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Si usted está emprendiendo y necesita guía, ¿en dónde buscaría ayuda?: ¿familia, amigos, otros emprendedores, un profesor, profesionales de su sector? ¿Qué pasaría si le dieran la oportunidad de hablar durante cincuenta minutos —acompañado de otros cuatro inquietos emprendedores— con empresarios de primera línea que ya han sorteado las hieles y las mieles de los negocios para que le respondan todas sus dudas e, incluso, le ayuden a encaminar de la forma más adecuada su empresa? ¿Aceptaría? ¿Los buscaría? ¿Se sentaría?
Pues esta experiencia ya la vivieron más de 110 emprendedores colombianos que, en una jornada conocida como Mentors Day, lograron recibir la guía de 34 mentores encargados de ahondar en temas determinantes, como las metodologías para valorar la empresa, cómo posicionar una marca, desarrollar una estrategia de marketing digital, crear equipos de alto desempeño, desarrollar la estrategia de sostenibilidad para la empresa, mapear los riesgos de la compañía, prepararse para buscar capital y calcular cuánto debe levantar, entre otros puntos clave.
“Lo primero que ustedes se tienen que preguntar es si la tecnología es su core de negocio. Si la respuesta es sí, entonces esa tecnología debe estar en la capacidad de mejorar a la empresa y reflejar la estrategia del negocio. Con tecnología puede acceder a mercados en los que antes no estaba. Puede reducir costos, recoger datos, predecir riesgos”, les dijo Óscar Peña, cofundador de Hogaru, a los cinco emprendedores que estaban sentados en su mesa, donde se ofertaba la asesoría sobre “¿Cómo estructurar el equipo de tecnología de mi compañía?”.
Óscar es ingeniero y parte directiva del equipo central de Hogaru, exitosa empresa que ofrece servicios por horas de personas que hacen servicios generales en su casa u oficina: “Un buen ingeniero in-house puede ser muy potente para la empresa, pero es muy importante preguntarse si ese ingeniero cree en la misión de la compañía. ¿Por qué? Porque se estima que uno bueno se quede máximo cuatro años en una empresa, si ese acuerdo entre las dos partes no es potente, no hay razón por la cuál ellos se quieran quedar. El riesgo entonces es que todo lo que tiene que ver con tecnología y capital humano —los dos muy importantes en la actualidad— se debe medir con retorno sobre inversión (ROI). Si no se alcanza rápidamente ese retorno, puede ser que no esté en el centro del negocio o no se tenga a las personas adecuadas”.
Los atentos emprendedores soltaban preguntas, lo escuchaban, lo cuestionaban. Más que una tradicional consultoría, esto se trataba de un aprendizaje conjunto, donde no solo el mentor tenía una verdad absoluta; al contrario, cada uno iba soltando experiencias de cómo se había gestionado algún tipo de problema en su organización que le servía a su vecino como una solución alternativa de su propio problema. Y así iba pasando en las otras 34 mesas dispuestas para el mismo ejercicio.
Entonces, más que una ayuda puntual, ¿de qué se trata todo esto? “Uno de los principios de Endeavor es incentivar y motivar al emprendedor para que este retribuya y entregue su conocimiento y su experiencia al ecosistema. Y eso es lo que llamamos efecto multiplicador: que una vez uno de ellos es exitoso, empieza a ofrecer mentoría a los otros. De eso se trata esto, mentores que de manera desinteresada dedican una parte de su tiempo a entregar conocimiento y algo de experiencia a estos emprendedores. Aquí hay presidentes de compañías importantes, socios de consultoras, fondos de capital privado, gente de gestión de talento, todos de muy alto nivel, que quieren retribuir”, cuenta Adriana, directora de Endeavor Colombia, organizadores del encuentro.
La misión está clara: “Fortalecer el ecosistema de emprendimiento en Colombia”, y una forma de hacerlo es apostar por los más pequeños, ayudarles a resolver algunos retos, y que gracias a alguno de estos consejos ellos puedan reenfocar a sus compañías o algunas divisiones de sus compañías y de esa forma apoyarlos para que logren pasar al llamado “siguiente nivel”. Así, con encuentros como este, es que ese ecosistema se vuelve más sólido y se combate de manera directa la muerte de tantas empresas que no logran llegar a su punto de equilibrio por falta de conocimiento, no de ganas, porque a veces las ganas no son suficientes para ser exitoso.
En el Mentors Day también estuvo aquel tipo de emprendedor que cree que sabe cuál es el siguiente paso para su compañía, pero su decisión no necesariamente es la más acertada dentro del negocio. Camilo Vidales hace parte de un grupo de coach certificados que enseñan con programas de educación financiera. “En cinco años hemos logrado 1.500 estudiantes con resultados exitosos”, informó. “Y ahora queremos montar el negocio online”. El mentor, al otro lado de la mesa, le respondió: “No todo tiene que ser online. La tecnología debe servir de puente para llegar al mundo tangible. En internet hay muchos cursos gratis o por muy bajo costo, ¿para qué entrar ahí si su negocio está en el contacto personal? Vidales insistió. Entonces le contestaron: “Haga un spin off, fondéelo por unos meses, vea el equipo que se necesita y cree una versión de cursos en línea. Ahí podrán ver los resultados; pero debe tener en cuenta que el espacio virtual es muy competido”.
Pero, como en los negocios mismos, ¿qué tan sostenible es esta jornada de mentoría para los emprendedores? “Esto es absolutamente importante para la vida de los emprendedores, yo me hubiera muerto de las ganas por tener una posibilidad como esta cuando comencé a emprender, pero nunca la tuve. No existía un Endeavor, no existía nada de esto, uno se arriesgaba y se la jugaba solo sin tener con quien hablar. Esto, para mí, es mágico, es glorioso y por eso tengo que ser parte de esto, dijo Juan José Piedrahíta, presidente de Equitel, uno de los mentores.
Así que “la magia está en que esto no para aquí. La gente se siente con el derecho de volver a llamarlo a uno, de volverse a sentar. Yo creo que el porcentaje de volverse a sentar con ellos es del 70 %, todos emprendedores que vuelven, me buscan y a todos los recibo. Quedamos conectados. Los recibo y si me tengo que mover desde un extremo de Bogotá hasta el otro, siempre les doy la mano, porque cuando me llaman quiere decir que me escucharon, que están haciendo cambios y están ejecutando”.
El mayor aprendizaje de esta jornada fue generar conversación. Lo que está pasando es que el ecosistema se hace más fuerte y se toman decisiones más acertadas basadas en los errores y aprendizajes de otros, probablemente, de su mismo negocio para que usted no los vaya a repetir. Una construcción de una cultura donde el conocimiento se comparte, se propone, idea, diseña y crea con la ayuda de otros. Entonces, ¿se sentaría a escuchar?