“Venezuela podría mirar el modelo de cajas de compensación”: director de Compensar
Carlos Mauricio Vásquez responde a quienes piensan que el aporte del 4 % por parte de los empleadores para sostener el modelo es una carga que desincentiva el trabajo formal. Contó que trabajan en un producto para Rappi y los rappitenderos que ofrezca mantenimiento de bicicletas y cobertura de incidentes, entre otros.
Redacción Economía.
Carlos Mauricio Vásquez es el nuevo director general de Compensar, una entidad con 12.000 trabajadores. Llegó al cargo luego de 16 años de gestión de Néstor Rodríguez, quien dejó la función en junio pasado. En esta entrevista, habla de por qué el modelo de cajas de compensación en Colombia no solo debe permanecer sino ser exportado.
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Carlos Mauricio Vásquez es el nuevo director general de Compensar, una entidad con 12.000 trabajadores. Llegó al cargo luego de 16 años de gestión de Néstor Rodríguez, quien dejó la función en junio pasado. En esta entrevista, habla de por qué el modelo de cajas de compensación en Colombia no solo debe permanecer sino ser exportado.
¿Cree que el sector está cumpliendo la misión para la cual fueron creadas las cajas de compensación?
Sí. Cuando uno tiene casi el 50 % de la población sin acceso a vivienda; personas que no han logrado integrarse al sistema escolar; cuando el acceso a los servicios deportivos sigue dependiendo de que las alcaldías desarrollen escenarios, porque si no el único entretenimiento es ir a un centro comercial; y teniendo en cuenta que la salud forma parte integral del bienestar de la gente, si se considera integralmente esos servicios, a través de las familias se puede generar un gran impacto en las comunidades. Las cajas creo que están haciendo eso todavía. Ahora tenemos que migrar a nuevas poblaciones, modernizar servicios, ir más allá en las necesidades de la gente.
¿Cómo está su cobertura urbana y rural?
Somos principalmente urbanos, primero porque la ley todavía tiene una limitación en el sentido de que el beneficio de las cajas es exclusivo para los afiliados. En las zonas rurales el trabajo es mucho más informal. Por eso, insistimos en cómo podemos llegar de forma pertinente a poblaciones donde no es tan fácil hacer inversiones en infraestructura, porque eso teóricamente le corresponde al gobierno local.
¿Qué responden a quienes piensan que las cajas son una carga para el empleador que desincentiva el trabajo formal?
Primero, que la gran mayoría de los esfuerzos de eficiencia de las empresas han pasado por el recorte de los beneficios que tenían, a su juicio excesivos, para los trabajadores, lo que implicaba reconocer que tenían un sistema de financiación individual, el club de la empresa, por ejemplo. Eso se fue desmontando, pero no del todo porque se transfirió a las cajas. Entonces, hay un reconocimiento implícito de que hay otros que saben prestar esos servicios mejor, y que es necesario: no se puede considerar al trabajador como unidad productiva sino integralmente, para que esté mejor. Segundo, el impacto que hoy generamos y que libera a los empresarios de la necesidad de estar pensando en esos asuntos es muy significativo. Somos aliados de los empresarios para mejorar la productividad. Un trabajador que no tiene cómo resolver el crédito, que no tiene opciones de vivienda, que la empresa está todo el tiempo viendo si le da el subsidio o no porque va contra el ebitda, son cosas que, si se resuelven, le dan tranquilidad para poder sentarse a trabajar concentrado, que piense que su familia está atendida con los demás beneficios de las cajas. Si todo eso se quitara de un tajo retrocederíamos en el tiempo una cantidad. Por último, estas empresas, como no tienen vocación de trabajar por un indicador financiero sino por un impacto social, generan un balance para que los empresarios sigan concentrados en su producto. Mi antecesor lo insistía mucho: el 4 % es de los empresarios para los trabajadores, es un acuerdo entre los dos, no una negociación con el Gobierno ni un impuesto para determinadas cosas. Es fruto de una alianza: trabajador, empresario y caja.
¿Cuáles son los mayores retos en salud?
Uno podría dejar de “pelear” con el sistema y dedicarse a otras cosas, porque la caja no tiene que estar ahí, pero las manifestaciones en pro de un buen sistema de salud nos hacen estar ahí. Es innegable que es una magnífica oportunidad para entidades como nosotros. También, es un sistema en maduración y como tal hay que apoyar su desarrollo. Hoy estamos enfrascados en un problema de financiamiento, pero no hay una sola sociedad, ni siquiera los noruegos, que haya resuelto el déficit en salud. Creo que tenemos la tarea de ir construyendo junto con el Gobierno mecanismos que permitan la financiación del sistema y el control; todos hemos oído de los abusos. Y si uno compara con otros países, este es un sistema muy bueno: la gente colectivamente se manifiesta de manera muy negativa con las EPS, pero cuando le preguntan individualmente hay satisfacción superior al 80 %, medido por el estudio de la Defensoría, incluso del Ministerio. Rescatar lo bueno es un reto significativo. Más de la mitad de los ingresos de Compensar vienen de salud. El sistema tiene que ser hipereficiente para poder subsistir, de ahí tenemos que ir mirando cómo evolucionar.
¿Qué papel pueden tener las cajas en la atención a la crisis venezolana?
De manera directa, poner el sistema al servicio sin que en esta fragilidad colapse. El ministro habla de $1 billón que le ha costado al sistema de salud la atención de la población que migró. Lo segundo es entender que tienen familias: aunque no estén enfermos, les podamos dar algún servicio. Tercero, es a través de las empresas. Para el caso de Rappi, los llamamos porque son afiliados, les dijimos: no tenemos la solución (para la controversia sobre la relación con los rappitenderos), pero sentémonos a ver qué se nos ocurre. Ellos han ido trabajando con el Ministerio de Trabajo, y por nuestro lado hemos ido desarrollando un producto privado, porque a través del sistema no se pudo, no hay forma de que se pueda trabajar la afiliación a través de la planilla. Estamos por lanzar el producto. Con el dinero que ellos dicen estar dispuestos a pagar podemos ofrecer una gama amplia, además personalizada, que incluya el mantenimiento de las bicicletas, que les atiendan incidentes cuando se caen, entre otros, todo eso cubierto de alguna manera. Y esto tiene que ver con la pregunta debido a que hay una gran cantidad de rappitenderos venezolanos. La palabra al final es acceso. Este sistema permite ser creativo, hay que enfocarlo en las personas que lo necesitan. Por último, lo ideal sería que Venezuela mirara el modelo (de las cajas de compensación) cuando haya las condiciones, que tome lo bueno, pero que sea un sistema que apoye la construcción de tejido social. Eso sería lo más importante.