Varios proyectos de petróleo y gas dejarían de ser viables con la tributaria: ACP
El presidente de la Asociación Colombiana de Petróleo, Francisco Lloreda, advierte sobre la posibilidad de que el país termine renunciando a su autosuficiencia energética.
Desde la campaña a la presidencia se sabía que en el gobierno de Gustavo Petro la transición energética iba a ser uno de sus pilares. Migrar del petróleo y demás combustibles fósiles a fuentes de energía renovables es el reto que enfrenta hoy el Ministerio de Minas y Energía.
Para el mayor mandatario, esta es la movida acertada que tiene que hacer el país de cara al cambio climático, que amenaza con poner en riesgo no solo la continuidad de los ecosistemas, sino de la misma humanidad (como lo explicó la semana pasada en su discurso ante los empresarios de la ANDI).
Desde el sector empresarial no se discute con Petro en que, como sociedad, hay que buscar fuentes de energía más limpias que mitiguen la huella de carbono. El debate sobre la mesa es cómo, pues un cambio drástico (como pareciera proponerse en la reforma tributaria) terminaría afectando de manera significativa la economía del país.
Lea también: Ministro de Hacienda propone subir el precio de los combustibles
Esa es la premisa que sostiene el presidente de la Asociación Colombiana de Petróleo (ACP), Francisco Lloreda, quien en entrevista con Blu radio aseguró que la carga tributaria que representaría la reforma podría en riesgo la viabilidad de gran parte de los 180 proyectos que, actualmente, giran alrededor del petróleo en el país.
Con la tributaria, dice el directivo, se aumentarán los impuestos en el gas que transfieren las empresas al Estado (que son regalías y dice que no tiene sentido que se tribute sobre algo que no es de ellos); A esto se suma una tributación del 10 % en lo que se consideran precios altos de combustible y otro 20 % en las tarifas a dividendos de las sucursales.
“Los análisis que hemos realizado nos indican que la suma impositiva que plantea la reforma incrementa la carga fiscal en un 25 %, pasando de más del 60 % a cerca del 80 %. Eso nos pone en una situación muy compleja en términos de competitividad”, señala el directivo, quien recuerda que en el Gobierno de Petro se busca frenar la exploración, una suma de factores que, asegura, terminará desincentivando los proyectos.
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“Las empresas señalan que varios proyectos dejarán de ser viables, porque con esa carga fiscal no tiene sentido continuar con ellos. Ahí no solo estamos hablando de proyectos futuros, sino en los proyectos que están en proceso de producción y exploración”, detalla.
Sobre esto hay que recordar que la ministra de Minas y Energía, Irene Vélez Torres, ha explicado que lo que se busca es frenar las futuras exploraciones de gas y petróleo, más no parar las que fueron contratadas antes de la posesión de Gustavo Petro.
La idea del actual gobierno, según lo explicado por varios integrantes de su gabinete, es aprovechar las actuales reservas de combustible mientras se avanza en la denominada transformación energética (inversión en hidroeléctricas, granjas solares, eólicas e hidrógeno verde… entre otras fuentes.
Hace poco Ecopetrol descubrió una gran reserva de gas natural en aguas profundas del Caribe, Gorgón II. Un importante hallazgo que extiende los años de autosuficiencia energética (se estima que ya supera los 10 años) en el país. Por lo no sería tan probable que el país se quede sin estos recursos en el corto plazo.
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Sin embargo, hay quienes les preocupa que Colombia deje de de extraer sus propios recursos energéticos y pase a importarlos, como lo mencionó hace unos días Vélez, al prever que ante tal escenario se le podría comprar estos recursos a Venezuela, cosa que incrementaría hasta diez veces el precio de la factura por este servicio en los hogares, según Naturgas.
Para Lloreda esto sería un sinsentido, pues el país dejaría de extraer y producir su propia energía, con la excusa de no contaminar, para comprarla a otras naciones, que igualmente están contaminando y afectando el medio ambiente.
Ante este panorama, el presidente de la ACP advierte que Colombia podría perder su autosuficiencia energética, error de grandes proporciones si se ve el actual panorama de Europa, que tiempo atrás le entregó parte de esta a Rusia. Prácticamente el país pasaría a depender de la buena voluntad de otro para que le abra y no le cierre el tubo.
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“Consideramos que debemos avanzar en una transformación energética. Colombia va bien en eso porque su matriz eléctrica es muy limpia (refiriéndose a las hidroeléctricas), pero se requiere una transición inteligente en lo macroeconómico, fiscal y productivo”, detalla Lloreda.
Para él una mala transición puede afectar lo macroeconómico, porque Colombia perdería su principal producto de exportación y no tendría un reemplazo; lo fiscal, porque dejaría de recibir los impuestos que representa esta actividad; y lo productivo, porque castigaría los procesos de producción del grueso del tejido empresarial.
“No hay energía más costosa que la no se tiene”, concluyó Lloreda, al decir que este viernes espera reunirse con el ministro de Hacienda para abordar este tema, y también el lunes, con la ministra de Minas.
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Desde la campaña a la presidencia se sabía que en el gobierno de Gustavo Petro la transición energética iba a ser uno de sus pilares. Migrar del petróleo y demás combustibles fósiles a fuentes de energía renovables es el reto que enfrenta hoy el Ministerio de Minas y Energía.
Para el mayor mandatario, esta es la movida acertada que tiene que hacer el país de cara al cambio climático, que amenaza con poner en riesgo no solo la continuidad de los ecosistemas, sino de la misma humanidad (como lo explicó la semana pasada en su discurso ante los empresarios de la ANDI).
Desde el sector empresarial no se discute con Petro en que, como sociedad, hay que buscar fuentes de energía más limpias que mitiguen la huella de carbono. El debate sobre la mesa es cómo, pues un cambio drástico (como pareciera proponerse en la reforma tributaria) terminaría afectando de manera significativa la economía del país.
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Esa es la premisa que sostiene el presidente de la Asociación Colombiana de Petróleo (ACP), Francisco Lloreda, quien en entrevista con Blu radio aseguró que la carga tributaria que representaría la reforma podría en riesgo la viabilidad de gran parte de los 180 proyectos que, actualmente, giran alrededor del petróleo en el país.
Con la tributaria, dice el directivo, se aumentarán los impuestos en el gas que transfieren las empresas al Estado (que son regalías y dice que no tiene sentido que se tribute sobre algo que no es de ellos); A esto se suma una tributación del 10 % en lo que se consideran precios altos de combustible y otro 20 % en las tarifas a dividendos de las sucursales.
“Los análisis que hemos realizado nos indican que la suma impositiva que plantea la reforma incrementa la carga fiscal en un 25 %, pasando de más del 60 % a cerca del 80 %. Eso nos pone en una situación muy compleja en términos de competitividad”, señala el directivo, quien recuerda que en el Gobierno de Petro se busca frenar la exploración, una suma de factores que, asegura, terminará desincentivando los proyectos.
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“Las empresas señalan que varios proyectos dejarán de ser viables, porque con esa carga fiscal no tiene sentido continuar con ellos. Ahí no solo estamos hablando de proyectos futuros, sino en los proyectos que están en proceso de producción y exploración”, detalla.
Sobre esto hay que recordar que la ministra de Minas y Energía, Irene Vélez Torres, ha explicado que lo que se busca es frenar las futuras exploraciones de gas y petróleo, más no parar las que fueron contratadas antes de la posesión de Gustavo Petro.
La idea del actual gobierno, según lo explicado por varios integrantes de su gabinete, es aprovechar las actuales reservas de combustible mientras se avanza en la denominada transformación energética (inversión en hidroeléctricas, granjas solares, eólicas e hidrógeno verde… entre otras fuentes.
Hace poco Ecopetrol descubrió una gran reserva de gas natural en aguas profundas del Caribe, Gorgón II. Un importante hallazgo que extiende los años de autosuficiencia energética (se estima que ya supera los 10 años) en el país. Por lo no sería tan probable que el país se quede sin estos recursos en el corto plazo.
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Sin embargo, hay quienes les preocupa que Colombia deje de de extraer sus propios recursos energéticos y pase a importarlos, como lo mencionó hace unos días Vélez, al prever que ante tal escenario se le podría comprar estos recursos a Venezuela, cosa que incrementaría hasta diez veces el precio de la factura por este servicio en los hogares, según Naturgas.
Para Lloreda esto sería un sinsentido, pues el país dejaría de extraer y producir su propia energía, con la excusa de no contaminar, para comprarla a otras naciones, que igualmente están contaminando y afectando el medio ambiente.
Ante este panorama, el presidente de la ACP advierte que Colombia podría perder su autosuficiencia energética, error de grandes proporciones si se ve el actual panorama de Europa, que tiempo atrás le entregó parte de esta a Rusia. Prácticamente el país pasaría a depender de la buena voluntad de otro para que le abra y no le cierre el tubo.
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“Consideramos que debemos avanzar en una transformación energética. Colombia va bien en eso porque su matriz eléctrica es muy limpia (refiriéndose a las hidroeléctricas), pero se requiere una transición inteligente en lo macroeconómico, fiscal y productivo”, detalla Lloreda.
Para él una mala transición puede afectar lo macroeconómico, porque Colombia perdería su principal producto de exportación y no tendría un reemplazo; lo fiscal, porque dejaría de recibir los impuestos que representa esta actividad; y lo productivo, porque castigaría los procesos de producción del grueso del tejido empresarial.
“No hay energía más costosa que la no se tiene”, concluyó Lloreda, al decir que este viernes espera reunirse con el ministro de Hacienda para abordar este tema, y también el lunes, con la ministra de Minas.
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