Una emprendedora colombiana en Arabia Saudita
Ella es Sandra Medina, una colombiana que, en medio de la investigación de su doctorado, inventó junto a una colega mexicana un líquido que elimina manchas y olores de la ropa, no irrita la piel y es amigable con el medio ambiente. Ahora participa en un concurso por 100.000 dólares para consolidar su “startup”.
Edwin Bohórquez Aya / @EdwinBohorquezA
¿Quién es Sandra Medina?
Tengo 27 años. Estudié ingeniería química e ingeniería ambiental en la Universidad de los Andes. Me gradué en el 2011. Hice luego la maestría y me enfoqué mucho en el tema de tratamiento de aguas y remoción de ciertos compuestos con enzimas. Trabajé en Colombia dos años para una petrolera en el campo Caño Limón, en Arauca, y me interesé por el tratamiento de agua residual en la industria petrolera, el agua de producción. La seguridad en la zona se puso muy delicada, el Eln mandó una bomba dentro del campo y dije no más, esto ya es demasiado riesgo. Me cambié a una empresa holandesa en Colombia con enfoque comercial en tratamiento de aguas.
¿Cuándo se embarcó en el doctorado?
Fue una gran coincidencia. A mi asesor de maestría, le dije: ayúdame a encontrar un doctorado afuera en tratamiento de aguas petroleras. Él me contactó con un profesor de Noruega, que me recomendó que aplicara, pero me dijo que había un pequeño detalle: ya no estaba en Noruega, se estaba mudando para una universidad de Arabia Saudita. Y yo dije: ¿qué? Y ahí empezó todo.
¿Cómo se llama la universidad?
King Abdullah University of Science and Technology o Universidad del Rey Abdullah de Ciencia y Tecnología. Creada en el 2009 por el rey, quien ya murió, con el propósito de hacer una comunidad internacional y diversificar la economía. Es la primera universidad mixta.
¿Qué fue lo que inventaron?
El año pasado empezamos a viajar con una colega mexicana, Luisa Javier, y sufríamos el problema del lavado de ropa. Pensamos en una solución que permitiera limpiarla sin generar mucho esfuerzo. Desarrollamos algo muy práctico.
¿De qué se trata?
La visión de Arabia Saudita al 2030 pretende invertir en emprendimientos para cambiar la economía del país, para que no dependa del petróleo. Las dos estamos haciendo el doctorado en ingeniería ambiental en tratamiento de aguas, entonces tomamos un curso de emprendimiento en la universidad. En este curso nos enseñaron design thinking, que es el cómo no solo desarrollas productos, sino que haces entrevistas y escuchas personas para encontrar una solución. Hicimos más de 100 entrevistas a amas de casa, porque al comienzo pensamos en un producto para ayudarles a ellas en la casa. Pero nos dimos cuenta de que aquí viaja mucho extranjero, hablamos con gente de 23 países y tenían que ir a buscar una lavadora para lavar la ropa, entonces identificamos los dolores de cabeza de la gente y nos fuimos para el laboratorio a trabajar en la formulación. Fue una labor de cuatro meses leyendo documentos, enterándonos acerca del sudor. Un trabajo muy intenso, tras el cual desarrollamos un producto que es un atomizador que remueve olores y manchas de la ropa. Piensa que te queda olor a cigarrillo en la ropa, o por la comida, o porque sudaste, entonces desarrollamos un líquido.
¿Cómo es?
El estuche es del tamaño de una tarjeta de crédito y el líquido lo que hace es que remueve, por ejemplo, el sudor. No es un perfume, contiene enzimas que degradan las moléculas que causan el mal olor. También remueve manchas, porque lo diseñamos con un pequeño cepillito para que se pueda restregar y quitar las manchas de café, por ejemplo, o de tintas de esfero. De hecho, la semana pasada estuvimos en Ámsterdam, en una conferencia que se llama Interclean, la más grande del mundo en limpieza, a la que asisten empresas químicas muy grandes que prestan todo tipo de servicios en hospitales, grandes espacios, todo. Fue muy interesante, porque nos entrevistaron y les gustó mucho que no hay un producto de ese tipo. Hay muchos quitamanchas, pero los debes poner para la lavadora, o son compuestos tóxicos que usan peróxido, que irrita la piel y los ojos.
Lo que inventamos no irrita la piel ni los ojos. Es amigable.
Pero el modelo es diferente en la creación de empresa allá, en Arabia, de lo que es aquí...
Uno piensa en hacer un producto y ver a quién se le vende, pero aquí lo que nos enseñan es a identificar primero los dolores de cabeza de las personas y luego de eso ir a los laboratorios, que son muy buenos, con tecnología muy buena, y eso ayuda mucho a desarrollar la formulación.
¿Cómo fue el proceso de irse para Arabia Saudita? ¿Una mujer en un escenario como ese?
Mis papás me dijeron que si estaba loca. Tuve que explicarles el concepto de la universidad y que hay muchas especulaciones. Yo todavía vivía con mis papás y era la primera vez que viviría sola fuera del país, además en este país. Presenté los exámenes de inglés, al profesor le gustó mi hoja de vida y también me ayudó. La universidad de acá es muy parecida al modelo gringo, son doctorados de cinco años, después de ver los cursos se hace la investigación como tal.
¿En qué año del doctorado está?
En el tercero. Ya estoy en investigación.
¿Ahí fue cuando desarrollaron el producto?
Sí, ahora estamos en una competencia que se llama Taqadam Startup Accelerator, que es por dinero. Entramos cincuenta startups, pasamos ya 20 empresas y el segundo filtro y estamos compitiendo por 100.000 dólares de fondos. Entonces, a la par que vamos compitiendo nos traen asesores de primer nivel en el mundo para hablarnos de cómo hacer la creación de la marca, así como la logística, y nos hacen chequeos semanales de cómo vamos avanzando. Ya nos han dado dinero, 20.000 riyales, que son como 5.000 dólares, y eso lo usamos para asistir a eventos. A medida que avanzamos, proporcionan más dinero para ejecutar.
¿Esos recursos los da la universidad?
Sí, es un convenio que tiene con uno de los bancos de Arabia, un banco saudí. La competencia en la que estamos finaliza en septiembre, el producto lo vamos a lanzar en junio 7 a través de la campaña de financiamiento colectivo, por medio de la plataforma Indiegogo. Todo depende de la comunidad que tengamos: si en los dos primeros días de la campaña podemos recaudar más del 25 % de la meta, la misma plataforma nos impulsa y nos da publicidad. La meta realmente es crear comunidad de gente que nos siga y nos conozca, para que cuando lancemos la campaña con el producto en junio 7 el impacto sea mayor.
¿Ustedes crearon la empresa para hacer todo el proceso?
No, vamos a constituir la empresa en México y Arabia Saudita, se llama Wayak, porque ya tenemos el producto y hay potencial, ya nos pidieron cotizaciones aquí en Arabia Saudita, y no sé si has escuchado el Hach o Hajj, que es cuando los musulmanes vienen a La Meca. Ahora estamos en Ramadán, el mes sagrado para ellos. Vienen más de 3 millones de visitantes y no te imaginas los campamentos para alojar a gente de todo el mundo y clase social, hay gente muy pobre, en un cuarto pueden meter a 20 personas. Entonces los organizadores de esos campamentos nos pidieron cotización de nuestro producto, porque la gente debe usar el mismo atuendo durante cuatro días y no lo pueden lavar. Querían nuestro producto para darlo en un kit de limpieza, nuestro Wayakit. Ese es un potencial que no habíamos visto y por eso vamos a constituir la empresa aquí.
¿Ya están produciendo?
Sí, tenemos proveedores en México, donde nos maquilan el líquido, y estamos en conversaciones con China, para que nos vendan los detalles del prototipo para escalarlo. En junio 7 lanzamos la campaña, donde la gente puede apoyarnos, no con donación, sino con una pre-orden de 10 dólares por el atomizador. O 50 si lo compra con la botella grande de repuesto. Son combos. Cuando termina la campaña, uno entrega los productos. Es una precompra. Entonces estamos mirando la calidad de los atomizadores de China y de Italia.
¿Ya lo patentaron?
No, es un secreto industrial. No lo patentamos porque resulta que en este tipo de formulaciones se puede hacer ingeniería inversa y aunque es difícil, se puede hacer; las empresas de limpieza pueden hacer esa ingeniería inversa. Si patentas, estás divulgando la fórmula, cosa que la competencia podría reproducir inmediatamente y con tan solo cambiar un tipo de compuesto, entonces ya no infringen la patente. Por eso no sirve patentar. Es un secreto industrial.
¿Están becadas al 100 %?
Totalmente becadas, nos pagan salario, la matrícula, seguro médico y casa. Mucho presupuesto en laboratorios. No tengo fiestas y no tomo alcohol, pero unas cosas pesan más que otras.
¿Muy difícil repartir el tiempo entre la “startup” y el doctorado?
Muy difícil, son muchas actividades y tengo una responsabilidad con mi doctorado, todo el tiempo sacando documentos, afortunadamente mi asesor me apoya mucho, pero igual me dice: ¿cuándo me envías el documento? De día, de noche, fines de semana. Me siento muy motivada con el emprendimiento, nunca me siento cansada porque es mi proyecto.
¿Volverá a Colombia?
No lo sé, estamos mirando mercado, pero los grandes mercados de viajeros, a donde nos enfocamos, son más grandes en Estados Unidos y México, y acá, donde tenemos el apoyo. Pero no me veo volviendo a Colombia, porque hemos estado viajando y mostrando el producto. Me gustaría volver, pero hacer empresa en Colombia no es una tarea sencilla.
¿Van a seguir adelante con la empresa si no ganan?
Sí, encontramos en Ámsterdam inversionistas interesados. Lo que queremos hacer es que la gente nos conozca, crear valor en la empresa con nuestros propios recursos, porque cuando un inversionista entre queremos estar en ventaja con la participación.
¿Cómo es vivir en Arabia?
No es para todo el mundo, los colombianos somos abiertos y nos adaptamos a todas las situaciones. La universidad es una ciudad pequeña (6.000 estudiantes), estamos un poco aislados en el sentido de que somos una comunidad internacional y no todas las reglas de afuera aplican dentro de la universidad. Aquí adentro no debo usar abaya, no tengo que taparme el cabello, me visto como quiera pero de manera modesta. El campus es muy bonito, estamos en la costa del Mar Rojo, tenemos playa privada y podemos entrar en bikini sin problema. Pero finalmente estamos como encerrados. Cuando salimos a la ciudad, nos debemos cubrir el cuerpo, y en Jeddah, que es la ciudad más cercana, en ciertas zonas nos debemos cubrir, en otras no. En otras ciudades sí debo ir con un hombre, caminar detrás de él, no puedo mirar a los ojos. El rey pensó en todo esto y por eso el lugar donde estamos. El pueblo más cercano es Thuwar. Jeddah es una ciudad principal, porque es a donde llega toda la gente para hacer turismo religioso. Aquí estamos a una sola hora de La Meca, a donde llegan a peregrinar.
¿El choque cultural no ha sido fuerte?
Dentro de Arabia hemos viajado mucho y hemos indagado a la mujer para entender si es verdad que está oprimida. No esperas ciertas respuestas, tienen su forma de ver y te quedas sin palabras, no lo comparto pero lo respeto.
Un ejemplo...
Las mujeres que se tapan todas. Pueden andar en pijama, pero dentro de sus casas son muy arregladas, maquilladas, en tacones, entonces es lo opuesto a nosotros. Son reinas. Estuve como voluntaria capacitando a mujeres muy pobres en uso de computadores, ellas hacen muchas fiestas dentro de mujeres y están muy arregladas entre ellas, mostrando lo mejor en ropa. Ellas se lucen dentro de la casa, no les interesa lo que está afuera. A nosotros sí.
¿Quién es Sandra Medina?
Tengo 27 años. Estudié ingeniería química e ingeniería ambiental en la Universidad de los Andes. Me gradué en el 2011. Hice luego la maestría y me enfoqué mucho en el tema de tratamiento de aguas y remoción de ciertos compuestos con enzimas. Trabajé en Colombia dos años para una petrolera en el campo Caño Limón, en Arauca, y me interesé por el tratamiento de agua residual en la industria petrolera, el agua de producción. La seguridad en la zona se puso muy delicada, el Eln mandó una bomba dentro del campo y dije no más, esto ya es demasiado riesgo. Me cambié a una empresa holandesa en Colombia con enfoque comercial en tratamiento de aguas.
¿Cuándo se embarcó en el doctorado?
Fue una gran coincidencia. A mi asesor de maestría, le dije: ayúdame a encontrar un doctorado afuera en tratamiento de aguas petroleras. Él me contactó con un profesor de Noruega, que me recomendó que aplicara, pero me dijo que había un pequeño detalle: ya no estaba en Noruega, se estaba mudando para una universidad de Arabia Saudita. Y yo dije: ¿qué? Y ahí empezó todo.
¿Cómo se llama la universidad?
King Abdullah University of Science and Technology o Universidad del Rey Abdullah de Ciencia y Tecnología. Creada en el 2009 por el rey, quien ya murió, con el propósito de hacer una comunidad internacional y diversificar la economía. Es la primera universidad mixta.
¿Qué fue lo que inventaron?
El año pasado empezamos a viajar con una colega mexicana, Luisa Javier, y sufríamos el problema del lavado de ropa. Pensamos en una solución que permitiera limpiarla sin generar mucho esfuerzo. Desarrollamos algo muy práctico.
¿De qué se trata?
La visión de Arabia Saudita al 2030 pretende invertir en emprendimientos para cambiar la economía del país, para que no dependa del petróleo. Las dos estamos haciendo el doctorado en ingeniería ambiental en tratamiento de aguas, entonces tomamos un curso de emprendimiento en la universidad. En este curso nos enseñaron design thinking, que es el cómo no solo desarrollas productos, sino que haces entrevistas y escuchas personas para encontrar una solución. Hicimos más de 100 entrevistas a amas de casa, porque al comienzo pensamos en un producto para ayudarles a ellas en la casa. Pero nos dimos cuenta de que aquí viaja mucho extranjero, hablamos con gente de 23 países y tenían que ir a buscar una lavadora para lavar la ropa, entonces identificamos los dolores de cabeza de la gente y nos fuimos para el laboratorio a trabajar en la formulación. Fue una labor de cuatro meses leyendo documentos, enterándonos acerca del sudor. Un trabajo muy intenso, tras el cual desarrollamos un producto que es un atomizador que remueve olores y manchas de la ropa. Piensa que te queda olor a cigarrillo en la ropa, o por la comida, o porque sudaste, entonces desarrollamos un líquido.
¿Cómo es?
El estuche es del tamaño de una tarjeta de crédito y el líquido lo que hace es que remueve, por ejemplo, el sudor. No es un perfume, contiene enzimas que degradan las moléculas que causan el mal olor. También remueve manchas, porque lo diseñamos con un pequeño cepillito para que se pueda restregar y quitar las manchas de café, por ejemplo, o de tintas de esfero. De hecho, la semana pasada estuvimos en Ámsterdam, en una conferencia que se llama Interclean, la más grande del mundo en limpieza, a la que asisten empresas químicas muy grandes que prestan todo tipo de servicios en hospitales, grandes espacios, todo. Fue muy interesante, porque nos entrevistaron y les gustó mucho que no hay un producto de ese tipo. Hay muchos quitamanchas, pero los debes poner para la lavadora, o son compuestos tóxicos que usan peróxido, que irrita la piel y los ojos.
Lo que inventamos no irrita la piel ni los ojos. Es amigable.
Pero el modelo es diferente en la creación de empresa allá, en Arabia, de lo que es aquí...
Uno piensa en hacer un producto y ver a quién se le vende, pero aquí lo que nos enseñan es a identificar primero los dolores de cabeza de las personas y luego de eso ir a los laboratorios, que son muy buenos, con tecnología muy buena, y eso ayuda mucho a desarrollar la formulación.
¿Cómo fue el proceso de irse para Arabia Saudita? ¿Una mujer en un escenario como ese?
Mis papás me dijeron que si estaba loca. Tuve que explicarles el concepto de la universidad y que hay muchas especulaciones. Yo todavía vivía con mis papás y era la primera vez que viviría sola fuera del país, además en este país. Presenté los exámenes de inglés, al profesor le gustó mi hoja de vida y también me ayudó. La universidad de acá es muy parecida al modelo gringo, son doctorados de cinco años, después de ver los cursos se hace la investigación como tal.
¿En qué año del doctorado está?
En el tercero. Ya estoy en investigación.
¿Ahí fue cuando desarrollaron el producto?
Sí, ahora estamos en una competencia que se llama Taqadam Startup Accelerator, que es por dinero. Entramos cincuenta startups, pasamos ya 20 empresas y el segundo filtro y estamos compitiendo por 100.000 dólares de fondos. Entonces, a la par que vamos compitiendo nos traen asesores de primer nivel en el mundo para hablarnos de cómo hacer la creación de la marca, así como la logística, y nos hacen chequeos semanales de cómo vamos avanzando. Ya nos han dado dinero, 20.000 riyales, que son como 5.000 dólares, y eso lo usamos para asistir a eventos. A medida que avanzamos, proporcionan más dinero para ejecutar.
¿Esos recursos los da la universidad?
Sí, es un convenio que tiene con uno de los bancos de Arabia, un banco saudí. La competencia en la que estamos finaliza en septiembre, el producto lo vamos a lanzar en junio 7 a través de la campaña de financiamiento colectivo, por medio de la plataforma Indiegogo. Todo depende de la comunidad que tengamos: si en los dos primeros días de la campaña podemos recaudar más del 25 % de la meta, la misma plataforma nos impulsa y nos da publicidad. La meta realmente es crear comunidad de gente que nos siga y nos conozca, para que cuando lancemos la campaña con el producto en junio 7 el impacto sea mayor.
¿Ustedes crearon la empresa para hacer todo el proceso?
No, vamos a constituir la empresa en México y Arabia Saudita, se llama Wayak, porque ya tenemos el producto y hay potencial, ya nos pidieron cotizaciones aquí en Arabia Saudita, y no sé si has escuchado el Hach o Hajj, que es cuando los musulmanes vienen a La Meca. Ahora estamos en Ramadán, el mes sagrado para ellos. Vienen más de 3 millones de visitantes y no te imaginas los campamentos para alojar a gente de todo el mundo y clase social, hay gente muy pobre, en un cuarto pueden meter a 20 personas. Entonces los organizadores de esos campamentos nos pidieron cotización de nuestro producto, porque la gente debe usar el mismo atuendo durante cuatro días y no lo pueden lavar. Querían nuestro producto para darlo en un kit de limpieza, nuestro Wayakit. Ese es un potencial que no habíamos visto y por eso vamos a constituir la empresa aquí.
¿Ya están produciendo?
Sí, tenemos proveedores en México, donde nos maquilan el líquido, y estamos en conversaciones con China, para que nos vendan los detalles del prototipo para escalarlo. En junio 7 lanzamos la campaña, donde la gente puede apoyarnos, no con donación, sino con una pre-orden de 10 dólares por el atomizador. O 50 si lo compra con la botella grande de repuesto. Son combos. Cuando termina la campaña, uno entrega los productos. Es una precompra. Entonces estamos mirando la calidad de los atomizadores de China y de Italia.
¿Ya lo patentaron?
No, es un secreto industrial. No lo patentamos porque resulta que en este tipo de formulaciones se puede hacer ingeniería inversa y aunque es difícil, se puede hacer; las empresas de limpieza pueden hacer esa ingeniería inversa. Si patentas, estás divulgando la fórmula, cosa que la competencia podría reproducir inmediatamente y con tan solo cambiar un tipo de compuesto, entonces ya no infringen la patente. Por eso no sirve patentar. Es un secreto industrial.
¿Están becadas al 100 %?
Totalmente becadas, nos pagan salario, la matrícula, seguro médico y casa. Mucho presupuesto en laboratorios. No tengo fiestas y no tomo alcohol, pero unas cosas pesan más que otras.
¿Muy difícil repartir el tiempo entre la “startup” y el doctorado?
Muy difícil, son muchas actividades y tengo una responsabilidad con mi doctorado, todo el tiempo sacando documentos, afortunadamente mi asesor me apoya mucho, pero igual me dice: ¿cuándo me envías el documento? De día, de noche, fines de semana. Me siento muy motivada con el emprendimiento, nunca me siento cansada porque es mi proyecto.
¿Volverá a Colombia?
No lo sé, estamos mirando mercado, pero los grandes mercados de viajeros, a donde nos enfocamos, son más grandes en Estados Unidos y México, y acá, donde tenemos el apoyo. Pero no me veo volviendo a Colombia, porque hemos estado viajando y mostrando el producto. Me gustaría volver, pero hacer empresa en Colombia no es una tarea sencilla.
¿Van a seguir adelante con la empresa si no ganan?
Sí, encontramos en Ámsterdam inversionistas interesados. Lo que queremos hacer es que la gente nos conozca, crear valor en la empresa con nuestros propios recursos, porque cuando un inversionista entre queremos estar en ventaja con la participación.
¿Cómo es vivir en Arabia?
No es para todo el mundo, los colombianos somos abiertos y nos adaptamos a todas las situaciones. La universidad es una ciudad pequeña (6.000 estudiantes), estamos un poco aislados en el sentido de que somos una comunidad internacional y no todas las reglas de afuera aplican dentro de la universidad. Aquí adentro no debo usar abaya, no tengo que taparme el cabello, me visto como quiera pero de manera modesta. El campus es muy bonito, estamos en la costa del Mar Rojo, tenemos playa privada y podemos entrar en bikini sin problema. Pero finalmente estamos como encerrados. Cuando salimos a la ciudad, nos debemos cubrir el cuerpo, y en Jeddah, que es la ciudad más cercana, en ciertas zonas nos debemos cubrir, en otras no. En otras ciudades sí debo ir con un hombre, caminar detrás de él, no puedo mirar a los ojos. El rey pensó en todo esto y por eso el lugar donde estamos. El pueblo más cercano es Thuwar. Jeddah es una ciudad principal, porque es a donde llega toda la gente para hacer turismo religioso. Aquí estamos a una sola hora de La Meca, a donde llegan a peregrinar.
¿El choque cultural no ha sido fuerte?
Dentro de Arabia hemos viajado mucho y hemos indagado a la mujer para entender si es verdad que está oprimida. No esperas ciertas respuestas, tienen su forma de ver y te quedas sin palabras, no lo comparto pero lo respeto.
Un ejemplo...
Las mujeres que se tapan todas. Pueden andar en pijama, pero dentro de sus casas son muy arregladas, maquilladas, en tacones, entonces es lo opuesto a nosotros. Son reinas. Estuve como voluntaria capacitando a mujeres muy pobres en uso de computadores, ellas hacen muchas fiestas dentro de mujeres y están muy arregladas entre ellas, mostrando lo mejor en ropa. Ellas se lucen dentro de la casa, no les interesa lo que está afuera. A nosotros sí.