Verdades a medias sobre la reforma pensional
El debate sobre cómo modificar el sistema de pensiones en Colombia se sigue calentando, pero hace falta mayor transparencia y apertura en la discusión por parte del Gobierno para construir una propuesta que traiga beneficios y seguridad a largo plazo.
Daniel Mantilla García*
Esta semana, Jaime Dussán, recientemente nombrado presidente de Colpensiones, afirmó que el ahorro pensional se podría usar para financiar el proyecto de tren de Buenaventura a Barranquilla que mencionó el presidente Gustavo Petro durante la campaña electoral.
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Esta semana, Jaime Dussán, recientemente nombrado presidente de Colpensiones, afirmó que el ahorro pensional se podría usar para financiar el proyecto de tren de Buenaventura a Barranquilla que mencionó el presidente Gustavo Petro durante la campaña electoral.
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Para espantar el fantasma de la expropiación, el presidente trató de aclarar la razón de la declaración de Dussán a través de su cuenta de Twitter diciendo: “Al lograr que parte de las cotizaciones que se hacen a los fondos privados vayan, a partir de la reforma, a Colpensiones, garantizando la pensión de los cotizantes, se logra la disminución de la parte del presupuesto que el Gobierno gira a Colpensiones. El ahorro presupuestal que se logra con la reforma, y que no viene del dinero de los cotizantes sino del presupuesto nacional, se gastará en el bono pensional de medio salario mínimo para los tres millones de adultos mayores que hoy están por fuera del sistema”.
La primera parte de la afirmación es bastante extraña, pues equivale a decir lo siguiente: si el presupuesto de la nación que se gasta en pensiones del régimen de Colpensiones es 100 y los aportes que hoy entran al régimen privado y que se redirigirán hacia el régimen público son 40, entonces el gasto en pensiones por parte del Estado pasaría a ser 100 - 40 = 60.
A renglón seguido dice que esos 40 que se liberaron (o ahorraron) en el presupuesto nacional se usarán para pagar el bono pensional de medio salario mínimo a los adultos mayores que hoy no reciben pensión. Pero que esos 40 no provienen de los aportes de los nuevos aportantes a Colpensiones que hoy cotizan al régimen privado, sino del presupuesto del Estado.
Esto, sin más reformas adicionales al sistema, es una verdad a medias. Sí, los recursos provienen del presupuesto del Estado, pero también es cierto que el único recurso adicional que le entra al Estado con esa reforma (según lo que han afirmado hasta ahora) son precisamente los aportes de los cotizantes que hoy no cotizan a Colpensiones.
La segunda verdad a medias que han repetido en varias ocasiones es que el déficit pensional de Colpensiones disminuiría con la reforma que proponen.
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Aunque es cierto que, en el corto plazo, cuando el grueso de los aportes al sistema vayan al pilar estatal (hoy en el régimen privado) entonces disminuiría el déficit de Colpensiones, cada peso de aporte llega con un compromiso de pagar pensiones en el futuro. En consecuencia, el déficit pensional disminuye hoy, pero se multiplicará a mediano y largo plazo, con repercusiones importantes sobre las finanzas del Estado, y en la incertidumbre asociada a las promesas de pago de pensiones futuras, que no tienen activos para respaldarlas en el régimen estatal.
La tercera verdad a medias que el presidente Petro ha dicho sobre su propuesta de reforma pensional es que el sistema que propone es un sistema de pilares.
Aunque, en efecto, propone dos pilares complementarios: uno de reparto y uno de ahorro-capitalización individual, el segundo pilar sería accesible solo para el 6 % de los trabajadores del país. Esto porque el 94 % de los trabajadores ganan menos de cuatro salarios mínimos en Colombia y el Gobierno propone que los aportes al segundo pilar sean únicamente por los ingresos superiores a cuatro salarios mínimos , cuando existen.
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En el mundo, en los sistemas de pilares típicamente todos los trabajadores cotizan a ambos pilares, o lo hacen únicamente al de ahorro-capitalización (en cuyo caso el de reparto es financiado con impuestos generales).
La razón de esto es que ambas estructuras le apuntan a objetivos diferentes. La primera, a evitar pobreza y la segunda, a mantener un nivel de ingresos en retiro proporcional al que se tenía durante el período laboral de cada persona. Todos los individuos buscan ambos objetivos, pero la segunda meta típicamente se busca usando sistemas de capitalización para no terminar creando un sistema regresivo que transfiera ingresos de los ciudadanos de menores ingresos a los de mayores (como ocurre hoy en Colpensiones y regímenes especiales).
En contravía de las buenas prácticas internacionales, el Gobierno propone que el 94 % de los trabajadores no aporten al pilar de ahorro. Es decir, lo que realmente implica la propuesta es dejar un pilar de ahorro meramente representativo, prácticamente inexistente, para profundizar un sistema regresivo, muy ineficiente en el uso de los (muy escasos) recursos, pues pierde la posibilidad de generar rentas de inversiones, y con un costo muy alto y creciente por el galopante envejecimiento poblacional que observamos desde hace años en el país y la región.
Una reforma pensional debería ser suficientemente sólida para lograr consensos entre expertos que conocen las diferentes opciones que existen hoy en día en diseños de sistemas pensionales. La invitación al Gobierno es que abra el debate del diseño de la reforma para que esta sea el fruto de una reflexión colectiva y consensuada, en lugar de imponer una visión muy controversial a varias generaciones de colombianos.
*Profesor de la Universidad de los Andes e investigador de Netspar.