Imagen aérea del claustro de la Universidad del Rosario, cuya Facultad de Jurisprudencia es de las más antiguas del país.
Foto: Cortesía Universidad del Rosario
El viernes 29 de marzo, mientras gran parte del país se preparaba para salir a unos días de descanso, Arlene Beth Tickner y Alejandro Feged Rivadeneira recibieron un correo que los tomó por sorpresa. El remitente era una persona del equipo de “Gestión humana” de la Universidad del Rosario. En unos pocos párrafos les comunicaban que, a partir de ese momento, quedaban desvinculados de la universidad, donde habían sido profesores desde el 2016. No les daban muchas explicaciones, salvo que la decisión había sido tomada de manera unilateral...
Por Sergio Silva Numa
Editor de las secciones de ciencia, salud y ambiente de El Espectador. Hizo una maestría en Estudios Latinoamericanos. También tiene una maestría en Salud Pública de la Universidad de los Andes. Fue ganador del Premio de periodismo Simón Bolívar.@SergioSilva03ssilva@elespectador.com