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El Laboratorio de Economía de la Educación (LEE) de la Universidad Javeriana analizó los datos del DANE, del Sistema Integrado de Matrícula SIMAT del Ministerio de Educación Nacional y el informe de la OCDE 2019, para indagar sobre la situación de la cobertura a la primera infancia en Colombia, sobre cómo fue su comportamiento con la pandemia y, también, para reflexionar sobre cómo el acceso a educación inicial afecta el desarrollo integral y desempeño académico futuro de los estudiantes, según investigaciones internacionales.
El documento destaca los datos del SIMAT en 2020 que indican una caída de 2,3% de la matrícula en educación preescolar, que cubre a menores de 3 a 5 años, con respecto al 2019. Es decir que 22.160 niños y niñas colombianos dejaron de recibir educación preescolar en 2020. En adición, se observa una disminución del 5% del número de niños de 0 a 5 años atendidos por el programa de atención integral a la primera infancia del ICBF “De cero a siempre”, lo que representan alrededor de 74.833 menores menos atendidos en el 2020, comparado con el año anterior.
El informe enfatiza que el cierre de jardines infantiles y Centros de Desarrollo Integral para la Primera Infancia durante el año 2020 a causa de la pandemia, tuvo efectos negativos en esta población pues su proceso de formación se vio interrumpido. El acceso y desarrollo de habilidades de niños y niñas de primera infancia no puede llevarse a acabo de manera remota o virtual como se hacía con otros niveles educativos y es más difícil mantener la atención prolongada de niños tan pequeños a través de una pantalla.
En edades tempranas el aprendizaje experiencial, el juego, la socialización son claves para el desarrollo de los menores. “Otro de los posibles efectos negativos, fue el incremento en las situaciones de maltrato y violencia por parte de los padres, familiares o cuidadores, dada su mayor presencia en los hogares (CEPAL-UNICEF, 2020). Además, de afectaciones en su salud física y psicológica”, menciona el informe.
Además, realizando un análisis de las pruebas PISA 2018 (que presentan los jóvenes de países miembro de la OCDE) se resalta que los estudiantes con acceso a una educación inicial logran obtener, en promedio, mayores puntajes en pruebas estandarizadas futuras que aquellos que no acceden a educación inicial. En el caso de Colombia, los puntajes promedio en matemáticas de aquellos estudiantes con educación inicial tienen 26 puntos por encima de los resultados de los estudiantes sin dicha educación. En las áreas de Ciencias y Lenguaje también se presenta una diferencia a favor de aquellos que sí contaron con educación inicial.
Según estudios internacionales, con el acceso a la educación, en cualquiera de sus niveles, e incluso independientemente de su calidad, suelen reducirse las acciones criminales, el consumo de drogas, embarazo adolescente, entre otros riesgos. Matricularse tarde en el sistema educativo afecta el aprendizaje e incrementa los costos sociales que implican los riesgos mencionados. Y según la evidencia de las pruebas PISA, realizar al menos un año de preescolar puede contribuir a un mayor desempeño académico futuro. Por ello, están tan importante que los niños, niñas y adolescentes logren retornar a la educación presencial lo más rápido posible.
Al respecto, los investigadores mencionan que “hay más probabilidad de que los estudiantes de bajos ingresos reciban educación inicial de baja calidad o no reciban, por lo tanto, las bajas tasas de atención integral en la educación inicial sugieren la necesidad de impulsar estrategias como “De Cero a Siempre”, aumentar la cobertura, y articular diferentes actores y entidades.”
El informe finaliza reflexionando sobre como la educación y la capacitación constituyen una piedra angular en el desarrollo humano, por lo que el tema de cobertura y calidad (y sus determinantes) hacen parte permanentemente de la agenda y debate político, no solo en el país sino también en el mundo. “La ciencia económica lo considera como tema de estudio por su importancia en la productividad y competitividad de las naciones y como eje transversal de progreso social y económico”, concluye.