Círculos Matemáticos, cómo quitarle el miedo “al coco” del colegio

De una baraja de 27 de cartas, que escoja una al azar. Que la mire, la memorice en secreto y la regrese. ¿Cuál es su número favorito? El 15, está bien. Divide entonces la baraja en tres pequeños manojos de nueve cartas y que esa persona preste atención y mencione en qué grupo se encuentra la carta que eligió. Después, reúne de nuevo la baraja y cuenta hasta 15. Esa decimoquinta carta será la que la persona eligió al principio. ¿Acaso solo es un truco de magia? No, es matemáticas. (Le sugerimos: Así será el regreso a clases de siete millones de niños y niñas en Colombia)

De una baraja de 27 de cartas, que escoja una al azar. Que la mire, la memorice en secreto y la regrese. ¿Cuál es su número favorito? El 15, está bien. Divide entonces la baraja en tres pequeños manojos de nueve cartas y que esa persona preste atención y mencione en qué grupo se encuentra la carta que eligió. Después, reúne de nuevo la baraja y cuenta hasta 15. Esa decimoquinta carta será la que la persona eligió al principio. ¿Acaso solo es un truco de magia? No, es matemáticas. (Le sugerimos: Así será el regreso a clases de siete millones de niños y niñas en Colombia)

El ejercicio es uno de los primeros que Carolina Benedetti Velásquez pone en práctica en los Círculos Matemáticos. “Son actividades que pegan muy bien”, dice ella, matemática de profesión y docente de la Universidad de los Andes. En 2018, tras regresar de sus estudios posdoctorales en el extranjero, se propuso crear un espacio donde los jóvenes colombianos pudieran encontrarse con la “verdadera esencia de las matemáticas”. Definió qué quería hacer y, sobre todo, qué no quería.

Por eso los Círculos Matemáticos se autodefinen como “una actividad académico-social que busca hacer uso de la versatilidad de las matemáticas para involucrar a los participantes en temáticas que permiten ahondar en su aprendizaje, de forma exploratoria y divertida, aunque rigurosa”. No son, tal vez como es fácil suponer erróneamente desde el inicio, una clase magistral para enseñar matemáticas ni un curso escolar. No se proponen preparar a los matemáticos del futuro, ganadores de medallas de oro en las olimpiadas. Son un espacio para divertirse pensando en matemáticas. (Le puede interesar: Huérfanos por coronavirus: la dura situación de más de 30 mil niños en Colombia)

La iniciativa comenzó durante el segundo semestre de 2018 con una prueba piloto. Se inscribieron 25 alumnos de un colegio de Bogotá que cursaban entonces desde grado noveno hasta once. “Con ellos trabajamos durante el semestre en apoyo con cinco estudiantes que tenía yo de la Universidad de los Andes. Nos gustó mucho, pero yo quería que esto tuviera un alcance mayor”, explica la profesora Benedetti, líder nacional de la iniciativa junto a la docente Laura Gómez, de la Universidad Sergio Arboleda. El voz a voz de los Círculos se corrió entre entusiastas de las matemáticas de diversas universidades del país y la iniciativa recibió pronto el apoyo de la Sociedad Colombiana de Matemáticas. Rápidamente se multiplicó el número de participantes.

Para la edición del primer semestre de 2019 ya no se inscribieron 25 sino 364 estudiantes; en el segundo semestre esa cifra se duplicó a 696 jóvenes. Si en 2018 solo la Universidad de los Andes hizo parte de la iniciativa, en 2019 se involucraron doce universidades de seis ciudades de Colombia, entre ellas, la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá, la Universidad Nacional, la Universidad Sergio Arboleda, la Pontificia Universidad Javeriana de Cali, la Universidad de Ibagué y la Universidad del Tolima, entre otras de Bogotá, Tunja, y Popayán. (Lea también: Tatiana Toro, cuando las matemáticas son un lenguaje de todos)

“Usualmente, los espacios de este tipo suelen existir para estudiantes que, por una u otra razón, han pasado el filtro de lo que algunos pocos creen es el llamado talento. Y ese es uno de los grandes errores que podemos cometer, porque corta las alas. ¿Quién es uno para determinar que tal persona sirve o no para tareas abstractas? Los estudiantes a esa edad son influenciables. Y si uno de estudiante cree que el profe no lo considera bueno para tal tarea, uno se queda con eso”, dice Benedetti. Por eso los jóvenes que hacen parte de los Círculos Matemáticos solo deben tener deseo de participar. A medida que el número de inscritos crece, los organizadores se tuvieron que inventar un filtro, pero este no se basa en los conocimientos y sí en la iniciativa y la expectativa de quien quiere entrar: aprender, jugar y trabajar en equipo con compañeros y docentes.

Durante los encuentros, los profesores se han topado con que la timidez en el ámbito académico suele estar relacionada con esa creencia que muchos jóvenes guardan de que no son buenos para ciertas áreas. No son buenos porque sí, porque no son “talentosos”. “Y te das cuenta, con pequeños descubrimientos que ellos hacen, de la felicidad que les produce”, dice la profesora. Una felicidad que es compartida por sus familias, orgullosas de que sus integrantes jóvenes estudien matemáticas.

La hija de Sonia Cruz, por ejemplo, participó de los Círculos Matemáticos con la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá. “Me pareció una experiencia enriquecedora. Ella siempre ha sobresalido por las matemáticas, yo compartí mucho con ella todo este proceso”, dijo la señora Cruz, “ojalá esto se siga dando”. Aunque el lugar donde asisten a los Círculos puede ser elegido por los estudiantes en vista de la cercanía, la mayoría de ellos prefirió que fueran ambientes universitarios. De esta manera, el proyecto no solo es un acercamiento a esta área del conocimiento, sino también a la vida universitaria.

Esto se hace más importante considerando que en los Círculos Matemáticos hay estudiantes de colegios públicos y privados. “Duele un poco porque se notan las brechas. Una de las cosas que nosotros tenemos en mente al diseñar las actividades es pensar que tenemos un público diverso en todos los sentidos, entonces creo que eso ha ayudado a que en las actividades todos puedan aportar desde lo que saben, pero hay estudiantes que ya han visto, por ejemplo, técnicas básicas de conteo y otros que no tienen idea de qué es eso. Se notan las brechas”, dice la profesora Benedetti. Este panorama, tras dos años de impacto de la pandemia, puede haber empeorado.

En Colombia, según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), los establecimientos educativos de preprimaria, primaria, bachillerato y educación media cerraron durante un promedio de 152 días entre el 1° de enero de 2020 y el 20 de mayo de 2021. En comparación, los cierres respectivos fueron 55, 78, 92 y 101 días en promedio en los países de la OCDE. La preocupación sobre cómo van a llegar los estudiantes a los salones incluye a los Círculos.

“Sí creemos que la brecha ya existente entre lo que conocemos como educación privada y pública se agrandó. Creo que lo vamos a notar un poco más”, dice la profesora Benedetti. De ahí la urgencia de que los Círculos Matemáticos retornen a su espacio presencial. Durante este primer semestre de 2022, mientras colegios y universidades retoman la normalidad, los Círculos planean su regreso en el segundo semestre del año, cuando esperan recibir de nuevo a los estudiantes con trucos de magia que no son tales y sí una nueva forma de descubrir las matemáticas.

*Si usted se encuentra en alguna ciudad donde cree que haya disposición de una universidad por apoyar la creación de un Círculo Matemático y puede ayudar a generar esos contactos, se puede comunicar con la profesora Benedetti a este correo: circulos.mat.colombia@gmail.com