se necesitan respaldos de naturaleza fiscal y pública para respaldar la iniciativa privada y la capacidad de compra de los colombianos, que se va a ver afectada por la emergencia sanitaria.
El Gobierno sacará $12,1 billones del Fondo de Ahorro y Estabilización Petrolero y tomará $2,7 billones prestados del Fondo Nacional de Pensiones de las Entidades Territoriales. El Ministerio de Hacienda descartó contratar nueva deuda.
Una de las medidas con mayor impacto son los giros adicionales en los programas sociales mencionados, que cubren a cerca de doce millones de personas; Familias en Acción llega a 2,6 millones de hogares, por ejemplo. Para estos tres programas se hará un giro adicional, acción que demandará $500.000 millones; solo Familias vale $350.000 millones.
Así mismo, por medio de la gestión del Ministerio de Vivienda, se ofrecerá reconexión gratuita del servicio de agua y se congelarán las tarifas en este servicio público. El objetivo de esta decisión es que los colombianos tengan los medios para mantener la salubridad de sus hogares.
También se adelantará el esquema de devolución de IVA para las poblaciones más vulnerables. Esta acción, que quedó en pie con la reforma tributaria aprobada en diciembre (Ley de Crecimiento), estaba prevista para empezar en enero del próximo año en un piloto para 100.000 familias. Ahora se implementará a partir de abril y cubrirá a un millón de personas.
Sobre este punto, Carrasquilla recordó que este mecanismo de devolución va a usar el aprendizaje de los programas sociales vigentes que han sido exitosos. Es decir, se utilizarán los mismos canales de distribución de los recursos destinados para tal fin, todo identificado a través del Sisbén.
Duque también anunció, este miércoles, que se dará un respiro a personas y empresas que tengan dificultades con sus créditos. Se les permitirá suspender el pago de dos cuotas (de dos meses), con la posibilidad de refinanciar sus préstamos sin afectar su historial crediticio.
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Adicionalmente, se dará una línea de crédito para que las empresas puedan garantizar el pago de su nómina, y se asegurará el abastecimiento de los municipios y ciudades del país. Carrasquilla puntualizó que se atenderán las necesidades crediticias de las empresas medianas y pequeñas que incluyen recursos para pagar los impuestos locales y nacionales, para atender las obligaciones con el sistema financiero, para los servicios públicos y para mantener quieta la nómina. “Contamos con los recursos necesarios para asegurar que en esta coyuntura tan difícil, ni la carga en materia tributaria impida mantener esas nóminas, ni que las obligaciones financieras sean un impedimento para mantener las nóminas”.
Además de esto, el Gobierno destinará, al menos inicialmente, $1 billón para atender las necesidades del sistema de salud. Estos recursos, según Duque, están pensados para “facilitar la adquisición de equipos médicos y para que el sistema tenga capacidades de realizar pruebas mucho mayores, así como para proveer recursos de liquidez a la red hospitalaria”.
En general, los analistas consultados aplauden la intención y el foco de las medidas, aunque también hay críticas por su alcance en medio de una emergencia que promete alterar profundamente el sistema de vida para millones de personas en todo el planeta.
Camilo Herrera, presidente del Grupo Raddar, destacó los giros adicionales a los programas de asistencia al decir que “eso es darles más dinero a los informales, muy buena medida. Eso alivia la presión a desempleo y los gastos frecuentes de las personas de ingresos bajos”. Y agregó que “en lo financiero, la flexibilización de créditos, pagos y plazos busca dar caja y capital de trabajo a las empresas para que no despidan personas”.
Por su parte, Marc Hofstetter, profesor de economía de la Universidad de los Andes y colaborador de este diario, dijo que “las medidas apuntan en la dirección apropiada. Hay que llegar a los más vulnerables, que son estos, en la medida en la que el Gobierno los tenga más o menos bien identificados”. Pero criticó el alcance de la ayuda en los programas sociales, al decir que “un mes de ingreso extra en estos programas es claramente insuficiente desde el punto de vista de monto, dado lo que parece que se viene, que va a ser por lo menos un par de meses en los que casi nadie va a poder generar sus propios ingresos. Si bien la medida va en la dirección correcta, de pronto la cuantía no va a ser suficiente. Eso al Gobierno le va a tocar ir calibrando conforme vayan avanzando los días”.
Según Guillermo Sinisterra, economista y profesor de la Universidad Javeriana, “estamos en un escenario de incertidumbre demasiado fuerte como para las medidas que se tomaron. Creo que el Gobierno está tomando decisiones de a poco a medida que la situación se va volviendo más y más complicada y en un horizonte de planeación hasta el 30 de mayo”.
Pero en medio de los anuncios hay una preocupación clara por las personas que trabajan en la informalidad y no están incluidas en los programas de asistencia. En Colombia, el 46,6 % del trabajo es informal, según los datos más recientes del DANE.
Esta preocupación la comparte Diego Guevara, profesor de la Escuela de Economía de la Universidad Nacional: “Las medidas son buenas, aunque son débiles porque, para la magnitud de la emergencia, en unas semanas les toca sacar otras mucho más agresivas. Usted con los programas de asistencia soluciona una parte de la población y con los créditos una parte de los empresarios, pero hay un montón de gente, la gente que está en la mitad del sándwich, que no está ni en un grupo ni en el otro: por ejemplo, todos los que están en la informalidad, que tienen una pequeña tienda, que no están en el Sisbén. Ahí está lo difícil”.
El profesor de la Unal agrega que “el problema es que pensar que muchos de los empresarios van a tomar créditos para pagar sueldos es ingenuo. Las expectativas de los empresarios no están totalmente claras y pues usted puede que no tome un crédito cuando no tiene claridad sobre la realización de todo el ciclo. Esto puede durar mucho tiempo. Y al final el tema no es que el Estado tenga que darnos un subsidio para recuperar la demanda porque al final todo el mundo está guardado y pues cuál demanda. Hay que pensar en cómo siembra unas condiciones relativamente de buenos estímulos para que después de la crisis sea capaz de salir adelante sin estar tan herido. Ése es el problema”.
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A Sinisterra también le preocupa la situación de los trabajadores informales: “hay personas que tienen una tienda de barrio o un taxi, que no se ganan el mínimo, sino un poquito más, que no son Sisbén 1 ni 2 y que les hace la diferencia si los vecinos salen y les compran o no. Es el grupo de personas más complicado que podemos tener porque el Gobierno no tiene unos mecanismos de transmisión directos para ellos. Para estas personas informales de estratos 2 y 3 el Gobierno debería mirar por lo menos si están endeudados y entrar a subsidiar tasas de interés o pagarles a unas cuotas: solucionarles la situación a través del sistema financiero, que sí tiene esa estructura y puede reportar al Gobierno cuántas personas son y cuánto deben. El Gobierno lo que hizo fue ajustar los canales que ya tiene establecidos, que son para los menos favorecidos”.
Por su parte, en opinión de Hofstetter llama la atención que el emisor no haya tomado acciones aún: “El Banco de la República no se ha movido. Creo que el balón está en la cancha de ellos para que nos cuenten por qué no. Varios hemos propuesto que debería bajar las tasas de interés. De pronto ellos están viendo cosas que otros no sobre los peligros de hacer eso. Pero estaría muy bien saberlo”.
Sinisterra y Guevara apoyan este punto. El primero dice que “no entiendo por qué no ha habido ninguna política desde el punto de vista monetario, el Banco de la República no ha bajado las tasas de interés, como que con ellos no es la cosa. Y sí, ellos tienen una presión muy fuerte que es la inflación, pero es absolutamente irresponsable que no tomen medidas, salvo garantizar la liquidez del mercado que siempre ha estado garantizada. Si el Banco baja la tasa de referencia podemos tener una presión inflacionaria, es cierto, pero qué es más importante en este momento: ¿eso o una desaceleración económica?”.
Guevara finaliza diciendo que “en términos macroeconómicos no se ha dicho mucho. Tienen que empezar a discutir esos temas. Y sobre todo intervenciones mucho más masivas”.